“La enfermera del desierto” de Jorge Molinero, una novela imprescindible para recuperar la memoria del Sahara Español
Se produce una curiosa emoción cuando lees
un libro y conoces personalmente a alguno de los personajes. Esa sensación he
podido experimentarla con la nueva novela de Jorge Molinero, “La enfermera del
desierto. Vida y recuerdos de Horria que significa Libertad”. Cuando aparecía
una descripción del periodista Pablo Dalmases, o se nombraba a Hameiduha Ahmed
Zein o leía un diálogo de Gurutze/Fatimetu pensaba que he tenido la suerte de
conocerles y hablar con ellos en diferentes ocasiones. Es la magia de la
creación.
“La enfermera del desierto” es la segunda
incursión literaria de Jorge Molinero con el Sahara Occidental como escenario y
con protagonistas de la revolución saharaui como personajes. En su anterior y
primera novela, “Toda la muerte para dormir”, publicada por Carena a principios
de 2018, Jorge acometió la difícil tarea de contar en primera persona la vida
del líder de la revolución saharaui, Luali Mustafa Sayed, fundador del Frente
Polisario. Jorge fue muy valiente al elegir el tema, poniéndose en la piel de
alguien tan carismático para los saharauis como Luali. “La enfermera del desierto”
nació de alguna manera gracias a aquella novela. En ella aparecía como
personaje secundario la catalana Montse Aizcorbe, una de aquellas enfermeras
que sufrieron la invasión y la guerra del Sahara y aliviaron a los saharauis
durante el durísimo éxodo de 1976. Montse y Jorge se encontraron en una de las
presentaciones del libro de Luali; él le propuso escribir una novela sobre su
vida y, algo más de un año después, el libro ya está a la venta.
El autor explicaba en la presentación
madrileña de “La enfermera del desierto” que se trata de una “novela ficcional
basada en hechos reales, recuerdos y memorias de quienes los vivieron”. Jorge ha
logrado reconstruir perfectamente el ambiente y los hechos sucedidos en
aquellos días convulsos. Así lo reconocía en la presentación del libro en
Madrid Jira Bulahi, Representante Saharaui para España, “Las que hemos vivido
aquella realidad la vemos reflejada en la novela”. El objetivo del autor al
escribirla es “poner de manifiesto la enorme injusticia cometida contra el
pueblo saharaui”. Sobre su protagonista, Jorge afirma que “Montse fue valiente,
vivió la guerra del Sahara y ha vinculado toda su vida al pueblo saharaui; ha
sido muy generosa al contarme su vida y permitirme escribir sobre ella”.
La novela cuenta una historia de amor, la
de Montse y Buel-la Ahmed Zein, enfermero que llegó a ser el primer Ministro de
Sanidad de la recién constituida República Saharaui. Pero también relata una
historia épica, la de todo un pueblo levantado contra el colonialismo español,
y resistiendo posteriormente a la invasión de dos países vecinos, Marruecos y
Mauritania. Jorge consigue un equilibrio perfecto para no pasarse ni en
romanticismo ni en heroicidad, sin caer en ningún momento en el tan reprobable
“orientalismo”. Montse Aizcorbe era una muchacha de clase media alta, que
quería escapar de su vida en la gris Barcelona del “tardofranquismo”, una época
muy bien retratada en el libro. Buel-la era un joven saharaui estudiante de enfermería,
que había llegado a Canarias desde Villa Cisneros en el sur del Sahara
Occidental, lugar de donde provenía su familia. La “maktuba” (la escrita) los
unió para siempre.
El autor ha logrado narrar su historia con
una prosa bella y cuidada, combinando con maestría al menos tres narradores. En
la novela hay un narrador omnisciente que domina casi toda la extensión del
libro; por otro lado, el propio Jorge se convierte en narrador en primera
persona en el prólogo y el epílogo y hay un tercer narrador que aparece en los
textos que acompañan a las fotos con las que finaliza cada capítulo, “lo que se
narra en ellos son aspectos de aquella realidad con el fin de incomodar al
lector”, comenta Jorge. “La enfermera del desierto” finaliza además con un “qué
fue de” los personajes reales que aparecen en la novela.
Jorge juega con maestría con el tiempo y el
espacio, combinando las vidas de los dos protagonistas que discurren en un principio
paralelas y los lleva a converger finalmente en Canarias, donde se conocieron,
y en el territorio saharaui, donde vivieron la guerra, siendo Montse incluso
gravemente herida en el terrible bombardeo de Um Draiga. Jorge, que es también un
hombre de ciencias y estudió una ingeniería, ha creado una interesante
estructura para la novela, donde la vida es una línea recta y la muerte es una circunferencia.
En el cruce de ambas, lo que él llama el “punto de tangencia”, es donde converge
la historia, a la vez que lo hacen la realidad y la ficción.
La invasión del Sahara Occidental por parte
de Marruecos hizo que los saharauis vivieran y vivan una serie de desgraciados
acontecimientos que a la vez son muy literarios. Ocupación, guerra, refugio,
detenciones, encarcelamiento, desapariciones, torturas, separación familiar,
destierro… vicisitudes muy duras para ser vividas pero muy apetecibles desde un
punto de vista literario. Un caso el del Sahara Occidental, como tantos otros,
en el que los intereses y la política se llevan por delante la vida de personas
inocentes. Pero además este caso es muy cercano a nosotros. Los saharauis
fueron españoles desde 1958 hasta que la metrópoli los abandonara a su suerte
en 1975 tras entregar ilegalmente el territorio a Marruecos y Mauritania. Una
infamia que pesará sobre la historia de España mientras no se implique en la
resolución y reparación de este conflicto.
La literatura “colonial” española es
más bien escasa en comparación con países como Francia o Reino Unido. La
presencia española en el Sahara dejó en su día varios libros relacionados con la geografía
y la historia del territorio escritos casi todos por militares, pero no se
escribió ficción, prueba de lo poco que se sabía en la España de entonces sobre
aquel territorio africano. Y el caso es que hay espacio y lectores para esa
literatura “colonial”, como demuestran los éxitos recientes de novelas como “El
tiempo entre costuras” (2009) de María Dueñas, ambientada en el protectorado
español en Marruecos o “Palmeras en la nieve” (2012) de Luz Gabás, cuyo
escenario es Guinea Ecuatorial, colonia española que también se convirtió en
provincia en 1958, como sucedió con el Sahara Occidental. A novelas que reflejan aquella época colonial sahariana como "El imperio desierto" de Ramón Mayrata o "Memoria rota" de Antònia Pons se suma“La enfermera del
desierto”, un trabajo especialmente serio y riguroso.
La trascendencia en el tiempo de la figura
de Buel-la Ahmed Zein ha estado siempre unida a la figura de Hurria, quien ya
forma parte de la historia del pueblo saharaui. Así lo explicaba la
Representante Saharaui para España, Jira Bulahi: “Queremos a Hurria desde la
afectividad, es un referente para los saharauis. Siguió vinculada a nuestra
realidad y también es un referente como madre, ya que vivió su maternidad en
los campamentos”. En nuestra casa las figuras de Buel-la Ahmed Zein y su esposa
Montse Aizcorbe siempre han sido reconocidas y nombradas a raíz de que mi
compañero Bahia Awah investigara sobre aquella “resplandeciente” generación del
73 saharaui, los jóvenes fundadores del Frente Polisario, para su libro “El
sueño de volver”. Bahia encontró en la revista estudiantil “Irifi” del Instituto
General Alonso de El Aaiun una frase que refleja la dimensión del personaje:
“Quiero ser médico para curarlo todo”, explicaba un Buel-la entonces estudiante
de Bachillerato. Entre los hechos que investigaba Bahia para su libro descubrí
la existencia de aquellas jóvenes que dejaron sus cómodas vidas para sumergirse
en una guerra en el desierto, vivieron en un campo de refugiados y trabajaron
durante varios años en unas condiciones durísimas. No fue una leyenda ni una ficción.
Aquellas mujeres son reales, viven relativamente cerca y podemos hablar con
ellas. Entonces mi mirada hacia ellas
probablemente estaba impregnada de un cierto orientalismo. “Lo
hice con todo el amor del mundo, la base de la cooperación es dar sin esperar
nada a cambio”, explicaba Montse en la presentación de Madrid. Con el tiempo,
pienso en la tremenda decisión que tomaron, Montse me contaba que era joven,
estaba enamorada y quería apoyar a su compañero y a su gente con lo que sabía, sus
estudios de enfermería. Pero ni la juventud ni el idealismo restan un ápice de
mérito a lo que Montse/Hurria, Gurutze/Fatimetu, Anna Gaspar o Pilar/Benda,
entre otras, hicieron por el pueblo saharaui, porque, en palabras de Montse “el
pueblo saharaui se merece esto y mucho más”.
El libro está repleto de detalles
entrañables, como la foto de portada en la que aparece una joven Montse vestida
con melhfa, la fina túnica con la que se cubren las mujeres saharauis, con unos
incipientes campamentos de refugiados al fondo. Montse nos contó la historia de
aquella imagen. Tras recuperarse de su herida la trasladaron al campamento de
Dajla, donde había una doctora belga a la que llamaban Yamila. Su marido fue a
buscarla cuando enfermó y las fotos que les hizo antes de marcharse son las
únicas que Montse conserva de aquella época. Una de ellas es esta foto de
portada.
Recomiendo encarecidamente la lectura de “La
enfermera del desierto” pero no solo para los solidarios con la causa saharaui.
En especial animo a leer la novela a quienes no conozcan lo sucedido hace ya más
de cuarenta años en lo que fue el Sahara Español. Es una novela bella, dura y
necesaria, sobre un episodio sin resolver de esa memoria histórica de la que también
forman parte los saharauis. No podemos permitir que se quede en el olvido.
Fotos: Sidi Talebbuia y Bahia Awah
Escucha el podcast literario "A qué huelen los libros" de Valeria Surcis, con nuestra reseña de "La enfermera del desierto" de Jorge Molinero
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