The Brian Jonestown Massacre, un torrente de música hipnótica

9:14 p. m. Conx Moya 0 Comments



Mi participación en el DISCOS Y OTRAS PASTAS nº 77 Fotos: EmeMarkt
“Para mí la música de BJM es un magma casi inabarcable de la que extraigo mis piedras preciosas” @ilgatopando 
Comienzo esta rápida crónica de un concierto en el que tenía muchas ganas de estar, con esta frase que me escribía en Twitter un compañero de red social, referida al grupo de nombre casi impronunciable, The Brian Jonestown Massacre.

La banda del californiano, aunque afincado en Berlín, Anton Newcombe tocó en Madrid el pasado 8 de septiembre. Había mucha expectación por verles en directo, como demuestra el lleno que registró el madrileño Teatro Barceló, lugar que acogió el evento. El rock psicodélico al estilo de los 60 es marca de las composiciones de Newcombe, un músico prolífico, lleno de personalidad y estilo, que va completamente a su aire, algo que sin duda se agradece en el esclerótico panorama discográfico.
El grupo ofreció un concierto extenso, dos horas sin bises, en el que se no se alargaron los temas más de la cuenta y en el que no sonó mi canción preferida de la banda ‘If love is the drug’. No he encontrado el setlist de Madrid pero en el de Barcelona se registran treinta y cuatro canciones. Su último EP es “Thingy Wingy” (noviembre de 2015), aunque Newcombe, compositor y productor de sus propios discos, explica en varias entrevistas que ahora está enfrascado en la grabación simultánea de dos álbumes.
Si no me equivoco, de la formación original de principios de los 90 sólo permanecen Newcombe y Matt Hollywood. Actualmente la banda está compuesta por ocho músicos: batería, bajo, teclista, guitarras y su conocido “Mr. Tambourine Man”, el percusionista Joel Gion, que ocupaba el centro del escenario con su pandereta y una envidiable actitud, todo un ejemplo de cómo subirse a un escenario. Dentro de la extraña disposición en escena que suelen utilizar, Anton Newcombe, líder indiscutible de la banda, se situaba en un extremo del escenario. Actitud underground (del de verdad) hasta en la colocación. La banda de Newcombe, vestido con casaca blanca y adornado con múltiples collares, forma un conjunto sólido y en perfecto engranaje. Durante varios momentos se reunieron a departir en torno al batería para decidir el siguiente tema a tocar, culminando con un final poderoso, bastante más eléctrico y potente de lo había sido el resto del concierto.
El imposible nombre de BJM es un juego de palabras con el mítico guitarra de The Rolling Stones, Brian Jones, cuya imagen aparece de manera recurrente en el artwork de la banda, y el suicidio colectivo de casi mil personas en 1978 en Jonestown (Guyana), recuerdo haber visto sobrecogida de pequeña la noticia. BJM son protagonistas junto a otra magnífica banda, The Dandy Warhols, del documental DiG! (2004), de Ondi Timoner.
Como mencionaba el amigo il gatopando al inicio de esta crónica, la producción de BJM es una amalgama de LPs, singles, EPs, ya que Newcombe es un artista realmente prolífico. Me siento incapaz de abarcar su extensa y desperdigada discografía, mejor disfrutar del torrente incontenible de su música hipnótica. Y ya que estamos, recomiendo la escucha del disco de Tess Parks, “Blood Hot”, una artista con la que Newcombe colabora estrechamente y que bebe de muchas de las fuentes de The Brian Jonestown Massacre. 



El setlist gracias a EmeMarkt

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“Punk, pero ¿qué punk? (Guía incompleta del punk nacional)” de Tomás González Lezana. El esforzado empeño del Do It Yourself

12:39 p. m. Conx Moya 0 Comments


“Yo con la música hago mi lucha, como otro tira una piedra en una mani”. Baldin Bada
La historia del underground está protagonizada y escrita por gentes voluntariosas a las que no se les pone nada por delante para llevar a cabo aquello en lo que se empeñan, normalmente empresas extravagantes que no obtienen beneficios de índole crematística. El punk se presta inevitablemente al Hazlo Tú Mismo, a dejar de ser simples espectadores para pasar a productores.
Y un ejemplo de empresa titánica llevada a cabo con cabezonería y rigor underground es el libro “Punk, pero ¿qué punk? (Guía incompleta del punk nacional)”, escrito por Tomás González Lezana y editado por La Fonoteca. El jueves 12 de enero numeroso público abarrotamos la cueva de la Librería Molar para asistir a la presentación de la guía, con muchas ganas de saber lo que se iba a cocer. Tomás empieza la presentación “sobrepasado por la aceptación que está teniendo el libro” y flanqueado por dos protagonistas de la escena punk nacional, Demi de La Stasi y Monje de Larsen y Sagrada Familia. Entre el público se encuentra, como iremos descubriendo, Tomás de Último Gobierno, Dani Mugre, agitadores culturales, periodistas, directores de documental y nosotros en calidad de neófitos curiosos. Merece mención el atuendo de Demi con impecable camisa, corbata y traje de chaqueta… tuneado con cadenas, chapas, imperdibles, papeles y balas.
Punk, música y actitud. Irreverencia, frescura y energía trepidante. Manera de vivir y de luchar. Rabia y nihilismo. Revulsivo. Tomás destaca que el punk se caracteriza “por la trasgresión musical y estética”, “por la consolidación de un canal de protesta y denuncia contra estructuras perpetuadas por tradición y costumbres”; por plantear “interrogantes individuales ante certezas colectivamente aceptadas”. Funciona “a espaldas de una industria y medios que no reconocen como válidos”.
Sobre la guía, el autor explica que el título “Punk, pero ¿qué punk?” tiene que ver con el recopilatorio de DRO y la canción de Mass Volumen (Discos de mierda), una banda de final abrupto. Tomás destaca la portada del siempre magnífico Carlos Azagra, en la que aparecen sus conocidos Pedro Pico y Pico Vena y califica de “lujo” su participación, ya que además le ha permitido usar algunas de sus viñetas para ilustrar el libro. El libro, a pesar de su extensión, es una guía “necesariamente” incompleta, faltan bandas, se ha intentado hacer una selección concreta de un fenómeno caracterizado por la irreverencia y la provocación, que también recaló en España a principios de los 80. El prólogo ha corrido a cargo de los músicos, escritores y periodistas Elena López Aguirre (Potato) y Roberto Moso (Zarama), banda que fuera autora del “primer single de punk en euskera”.
La guía de Tomás comienza repasando la escena punk nacional de los 80, centrada en País Vasco, Barcelona y Madrid y el resto del territorio agrupado en lo que denomina “punk ibérico”, término que provoca división de opiniones e incluso alguna que otra broma (¿ibérico como un embutido? ¿Y Baleares y Canarias?, ¿y Portugal?). Además se incluye un repaso por la escena punk actual. Demi de La Stasi define el punk como “desahogo”. Para él el mejor punk es el inglés, mencionando la “trinidad” The Clash, Sex Pistols y The Damned, cada uno con una forma diferente de entender el punk. Y es que, a pesar de su irreverencia y falta de clichés, el punk no escapa de definiciones, divisiones y categorías. ¿Puede haber algo con lo que disfrute más un buen enamorado de la música? Así se habla de Oi!, punk ramoniano, punk abrasivo, punk oscuro, punk rural, segmentaciones que alargan el debate y las opiniones hasta lo increíble. Durante la charla surgen constantes preguntas “¿Merece la pena hacer un esfuerzo para sacar el punk de las cloacas, de las catacumbas?”, y respuestas “sí, pero al mismo tiempo su presencia en los canales tradicionales puede ser una maniobra para meter al punk en el sistema”.
Monje opina que la situación de Euskadi en los 80 estaba politizada y radicalizada, las motivaciones allí eran diferentes que en Madrid, donde no había ese componente político que se vivía en los conciertos del País Vasco. Tomás recalca que en País Vasco había un hecho diferenciador, con la situación económica y social explosiva derivada del problema de los astilleros y la siderurgia. Aun así el punk encontró muchas dificultades en aquel territorio. Y a pesar de todo ahora el punk “está asimilao”, reflexiona Demi, “se le dedican libros, documentales y conferencias incluso”. Entre los grupos de aquella escena se puede recordar a Cicatriz, Eskorbuto, Kortatu, Vulpes, M.C.D. o La Polla Records. Tomás recuerda el disco del grupo de Evaristo, “¿Dónde se habla?” (1988), que considera como el primer disco nacional de “punk conceptual”, y que introduce personajes femeninos como un grupo de lesbianas, un ama de casa o una prostituta, adaptando además cuentos de William Burroughs en una de las canciones. También se hace mención a la “Euskadi Tropical”, título de la canción de Lendakaris Muertos, que introdujo ska, reggae y folclore vasco, con Potato, Hertzainak, o los hermanos Muguruza, entre otros.
Sobre la escena punk de Barcelona se menciona a La Banda Trapera Del Río. Y vuelve a surgir la controversia, “¿fueron o no fueron punks?” En la mesa la opinión es que no. “Eran protopunk”, fueron “punks en actitud, pero no en cuanto a música”. Otros grupos de Barcelona fueron los pioneros y provocadores Último Resorte (con su legendaria cantante Silvia Resorte), Frenopatic o Kangrena.
En la mesa están de acuerdo con que el punk de Madrid no estuvo muy bien visto en otras latitudes. “Estábamos en el punto de mira de País Vasco y Barcelona y a la sombra de la movida”. En Madrid en los 80 destacaron bandas como Espasmódicos, Larsen o la UVI.
Se recuerdan polémicas como el episodio de una política catalana y su querella criminal contra el grupo punk Islam por cantarle aquello de “Voy a matar a Pilar Rahola con un gato de escayola” casualmente en el momento en que promocionaba su libro 'La república islámica de España'; o el revuelo causado por el “blasfemo” nombre de M.C.D., que causó airadas protestas e indignadas cartas al director o la frase de Silvia Resorte “Mis muñequeras son para pegar y las de Alaska son de adorno”.
Se recuerdan más bandas como TDeK, Piolines, Ulan Bator Trío, Webelos, La Urss, Vigilante Gitano, Obediencia o Sudor. Y más categorías, como las bandas Oi! y la actitud “working class” de origen proletario, con ataques a la clase política y empresarial y una cierta violencia de los “soldados del asfalto”. Se mencionan grupos como Decibelios y su cierta “ambigüedad política”, que a la vez puede entenderse como una “provocación al revés”. O no. O el punk ramoniano representado por los madrileños y reivindicados Nikis, con “letras ingeniosas sobre temas chorras que evitasen la canción de amor”.
Una última discusión cierra la charla, esta vez sobre si el hardcore se puede considerar punk. Para Demi de La Stasi, empeñado en animar al público a intervenir “que esto no parezca la universidad”, no lo es. Tomás de Último Gobierno opina lo contrario desde su asiento en la primera fila “el hardcore es una evolución del punk, con actitud punk, con riffs de guitarra muy acelerados que acaban produciendo ruido”. Y es que la discusión y el intercambio de opiniones sobre cualquier aspecto son interminables, y más con la ayuda de unas (muchas) cervezas.
Tengo que confesar que no soy experta ni mucho menos en punk pero como dice Jordi Valls “Si me interesa alguna cosa nunca me pregunto quién soy” y la labor de La Fonoteca y el libro de Tomás han despertado vivamente mi curiosidad y por descontado mi aplauso. Gran trabajo.
Autor: Tomás González Lezana. Edita La Fonoteca; Maquetación y diseño: Mario Orellana; Corrección: Antonio de la Poza; Imprime: Rotaclick (España); Portada y viñetas interiores: Carlos Azagra; Páginas: 530


Nuestro reportero gráfico preferido de pie haciendo fotos para Haz lo que debas


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“Diario de Ithaca” de Miguel Ángel Hernández. “Preferiría sí hacerlo”

8:24 a. m. Conx Moya 0 Comments



Vuelve a ocupar un espacio en este blog una obra del escritor murciano Miguel Ángel Hernández Navarro, en este caso la segunda entrega de su “proyecto diarístico”, Diario de Ithaca, recientemente publicado por Newcastle Ediciones. Si me resultó muy satisfactoria la lectura de las dos novelas de Miguel Ángel (Intento de escapada y El instante de peligro), el pasado verano disfruté en la playa de la lectura de su diario Presente continuo, original, divertido, profundo, entrañable, intelectual y con un punto gamberro. He terminado 2016 finalizando la lectura de la segunda entrega de sus diarios, Diario de Ithaca, que narra la experiencia del autor en el año académico que pasó en la Universidad de Cornell con una beca de investigación sobre el tiempo y el arte contemporáneo, entre septiembre de 2015 a mayo de 2016. En este caso, a diferencia de lo que sucede en Presente continuo, las entradas no van por días, sino que cada capítulo resume una semana en la vida del autor, entrada que era leída por Miguel Ángel semanalmente en el programa de radio de Sergio del Molino “Preferiría no hacerlo”. Una idea loca que sin embargo le encantó llevar a cabo. Porque Miguel Ángel reconoce que tiene un acusado defecto / virtud: no sabe decir no y cuando le proponen algo la respuesta habitual es “preferiría sí hacerlo”.
Se trata de un libro escrito para ser leído en voz alta y esto influye a la hora de escribir. La del diario es una “escritura de la cotidianeidad que funciona como memoria de vida, un archivo narrado de la experiencia”, que resultó agridulce, feliz y dolorosa. Se trata de una “voz de la felicidad paradójica”. En realidad, la experiencia en Cornell parece tener un balance muy positivo por todo lo aprendido y sobre todo por todo lo vivido, a pesar de las múltiples dificultades. El diario, según avanzaban los capítulos, se fue haciendo autorreferencial, dejando guiños para los iniciados, y Miguel Angel se fue convirtiendo en un personaje, siempre burlón. “Se boicotea, se caricaturiza, se recrea en el patetismo de la inconveniencia”. Para ello el autor utiliza un tono tragicómico, “evitando la complacencia, pinchando el globo de Narciso”, evitando caer en los peligros del escritor autobiográfico. “Quienes usan su propia vida como materia literaria son en realidad destructores de sí mismos”, crueldad sólo admisible cuando se usa contra uno mismo. La segunda persona del singular utilizada en Presente continuo se convierte en primera persona del singular en Diario de Ithaca, ese “yo” que el autor considera necesario para acompañar la “etapa de soledad” que vivió en Cornell.
El libro refleja conflicto interior, un estrés del que tiene la culpa en gran medida el idioma inglés. Ese agobio por la dificultad en la comunicación está presente en todas las páginas. “Siento que pierdo pie cuando tengo que comunicarme”. En muchas ocasiones se siente perdido con el inglés. “Extraviado en el lenguaje y sin posibilidad de salir”. Cuando puede volver al español es “un regalo”. “El idioma no es sólo el modo de comunicación, es también mi herramienta de trabajo. No es un medio para un fin, es el fin en sí mismo”. Adentrarse a un idioma diferente “es como tirarse al océano”. Miguel Ángel se considera cobarde en ese aspecto “me gusta bañarme en la orilla, donde no cubre. Es ahí donde sé nadar y hacer las piruetas. En mi piscina del lenguaje”. También sufre por la responsabilidad de estar en Cornell, alimentando la duda interior de si merece realmente la beca.
En ocasiones durante su estancia le puede la pereza, echa de menos su casa, su mundo ya construido. Aunque empieza a habitar el nuevo espacio, no lo controla. En ocasiones no se siente más que una pieza dentro del engranaje. Cuando le puede la presión intenta convencerse de que es una aventura, es un privilegiado y el esfuerzo “merece la pena”. “Estaría más cómodo en casa, pero estos momentos...”, porque “A veces estar aquí es una suerte”. Las sensaciones y vivencias personales son las que hacen que su estancia allí merezca la pena. “Quiero y no quiero estar aquí. Quiero y no quiero volver”. ¿Puede ser ese quererlo todo uno de los rasgos de nuestra generación de nacidos en la década de los 70?
El escenario del diario es Ithaca, ciudad situada a unos 400 km al noroeste del estado de Nueva York, conocida por albergar la sede de la prestigiosa Universidad Cornell, definida por Miguel Ángel con un juego de palabras, “entre ecoológica y hippister”. Sin embargo, aunque el libro es un diario sobre su etapa en Cornell, no da sensación de reposo o inmovilismo, ya que el autor está constantemente yendo y viniendo. Realiza varios viajes a España pero también otros cuantos dentro de EEUU, en varias ocasiones a la gran metrópoli de Nueva York, e incluso a Washington, “Viajar cuando uno ya está fuera es irse más lejos”. “Me he venido aquí para aislarme, pero España me persigue”; “Vine a Ithaca para encontrarla soledad y no he podido escapar de la locura”. De ese maremágnum en el que siempre parece estar envuelto Miguel Ángel también le es necesario escapar, necesita poner cierta distancia como modo de autoprotección. “Demasiado placer también nos desestructura”. Necesita un “fin de fiesta”, para “leer, escribir y reposar”. Es preciso parar para cuidar y preservar los sueños. Tal vez la vida, “más que un presente continuo sea una serie de infinitas paradas y arranques, de saltos incesantes hasta el gran salto final”. En muchos momentos el autor es “espectador e imagen. Sujeto u objeto”. Muchas de las experiencias vividas durante su estancia en EEUU le parecen una película. De nuevo, la imagen. Como la “garden party” a la que les invitan, que le parece “una película de Woody Allen”. La beca de Cornell le ha permitido, en definitiva, “Disfrutar de momentos que jamás habríamos imaginado posibles”.
En este diario Miguel Ángel no sigue la escritura de un libro suyo, como sucedía de manera fascinante en Presente continuo. Su trabajo con la beca y como profesor en Cornell se impone a su faceta literaria. Pero cuando el autor se presenta como escritor, descubre que en EEUU “realmente importa haber escrito un libro. Aquí eso es algo serio”. Aunque en el diario sí aparece la otra cara de la moneda del escritor, el que promociona su obra, Miguel Ángel realiza varias presentaciones de su primera novela Intento de escapada (Escape Attemp en su traducción al inglés) en Nueva York y en Buffalo; o el que recibe premios, ya que durante su estancia en Cornell El instante de peligro fue finalista del Premio Herralde de novela (Anagrama). Al final, vida y novela, en este caso El instante de peligro, se entremezclan: “La vida es una extensión de la novela”. “Inconscientemente busco revivir lo que he escrito. Escribirlo a través de la experiencia”. En definitiva, realidad y ficción son en ocasiones una misma cosa. La novela “es una sombra de la que no puedo escapar”.
En esa eterna dicotomía entre arte y literatura, esta última es la que gana posiciones en la vida de Miguel Ángel. “Me gusta ese instante de contacto entre lector y escritor; me encanta imaginar que esa persona va a transitar por lugares que antes sólo estaban en mi cabeza”. Es una sensación que define como “magia”. Porque el escritor lo es a todas horas y en toda circunstancia: “Soy un vampiro de experiencias, siempre estoy escribiendo, incluso cuando no lo hago”. En el diario deja entrever lo nuevo que va a llegar, una novela que está empezando a escribir sobre un crimen sucedido veinte años atrás. Ya apuntaba algo en Presente continuo. Y otro aspecto de la escritura, la opinión de los críticos, también aparece en este diario; el autor sufre con una mala crítica de Antonio Orejudo en Babelia, que le afecta, en especial porque afirma que trata con ligereza las ideas de Walter Benjamin, uno de sus teóricos del arte de referencia. Porque “Escribir es un ejercicio físico, escribir cuesta, escribir duele” y al mismo tiempo “Escribiendo soy feliz”.
En Diario de Ithaca se repiten, por fortuna, otros aspectos del diario anterior. Como el trabajo a última hora con la presión de no llegar a tiempo. Da igual donde se encuentre “Siempre espero al último minuto. Algún día se me hará demasiado tarde”. O sus bloqueos, que siempre acaban felizmente, “A veces uno se bloquea porque piensa que las cosas son más importantes de lo que realmente son”.
Murcia también aparece en este diario, aunque tiene menos presencia, porque a pesar de vivir en Ithaca, Miguel Ángel regresa varias veces a España, incluido el viaje para la presentación del Premio Herralde. De nuevo la huerta, el Real Murcia, locales preferidos como Luis de Rosario, la entrañable anciana Julia vecina de toda la vida, esa vida cotidiana y tranquila que echa de menos y de la que, al mismo tiempo, siempre parece estar huyendo.
Este diario también tiene su parte social y de actualidad, de escritor que está al tanto de lo que sucede. Como los atentados de París y Bruselas, las elecciones generales en España de diciembre de 2015 o los papeles de Panamá, en los que “sale todo el mundo” y con los que ocurre como con Wikileaks, todo se descubre, todo se sabe, pero no pasa nada. “Algunos desfalcan, estafan y escapan de todo”. Todo huele ya a podrido.
Si Presente continuo era una deliciosa guía de lecturas, en Diario de Ithaca también están presentes diferentes lecturas que acomete Miguel Ángel durante esos meses. Acontecimiento de Javier Moreno; El comensal de Gabriela Ybarra; El reino y El adversario de Carrère; Idea de la ceniza, María Virginia Jaua; París- Austerlitz de Chirbes; Familias de cereal de Tomás Sánchez Bellocchio; Consumidos de David Cronenberg; La hora más corta de Francisco Díaz Klaassen; No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles de Patricio Pron. Precisamente Pron, que estaba en la presentación madrileña de este Diario de Ithaca, se corresponde con el escritor que le gustaría ser: intelectual, elegante y preciso. También aparecen dos personajes que saben mucho de literatura, “Olga y Paco Candaya”, editorial que estaba entonces a punto de publicar el libro de su amigo Leo, La edad media. El propio Leo, Leonardo Cano, también aparece a menudo en este Diario de Ithaca. Cuando leí el primer diario no tenía claro si Leo era un personaje inventado. Luego pude concerle en Sevilla, también a sus editores, y comprar su novela, muy notable, que ya comenté en Haz lo que debas.
Una vez más en los diarios de Miguel Ángel hay bebida, mucha. Cerveza, cócteles (Manhattan, Old-Fashioned), micheladas, vino de Murcia, tequila, mojito, mezcal. Resaca es un estado que se repite. Menos alusiones a la comida, que para algo transcurre en EEUU.
Una experiencia americana de balance positivo a pesar de las quejas y penalidades por las que transcurre el diario “He ganado peso y el inglés lo hablo cada vez peor”. Al final de su estancia es consciente de que “En pocos lugares he sentido que el conocimiento importaba con esa pasión”. Y eso es lo que de verdad importa. Esperamos con muchas ganas la nueva entrega de los diarios de MAHN, que en esta ocasión publica semanalmente la revista eñe, “Aquí y ahora (Diario de escritura)”, que también se convertirá en libro y donde regresa a la segunda persona.

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Las cinco reencarnaciones de David Bowie

1:11 a. m. Conx Moya 0 Comments



Bowie, bello y estiloso a rabiar. Coleccionista de personalidades e ideas. Narrador de historias a través de sus personajes. Un recuerdo del artista de la mano del documental ‘David Bowie, cinco años’. La Noche Temática, la 2 
David Bowie - Life On Mars? El cosmos en la parada del autobús
Ziggy Stardust, un hombre contra el mundo, una especie de sacerdote mitológico, andrógino, el coloso que marca la transición de los 60 a los 70.

El 15 de julio de 1973 David Bowie mató al personaje de Ziggy Stardust.

Young Americans, Bowie se reinventa en clave de soul. Aceptando las cosas como son, nunca mirando atrás.

Bowie translúcido, de pelo zanahoria, cuarenta kilos de peso, busca la inspiración en Harlem.

Estábamos volados en aquella época pero eso no implicaba no hacer buenos discos. Station to station

David Bowie  -  Golden Years Tal vez ya era hora de ser uno mismo.

El delgado duque blanco que lanza dardos a sus amantes... En el momento en que sabes que estás en terreno seguro estás MUERTO. David Bowie


Y David Bowie encontró a Eno. LOW
En Berlin me despojé de todo y me preocupé en reconstruirme, libre de las ataduras de la fama. David Bowie.


Somos capaces de superar las mayores adversidades. Y nos besamos. Seremos héroes por un día. Robert Fripp a la guitarra.

David Bowie - Ashes To Ashes. Inquietante y siniestro Mayor Tom.

Soy un artista. Para aclarar algunas confusiones sobre mi identidad. David Bowie.


Ponte los zapatos rojos y ponte a bailar la canción que suena en la radio. Mi canción de Bowie

Podría olvidarme de mi tristeza con mi pequeña chinita. Yo, que he visto derrumbarse a las estrellas.

Ya no tengo más personajes. Sólo ha quedado el vestuario


Busqué la calidez, abandonar el nihilismo. Me sumergí en el éxito comercial porque nunca lo había vivido. Llegó la locura del éxito planetario de 1983.


Y en 2006 Bowie se retiró "harto de la industria". Diez años de inactividad. Regreso en 2013. Disco "Blackstar" en enero de 2016. Fue entonces cuando Bowie se escondió, se apagó dejando al mundo con las ganas…

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#Cocina Menú de Reyes 2017

10:19 p. m. Conx Moya 0 Comments


La fiesta de Reyes es fecha navideña preferida. Celebramos en casa la comida del día 6, recordando lo que hacía mi abuela todos los años. Es la única celebración que me toca a mí, así que intento hacer algún menú chulito, dentro de mis limitaciones como cocinillas. Este año tenía empeño de aprender a hacer pollo en pepitoria, receta que me encanta, y que como en casa de mi amiga Belén, que la prepara como la hace su madre y lo hacía su abuela. Recomiendan que lo cocinemos dos días antes para que el pollo coja bien todos los sabores.
De primero pusimos los típicos entrantes, canapés, y con una lata de conserva de perdiz escabechada de Lidl (de los productos Deluxe) preparé una ensalada con escarola y alcachofas. Simplemente hay que trocear la carne de la perdiz, añadir el resto de ingredientes y preparar una salsa con aceite, mostaza, un poquito de miel y zumo de limón. Muy rica. También pusimos para picar unos platos de quinoa con champiñones.
Preparé después unas tartaletas de hojaldre rellenas de verduras pochadas y crema de espárragos. Inspirada en unas tartaletas dulces de fruta y chocolate vistas en el blog de Casa Taller Birdie, cogí unas obleas de hojaldre para empanadillas y en lugar de darle esa forma, rellené el centro con las verduras pochadas (cebolla, calabacín, zanahoria, berenjena, boniato) y la salsa de espárragos, levanté los extremos del hojaldre como fui pudiendo, las barnicé con huevo batido y al horno.
De plato principal el delicioso pollo en pepitoria. Era la primera vez que lo hacía y no salió mal. Compré un pollo entero en partido en trozos, como para hacer al ajillo, de esos amarillos, criados con maíz. La receta original es con gallina, pero las gallinas maravillosas que la abuela de Belén compraba en los mercados del centro de Madrid hace décadas ya no existen. Lo ideal sería uno de esos pollos camperos de verdad, bien criaditos en el campo pero… dejemos de soñar, pollo amarillo de la tienda del barrio.
Pues me puse en faena a freír los trozos de pollo en una sartén, me llevó varias tandas, y según estaban bien doraditos los iba incorporando a la cazuela. Luego freí en ese mismo aceite una cebolla entera bien picada. La receta lleva tacos de jamón, pero lo quito para que todos en casa podamos comer el pollo. Una vez frita la cebolla, a la cazuela. En el aceite que queda de freír, yo quité un poco, se añade una cucharadita de harina, se le da una vuelta rápida para que no se queme y a la cazuela también. Es el momento de añadir un vaso y medio de vino blanco de guisar, o dos. Yo rellené el medio vaso con agua, y aún puse un poco más porque eché cucharada  y media de harina y me daba miedo que estuviera demasiado espesa la salsa. Bueno, esto es un poco a ojo.
Lo siguiente es poner la cazuela a hervir y bajar el fuego cuando empieza a cocer para que cueza lento. Le añadimos una pastilla de caldo de carne. En un mortero (yo en mi super picadora de Lidl) hay que machacar un diente de ajo gordo, un manojo de perejil y doce almendras crudas, yo eché algunas más. Echamos la picada cuando el pollo lleve cociendo una media hora o tres cuartos. Ahora mi parte preferida, rallar media nuez moscada, yo lo hice con un cuchillo de sierra y muy bien. El olor, maravilloso.
A partir de la hora de cocción el pollo suele estar hecho, pero depende del pollo, claro... Hay que ir pinchando hasta ver que la carne está en su punto.
El día que se vaya a comer, mejor dos días después de prepararlo (a todo esto guardar en nevera cuando esté frío, eh) se calienta el pollo sin que cueza. En un mortero ponemos una yema de huevo y el zumo de medio limón. Lo mezclamos sin batir y lo añadimos a la cazuela. Muy importante que no cueza para que la yema cruda no cuaje. Y nada más, a disfrutarlo. Riquísimo.
Para terminar Roscón de Reyes, traído por mis padres, porque yo aún no me atrevo a hacerlo en casa.

Y el pollo que sobre se puede comer al día siguiente con patatas y boniato fritos

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‘Eight days a week’, revisitando el mito The Beatles

9:32 p. m. Conx Moya 0 Comments


#EightDaysAWeek amamos a los Beatles
Mi participación en el DISCOS Y OTRAS PASTAS nº 77
Hace poco leí que alguien afirmaba que su hecho histórico preferido fue que los padres de George Harrison le permitieran viajar a Hamburgo a pesar de ser menor. Independientemente de lo que tenga de irónico esta afirmación, es indiscutible que The Beatles tienen un lugar de honor en la historia del siglo XX y que la carrera de la banda comienza en aquel viaje a la ciudad alemana.
El conocido director de Hollywood Ron Howard ha realizado un documental, ‘Eight days a week’, centrado en los conciertos del grupo más grande de la historia, aquellos fab four, los cuatro muchachos de Liverpool que cambiaron el curso de la cultura popular con una breve y meteórica carrera de la que se sabe casi todo. Howard recorre en el documental los conciertos que realizó la banda desde sus inicios en Hamburgo y The Cavern en Liverpool hasta su último concierto en el Candlestick Park de San Francisco en 1966 (en realidad la última vez que los cuatro tocaron en directo juntos fue en la azotea del edificio de Apple Corps). Entre medias unas 1400 actuaciones en cuatro años, conciertos en lugares cada vez mayores, ante audiencias de cientos de miles de personas, tocando en diferentes continentes. Unas actuaciones que empezaron a írseles de las manos. Sorprende el poco personal que llevaba The Beatles en las giras, cada vez más mastodónticas. Increíble que no pasara alguna desgracia, con aquellos miles de enajenados fans contenidos con mucho esfuerzo por policías absolutamente desbordados. La locura. No existía entonces equipo de sonido que pudiera elevar su música para superar el griterío. “El sonido salía por la megafonía del estadio”, cuenta Ringo Starr.
“¿Cultura? Esto no es cultura. ¡Es solo unas buenas risas!”, afirmaba en 1964 Paul McCartney con ingenuidad. ‘Eight days a week’ refleja la evolución de aquellos cuatro amigos gamberros y talentosos, que componían bonitas canciones de amor, adorados por los fans y la prensa. Pero a medida que el grupo fue madurando empezaron las críticas, les llamaron pretenciosos, en EEUU quemaron sus discos por las palabras de Lennon en 1966: “Los Beatles son más populares que Jesucristo”. En diciembre de 1965 The Beatles sacaron ‘Rubber Soul’. La gente no entendía el giro que había dado su música, habían pasado del “quiero agarrarte la mano” a letras complejas y elaboradas. “A mí no me gustó nada. A las dos semanas no podía vivir sin el disco”, afirma Elvis Costello en el documental. “No podemos hacer siempre lo que la gente espera de nosotros”. The Beatles crecían, querían mandar sobre sus grabaciones y sus carreras, experimentar y probar nuevas disciplinas.
Asistimos también a demostraciones sobre su conciencia de clase, eran niños de la posguerra, hijos de la clase trabajadora y nunca renegaron de ello. En sus conciertos en EEUU se negaron a que hubiera segregación racial. “Eran como mis amigos, aunque yo fuera negra. Eran mis amigos, no les veía blancos, no importaba el color”, Whoopi Goldberg, entonces una adolescente, asistió con su madre al mítico concierto del Shea Stadium de Nueva York en agosto de 1965. La música eliminaba las diferencias.
Cerca de 2.000 documentos gráficos, fílmicos y sonoros componen ‘Eight days a week’, que ha sido proyectado de manera simultánea en cines de todo el mundo durante ocho días, antes de ser difundido en otras plataformas audiovisuales.
El documental está lleno de imágenes emocionantes y algunas poco conocidas, como los duros y masculinos rudos hinchas del Liverpool cantando antes de un partido cantando en las gradas She loves you. Sentimiento de orgullo

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