Cerramos un año de blog. Volvemos en septiembre #Hzlqdbs

2:37 p. m. Conx Moya 0 Comments



Desde que abrimos una nueva etapa en Haz lo que Debas en octubre de 2013, el blog ha ido creciendo y tomando poco a poco su forma. Este año hemos estrenado además nueva imagen, diseñada por el amigo Marino Masazucra, ilustrador de la portada de Sin Pedir Permiso, y con retrato de servidora realizado por Jesús Romero.
Finalizado el descanso vacacional, reabríamos el blog el pasado 1 de septiembre de 2016 con una reseña de la fascinante novela de Dana Spiotta “Inocentes y otras”, editada por Turner y que se ha convertido en una de las entradas de #Hzlqdbs con más visitas. El libro sin duda lo merece. Hemos disfrutado de un montón maravilloso de lecturas que he querido compartir en diferentes reseñas. Muchas de ellas recomendación del Gabinete de Lectura de La Central. Aunque este año lo hemos terminado con la mala noticia (aunque sea muy positiva para él) de que nuestro querido Jesús Casals haya dejado el Gabinete al trasladarse de ciudad. Este año he reseñado varios libros de los que hemos leído en el grupo. La lista de títulos es magnífica: “Tea Rooms. Mujeres obreras” de Luisa Carnés, “Manual de exilio” de Velibor Čolic, “Del color de la leche” de Nell Leyshon, “La bendición de la tierra” de Knut Hamsun, “Cómo dejar de escribir” de Esther García Llovet, “El balcón en invierno”, de Luis Landero, “La importancia de no entenderlo todo” de Grace Paley, “Musa décima” de José Mª Merino y en especial la sensacional colección de relatos de “Manual para mujeres de la limpieza” de Lucia Berlin, un libro imprescindible. Echaremos mucho de menos al gran Jesús Casals, que nos ha ofrecido unos años de maravillosas lecturas, implicación, calidez, amistad y que ha realizado con nosotros un gran trabajo. Desde aquí millones de cariños, Jesús, he aprendido muchísimo de ti y ojalá se me haya pegado algo.
En mis búsquedas he encontrado otros libros que también me he animado a reseñar, como “Dulceagrio” de Stephanie Danler, una irresistible historia de cocina, mentoría y desilusión ambientada en Nueva York y editada por Malpaso, con una portada que me ha gustado especialmente. Y es que este curso ha estado dominado por literatura femenina de enorme potencia y calidad. Es el caso de “Vernon Subutex1” de Virginie Despentes, primera parte de una trilogía. Nos ha gustado tanto, tanto, que estamos deseando continuarla. Contaremos. Y sobre todo mi gran sorpresa de este año ha sido “Ropa Música Chicos” de Viv Albertine, la que fuera guitarra del grupo punk femenino The Slits, un ejemplo de deliciosas memorias rock y de literatura de empoderamiento de la mujer. Maravillosa Viv a la que tuvimos el honor de conocer y saludar en Barcelona (aún no me lo creo).
Otros libros reseñados este año han sido la colección de relatos de ausencias y abandonos que nos ofrece Jesús Barrio en “Lo que no está”; el magnífico “Estabulario”, un plato desagradable y adictivo servido por Sergi Puertas, tecnología y misantropía para “consumidores insatisfechos del mundo”, en lo que ha sido sin duda una interesante apuesta de la editorial Impedimenta. Hemos disfrutado también de la lectura de “La edad media” de Leonardo Cano, que recoge las ilusiones incumplidas de una generación; “La gran ola” de Daniel Ruiz García, una magnífica novela sobre el tongo del coaching para maquillar la crisis o “Pantanosa” del desaparecido escritor murciano Francisco Miranda Terrer. Un apartado entero le dedicamos a otro escritor murciano, Miguel Hernández Navarro, preferidísimo en esta casa; sus diarios literarios “Presente continuo” y “Diario de Ithaca” nos han proporcionado innumerables horas de felicidad lectora.
En nuestro apoyo a la literatura saharaui, este año hemos participado en varias iniciativas relacionadas con literatura africana. Con nuestra lectura y comentario de “Tiris, rutas literarias”, el libro del escritor e investigador saharaui Bahia Awah participamos en las #100lecturasafricanas Muy agradecidos por la invitación de LitERaFRicAs, el magnífico blog de Sonia Fernández Quincoces, gracias al que disfrutamos de más de 100 lecturas de autores africanos, entre otros, la de “Ritos de jaima”, de nuestro querido Limam Boicha. El día de mi cumpleaños, 1 de octubre, tuve el gusto de pasarlo en #SaberEsPoder Feria del libro, los medios y la cultura africana en España, invitados por Antumi Toasijé, Bahia Awah participó en la mesa redonda “Novísima Literatura africana en español”, muestra del sitio que la literatura saharaui en español se está haciendo junto a las literaturas de otros países de África. Y entre las lecturas africanas hemos disfrutado con la lectura de una gran novela, “El metro”, del escritor ecuatoguineano Donato Ndongo, además de asistir a la sesión del club de lectura de Mamah África dedicado a esta novela. También tuve la suerte de acompañar a los escritores saharauis Zahra Hasnaui y Bahia Awah en la conferencia y posterior recital en apoyo a los refugiados “Todos nacimos en el Mediterráneo”, dentro de las actividades de Getafe negro.
Como no puede ser menos en un blog tan melómano como es #Hzlqdbs este curso ha estado repleto de música y conciertos. Hemos disfrutado de la música hipnótica de The Brian Jonestown Massacre, vibrado con la potencia de Guadalupe Plata y divertido con Cabezafuego, todo un showman en directo. Las Fiestas castizas de San Isidro nos dieron la oportunidad de disfrutar de la maravillosa Soleá Morente, que ofreció un concierto realmente bonito. Y por segunda vez pudimos ver a los murcianos Los Marañones, en esta ocasión en Madrid, con sus preciosas canciones que hacen volar. Y aunque lo nuestro es el universo rock, también disfrutamos de una pura delicia de concierto de música de raíz del Sureste español, con músicos de Murcia y Albacete, agrupados bajo el nombre de Estamos de Huerta. En música no podemos olvidar a David Bowie, a quién despedíamos este 2017 desde el blog. Tenemos pendientes una reseña sobre la monumental exposición dedicada al artista, “Davi Bowie Is”, que pudimos ver en Barcelona. Como adelanto, NO se os ocurra perderla.
El curso 2016-17 nos ha ofrecido la posibilidad de asistir a presentaciones, exposiciones y eventos de lo más interesantes. Pudimos escuchar a Irvine Welsh, el autor de “Trainspotting” en la pasada Noche de los Libros en Madrid; el gran autor (en todos los aspectos) nos firmó la primera parte de su trilogía, un honor. En enero asistimos a la presentación de un obrón, “Punk, pero ¿qué punk? (Guía incompleta del punk nacional)” de Tomás González Lezana, un “Máster” musical en el que el autor junto con Monje de Larsen y Demi de La Stasi, resumieron cuarenta años de punk nacional; ahí es nada. O la presentación en Madrid de “La levedad” de Catherine Meurisse, novela gráfica de una ilustradora de la revista Charlie Hebdo, editada por Impedimenta y que ha sido uno de los éxitos de la temporada. Muy interesante también la exposición en el Museo del Traje de Madrid dedicada al arte (música, vestuario, pintura, objetos de decoración) del siempre genial y excesivo Tino Casal. Acudimos también a la presentación de la Editorial El cañón de Garibaldi, la carpeta “Trío en Super 8” con grabados de Alberto Pina y texto de Andrés Barba.
Después de mucho tiempo detrás de asistir al Primera Persona lo logramos este año. Allí los escritores Carlos Zanón (muy preferido en esta casa) y Juan Pablo Villalobos reflexionaron sobre la memoria personal como fuente de inspiración en la literatura. Pero el gran puntazo fue sin duda el gran Jon Savage, el historiador del punk, autor de esa biblia que es el “England’s Dreaming” y de un libro, “Teenage”, sobre la historia de la “cultura juvenil”, un gusto escucharle. También pudimos disfrutar de un bello acústico de Joe Pernice, autor de “Esta canción me recuerda a mí”, que tengo previsto que sea una de mis lecturas de este verano. En esa línea participamos el pasado septiembre en el “Bookstock”, tres días llenos de literatura, rock e independientes en el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS). Sin olvidar un evento al que acudimos movidos por nuestra querencia por los artistas gráficos e ilustradores, así participamos con enormes ganas en C.A.L.L.E. Lavapiés, disfrutadísimo.
Y siempre presente el Sahara en #Hzlqdbs Hemos tenido la oportunidad de asistir a las presentaciones de interesantes trabajos relacionados con el Sahara como el libro de memorias “Los veintidós años del coronel Bens en el Sahara”, prologado por nuestro querido Pablo Dalmases; o dos trabajos dedicados a la escritora china Sanmao, gracias a la que todos los chinos conocen el Sahara Occidental. Así, asistimos a la proyección del documental “Sanmao, la vida es el viaje”, de Mª Jesús Alvarado y a la presentación de su libro “Diarios del Sahara”, editado por primera vez en español por Rata Editorial. También disfrutamos de una interesante entrevista con la histórica militante saharaui Nuena Edjil, protagonista de la histórica foto de Christine Spengler tomada en 1977 en los campamentos de refugiados saharauis: “La resistencia es la llave de la esperanza”, es uno de los titulares que nos dejó, gracias a la mediación del intelectual saharaui Bachir Lehdad, gran amigo, quien nos grabó la entrevista en la jaima de Nuena. En apoyo a los presos políticos saharauis y para que la llama del campamento de #GdeimIzik no se apague, reanudamos la campaña de venta de “La primavera saharaui”, un libro cuyas ventas han ayudado a que las familias de los presos políticos del campamento de la dignidad puedan asistir al juicio farsa celebrado en Salé, Marruecos. Federico Guzmán, con varias obras suyas presentes en una exposición del Ayuntamiento de Madrid plasmaba el “tiempo de desamparo” del pueblo saharaui. También hemos apoyado el libro sobre la inolvidable cantante saharaui Mariem Hassan escrito por sus productores en Nubenegra durante casi veinte años, Zazie Schubert-Wurr y Manuel Domínguez, “Mariem Hassan. La voz indómita (del Sahara Occidental) es un testimonio imprescindible.
También hemos disfrutado, y lo hemos contado, de estupendos documentales, siempre con el leivmotiv musical que tanto nos tira. Hemos reseñado documentales tan vibrantes como “Omega”, que conmemora los veinte años del mítico disco de Enrique Morente y Lagartija Nick; el Centro Social Reokupado y Autogestionado La Quimera de Lavapiés acogía una proyección de “Lo que hicimos fue secreto”, un documental que narra la Historia con mayúsculas del punk en Madrid. Dentro del Festival In-Edit pudimos estar presentes en la proyección de “Rude boy”, un rockumentary sobre The Clash, rodado en 1980. Y disfrutamos de lo lindo con “Eight days a week”, revisitación del fenómeno Beatles a través de sus conciertos.
En cuanto a cine, reseñamos la muy esperada “T2: Trainspotting”, secuela de la mítica película basada en el exitoso libro de Irvine Welsh, “Animales nocturnos”, de Tom Ford, una gran película basada en la novela “Tres Noches” de Austin Wright, que nos gustó mucho. Este año trajimos al blog dos grandes películas españolas “Que Dios nos perdone” y “Tarde para la ira” de Raúl Arévalo. Este cine español sí, por supuesto.
Para finalizar también hemos tenido presencia en la radio. Tuvimos ocasión de participar en la Feria del disco y del libro de Radio Vallekas, gracias a la invitación de Valeria Surcis, y nos encontramos en nuestra salsa, rodeados de fanzines, ilustradores y música. Además de participar en el programa De uno en uno de Onda Madrid, donde le contamos a Isabel García Regadera que lo nuestro es el Hazlo tú mismo y sin pedir permiso. Entre otras cosas hablamos de nuestro disco, Cierre x impago, que también ha tenido su espacio en este intenso año de #Hzlqdbs

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“Lo que hicimos fue secreto” de David Álvarez. Historia con mayúsculas del punk en Madrid

1:07 p. m. Conx Moya 0 Comments


Llevábamos mucho tiempo detrás de verlo, desgraciadamente no pudimos asistir a la proyección en el Festival In-Edit el pasado año 2016, donde se llevaría el Premio al Mejor Documental Nacional. Pero todo llega y por fin pudimos disfrutar del documental “Lo que hicimos fue secreto”, un extenso trabajo sobre el punk madrileño. Fue en el marco de la 14ª Muestra De Cine de Lavapiés, en el Centro Social Reokupado y Autogestionado La Quimera, donde compartió espacio con otro documental, “La lucha en el camino” de Jesús Martín, sobre activistas punk mexicanos instructores de MMA (Artes Marciales Mixtas), cuya visión también recomendamos. 
“Lo que hicimos fue secreto” es un proyecto hecho en cooperativa por Eleventh Floor, tras un arduo proceso de trabajo. Tardó en rodarse seis años y maneja una cantidad enorme de información; para hacernos una idea, se llegaron a hacer unas setenta entrevistas, además de contar con un ingente material gráfico, fotografías, recortes de prensa y videos. El documental forma parte de un trabajo académico, gracias al cual se ha llevado el punk y el movimiento okupa a la universidad, ya que forma parte de la tesis doctoral de David Álvarez en la Universidad Complutense de Madrid.
Uno de los puntos fuertes del documental son las entrevistas con muchos de los protagonistas de aquellos días de furia y aprendizaje. Así, por “Lo que hicimos fue secreto” desfilan entre otros Pollo de Larsen y Commando 9mm, Manolo UVI, José Calvo de Delincuencia Sonora, J. Siemmens y Maguu Pilarte de Espasmódicos y TDeK, Ixma de La broma de Ssatán, Kurdo de Tarzán y su Puta Madre Buscan Piso en Alcobendas y Olor a Sobako o Canino y José Lozano de Sin Dios. Todos ellos comparten espacio con integrantes del “protopunk” español, como Ramoncín, Fernando Márquez, Ana Curra o Nacho Canut (blandiendo el látigo contra todo y contra todos, lo que provocó risas y comentarios durante la proyección). También dejan acertadas opiniones y vivencias otros protagonistas en aquella escena como Alberto Eiriz, del mítico fanzine Penetración; Indio de la sala Gruta 77 y cantante de “Tarzán” o Fernando de Potencial Hardcore, tienda y discográfica punk independiente. En mi opinión merecen un lugar destacado las incendiarias intervenciones de Manolo Suicidio, quien tuviera un puesto de música en el Rastro, punto neurálgico del punk en Madrid a mediados de los 80, donde llegaban  todas las novedades musicales que iban a buscar a Londres, y luego se copiaban y vendían en cinta cassette.
“El Rastro era nuestro punto de comunicación, nuestra zona wifi”, afirma José Calvo de Delincuencia Sonora en un momento del documental. El Rastro fue efectivamente lugar de encuentro, emergencia y efervescencia de gran parte del punk madrileño. Allí se juntaron a finales de los años setenta Alaska, Carlos Berlanga, Fernando Márquez, los Canut, Enrique Sierra y todo ese universo que gravitaba en torno a la mítica Bobia y que daría lugar a la Movida. Aquel punk de diseño estaba liderado en gran medida por hijos de la alta burguesía, que se hicieron punks entusiasmados por la corriente que llegaba de Inglaterra, y que podían permitirse viajar a Londres a comprar ropa y música. Contrapuesto al punk hecho por chicos del extrarradio, aquellos que deseaban hacer su propia música para escapar de la mugre de un país que estaba saliendo de cuarenta años de dictadura. No es lo mismo la actitud de unos chicos bien que han salido raritos y les da por la música, que la de chavales de extracción humilde para quienes tocar y el “hazlo tú mismo” fueron la única forma de intentar sacar la cabeza.
Así, el documental se divide en dos etapas. En primer lugar asistimos a los inicios del punk en Madrid, que de alguna manera entró “como una moda, una cuestión más estética, con cierta connotación política; había detrás un cierto poso de pseudo-situacionismo y anarquismo pero no realmente articulado”, afirmó David durante el debate posterior a la proyección. En la España del 78 la prensa, bastante en la parra, tachaba de punk a Ramoncín. El que fuera “rey del pollo frito” reconoce que, en todo caso, punk eran su actitud y estética (aquel famoso rombo pintado en uno de sus ojos), pero en absoluto lo era su música. En relación a aquellos inicios, bandas como Pegamoides, que “tenían a dos mujeres como líderes, Ana Curra y Alaska, e integrantes homosexuales” fueron, según David, interesantes desde la perspectiva de género, por su puesta en valor de estos dos colectivos, más allá de la música. El documental retrata a la perfección aquel primer punk del Madrid ochentero de la Edad de Oro, del alcalde Tierno Galván (“a colocarse y al loro”) y del Rock Ola, (local donde todo el mundo afirmaba haber estado y al que Larsen arrearon cera en una canción, “Noche de destrucción en Rock-Ola”). Me traslada a mi primera adolescencia, aquella época de teléfonos de disco y cartas, cuando había dos canales en la tele y nosotros sólo podíamos bajar a Madrid desde Alcorcón acompañados por adultos. Un Madrid maravilloso, provinciano y atrasado, con El Cojo Manteca rompiendo farolas en Banco de España, Antonio Vega y Nacha Pop cantando “Relojes en la oscuridad” en la Bola de Cristal, los soportales de la inacabada Almudena apestando a orines y habitados por yonquis y el metro como una apasionante nave especial.
La segunda parte del documental tiene una connotación más política, como lo tuvieron las bandas que fueron surgiendo. La llamada transición a la democracia no se veía ya tan “ideal”. Alarmantes cifras de paro, leyes represoras y un PSOE que había mostrado su verdadera cara pusieron a muchos sobre aviso, aquello no era lo que les habían vendido. El desencanto politiza más activamente al movimiento punk español, en consonancia con lo que sucedía en otros países como los del norte de Europa o Italia. “Empezó a conocerse y a tener en cuenta lo que estaba sucediendo fuera y de alguna forma se quiso traer aquí. De ahí surgió la historia de la Calle Amparo y las primeras okupaciones madrileñas y entonces se desarrollará esta otra escena políticamente articulada que ya tiene un mensaje concreto y unas formas de hacer más políticas y allí están por ejemplo el grupo Sin Dios, que es además un vehículo de propaganda política”, explicaba David. Minuesa, una antigua imprenta situada en la Ronda de Toledo, sería okupada en el verano de 1988, y durante varios años funcionó como Centro Social donde se realizaron todo tipo de actividades culturales y políticas. Su desalojo, en 1994, fue uno de los más violentos en la historia de la okupación estatal.
Durante el coloquio que tuvo lugar tras la proyección, David aclaró que llegó un momento en que decidieron abrir el documental “a la comunidad a través de un crowdfunding, en el que no solamente buscamos financiación sino también establecer contactos con la gente que tuviera cintas de vídeo, fotografías, maquetas y cualquier material que pudiéramos utilizar”. Así llegaron a contactar con mucha gente interesante, como Juan Luis, administrador de la web “La okupación como analizador”, sobre los primeros años de historia del Movimiento de Okupación en la Comunidad de Madrid, “con una base de datos impresionante”, concluyó el director.
El debate finalizaba con la descorazonadora pregunta de qué queda de aquella escena y que no acaba de tener una respuesta clara, pero yo me quedo con las palabras de Pollo al final del documental. El guitarrista de los míticos Larsen afirma, en una mirada atrás sin ira, no arrepentirse de nada de lo que ha hecho en la música, que le ha proporcionado una vida interesante y enormes satisfacciones. No hay más que hablar.

Momento del debate en La Quimera. Foto: Miguel Destruye

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“Ropa Música Chicos” de Viv Albertine. Un ejemplo de deliciosas memorias rock

12:11 p. m. Conx Moya 0 Comments


Contado en primera persona, con tan buena mano narrativa que en ocasiones parece que se está leyendo una novela, “Ropa Música Chicos” supone un ejemplo sobre cómo escribir un libro de memorias rock. Su autora es Viv Albertine, quien fuera guitarrista de The Slits, banda femenina de punk, que habló de tú a tú con los Sex Pistols, The Clash o Johnny Thunders. Al igual que hoy se reivindica a centenares de artistas, escritoras, cineastas, pensadoras o pintoras que en su día fueron silenciadas por ser mujeres, pienso en el caso de Las Sinsombrero en España o las mujeres de la Generación Beat, Viv Albertine consigue con este libro reivindicar a las mujeres punk, ocultadas por el machista mundo del rock.
Viv Albertine no intenta con su libro complacer a nadie ni tampoco dar lecciones. Es “Ropa Música Chicos” un libro que rezume honestidad, delicioso, feminista, de reivindicación de la mujer, contado desde una historia personal, irónico sin ser cruel, nunca autocomplaciente, divertidísimo a pesar de narrar momentos muy duros, y una magnífica crónica de lo que fueron los años del punk inglés desde sus inicios, contado en la primera parte de estas memorias, que la autora denomina la Cara A de su vida.
Viv Albertine es una narradora divertida, tierna, de una candorosa sinceridad, chispeante, lo que cuenta, muy jugoso en varias ocasiones, jamás resulta sórdido o patético. Por las 528 páginas de esta crónica de vida y de una época, pasan todas las luminarias del punk inglés y estadounidense. Mick Jones de The Clash, novio de Viv en aquella época, tiene un papel destacado y lleno de cariño, porque Mick es la única persona además de su hija a quien la autora preocupa que estas memorias le puedan dañar. Además de él, desfilan entre otros Joe Strummer y Paul Simonon de los Clash; los Sex Pistols, en especial Sid Vicious, con quien mantuvo una estrecha amistad, a pesar de que él la expulsara de su banda The Flowers of Romance; Malcolm McLaren y Vivienne Westwood, propietarios de la mítica tienda de ropa y complementos SEX, donde se vestían nuestros héroes, o no tanto porque aquella ropa costaba una pasta; o el gran Johnny Thunders, con quien Viv tuvo sus más y sus manos, limitados por la adicción del músico neoyorkino, “Johnny Thunders no puede amar. Tiene el corazón lleno de heroína”.
La Cara A de “Ropa Música Chicos” recorre aquellos vertiginosos años, de los que Viv no quiso ser mera espectadora o musa como “le correspondería por su condición de mujer”. Viv quiso ser protagonista, decir y hacer, y así, tras pasar por la escuela de arte, vivir en casas okupadas y conocer a gente con sus mismas inquietudes, formó parte de las míticas The Slits, la banda de Ari Up, Tessa Polit, la malagueña Palmolive y la propia Viv Albertine a la guitarra. Querían hacer una banda de chicas para conseguir “que los chicos quieran ser nosotras”. Y no era fácil, los hombres no se sienten cómodos acompañando a una mujer que está en una banda de rock, “muy pocos se sienten cómodos en un rol de apoyo”. Sufrieron por su ambición musical, las pegaron, las escupieron, las ningunearon, pero ellas estaban decididas. Fueron aprendiendo a ser músicas sobre la marcha.
Aunque haya trascendido la impresión de que a aquellas bandas les daba igual cómo sonaban, Viv refleja claramente en el libro su interés por aprender, por encontrar un sonido propio, por hacer las cosas lo mejor posible. Así, las letras de The Slits estaban muy meditadas, “Escribe sobre lo que conoces y haz que la gente piense”; fueron escrupulosas con su producción e imagen; apostaron por una música que sirviera para algo, que tuviera una finalidad, “La música de rodeó mi infancia y adolescencia era revolucionaria y puesto que crecí escuchando una música que intentaba cambiar el mundo eso es lo que sigo esperando de ella”. En su crónica de aquellos años Viv nos deja muchas pistas sobre su técnica con la guitarra, aprendida sobre la marcha con enorme esfuerzo y de manera autodidacta, e interesantes anécdotas sobre la grabación de sus discos, conciertos, giras y promoción.
Y entonces las Slits se separan. Viv, con sólo 27 años, se queda sin aquello con lo que tanto había soñado y por lo que tanto había peleado, toda aquella maravillosa gente se esfuma. “Todo se ha torcido, nada sale como había planeado”. El fin de las Slits rompe la vida de Viv, “Siento como si una parte importante de mí hubiera muerto, como si hubieran desaparecido dos tercios de mi ser (...) No tengo adónde ir, no tengo nada que hacer. Estoy acabada y tengo el corazón roto. (...) No soporto escuchar música, me recuerda a aquello que he perdido”.
Toda la Cara A de la vida de Viv se sucedió de manera vertiginosa, así comienza la Cara B pensando que debe esperar a que le sucedan las cosas. Pero ella no es de ese tipo de personas, ella debe provocar que las cosas sucedan. Tras un tiempo deprimida y perdida, Viv se interesa por el cine. Tras haberse metido en la música sin tener formación, cuando decide dedicarse al cine se promete que no emprenderá ninguna disciplina “sin haber estudiado el tema a fondo”. Se suceden unos años de éxito profesional y de ganar dinero, aunque eso tampoco acaba de llenarle, Viv no busca en el arte “fama y fortuna” sino “expresión personal”. Cuando ha logrado una cierta posición y ser una mujer independiente, el amor vendrá a joderle la vida, aunque ella entonces no lo sepa.
Comienza una etapa negra y familiar. Ella, como tantos de sus compañeros, venía de un entorno desestructurado, “Nosotros somos los hijos de la primera oleada de padres divorciados de la década de 1950”. Fueron adolescentes que vieron y sufrieron desmoronarse el sueño del hogar familiar, “Bajo la consigna de paz y amor de los 60 lo único que descubrimos es que había guerras por todos lados y que el amor y el romance son un timo”. Su deseo de formar la familia perfecta que nunca tuvo, de ser esposa y madre, le costará muy caro: ostracismo, depresión, anulación de su inquietud por el arte y la música. Un desastre. “No estoy loca. No estoy equivocada. Lo único que sucede es que no estoy en el entorno correcto”. Vivir alejada del mundo la vuelve “estrecha de miras” y llena de prejuicios. Pero sobre todo la hace tremendamente infeliz, “Puedes engañar una parte de tu ser durante un rato pero no puedes mantener a todo tu ser engañado durante mucho tiempo”.
Nuestra protagonista vive en su matrimonio la anulación, esa idea de que la mujer sólo puede ser madre y ser considerada y comportarse como tal, “Tú ya has tenido tu propia vida, ahora es el turno de nuestra hija”, le llegar a decir su marido. Su marido se fijó en ella atraído por la mujer artista pero al mismo tiempo tiene miedo de esa mujer que no podría domesticar y trata durante su matrimonio de anularla. “Yo no me considero nada en absoluto”, afirma Viv. Ni su padre ni su marido valoraron positivamente su etapa en las Slits. Esa minusvaloración acaba haciendo mella en ella. Es un error que las mujeres andemos buscando la aprobación masculina.
La fuerza vital (y artística) de Viv Albertine, reprimida durante su matrimonio, se libera de una manera inesperada. La irrupción en su vida del actor, director y músico Vicent Gallo, un tipo “evasivo”, será un revulsivo que en realidad enseñará a Viv que la solución nunca está en un hombre, sino en ella misma. Vincent,” supone la locura, el impulso que puede acabar con esa vida segura y perfecta que Viv ha intentado construir al fundar su propia familia. Los dos inician una relación telefónica y por internet, una “llamada a la acción” que supondrá “volver a abrir una puerta secreta que comunica con un mundo” que había abandonado para convertirse en una esposa y madre perfectas. “Me he anulado a mí misma. Controlo todo lo que digo y hago” por el bien de una paz familiar y una estabilidad para su hija, que ella nunca tuvo. Viv se siente “emocionalmente infiel”, debido a su relación telefónica con Vicent Gallo, “Es lo que Vincent me hace sentir por mí lo que me tiene obnubilada y no lo que siento por él”. Una relación que la lleva a sentirse “aterrada, avergonzada y sobreexcitada”, pero que ayuda a Viv a “regar y alimentar mi propio yo para que vuelva a crecer”.
Su viaje a Nueva York para reencontrarse con sus compañeras de The Slits y con Vincent Gallo, con quien mantiene una especie de romance telefónico, hace que abandone su rol de esposa y madre a tiempo completo. En unas horas se siente “más viva” que en años. Vincent es “un hombre que camina solo” y Viv se da cuenta de que “no va a ayudarme en mi recuperación”. Pero al mismo tiempo surge la revelación, no debe apoyarse en ningún hombre. “Los hombres son espejos que sólo pueden devolverme el reflejo de mi ansiedad, mi confusión y mi inseguridad. Tengo que reconstruirme yo sola”. Por fin.
Viv encara de nuevo sola su vuelta al arte y a la música con cincuenta años y con una fórmula “compatible con nuestra edad adulta”. Y no le sale nada mal la apuesta. Graba un disco” The Vermillion Border”, muy bien recibido por la crítica, participa en una película y Penguin publica su autobiografía, este inspirador “Ropa Música Chicos”, seleccionado como uno de los libros de 2014 por The Sunday Times, The Guardian, LA Times, Mojo, NME y Rough Trade. Nada menos.
Agradezco como mujer (loca por la música y la literatura) este libro, adictivo y maravilloso, magníficamente escrito, que se lee en un suspiro y que nos hace amar apasionadamente a una mujer talentosa, amable y accesible, como podemos confirmar tras verla y charlar con ella en la presentación del libro en La Central de Barcelona. Sin filtros de prensa, managers o editorial, Viv firmó el libro a los que allí estábamos, toda amabilidad de la verdadera y sonrisas, departió con nosotros (ay, mi inglés), nos abrazó y se dejó hacer todas las fotos del mundo. “Es parte del espíritu general del punk qué afirma que nadie es mejor que los demás, nunca alentamos la existencia de los fans y yo continuo en esa línea”. LOVE Viv.

“Ropa Música Chicos”. Viv Albertine. Editorial Anagrama. ISBN: 978-84-339-2615-9. NÚM. DE PÁGINAS: 528. TRADUCCIÓN: Cecilia Ceriani. PUBLICACIÓN: 12/04/2017


Añadiendo el nombre de mujeres punk en un panel. "(What about the women!!)"

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