#Cocina Menú de Reyes 2017
La
fiesta de Reyes es fecha navideña preferida. Celebramos en casa la comida del
día 6, recordando lo que hacía mi abuela todos los años. Es la única
celebración que me toca a mí, así que intento hacer algún menú chulito, dentro
de mis limitaciones como cocinillas. Este año tenía empeño de aprender a hacer
pollo en pepitoria, receta que me encanta, y que como en casa de mi amiga
Belén, que la prepara como la hace su madre y lo hacía su abuela. Recomiendan
que lo cocinemos dos días antes para que el pollo coja bien todos los sabores.
De
primero pusimos los típicos entrantes, canapés, y con una lata de conserva de perdiz
escabechada de Lidl (de los productos Deluxe) preparé una ensalada con escarola
y alcachofas. Simplemente hay que trocear la carne de la perdiz, añadir el
resto de ingredientes y preparar una salsa con aceite, mostaza, un poquito de
miel y zumo de limón. Muy rica. También pusimos para picar unos platos de
quinoa con champiñones.
Preparé
después unas tartaletas de hojaldre rellenas de verduras pochadas y crema de
espárragos. Inspirada en unas tartaletas dulces de fruta y chocolate vistas en
el blog de Casa Taller Birdie, cogí unas obleas de hojaldre para empanadillas y
en lugar de darle esa forma, rellené el centro con las verduras pochadas (cebolla,
calabacín, zanahoria, berenjena, boniato) y la salsa de espárragos, levanté los
extremos del hojaldre como fui pudiendo, las barnicé con huevo batido y al
horno.
De
plato principal el delicioso pollo en pepitoria. Era la primera vez que lo
hacía y no salió mal. Compré un pollo entero en partido en trozos, como para
hacer al ajillo, de esos amarillos, criados con maíz. La receta original es con
gallina, pero las gallinas maravillosas que la abuela de Belén compraba en los
mercados del centro de Madrid hace décadas ya no existen. Lo ideal sería uno de
esos pollos camperos de verdad, bien criaditos en el campo pero… dejemos de
soñar, pollo amarillo de la tienda del barrio.
Pues
me puse en faena a freír los trozos de pollo en una sartén, me llevó varias
tandas, y según estaban bien doraditos los iba incorporando a la cazuela. Luego
freí en ese mismo aceite una cebolla entera bien picada. La receta lleva tacos de jamón,
pero lo quito para que todos en casa podamos comer el pollo. Una vez frita la cebolla, a la cazuela. En
el aceite que queda de freír, yo quité un poco, se añade una cucharadita de
harina, se le da una vuelta rápida para que no se queme y a la cazuela también.
Es el momento de añadir un vaso y medio de vino blanco de guisar, o dos. Yo
rellené el medio vaso con agua, y aún puse un poco más porque eché
cucharada y media de harina y me daba
miedo que estuviera demasiado espesa la salsa. Bueno, esto es un poco a ojo.
Lo
siguiente es poner la cazuela a hervir y bajar el fuego cuando empieza a cocer
para que cueza lento. Le añadimos una pastilla de caldo de carne. En un mortero
(yo en mi super picadora de Lidl) hay que machacar un diente de ajo gordo, un
manojo de perejil y doce almendras crudas, yo eché algunas más. Echamos la
picada cuando el pollo lleve cociendo una media hora o tres cuartos. Ahora mi
parte preferida, rallar media nuez moscada, yo lo hice con un cuchillo de
sierra y muy bien. El olor, maravilloso.
A
partir de la hora de cocción el pollo suele estar hecho, pero depende del pollo,
claro... Hay que ir pinchando hasta ver que la carne está en su punto.
El
día que se vaya a comer, mejor dos días después de prepararlo (a todo esto
guardar en nevera cuando esté frío, eh) se calienta el pollo sin que cueza. En
un mortero ponemos una yema de huevo y el zumo de medio limón. Lo mezclamos sin batir y lo añadimos a la cazuela.
Muy importante que no cueza para que la yema cruda no cuaje. Y nada más, a
disfrutarlo. Riquísimo.
Para
terminar Roscón de Reyes, traído por mis padres, porque yo aún no me atrevo a
hacerlo en casa.
Y el pollo que sobre se puede comer al día siguiente con patatas y boniato fritos |
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