Mariola del Pozo. Cuentos de la arena
Mariola del Pozo nació en un pueblo al sur de Extremadura, aunque dicen de ella que siempre vivió en la luna.
De madre gallega que supo llenar sus cuentos de olas marinas y de andares viajeros que soñaban otros mundos.
Sus historias conocen la risa de los vientos del desierto y saben a mar.
De madre gallega que supo llenar sus cuentos de olas marinas y de andares viajeros que soñaban otros mundos.
Sus historias conocen la risa de los vientos del desierto y saben a mar.
mariola del pozo Y LOS CUENTOS DE LA ARENA
Llevaba ya ocho años colaborando con el pueblo saharaui en todo aquello que pensaba que era imprescindible colaborar: Vacaciones en paz, ayuda a la cooperación al desarrollo, y por supuesto no podía dejar de visitarlos en los campamentos de refugiados.
Fue allí donde me di cuenta, que la dignidad inmensa de ese pueblo iba mucho más allá de todas aquellas ayudas que le llegan de una comunidad internacional que reconocía sus necesidades, pero que le costaba abrir los ojos a la hora de reconocer sus derechos.
Tenían mucho que contar, y decidí escucharlos.
Me senté en las puertas de las jaimas con los ancianos guerrilleros, con las madres que perdieron hijos y maridos en su largo camino al exilio durante aquella terrible marcha negra. Lo perdieron todo. Sus casas y sus calles, su país y su mar, su gente... todo, menos la dignidad.
Aquellos testimonios, aquellos retazos de momentos en torno al té, fueron los esqueletos de unas historias que tenia que contar. Ya no sentía que fuera una deuda histórica, por aquello de haber nacido y pertenecer al país que les traicionó. Ellos eran hijos de las nubes y yo llevaba la herencia de un lugar que los condenó a la eterna espera.
Pero era mucho más que eso. Tenía que contar esas historias porque se me clavó el silencio del desierto, los colores de las melfas, las miradas de las madres. Y el color anaranjado de las jaimas. Vi músicos, poetas, pintores, vi artistas y dentro de esos artistas, pude mirar a los grandes olvidados. Les ayudamos a sobrevivir, pero no a liberarlos.
Es más fácil construir una escuela, que liberar la voz de los poetas.
Alguien me dijo una vez, que el pueblo saharaui no necesita limosnas.
- Marcha y cuenta nuestra historia, y cuando todos te escuchen, sabrás que estarán escuchando nuestra voz.
Aun recuerdo al anciano que me dijo aquello, cuando yo pregunté qué necesitaban que les trajera de España la próxima vez que volviera a visitarlos me pidió mi voz, para que repartiera por las calles y las plazas la voz que a él le habían amordazado.
Esos son los cuentos de la arena, no una deuda, ni tan siquiera una promesa.
Solamente el deseo de contar lo que otros no pueden, de arrancar las historias del rito de los tés, del vientre de las dunas, de las rosas del desierto.
Paseé con ellos por teatros, bares, escuelas y plazas de pueblos, y cada vez que la palabra se posaba en cada lugar donde contaba, sentía como se esparcía por el aire la palabra y la esperanza del anciano guerrillero cuando me pidió que contara.
Por eso cuento, para quitar esa mordaza injusta que oprime la voz de todo un pueblo.
Mariola del Pozo
* Actualmente Mariola está trabajando en un libro que recopila Los Cuentos de la Arena, las historias son propias, y se ha incluido alguna adaptación de cuentos saharauis de trasmisión oral. El libro tendrá edición bilingüe, en español y hassania, con traducción de Ahmed Chia.
Llevaba ya ocho años colaborando con el pueblo saharaui en todo aquello que pensaba que era imprescindible colaborar: Vacaciones en paz, ayuda a la cooperación al desarrollo, y por supuesto no podía dejar de visitarlos en los campamentos de refugiados.
Fue allí donde me di cuenta, que la dignidad inmensa de ese pueblo iba mucho más allá de todas aquellas ayudas que le llegan de una comunidad internacional que reconocía sus necesidades, pero que le costaba abrir los ojos a la hora de reconocer sus derechos.
Tenían mucho que contar, y decidí escucharlos.
Me senté en las puertas de las jaimas con los ancianos guerrilleros, con las madres que perdieron hijos y maridos en su largo camino al exilio durante aquella terrible marcha negra. Lo perdieron todo. Sus casas y sus calles, su país y su mar, su gente... todo, menos la dignidad.
Aquellos testimonios, aquellos retazos de momentos en torno al té, fueron los esqueletos de unas historias que tenia que contar. Ya no sentía que fuera una deuda histórica, por aquello de haber nacido y pertenecer al país que les traicionó. Ellos eran hijos de las nubes y yo llevaba la herencia de un lugar que los condenó a la eterna espera.
Pero era mucho más que eso. Tenía que contar esas historias porque se me clavó el silencio del desierto, los colores de las melfas, las miradas de las madres. Y el color anaranjado de las jaimas. Vi músicos, poetas, pintores, vi artistas y dentro de esos artistas, pude mirar a los grandes olvidados. Les ayudamos a sobrevivir, pero no a liberarlos.
Es más fácil construir una escuela, que liberar la voz de los poetas.
Alguien me dijo una vez, que el pueblo saharaui no necesita limosnas.
- Marcha y cuenta nuestra historia, y cuando todos te escuchen, sabrás que estarán escuchando nuestra voz.
Aun recuerdo al anciano que me dijo aquello, cuando yo pregunté qué necesitaban que les trajera de España la próxima vez que volviera a visitarlos me pidió mi voz, para que repartiera por las calles y las plazas la voz que a él le habían amordazado.
Esos son los cuentos de la arena, no una deuda, ni tan siquiera una promesa.
Solamente el deseo de contar lo que otros no pueden, de arrancar las historias del rito de los tés, del vientre de las dunas, de las rosas del desierto.
Paseé con ellos por teatros, bares, escuelas y plazas de pueblos, y cada vez que la palabra se posaba en cada lugar donde contaba, sentía como se esparcía por el aire la palabra y la esperanza del anciano guerrillero cuando me pidió que contara.
Por eso cuento, para quitar esa mordaza injusta que oprime la voz de todo un pueblo.
Mariola del Pozo
* Actualmente Mariola está trabajando en un libro que recopila Los Cuentos de la Arena, las historias son propias, y se ha incluido alguna adaptación de cuentos saharauis de trasmisión oral. El libro tendrá edición bilingüe, en español y hassania, con traducción de Ahmed Chia.
mariola del pozo, CUENTACUENTOS
CUENTOS DE LA ARENA
Dice una antigua leyenda árabe, que quien sabe escuchar el silencio de la noche, puede conocer los secretos del desierto.
Los cuentos de la arena nacieron en el desierto saharaui, en medio de las noches llenas de misterio.
Una gran afluencia de saharauis en nuestro país, ha hecho posible que historias como “La rosa del desierto”, o “Los tres tés” hayan viajado por España demandados por asociaciones y organizaciones que luchan por este pueblo, olvidado desde hace treinta años en uno de los desiertos más duros del planeta.
No cuentan historias tradicionales, si no que hablan sobre todo de la lucha y el recorrido de los saharauis desde las primeras intifadas hasta hoy.
“Los cuentos de la arena” han viajado durante los últimos meses por bares, institutos, teatros, y cafés de Madrid. Estuvieron en jaimas en las que se realizaron convivencias de jóvenes saharauis y españoles y, a través de las palabras de la contadora, se desvelan los secretos que pudo escuchar en el silencio de la noche:
- La Nave de los locos (Madrid)
- Universidad de Alcalá de Henares (Madrid)
- Plaza Mayor de Alcalá de Henares
- Casa de la cultura de Alburquerque
- Casa de la cultura de Villar del Rey
- Encuentro intercultural en Montijo
- Encuentro intercultural en Villar del Rey
- Jaima de Madrid en la movilización por el Sahara Occidental
- Jornadas “Mujeres y horizontes” en café Barbieri de Madrid
Otros trabajos de Mariola del Pozo son Cuentos de los bosques, Los cuentos de Dana y El canto y el cuento.
CUENTOS DE LA ARENA
Dice una antigua leyenda árabe, que quien sabe escuchar el silencio de la noche, puede conocer los secretos del desierto.
Los cuentos de la arena nacieron en el desierto saharaui, en medio de las noches llenas de misterio.
Una gran afluencia de saharauis en nuestro país, ha hecho posible que historias como “La rosa del desierto”, o “Los tres tés” hayan viajado por España demandados por asociaciones y organizaciones que luchan por este pueblo, olvidado desde hace treinta años en uno de los desiertos más duros del planeta.
No cuentan historias tradicionales, si no que hablan sobre todo de la lucha y el recorrido de los saharauis desde las primeras intifadas hasta hoy.
“Los cuentos de la arena” han viajado durante los últimos meses por bares, institutos, teatros, y cafés de Madrid. Estuvieron en jaimas en las que se realizaron convivencias de jóvenes saharauis y españoles y, a través de las palabras de la contadora, se desvelan los secretos que pudo escuchar en el silencio de la noche:
- La Nave de los locos (Madrid)
- Universidad de Alcalá de Henares (Madrid)
- Plaza Mayor de Alcalá de Henares
- Casa de la cultura de Alburquerque
- Casa de la cultura de Villar del Rey
- Encuentro intercultural en Montijo
- Encuentro intercultural en Villar del Rey
- Jaima de Madrid en la movilización por el Sahara Occidental
- Jornadas “Mujeres y horizontes” en café Barbieri de Madrid
Otros trabajos de Mariola del Pozo son Cuentos de los bosques, Los cuentos de Dana y El canto y el cuento.
0 comentarios:
Publicar un comentario