La trabajadora, de Elvira Navarro. Realidad sin adornos ni esperanzas

12:24 p. m. Conx Moya 0 Comments



“La novela nos sirve para metabolizar este tiempo horrendo de crisis. Lo que es malo para la humanidad es bueno para la literatura”. Ernesto Mallo
¿Se puede encontrar algún aspecto positivo a la crisis económica y política a nivel mundial que afecta tan gravemente a Europa y España, país en el que se suma el desencanto, la corrupción, la represión y una enorme crisis de valores? Creo que en medio de tanta desesperanza es bueno el despertar de un pueblo que empieza a interesarse cada vez más por los asuntos políticos, abandonando la peligrosa tendencia a dejar todo en manos de los políticos profesionales. Es sabido que en los momentos de crisis suele producirse también un auge creativo. Igual ha sucedido en España, debido a la necesidad de buscarse la vida de tantas personas que no encuentran un hueco en el esclerótico mercado laboral español. Querría pensar también que estos años tan duros puedan suponer la apertura hacia nuevos temas y visiones en el ensimismado y poco realista panorama literario español.
Un ejemplo del posible nuevo auge de una literatura de contenido social es ‘La trabajadora’ de Elvira Navarro (Huelva, 1978), una escritora que no oculta que conoce de cerca los zarpazos de la crisis, la falta de oportunidades laborales, la situación de quedarse descolgado de un trabajo estable y las consecuencias que ello supone a partir de cierta edad. Una muestra son estas palabras suyas, escalofriantemente sinceras: “Hay meses que no puedo pagar ni autónomos” (El Confidencial, enero 2014). Especialmente sinceras en este país del disimulo y la impostura, muy acusado entre las camarillas culturales y literarias. Y es que si en el panorama laboral español predomina la precariedad, dedicarse en este país a la cultura es morirse de hambre. ‘La trabajadora’ se ha encuadrado dentro de lo que se ha venido a denominar literatura social que refleja la crisis económica. Ojalá que sea un comienzo para introducir temas que la mayoría de novelistas de este país tienen reparo a tratar y que se vaya perdiendo al fin este complejo. “Novela del desempleo, de la precariedad, de la desigualdad y la injusticia”, la definen en la mencionada entrevista de El Confidencial.
Tenía muchas ganas de leer del libro de Elvira Navarro tras algunos artículos y entrevistas aparecidos durante su lanzamiento. Así que me alegré especialmente de compartir con Elvira la última sesión del Club de Lectura de la Central (Primavera 2015). Encontré una mujer de gran sensibilidad, que respondió con hondura a todas las cuestiones que planteamos los lectores y conocedora de la realidad que refleja el libro: precariedad, soledad, depresión, realidades que ella también ha experimentado. Toda una declaración de intenciones es el título, ‘La trabajadora’, inspirado según nos dijo la autora en una compañera de piso que encadenaba varios empleos, algo a lo que están abocados muchos trabajadores para reunir magros sueldos a fuerza de una agotadora jornada laboral diaria. También la autora sufrió la precariedad laboral en una época determinada de su vida. Navarro forma parte de esa generación, que también es la mía, que pensamos que la preparación, el estudio y el esfuerzo nos harían ganarnos nuestro sitio en la sociedad. Pero, ay, este país es España y nada de eso tiene apenas valor.
En el libro hay dos partes y la transición entre ambas es un artículo publicado en su día en el diario Público. Ese texto lo escribió Navarro por encargo del periódico, aunque la autora nos precisó que normalmente no escribe ficción por encargo, ya que para ella “las ficciones corresponden a necesidades”. Sin embargo aceptó escribirlo mientras ya estaba inmersa en ‘La trabajadora’. Dudó en incluirlo en el libro, pero finalmente su inclusión le ayudó a convertir a Elisa, la protagonista, en escritora, ya que en un primer momento iba a ser simplemente correctora.
En sus inicios la novela comenzaba con la llegada de Susana al piso (pág. 49). Susana toma rasgos de dos compañeras de piso de la propia Elvira. La forma en que está construido el personaje de Susana la hace inasible, no habla de su vida, no habla de su pasado, no habla de su trabajo, quiere crearse un mundo nuevo en torno a una actividad cultural, en su caso lo conseguirá con los mapas de la ciudad realizados con minúsculos edificios recortados. En cuanto al personaje masculino, Germán, que fue tachado durante nuestro encuentro por algunos lectores de “desdibujado” y de “irrumpir de manera demasiado sorpresiva”, la autora señaló que lo había hecho de manera premeditada, porque su intención en la novela no era desarrollar la vida personal de Elvira, y darle más matices a Germán le habría llevado a ello.
Se trata según la autora de una novela que parte de elementos autobiográficos pero no es autobiográfica. Es una novela realista, pero en la que la Navarro juega con el realismo. Aquí entramos en el debate sobre la novela realista, “superado en Europa desde hace décadas pero que en España aún no lo está”, según la autora. Antiguamente se pensaba que la novela era un espejo capaz de recrear lo real; pero esta idea se ha quebrado. El realismo se considera actualmente una ficción como cualquier otra, pero en la que se tienden constantemente puentes con lo real.
En ‘La trabajadora’ Navarro ha intentado “no ser obediente a los códigos”, especialmente en la primera parte, cuando Susana cuenta su delirio, en un relato donde se incluyen acotaciones de Elisa. Esta primera parte estuvo incluida dentro de la segunda, pero a la autora no acababa de encajarle ahí y finalmente la pasó al inicio de la novela. A nuestra pregunta de por qué usó esta estructura, no muy convencional, Elvira respondió que no busca “técnicas para captar la atención”, sino que el texto le resultaba así “más orgánico, más intuitivo”. ‘La trabajadora’ pretende ser una novela “no canónica”, incluso Navarro durante nuestra charla la definió como “desbaratada”. Señaló que “los defectos también pueden hacer estilo”. Se declara partidaria de jugar en la ficción incluso con lo que se pueden considerar defectos, o introducir rupturas.
En la novela está muy presente la ciudad de Madrid, en especial la periferia. Navarro explica que las historias de sus novelas le suelen llegar a través de imágenes y son en muchas ocasiones imágenes de ciudad. “Mis historias surgen de paisajes urbanos, más que de ideas”. Una muestra de la preferencia de Elvira por los paisajes urbanos es su blog, Periferia. “Me gusta caminar y visitar barrios. Un lugar no es un mero lugar neutral. Los espacios están cargados de sensaciones, un buen narrador de espacios los reinventa”. Elisa viaja en la novela por la ciudad, para que la ciudad sea un reflejo de su estado. Es una ciudad fantasmagórica, en parte un Madrid inventado. Elvira reivindica los barrios que no suelen salir en ficción: Aluche, Carabanchel, Usera.
Otro tema de la novela es el mundo editorial. Elvira trabajó de correctora editorial freelance, al igual que la protagonista; se trata de otro elemento autobiográfico. El personaje de la jefa en la editorial tiene cierto peso en la novela. Se refleja lo mal pagado que está el trabajo en el sector del libro, entre otros motivos a causa de la crisis económica y la piratería en internet. Elvira en la actualidad imparte cursos de escritura creativa, tiene una columna en el diario El Mundo y ha sido durante un año la editora de Caballo de Troya.
Otra cuestión que salió durante nuestra sesión del Club de Lectura fue esa idea, quizá manida, que considera la escritura como una actividad terapéutica. Navarro nos respondió que no tiene por qué ser así, puede, por el contrario, resultar incluso destructiva. Y ejemplos hay muchos en la historia de la literatura.
Precariedad laboral, deseos frustrados, la paradoja de la sobrecualificación, pisos compartidos, soledad, incomprensión, ansiedad, depresión, los barrios fantasmas del estallido de la burbuja, el Madrid más periférico, los sótanos del mundo editorial, pueblan ‘La trabajadora’, de Elvira Navarro. Una novela dura, fría y realista, que cuenta la realidad sin adornos ni esperanza. En definitiva, una novela sobre estos tristes tiempos que vivimos.
‘La trabajadora’, de Elvira Navarro. Random House. Barcelona, 2014. 160 páginas

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Participación en el Salón Internacional del Libro Africano y Encuentro de Editores en Canarias

9:12 a. m. Conx Moya 0 Comments


SILA del 24 - 27 septiembre 2015. Estaré presente como una de las autoras del libro ‘Literaturas hispanoafricanas: realidades y contextos’ (Editorial Verbum), en el que participo con un artículo sobre la literatura saharaui en español.
Estaré en la mesa Bibliodiversidad: “África en español” el sábado 26 de septiembre de 2015, a las 13:15.
Modera: María Jesús Alvarado (Escritora. Sáhara)
Intervienen: Remei Sipi (Escritora. Guinea Ecuatorial), Bahia Mahmud Awah (Escritor. Sahara Occidental), Donato Ndongo (Escritor. Guinea Ecuatorial), María Concepción Moya (Escritora. Madrid)
• África, un continente literario
• Tenerife punto de encuentro

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Cabezafuego, Pablo Und Destruktion y Crudo Pimento: de expectación, ignorancia y admiración

10:53 a. m. Conx Moya 0 Comments


Cabezafuego
No hay nada como la música en directo para combatir el bajón del final del verano y la vuelta a todas las tareas, rutinas y esclavitudes diarias. Para este mes de septiembre la Fundación SGAE se desmarcaba con un más que apetecible remedio: el Ciclo De Par en Par ofrecía una serie de conciertos con algunos de los grupos revelación de la escena española independiente, en formato de cuatro programas dobles para disfrutar de música española “actual y original”.
De los cuatro días de conciertos que ofrecía el ciclo nosotros elegimos viernes y sábado, para  ver las actuaciones de un dúo al que seguimos de cerca: Crudo Pimento; de un artista que nos apetecía ver en directo: Cabezafuego y de alguien que nos era absolutamente desconocido: Pablo Und Destruktion. El resultado fue de lo más satisfactorio. Nos enfrentamos a las tres propuestas con ganas y sin prejuicios, como yo creo que hay que paladear la música.
A Cabezafuego, artista de amplia carrera musical en grupos como Mermaid, Atom Rhumba, The Basque Country Pharaons y algunos más, le tenía yo muchas ganas. Le conocí a través de ‘El traje del emperador’, una canción con una letra llena de miga sobre las desventuras y vaivenes de un tipo cualquiera de mediana edad, más que perdido en un proceloso mar de músicas, estilos, modas y tontería. Una canción que con el tiempo ha generado alguna que otra polémica, como cuenta con picardía, y creo que encantado, Cabezafuego. “¿Dónde vas ya con cuarentaytantos / y en primera fila de un concierto de Chinarro, / llorando y suspirando?/ Y esto no es ficción /que yo lo he visto y he flipado”, cuenta en ‘El traje del emperador’. A esto se unía la épica sesión vermú que se marcó en nuestro programa radiofónico de referencia “Tímpanos y Luciérnagas” (Programa 74, marzo de 2015, Murcia), que disfruté muchísimo.
Sus canciones son muy narrativas, llenas de imágenes e ideas y me imagino que Iñigo, a no ser que tenga memoria de elefante, las debe pasar canutas para cantarlas sin equivocarse. Se lo comenté un día en Twitter, sus canciones parecen novelas por todo lo que cuentan. “Hoy es el día, he cumplido 40/ Y ayer salí a celebrarlo/ Con mis amigos/ Todos con hijos menos yo/ Como si no hubiera un mañana/ Se sacaban las rondas de cubatas/ Aceleradas/ Con droga cara/ De gente mayor”, canta en Resaca de un bohemio. Romu López de T&L define las letras de Cabezafuego como “certeras, deslenguadas y con gracia. Más de uno se puede ver retratado en sus canciones, puede picar un poco pero al final esbozas una sonrisa y acabas encantado”. El mismo Cabezafuego lo explica, los protagonistas de sus canciones “no son nadie en concreto y somos todos, como Hacienda”. Incorrecto, divertido, bailón, Cabezafuego hace “pop de guitarras hijoputa”, como se le definía en el magnífico programa El Sótano de Radio 3. Eso es lo que vimos en su concierto, un Cabezafuego retozón y pinchaúvas, que provoca e implica al público y a sus músicos, Los Brutales.
Pablo Und Destruktion
Al navarro y su banda les seguía Pablo Und Destruktion, totalmente desconocido para mí. Tras la juerga de Cabezafuego nos encontramos con un cantante armado de una guitarra, sin más, en un escenario vacío y con él solo ante el peligro. El asturiano, que se presentó sin la banda que acostumbra a acompañarle, empezó muy suave, y por un momento me pasó por la cabeza el pánico de tragarnos una hora de cantautor lento y tal vez plomizo. Nada más lejos de la realidad. Pablo interpreta con fuerza, desgarro y sentimiento del de verdad unas canciones llenas de historias, sensaciones y poderosas imágenes. Si las canciones de Cabezafuego son muy narrativas, las de Pablo Und Destruktion resultan tremendamente poéticas.
‘Vigorexia emocional’ es el tercer disco del asturiano, que bromeaba diciendo que el día anterior había tocado para la Feria del Libro Anarquista de Oviedo, y el sábado se encontraba tocando en la SGAE. Lo hizo ante un público entregado, que le escuchaba casi sin respirar y aplaudía con calor la propuesta desnuda y emocional del cantautor. “Yo no decido cuando muero/ Yo no decido cuánto te quiero yo solamente grito/ yo solamente muerdo tu piel/ Riego tu boca sedienta/ con sudor y con ganas de arder/ miras como una pantera/ y yo meto mis dedos en tu boca afilada/ en tu boca afilada/ Afilada”, canta en ‘Ganas de arder’. 
Crudo Pimento
Con el señor Paco Frutos
Y de dos propuestas musicales que dan tanta importancia a las letras, a otra en la que predomina el sonido, el ruidismo y la experimentación. El sábado acudimos a ver una vez más a Crudo Pimento, de quienes hemos hablado tanto en este blog que casi vamos a hacer una etiqueta para ellos solos. Hemos contado largo y tendido sobre sus discos y conciertos, sobre la alucinante apuesta de unos músicos que no son hipsters ni modernos sino murcianos, una asombrosa apisonadora metalera que mezcla sin prejuicios todo lo que se le ocurre a la traviesa e imaginativa mente musical de Raúl Frutos, un personaje que no puede dejar indiferente a nadie que adore la música. Una vez más la actuación del dúo murciano nos ofreció ruido, furia y mucha chicha. Se agradece su entrega e innovación, nunca ofrecen un concierto igual. Raúl e Inma nos volvieron a presentar sus canciones cambiadas, retorcidas, mezcladas, dadas la vuelta y vuelta a poner del derecho. Del nuevo disco, ‘Fania Helvete’, ofrecieron 'Aquí, allí, gato', 'Enoquia dadá', 'Me voy con ellos' y 'La hija de Juan Simón', canción con la que están abriendo la gira, con Raúl a la guitarra española e Inma al palo. El concierto contó además con la presencia de Paco Frutos en el escenario echándose un cante y con una nutrida representación murciana en la sala. 
*Fotos: tenemos la cámara “mediodecente” rota, así que las fotos están tomadas con nuestros móviles. El zoom deja mucho que desear y, aunque no estábamos lejos, esto es lo más que pudimos hacer. Una pena.
Ciclo De Par en Par en Madrid De Par en Par. Fundación SGAE. Sala Berlanga. Del 10 al 13 de septiembre de 2015.

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‘Mientras seamos jóvenes’ o la “edad del pavazo”

9:36 a. m. Conx Moya 0 Comments

Una viñeta de Juarma ♡
Esta entrada la entenderéis, y tal vez estaréis de acuerdo con lo que digo, los que habéis cumplido cuarenta no hace mucho o lleváis unos años instalados en la cuarta década. En muchos aspectos es, como dice el dibujante Juarma, “La edad del pavazo”, unos años en los que según él “nos comportamos como idiotas a tiempo completo”. Él lo define de manera demoledora y certera: “Lo abandonas todo creyendo que tienes veinte años. Pero ya eres viejo”. Como mujer que anda desconcertada por esa década vital, me pasé en un continuo asentimiento toda la proyección de la película ‘Mientras seamos jóvenes’. Su director es el neoyorkino Noah Baumbach, una aclamada luminaria del cine underground, más o menos de nuestra edad, que da el salto a un cine más comercial al trabajar con actores tan populares como Naomi Watts o Ben Stiller.
La película refleja con gracia y de manera muy acertada esa difícil etapa de “viejoven”, esa encrucijada al llegar a la mitad del camino vital, ese querer apurar los últimos momentos de gracia, esa lucha contra la inevitable cuesta abajo. En definitiva ese lío padre de encontrarnos en una sociedad donde cada vez vivimos más años, la tercera edad se hace tatuajes y lleva gafas polarizadas y cumplir los cuarenta te hace sentirte un cascarrias, mientras el mercado vende la “juventud infinita”.
Los cuarenta, esa década de “peterpanismo” desbocado. Los cuarenta, no ya como los nuevos treinta, sino como los nuevos veinte. ¡JA! (amargo). Los cuarenta como momento de atrapar los últimos instantes de juventud. Ese deseo lleva a muchos a replicar el comportamiento veinteañero, a vestir su ropa, a escuchar su música. ¡Un momento!, esa música que ellos escuchan con devoción de antigualla es NUESTRA música. Aquellos discos, que salieron cuando ellos eran bebés o niños aprendiendo a usar el orinal, nosotros los compramos en las tiendas de discos de nuestro barrio cuando aún había tiendas de discos en los barrios… Ese salto, más bien ese abismo, generacional.
Los veinteañeros ven lo que estaba de moda en nuestra juventud como algo retro y vintage. Lo que era hortera en nuestra época ahora es guay (¿cool?). Sentimos que se apropian de lo que era nuestro. Pero nosotros no lo recreamos, ¡lo vivimos! ¿Nos estaremos convirtiendo en abuelos cebolleta? ¿Abuelos?, ¡si todavía somos jóvenes! Me sorprendo twitteando ante gente diez o quince años más joven que yo sobre eventos donde estuve hace ya un montón de años: “disfruté en el concierto de Transvision Vamp en el 89” o “cubrí la presentación del Windows 95 por Bill Gates en Madrid en el verano de aquel año”. Ahora va a resultar que soy tan retro como un teléfono de góndola. Así, los de cuarenta adoptamos cualquier icono moderno, calaveras y piñas para todos, y readoptamos los de nuestra infancia: Mazinguer Z y Naranjito. Nosotros los veíamos en la tele, cuando sólo había dos cadenas y la segunda era el “uachefe”; ahora son lo más en las camisetas y bolsas “tote bag”.
Y comienza nuestra carrera contra el tiempo. Nos lanzamos a hacernos el primer tatuaje de nuestra vida, a agujerearnos las orejas o lo que proceda cometiendo auténticas carnicerías, volvemos a fumar, probamos bebidas extrañísimas (¿qué diablos es el Jägermeister?, ese enjuague bucal con alcohol). Nos empezamos a interesar por llevar ropa chula (y moderna), el peinado (a ser posible moderno), los zapatos, zapatillas, tenis o bambos (por favor, que sean modernos). No nos perdemos un concierto. Acortamos las faldas y reducimos los biquinis. Nos empieza a gustar el hip hop y la música electrónica y nos fijamos en bicis, patines y skate (el monopatín de toda la vida). Desempolvamos los vinilos (ejem, discos) de nuestros años de acné e instituto. Las parejas se rompen y se cambian por partenaires bastante más jóvenes. Disimulamos los primeros bajones físicos: “ya no aguanto la bebida como antes, mi estómago no es el que era, las resacas son explosiones nucleares”; empiezan a fallar consecutivamente rodillas, articulaciones, columna, vista…. Calvicie, kilos de más, no vemos ni torta, nos licenciamos con matrícula de honor en el arte del disimulo y la negación de todos los achaques.
Nos queda el tema más peliagudo de todos: los hijos. Los de nuestra generación alargamos la paternidad hasta edades anti natura. Convertidos en padres-abuelos, los niños nos pillan con menos fuerza, en medio de una crisis existencial de aúpa y con mucha menos paciencia y aguante. Por no decir que somos una generación con el ego subido, lo que casa regular con la renuncia a tantas cosas que supone la paternidad. No estoy autorizada a quejarme de lo fatal que nuestra generación está educando a sus hijos porque pertenezco al clan de los no padres, lo que tampoco es un chollo. Las circunstancias de la ausencia de hijos son muy diversas y si un hombre que opta por no ser padre es tachado de egoísta, una mujer que toma esa decisión es vista no mucho mejor que un asesino en serie. Un tema que parece dar derecho a juzgar a cualquiera es precisamente el hecho de haber llegado a los cuarenta sin churumbeles, “sin familia” dicen algunos. ¿¿Cómo que yo no tengo familia?? Por no hablar de cómo se quedan descolgadas las parejas sin hijos de las parejas amigas que sí los tienen. Los que han sido amigos del alma durante décadas pasan a habitar diferentes planetas. Las amigas madres se infantilizan, las amigas sin hijos parecen unas rancias… Con hijos pequeños se apaga el deseo, el sexo se da a la fuga y los gustos y aficiones propios ya no tienen sitio. Aún así muchos cuarentones se lanzan con ilusión por el vertiginoso tobogán de la paternidad, que un niño siempre es una bendición y tal y tal...
Menudo panorama. Pues todo esto y mucho más es lo que refleja con buen humor y buena mano Baumbach, director de la deliciosa ‘Frances Ha’, que reseñamos el año pasado en este blog. Y ustedes, amigos, disfruten de su “edad del pavazo”.
Vinilos, bebés, hip hop, bici y cintas de video

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Fania Helvete. Ocultismo, locura y huerta murciana con Crudo Pimento

8:42 a. m. Conx Moya 0 Comments


Los murcianos Crudo Pimento, de los que he hablado un montón de veces en este blog, nos sorprendían hace unos meses con su segundo disco ‘Fania Helvete’. Como son una de nuestras predilecciones esperábamos con mucha ganas el disco. Debo confesar que en las primeras escuchas me quedé descolocada, aunque conociendo un poco la trayectoria del inquieto Raúl, sabíamos que no nos lo iba a poner fácil. Algo se adelantaba en los ‘Descartes y dislates’ que se podían descargar con su primer disco. Y descolocada fui al concierto que el grupo ofreció en Madrid el pasado mes de marzo, una apisonadora de guitarras y percusiones a un volumen brutal retumbando sin descanso dentro de nosotros. Fue incómodo y maravilloso. 
El bailaor Israel Galván cuenta en el libro sobre ‘Omega’ que al empezar a escuchar por primera vez el mítico disco de Morente y Lagartija Nick tuvo que tirar los auriculares de la impresión que le causó. Algo así sucede cuando comienza la matraca de ‘Cruza diablo’, el tema que abre ‘Fania Helvete’. Un auténtico “muro de sonido”, sin Spector ni falta que hace.
Y es que el segundo disco de Crudo Pimento es un trabajo lleno de metal. ¿O no sólo? Porque una escucha más profunda nos lleva a encontrar en las canciones, incluso en las más crudas, un extraño y mágico lirismo. He leído por ahí referirse a la bipolaridad del álbum. No sé si la expresión es adecuada pero sí hay una curiosa partición en el disco entre ritmos helados y salvajes del norte con otras mezclas sureñas mucho más cálidas y luminosas.
Con ‘Fania Helvete’ Crudo Pimento ha dado una sorprendente vuelca de tuerca y nos han dejado con la boca abierta. Porque, ¿qué puede tener en común ‘Me voy con ellos’ con por ejemplo ‘Estanco fight’, uno de los temas de su primer disco? Pues nada y todo. No pueden estar más alejados en estilo, instrumentación o interpretación, y sin embargo es imposible que pertenezcan a otra banda que no sea Crudo Pimento. A pesar de ser canciones diametralmente opuestas, mantienen una unidad, una contundencia, que los hace inconfundiblemente suyos. No está al alcance de cualquiera tener una personalidad tan marcada.
Encuentro en este segundo trabajo del dúo una mayor versatilidad de la voz de Raúl, un instrumento más dentro del disco, que conmueve, inquieta o incluso asusta. En ‘Fania Helvete’ explora un montón de nuevos registros. La adapta a la dureza del metal, la expresividad del blues, la emoción de la copla, o incluso a una conmovedora dulzura. Pero con Raúl pocas fiestas, hasta en una canción en apariencia tranquila como ‘Del Oso’ arrea unos gritos semejantes a los de un Alien que tiran los pelos para atrás.
Crudo Pimento nos ofrece a todo trapo en esta ocasión sus dos grandes bazas, percusión y cuerda. Sigue mandando la cuerda, de nuevo con todo tipo de artefactos y cacharros interpretados de mil formas posibles, aunque en el directo que vimos predominó la guitarra eléctrica más pesada y metalera. En definitiva, una mezcla brutal que nunca resulta pegote, hecha sin miedo, con descaro, con total seguridad y mucho estilo. El terrorífico videoclip de ‘Me voy con ellos’ no apto para todos los estómagos, es una muestra de que hacen lo que les da la real gana, por completo ajenos a cualquier conveniencia musical o artística. Lo único que tenemos claro de Crudo Pimento es que con ellos nunca sabrás a qué atenerte y eso en arte es muy bueno.
Ocultismo, locura, ovnis, magia, blues, negritud, copla y huerta murciana, ritmos que se retuercen, virtuosismo, originalidad, influencias de todo tipo sin complejos ni vergüenzas, voces, frases tomadas de la radio o de la tele, sonidos cósmicos y ruidos supersónicos. Este es un repaso de lo que he encontrado en las 12+1 canciones de este ‘Fania Helvete’:
El disco comienza con el ya mencionado muro brutal de ‘Cruza diablo’, las cartas desde el principio sobre la mesa.
Con ‘Me mataron el gallo’ regresan los ritmos cálidos que predominaban en el primer disco, ahora algo más retorcidos eso sí.
Regreso a los ritmos más pesados con ‘Enoquia dadá’, metal extremo y ocultismo. Bestial.
‘Yo vine a traer la guerra’, satanismo, maldad, “tíos bicho” y demás asuntos infernales.
‘Aquí, allí, gato’ con bases de música industrial. Se trata, según cuentan ellos, de una canción basada en las primeras palabras de uno de sus sobrinos y que por lo visto enloquece, literalmente, a los mininos.
‘Algezares Graveyard’ es una canción con la extraña dulzura y la paz de los cementerios. En ella se disfrutan delicados punteos de guitarra. La pedanía murciana de Algezares y su camposanto, puestos en el mapa por el dúo.
Con ‘Del Oso’ empieza una trilogía de canciones marcianas, de ovnis y ufología. Una canción bella que empieza con la inconfundible voz del televisivo Jiménez del Oso.
Mucho miedo da la acelerada, trepidante y llena de desasosiego ‘Me voy con ellos’, la segunda de marcianos. Una de las canciones más impactantes del disco.
Termina la mini serie con la breve ‘El rabo del cometa’; limpia, tan solo percusión y voz para una canción portorriqueña, según explican ellos.
En la animada ‘Corazón de Cabra’ encuentro ciertos aires funkies, que inspiran entre el público bailes muy apañados, como hemos podido ver en concierto.
El disco ofrece además una versión de ‘Ánimas de Patiño’, una copla magna, que a mí me traslada a las canciones de Radio Tarifa, con fondo industrial y un brillante solo de armónica. La he encontrado interpretada por bulerías, entre otros por Camarón con Paco de Lucía a la guitarra: Tú le estas pidiendo a Dios, que mi madre se muriera, ya mi madre se murió, ahora no tienes quien te quiera y menos te voy a querer yo (Tu cariño es mi castigo).
En el inicio del concierto de marzo de la gira de Los carriles del diablo alguien gritó “¡Viva Camarón!” en los primeros compases de ‘La hija de Juan Simón’. Como explicó Raúl la cosa va en realidad de copla, Antonio Molina, Juanito Valderrama o Angelillo. Un homenaje a su manera, que no aparece en el disco.
‘Fania Helvete’ se cierra con el instrumental ‘La radio os hará libres’, que no puede si no recordarnos a Tímpanos y Luciérnagas, el programa de radio murciano donde conocimos a Crudo Pimento y con el que hemos pasado buenísimos momentos de escucha.
Gracias Crudo Pimento y que ustedes nos sigan sorprendiendo.

Concierto Crudo Pimento. 12 Septiembre en sala Berlanga  MADRID con Beach Beach. C/ Andrés Mellado, 53. 21

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‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’, una experiencia pop (up). Cine de verano de Cibeles

9:16 a. m. Conx Moya 0 Comments



*Fotos: Bahia y Conx.

El pasado miércoles 3 de septiembre finalizaba el ciclo de películas que se han podido ver desde el pasado 1 de julio en Cine de Cibeles, una experiencia de “cine pop-up”. La película elegida fue 'Mujeres al borde de un ataque de nervios', de Pedro Almodóvar. El 'cine pop-up' es un concepto anglosajón basado en “la proyección de películas emblemáticas en espacios inusuales que tiene como fin recuperar la experiencia colectiva del cine”. En el caso de Madrid el lugar elegido ha sido la Galería de Cristal de CentroCentro Cibeles, en el mítico edificio de Correos y actual sede del Ayuntamiento de la capital. Consiste en la proyección de clásicos, películas de culto y éxitos recientes y los espectadores escuchamos la película a través de auriculares inalámbricos.
Y allí nos plantamos para ver en pantalla grande y por primera vez (ya nos vale, sí) la delirante comedia de Pedro Almodóvar, su cinta más aclamada, la que hizo al director manchego famoso en todo el mundo. La cita tenía sorpresa. Nos encontramos a Peeeedroooo andando por el enorme pasillo de la Galería de Cristal, departiendo amigablemente con la flamante alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.
Efectivamente, el director y su hermano Agustín subieron al escenario para ofrecer unas palabras antes de que comenzara la proyección. Pedro destacó que 'Mujeres al borde de un ataque de nervios' fue la película que les hizo conocidos en todo el mundo, con 'Mujeres...' consiguió su primera nominación al Oscar. Almodóvar comenzaba a ser conocido en el circuito underground europeo y estadounidense, por lo que la película a poco de estrenarse se programó en el extranjero en circuitos pequeños. El posterior éxito de la película les llevó a todos los rincones imaginables. El resto ya es historia del cine español.
El productor Agustín Almodóvar señaló que el éxito de la película les hizo autosuficientes y les permitió fundar su propia productora, El Deseo. Destacó que "fue una película muy querida por el público", permaneciendo dos años en cartel, “algo impensable actualmente, en la era de Internet”.
Pedro Almodóvar afirmó que la gran protagonista de 'Mujeres...'  es Madrid, que para él era en aquel momento "la mejor ciudad del universo", a pesar de que gran parte de la película fue rodada en estudio. Según el director es "una película que celebra Madrid" y es una declaración de amor a la ciudad.
Recordó sus años de trabajo en Telefónica, compañía que abandonó en 1982, al hacer referencia a la huelga que hicieron en 1976. Una de las abogadas que defendió a los huelguistas para su readmisión en la empresa fue precisamente Manuela Carmena. "Nuestras vidas han cambiado mucho. Yo soy hoy un director multipremiado y ella es alcaldesa de Madrid”, bromeó el director entre los calurosos aplausos del público a la nueva alcaldesa.
Sobre la peli, poco más puedo aportar que no se haya dicho ya… Yo no la había visto, ni en el cine ni en la multitud de veces que se ha pasado por televisión. 'Mujeres...' tiene mucho de obra de teatro de enredo, con personajes que entran y salen a toda prisa en medio de un embrollo amoroso y el consiguiente ataque de nervios. Sin duda es una película para las actrices, que recoge el eterno tema de la falta de entendimiento entre hombres y mujeres y la infidelidad. Hombres cobardes y a la fuga que ponen los cuernos a sus parejas.
Inolvidables los terroristas chiitas, los pendientes de cafeteras de la deliciosa María Barranco, la madre del director presentando un delirante telediario, los pelucones de Julieta Serrano o el mambo taxi, ese vehículo psicodélico que todos habríamos querido coger alguna vez en la vida para decir: “¡siga a ese coche!”. Gazpacho, color, iconografía pop, tranquimacines, áticos, Chavela Vargas, teléfonos, testigas de Jehová, moteros (ese Ambite). Un recuerdo al lejano y alegre Madrid de los 80, con sus taxis negros ya entonces en retirada y sus cabinas telefónicas, de teléfonos retro y contestadores de cinta, que nos trasladan a nuestra infancia y adolescencia, cuando Madrid era una fiesta y todo parecía posible.
Y esos ojos de Carmen Maura…
Prometemos que son Pedro y Agustín Almodóvar

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Poderosa y perdida. Amy, la película

7:29 a. m. Conx Moya 0 Comments


Mi colaboración con el nº 70 de Discos y Otras Pastas
Vulnerable. Frágil como el cristal con el que se hacía cortes para tener las mismas cicatrices que su marido. Perdida. Sola. Adicta. Con un talento fuera de toda duda. Una estremecedora voz negra en el cuerpo de la joven judía de un barrio de Londres. Un alma vieja encerrada en un cuerpo joven. La nueva dama del jazz.
Amy. La letra y música de sus canciones eran creación de aquella exuberante y trágica muchacha. Lo que escribía era absolutamente personal. Vida y obra, obra y vida, todo era uno en el caso de la Winehouse. La música era para ella una catarsis, donde reflejaba, tal cual, sus emociones. “Escribo porque estoy mal.  Necesito plasmarlo en el papel, sacar algo en limpio de lo malo”.
Tenía una relación física con la música, se relacionaba con ella como si la música fuera una persona. Creativa, desbordante, se sentía a menudo “rodeada de sensaciones y palabras”. Y entonces empezaba la magia.
“Sabías que te traería problemas. Sabes que no soy buena”.  Amy necesitaba que le dijeran No. Aquello que no le habían dicho sus padres cuando era una niña nerviosa y desafiante. Pero ¿quién se atrevería a negarle algo a aquella mina de oro que vendió 12 millones de copias de su segundo disco?
Necesitaba que le pusieran límites. Necesitaba apoyo. Pero, como siempre sucede, sólo en su mano estaba salir de la adicción. A la comida, a la bebida, a la heroína, al crack. Al amor. “El amor me está matando”. El amor. La obsesión. Mi hombre (my man, my fellow, my guy). “Llegaste como un incendio de cinco plantas. El amor es un juego de perdedores”. Su obsesión, Blake, su condena. “Siempre lastimas a quien quieres”. Y siempre te agarras a quien más te puede hundir. Enganchada a la relación más tóxica. ¿Demasiado obvio decir que buscaba con desesperación a ese padre que la abandonó de niña?.
Amy poderosa y fuerte. Amy vengadora. Amy crudamente honesta. Amy retadora. Amy destrozada. La prensa amarilla. La invasión de su intimidad. El acoso a una mujer enferma. Las burlas en los medios. Ella experimentó el amargo trago de ser encumbrada a lo más alto para que al caer el golpe fuera mucho más letal. Como el animal sabio que era, intuía lo que podría suceder. En sus primeras entrevistas expresaba el pánico que le daba llegar a ser una estrella. Cuando lo fue, no llegó a sentirse cómoda jamás en ese mundo. “Nada te prepara para ese clase de éxito”, se lamentaba.
Como venganza dinamitó su brillante carrera. “Era como si quisiera desaparecer”. Se saboteó a sí misma. Y a conciencia. Amy escuálida, sucia, enajenada, a la deriva. Su cuesta abajo fue entonces imparable. Llegó el adiós en julio de 2011. Tenía 27 años. A casi nadie le sorprendió.
Como le dijo su ídolo, Tony Benett, “La vida te enseña a sobrellevarlo” pero eso sólo sucede “si vives para contarlo”. Si tienes el valor para soportarlo.
Descansa en paz, preciosa Amy.



AMY. Dirección: Asif Kapadia. Guión: Gabriel Ferreira, Dudu Aram. 2015. Idioma original: inglés. Duración: 128 minutos. País: Reino Unido.

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10:37 a. m. Conx Moya 0 Comments

La vuelta no puede ser un viaje eterno en autobús, llena de melancolía, atrapada en un atasco interminable, rodeada de viajeros ruidosos y sin educación, mientras llueve con ferocidad sobre tierra seca y abrasada.
La vuelta no puede ser repetir errores, ni insistir de manera suicida en hacer las cosas mal.
La vuelta debe ser alegría, ganas renovadas, celebración, abrazos y risas por volvernos a encontrar. Siempre estamos deseando volver a donde somos felices.
Abrimos temporada con ilusión y teniendo un poco más claro hacia donde nos dirigimos. Apostando por el blog, la reflexión, la curiosidad y las experiencias. Con muchas ganas de escribir, de llenar de historias que ojalá os interesen este cuarto de juegos. Huyendo en lo posible de la exhibición de sentimientos y emociones, de los contactos vacíos e interacciones estériles que promueven las redes sociales. Abandonando cursiladas, negándonos a tomarnos en serio, peleando por llegar a escribir bien. Pensando cambios y mejoras.
En solitario, nunca en soledad.

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