“Observar vidas así puede que te haga sentir muy bien porque tu vida es
distinta o muy mal porque tu vida podría ser como ésas con que solo se torciera
una tontería de nada”. Maite Uró
Conocí a Carlos Zanon
gracias a la web de Kiko Amat, donde se recomendaba con entusiasmo su libro ‘Yo
fui Johnny Thunders’. Seguidora como soy de Amat, suelo hacer caso a sus comentarios
y además el título y la temática me llamaron la atención al segundo. El libro
de Zanon tiene todo eso que tanto me atrae: barrio, negrura, fracaso,
rock’n’roll, oportunidades perdidas, lo que pudo ser grande y se quedó en nada…
la belleza de los perdedores, ese irremediable “born to loose”. Francis, el
protagonista, encarna aquello en lo que se convierten esos héroes juveniles, los
curriquis de barrio, cuando llegan a la madurez, cuando son finalmente
devorados por ese mundo que ellos se iban a comer. Además el libro incluye en
su título al gran Johnny Thunders, ese músico, en palabras de Zanón, que “mezcla
la imagen de yonqui, creador y al mismo tiempo ángel negro de sí mismo, algo
que me atraía y repelía. Es Drácula, Byron y Alejandro Magno a la vez y me
parecía una imagen potente”; y tanto.
Me bebí de un trago ‘Yo
fui Johnny Thunders’, un libro amargo, lleno de desencanto, pero enormemente
lúcido y sincero; a estas alturas se agradece que no nos cuenten rollos, que no
nos hagan trampas. A partir de ese momento busqué sus otros libros, (me falta
su obra poética), y leí ‘No llames a
casa’ y ‘Tarde, mal y nunca’.
Las tres novelas son muy
rockeras; el rock’n’roll, la música y el viejo Thunders habían tirado de mí
para lanzarme en plancha a leer ‘Yo fui Johnny Thunders. Si bien en sus otros
libros la presencia de la música no es tan rotunda, las situaciones y los
personajes tienen también mucho de desfase punk. “(…) el que se refugiaba en la
música hacía valer su idea de ser distinto. Podías ser pobre, feo, raro pero
eras sobre todo distinto y lo reivindicabas a través de la música, que te
diferenciaba y en la que te refugiabas”. Zanon explica que siempre escribe con
música: “tengo que tener una banda sonora en la cabeza. Así el libro suena de
una manera determinada. El protagonista interpreta la realidad con la música”. Se
trata de unos libros totalmente recomendables, ambientados en el barrio (todas
transcurren en Barcelona), con personajes que rozan la marginalidad, cuyas
vidas se enredan y complican hasta tener encontronazos con la ley. La vida en
los libros de Zanon, como en la realidad, es indudablemente una mierda; vivir supone
irremediablemente sufrir desencanto y desilusión; en toda vida hay momentos de
absoluta desesperación en los que o se tira la toalla definitivamente o se
sigue peleando a brazo partido.
Los personajes de Zanón luchan, lo intentan, tratan de mejorar, de salir de la situación chunga en que
se encuentran, pero casi siempre son vencidos por un destino fatal y adverso, empeorado
por sus propios errores. Aún así el autor siempre nos deja un resquicio, si no
de esperanza, de un poco de oxígeno para aguantar algún envite más que probablemente
esté por venir. Sus personajes van a la deriva; sus vidas son un
desastre y lo peor es que no consiguen remediarlo; es más, al final se empeñan
en mantener sus errores, se aferran a ellos, sin utilizar ni un tanto la
cabeza, sin dejar actuar ni por un momento a la razón. Zanón lo define como “la
mala suerte de los que eligen mal”. La trama les envuelve como una tela de
araña; como se dice de uno de sus personajes: “Ante una solución buena y otra
mala, Epi siempre acertaba a encontrar otra peor”. Los personajes que habitan
las novelas de Zanon son seres fracasados, que nunca han llegado a nada, o que
un día fueron alguien pero lo perdieron todo, como en el caso de Mr. Frankie en
‘Yo fui Johnny Thunders’ o Raquel en ‘No llames a casa’. Sin embargo el autor
no los juzga, no moraliza, no se ensaña con ellos; hay en todos sus personajes cierta
dignidad, la de los perdedores, y por muy arrastrados que se vean, nunca llegar
a perderla. Sus hombres no tratan bien a las mujeres, pero las mujeres de los
libros de Zanón tampoco tratan mucho mejor a sus hombres. Dice Zanón sobre sus
propios personajes que para transformar a un manso en bravo “no hay que dejarle
escapatoria, porque sólo tiene la opción de tirar para adelante; cuando alguien
no tiene nada que perder puede hacer cualquier cosa”. Desecha las “situaciones
inverosímiles” y esos personajes “malos que son muy malos, o las prostitutas
con buen corazón” porque “la vida es bastante más compleja; y no hay buenos y
malos, ni en la vida ni en las novelas”.
En todas sus obras se
repite una misma forma de escribir: frases cortas, sentencias contundentes,
estilo nervioso, conciso y callejero. Hay un constante cambio de punto de vista
del narrador, lo que me ha parecido muy interesante porque nos da una idea
mucho más completa de las situaciones y nos hace llegar mejor a los personajes
y lo que sienten.
Los libros de Zanón,
inevitablemente, acaban fatal, porque no hay otra, porque no hay más remedio,
pero sus finales son siempre abiertos y sorprendentes, te dejan sin aliento. En
especial con el final de ‘No llames a casa’ me quedé totalmente noqueada y tuve
que leerlo dos veces para encajarlo, magnífico. Hay que tener mucha seguridad
para acabar una historia así, de esa forman tan inquietante, que deja sin
respiración, en lo que para mí es un final redondo y perfecto para el libro.
Dejo para el final la
adscripción de sus libros en el género de novela negra; los tres han sido
publicados en la colección Serie Negra de RBA, aunque no cumplan con los
cánones estrictos del género. La crítica en cualquier caso se ha puesto
unánimemente de su parte: «Un autor
sobresaliente del género, que se aparta de los clichés previsibles», Ricardo
Senabre, El Cultural. El propio Zanon no lo acaba de tener claro, aunque no
parece que le desagrade, ser inscrito en este registro. En una entrevista
concedida a EFE el autor admitía que su novela negra es diferente: “No hay
policías, no hay investigación, no hay misterio, y lo único que relaciona mis
novelas con el género es la violencia, física o intelectual, que sufren los
personajes".
Los libros de Zanon son
para subrayarlos, para no dejar de apuntar citas y frases. Dejo aquí algunas de
las frases que más me ha pellizcado.
Tarde, mal y nunca; RBA LIBROS, 2011
Y sólo con el tiempo adquirió la certeza de que muchas de las cosas que
en su día consideró brillantes no eran sino una serie de circuitos que no
funcionaban del todo bien en su cabeza.
Todo lo que pasa de noche resulta incomprensible más tarde con el sol.
De noche se hacen cosas que no se harían de día. Y la mayoría de las cosas que
uno hace de noche no se las cree al día siguiente. Quizá todo se resuma en esos
dos mundos de los que hablaba su padre. Uno oscuro y otro luminoso, opuestos. Los
delitos y los amores que se perpetúan de noche no deberían ser juzgados,
castigados o mantenidos a la luz del día. La noche, además de ser desleal,
agota.
El problema acaece cuando hallas lo que quieres y lo pierdes. Sin aviso.
Lo encuentras una noche cualquiera casi por azar. Lo reconoces, lo tienes, y a
pesar de retenerlo con todas tus fuerzas, lo pierdes. Entonces te haces viejo
de golpe, entonces ya has visto, ya sabes, no puedes volver a no ver, a no
saber. Y claro, has de seguir saliendo cada atardecer con la esperanza de
encontrar por segunda vez aquello que te hizo feliz, como si los milagros
abundasen, pero sospechas que nada será tan bueno como eso que tuviste. Que por
mucho que uno busque, y parezca encontrar, el final dejará sabor a fallido, a
demasiado tarde, a equivocado.
Desconfías de ellas [las palabras]. Había gente que se escondía detrás
de las palabras. Gente que las utilizaba como cuerdas, cinta aislante con la
que rodean tu cuerpo, te cruzan los labios, te inmovilizan hasta dejarte tieso
(…) Las palabras nunca le habían ayudado. Por mucho que tratase de explicar lo
que sentía, nunca había sabido expresarlo (…) ¿Cómo podría explicarse con
palabras semejante alud de emociones?
Los necesita porque cuando le hablan o piden su presencia, le sacan del
anonimato, le hacen sentirse importante, visible para el resto del mundo.
Aquel chico no está bien. Nunca lo ha estado. Tiffany lo ve ahora con
claridad. Siempre ha sido una gaseosa agitada por unos y por otros y ahora el
tapón ya no puede contenerle. Debe ir con cuidado. Como pasaba con su padre,
incluso con Tanveer; toros ciegos, impredecibles. Lo que ayer les gustó hoy
puede enfadarles. Las palabras que ayer les halagaron, hoy pueden ser tomadas
como ofensas.
No llames a casa; RBA LIBROS, 2012
La gente que olvida mal suele hacerse daño. Porque los que olvidan mal
se dicen la verdad con mentiras, extravían nombres, esconden personas, lugares
y acaban por recordar sólo lo bueno.
Oh, al parecer duele eso de la Verdad. Escuece, está hecha de piedra y
más piedra dura la Señora Verdad.
Las traiciones nacen de los juramentos.
La gente te tiene en cuenta mientras tienes algo que ellos no tienen.
Yo deseé poderte olvidar y que tú no me olvidaras nunca.
Quiero ser feliz. Y quiero serlo contigo o sin ti.
Él siempre entiende a la primera a quien escapa, se disfraza y disimula,
de la misma manera que no puede llegar a comprender a quien se queda, se
conforma, es fiel.
Las palabras no saben mentir cuando se llega al final. Al final de
verdad. El final de los finales. Sin rendición ni prórroga.
El amor se enfría en la distancia. El amor sólo sirve si es tóxico, si
te anula, si te quita el aire a tu alrededor, como el aire que rodea a un
suicida que, aunque quiere respirarlo no puede hacerlo. El amor no pide espacio
ni respeto; lo fagocita, quema por completo el oxígeno que le rodea.
Hoy eres mi amigo. Pasado mañana me odiarás. Te preguntarás a dónde me
he ido, por qué te he hecho lo que te he hecho (…) Eso tú no o sabes pero yo
sí. Por eso esta noche yo soy tu amo y tú no lo sabes.
Es fácil querer a quien no te da problemas. Con quien no discutes ni te
engaña. Es fácil querer a quien no está enfermo, que no se pincha, que no es
pura ruina. Es como querer a Jesucristo. Querer a alguien que no se equivoca,
que se deja matar por ti, que nunca peca, que te da todo a cambio de nada. Eso
es fácil. “
Yo fui Johnny Thunders;
RBA LIBROS, 2014
Se necesita el aire para poderse ahogar.
Siempre fue un tipo distinto que tenía las de perder.
Yo tengo mucho estilo pero no tengo nada de clase (Johnny Thunders)
Imbécil, tú no tienes por padre a un tipo cualquiera. Conocí a gente,
hice cosas, viví rápido, me consumí, fui osado mientras todos los demás se
conformaron con la misma sopa recalentada, con oler en sus mujercitas las mismas
bragas apestando a col de sus mamás. Me aplaudieron. Me adularon. Me encaramé
allá arriba, engreído, grande, invulnerable. Y allí los aplausos, el deseo es
como una bomba que nadie ve cuando estalla. Tardas meses o años en descubrir
que la explosión ocurrió dentro de ti. Sin ruido. Y por eso mismo, más
devastadora. Tu madre me eligió por ser diferente, por no ser como los otros (…) ¿Qué pasó? Que
no todos ganamos. De hecho sólo ganan los que siempre ganan.
Quién sabe; en un mundo paralelo podríamos haber sido el uno para el
otro. Tenías tu vida antes de que yo llegase. Sigue con lo mismo.
Y si el amor es una mentira el odio es la verdad.
Uno gestiona lo cotidiano más o menos bien hasta que se te llena la
cabeza de sueños. Hasta que se te enamoran las entrañas. Y entonces irrumpe la
luz salvaje y te deslumbra y, por primera vez, ves. Al menos ella funciona así.
Le ha vuelto a pasar y todo se va al demonio, rápido, girando como un planeta
loco.
Pasó de la indiferencia a la añoranza, del desapego a la adicción.
El día que vendes a tus amigos se ha acabado el rock’n’roll.
Tú sólo querías a tus amigos, a tu polla y a los Clash y seguro que no
por este orden.
O que fuera verdad que la ama como dice, pero los tíos son espuma, el
mismo esperma que les sale de la polla les sale de la boca, caliente,
incontenible, muerto.
Siempre ha sido así, honesto con lo que siente más allá de lo que debe
o no sentir.
¿Se puede dejar de amar en minutos? Se puede. Sucede. A él sin ir más
lejos.
La gente, a medida que crece, va asimilando la derrota. Cosas que quiso
y que ya no podrá tener, esas historias. Pero en mi caso uno pasa de creer que
nunca crecerá, que puede tener todo lo que desee sin necesidad casi de
desearlo, a la certeza de que la partida ha acabado ya, para siempre y
demasiado pronto.
Que alguien te pare, porque tú no puedes. Eres un imbécil y la jodes,
eres un imbécil y siempre la jodes. Eso es todo. Siempre ha sido así. Principio
y fin de la historia.
Una vez se instala el gusano de la desconfianza, la luz cambia, las
palabras, todas ellas, se tornarán trampas y cuchillos y nada se puede hacer
para no saber que ese es el veneno que te irá quitando el aliento como si
vivieras dentro de un puño que alguien va cerrando inexorablemente.
El sufrimiento, la medicación y la ausencia de sol y aire lo han
apagado hasta hacerle ceniciento.
Con el insoportable peso de no querer crecer, de no poder ser adulto.
P.D. Acabo de descubrir
que me falta por leer un libro de Carlos Zanon Nadie ama un hombre bueno,
parece ser que es la primera de sus novelas; al menos tengo esperanza de leer
otro trallazo de Zanon no tardando mucho. Biennnnnnnnnn.
Lo más maravilloso de nuestro amor es que no tiene razón ni lógica. Lo más bello de nuestro amor es que camina sobre las aguas sin hundirse. Nizar Kabbani
Vuelven los murcianicos Perro a Madrid el 27 de marzo (Sala Moby Dick). No podremos acudir por otros compromisos, es día de Vinos y Aniversarios, pero si estáis en Madrid y podéis ir al concierto no debéis dejar pasar a la ocasión. En sus directos empiezan con intensidad de misil desde que se suben al escenario, sin que bajen las revoluciones en ningún momento. Perro son ahora mismo un cohete y a ver quién es el valiente que se atreve a pararles.
Pudimos disfrutar el zambombazo sonoro de los murcianos Perro en Madrid en un concierto en la Sala Siroco el pasado 31 de enero de 2014. Una cosa fina, fina…
“Estamos preparados Mucho tiempo esperando / Espirales de sonido Distorsiones que hunden edificios” Festival, Perro
“¿Y qué hay en Murcia?”, es una pregunta recurrente. Además del río Segura, un calor de narices, maravillosas playas y el Bando de la Huerta, Murcia está llena de arte; músicos, artesanos, escritores, periodistas y demás gente en movimiento, que sin embargo en la mayoría de los casos son poco conocidos fuera de la región. Una de esas maravillas murcianas son Perro, banda compuesta por cuatro jovenzuelos, dos de ellos a la batería, que desde 2011 han publicado varias maquetas y finalmente el pasado año 2013 dieron el salto definitivo a un larga duración, ‘Tiene bacalao, tiene melodía’, que les está dando muy mala buena reputación en decenas de salas de toda la geografía; se están pegando un año de conciertos de locura. Aquí les conocimos a través de nuestro programa de cabecera, ‘Tímpanos y Luciérnagas’, coincidiendo con la edición de su EP ‘Singles brasileñas’
En resumen, si vais a verles el jueves 27 os espera un trallaco de principio a fin de concierto, que hay que tener mucho fondo para aguantar un concierto entero a tope desde el primer minuto. Las dos baterías son algo para ver y da mucho fuste al espectáculo. Hay que ver cómo saben transmitir con total sinceridad y sencillez lo bien que se lo pasan en el escenario. El público madrileño estuvo aquella noche entregadísimo y cantando todas las canciones. Un concierto bien grande que se repetirá y seguro mejorarán este jueves. Si tenéis ocasión, de verdad no os los perdáis.
Perro en Siroco, Madrid. Enero 2014
Dice su promotora: “Llevan unos 3 años desde su irrupción en escena, cuando Perro se clasificó para la final de un concurso a la que finalmente no acudieron porque su batería se marchó tres días antes a trabajar en un crucero.
Desde entonces, ya sea en su original formato de trío, como dúo ocasional o en su actual y definitiva formación de cuarteto (con dos baterías, tras el regreso del crucerista), no han dejado de pasarles cosas buenas.
Han publicado tres maquetas (una de ellas en acústico) repletas de himnos para el recuerdo y un recopilatorio con los mejores temas de estas demos regrabados, han tocado sin parar en salas de media España y en festivales como Monkey Week, Lemon Pop, Estrella Levante SOS 4.8 o Sonorama y además han tenido tiempo de participar e incluso ganar variados concursos musicales.
Son Perro, una banda de veinteañeros sin complejos para mezclar las influencias del shoegaze y el noise, el espíritu del punk y la alegría del pop independiente, con un ojo puesto en los sonidos noventeros y el otro sin perder de vista la escena independiente/underground actual.
La democracia española es un potentísimo robot de cocina. Con los restos del expresidente prepara unas deliciosas croqueticas de exaltación y "consenso".
La activista por los derechos Saharauis
Aminetu Haidar visita el lunes 24/03/2014 el Congreso de los EEUU para defender
los derechos del pueblo saharaui. Aminatu acudirá al Capitolio invitada por la
Defense Forum Foundation, en coordinación con el Centro Robert Kennedy por la
Justicia y los Derechos Humanos. La visita es para tomarla en serio, una
saharaui hablando en el Capitolio, además una saharaui con el carisma y
prestigio de Aminetu Haidar, y de la mano de la Fundación Kennedy. El momento,
decisivo. El próximo 31 de abril, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas debate
un año más la prolongación del actual mandato en el Sáhara Occidental de la
Minurso (Misión de la ONU para el Referéndum en el Sahara Occidental). Se espera
que el mandato se prolongue, pero el quiz de la cuestión es la petición de que
la Minurso incluya entre sus atribuciones la vigilancia de los derechos humanos
en el territorio saharaui ocupado. No nos cansaremos de decir que la Minurso es
la única misión de paz de la ONU en el mundo que no incluye competencias en
materia de derechos humanos.
Las espadas están en alto. El año pasado EEUU
realizó una propuesta inicial favorable a que la Minurso incluyera prerrogativas
para vigilar los derechos humanos. Todo tipo de maniobras marroquíes, con el
respaldo de su eterno aliado francés, y el sucio seguidismo de España (todavía potencia administradora del territorio) dieron al traste con la propuesta. La resolución
incluyó tan sólo un “vago llamamiento a profundizar en el respeto a los
derechos humanos en el territorio saharaui y en la ciudad meridional argelina
de Tinduf”, como recogía el corresponsal de Agencia EFE, Javier Otazu-
Fuentes saharauis de activistas de derechos
humanos estimaron que en cualquier caso el trabajo había sido positivo porque
se había puesto en la mesa las graves violaciones de derechos humanos en el
territorio saharaui ocupado.
Este año se repite escenario. El movimiento
saharaui ha puesto toda la carne en el asador. Meses de manifestaciones y
movilizaciones en los territorios ocupados y en la diáspora. Concentraciones,
campañas, conferencias, un gran trabajo de Javier Bardem, Aminetu y Kerry
Kennedy en Francia… La visita de Aminetu
por el Capitolio es un paso más en esta batalla tan importante para los
saharauis. De batallas mucho sabe Aminetu; no en vano libró 32 y salió
victoriosa. Confiamos que de esta también.
Las treinta y dos batallas de Aminetu Haidar
“Una mujer sola, con sus manos desnudas y su melfa engalanada, puede más que el estado invasor y los estados cómplices, más que la cobardía española y la vesania francesa, más que el petróleo que quieren robar y que los fosfatos que ya han robado: la hidra de cien cabezas no puede nada frente a la sonrisa de Aminetu, el recuerdo sagrado de Gandhi, la protesta de las manos abiertas: caerán si la vuelven a encarcelar, y si no la encarcelan manarán rosas de sus huellas y cuando esparzan su aroma, también caerán. Rendíos: Aminetu está en El Aaiún.” Gonzalo Moure Trenor. Las treinta y dos batallas de Aminetu Haidar; descarga gratuita:
En la presentación del libro ‘John Lennon’, de Jesús Ordovás
7:39 p. m.
Conx Moya
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Foto: facebook José Luis Ibáñez
Foto: facebook José Luis Ibáñez
El mítico conductor del Diario Pop, el
periodista Jesús Ordovás, acaba de lanzar un nuevo libro, una biografía de John
Lennon. Y lo hace en Sílex Ediciones, dentro de su colección de biografías de
grandes personalidades de la Historia Universal.
Cuando nos enteramos por las redes
sociales, desde las que seguimos a Ordovás, que el libro iba a ser presentado
en Madrid el miércoles 19 de marzo, nos apresuramos a acudir a la cita con uno de
nuestros locutores preferidos (ver post ‘La radio que escuchamos peligrosamente
I’) y con uno de los músicos más influyentes del siglo XX y líder de uno de mis
grupos de cabecera, aunque debo puntualizar que mi beatle siempre será George
Harrison.
El caso es que nos plantamos en una 2ª
planta abarrotada de público de La Central de Callao. “Con puntualidad
británica” comenzaba la presentación, con una mesa de lo más granada: a Ordovás
le acompañaban los editores; Pedro Costa, director de cine que rescató las
imágenes censuradas por el No-Do, de la llegada de Los Beatles a España en el
documental para TVE ‘¡Que vienen los Beatles!’, y José Luis Alvarez, el único
periodista que entrevistó a la banda durante sus conciertos en España en 1965.
La presentación se organizó como un
programa de radio, con intervenciones establecidas pero que en cualquier
momento eran interrumpidas por comentarios de otros miembros de la mesa, o del
público presente. Ordovás repartía los tiempos y “el bacalao”, dando la palabra
según las aportaciones de unos y otros lo iban requiriendo. A ratos me dio la
sensación de estar en la grabación de un programa de radio con público, me
encantó.
El editor, Ramiro Domínguez (Sílex
Ediciones), comenzó su intervención agradeciendo su presencia al público que
abarrotaba la sala, “a pesar de la crisis” y de la situación que atraviesa el
mundo editorial y cultural. Destacó que el texto de Ordovás es ágil, ameno, muy
claro y que, a pesar de todo lo que se ha dicho y escrito sobre los Beatles
todavía aporta datos novedosos. Ordovás tomó la palabra un momento para
destacar la foto de la portada, que ofrece una imagen de un Lennon moderno,
como siempre fue, durante las sesiones de grabación de ‘Imagine’.
A continuación intervino Pedro Costa,
guionista, director y productor de cine. Me extiendo en esta parte porque me
encanta ‘¡Que vienen los Beatles!’, de hecho en 1995 hice un reportaje para la
escuela de radio con este documental como tema. En 1965 Costa era un joven
estudiante de la Escuela de Cine, al que el NO-DO le encargó grabar la llegada
de los Beatles a España y sus conciertos en Madrid y Barcelona. Costa explicó
que en las grabaciones se centraron sobre todo en la reacción del público, las
fans y los periodistas ante el fenómeno Beatles. Cuando iban a montar los
reportajes llegó una orden del director del NO-DO para que no se hiciera. Se
guardaron las cintas y se relevó a Costa y sus compañeros del trabajo,
elaborándose tan sólo una breve noticia, en la que ni siquiera participaron
ellos. En aquel breve se ridiculizaba el paso del grupo por España, lanzándose
mensajes tales como que la juventud española no había caído en la trampa y el
histerismo por los Beatles. En el montaje se vino a decir que los conciertos
habían sido un fracaso, lo que no fue cierto. Costa explicó que en Madrid había
más gente fuera de la Plaza de las Ventas que dentro, hubo gran presencia de
los grises y se detuvo a varias personas en los alrededores de la plaza; por
otra parte las entradas eran carísimas para el nivel de vida de la época. En
Barcelona, según sus palabras, todo fue más civilizado.
No sería hasta 1986 cuando Pedro Costa se
acordara de aquellas grabaciones al ver algunas de sus imágenes en un programa
de Miguel Ríos en televisión; así descubrió que no habían sido destruidas y
debían de estar guardadas en algún sitio. Poco después un estudiante, que había
elegido como tema de su tesis la España de los días en que los Beatles
visitaron España, contactó con él. Costa le habló de aquellas grabaciones y le
animó a buscarlas. Finalmente las imágenes aparecieron y le propuso a Ramón
Colom, por aquellos días Director General de Televisión Española, hacer un documental sobre
aquella visita. El documental ‘¡Que vienen los Beatles!’ se terminó en 1995,
coincidiendo con el 30 aniversario de la visita de la banda a España. En el
documental hablan músicos, periodistas, personas que tuvieron que ver con los
conciertos, y algunos asistentes a los mismos. Como curiosidad, aparece la
actriz Marta Fernández Muro, entonces una de las alocadas fans del grupo que
fueron a recibirles al aeropuerto. Y por cierto una enamorada de George
Harrison…
El músico y periodista José Luis Álvarez,
fundador de la revista Fonorama, fue el único periodista español que hizo una
entrevista a los Beatles en el hotel donde se alojaban en Madrid (el Fénix de
Colón). Contó cómo estuvo bastante tiempo detrás del manager del grupo, Brian
Epstein, al que le gustaba mucho venir a España. Pudo conocerle en Andalucía,
donde consiguió entrevistarle y allí estuvieron hablando sobre la posibilidad
de traerlos. Epstein estaba muy receptivo a que tocaran en nuestro país pero no
tenía claro si los conciertos serían un éxito económico. Finalmente se
cerrarían los acuerdos y el empresario Paco Bermúdez fue quien trajo a los
Beatles. Según Álvarez, el resultado económico fue satisfactorio, Bermúdez no
perdió dinero y tuvo la satisfacción de ser quien les trajo a España. Como curiosidad,
al empresario le desaparecieron todos los documentos que guardaba de aquella
visita: los contratos, carteles, afiches, entradas y posters relacionados con
los conciertos. Álvarez también hizo referencia al marciano y cañí recibimiento
que tuvo el grupo en Madrid con monteras y sombreros cordobeses, y unos Beatles
alucinando, mientras eran recibidos por flamencas de pega (Las Hermanas
Hurtado), presentados por Torrebruno y eran asaltados con preguntas delirantes
(`¿No tienen dinero para ir a la peluquería?’, ‘¿saben quién es Marisol?’) de
los periodistas presentes. Álvarez remató su intervención relatando la
entrevista que les pudo realizar en la habitación del hotel donde se alojaban.
Una de las anécdotas que más me llamó la
atención fue conocer que José Luis Álvarez grabó el sonido del concierto de
Madrid, y al parecer con bastante calidad. Hay que destacar que entre las
cintas del NO-DO no aparecieron las del sonido, por lo que para el documental se
usaron grabaciones de conciertos de aquella gira en otros países. Álvarez dijo
que tenía en mente sacar un disco con aquellas grabaciones pero de momento
problemas de derechos se lo impedían.
Jesús Ordovás retomó la palabra para
explicar que en el libro había realizado una ardua labor de investigación en
libros, fanzines, revista, y en internet. Con todo ello ha realizado un libro
conciso y muy ameno sobre aspectos poco conocidos de Lennon, que aunque parezca
mentira, aún los hay. El autor hizo hincapié en el capítulo en el que cuenta
los viajes de los Beatles a España, en especial el de John Lennon a Almería para
el rodaje de la película ‘How I won the war’, de Richard Lester. La historia de
aquella estancia de Lennon se recoge en la película de David Trueba ‘Vivir es
fácil con los ojos cerrados’ y en el libro ‘Juan y John’, de Adolfo Iglesias, donde
se recupera la historia del delicioso Juan Carrión, el profesor de inglés
gracias a quien, según se dice, el grupo de Liverpool empezó a incluir las
letras de las canciones en sus discos. Durante el coloquio posterior se le preguntó
a Jesús Ordovás qué había de novedoso en el libro. La respuesta la dio el
editor al destacar cómo el autor había logrado plasmar la parte más humana de
Lennon, algo que no siempre se conseguía en los textos dedicados al exBeatle.
A esas alturas nos lo estábamos pasando en
grande. Y llegó el momento de la emoción, de la
mano del responsable de la colección de biografías, José Luis Ibáñez, al
leer un extracto del bello texto de Justo Serna sobre Lennon; en ese momento
sentimos que los Beatles estaban EN nosotros. Por mi parte también destaco la
intervención de Crispin Mateos, un beatlemaníaco que nos recomendó un periplo
londinense para pasar un fin de semana en torno a The Beatles, curradísimo.
El acto finalizó con un Ordovás entregado a
la firma de libros y requerido por el numeroso público asistente, entre quienes
se encontraban muchas caras conocidas como Guillermo Summers, Victor Aparicio
Abundancia, o mis admiradísimos El Hortelano y Ceesepe, que protagonizaron la
anécdota, ya en la calle, al posar con Ordovás para las fotos más logradas de
la tarde; menudo ramillete.
Documental que aborda la visita de los Beatles a España en el verano de
1965 (del 1 al 4 de julio) y analiza el entorno y las repercusiones sociales
que enmarcaron sus actuaciones en Madrid y Barcelona. Junto a las imágenes
históricas de la visita, se incluyen los testimonios de personas que por su
profesión o afición musical vivieron de cerca los hechos, entre otros, los
críticos José Ramón Pardo y Carlos Tena o los cantantes, Micky, Massiel y
Miguel Ríos.
Llevo más de una década casi desconectada del cine, del independiente, de las grandes producciones, del español y del extranjero. Eso me llevó a perderme en su día Broken Flowers. Las circunstancias pusieron esta película en mi camino, bueno, en realidad su maravillosa banda sonora. Hace poco he tenido por fin la posibilidad de disfrutar este film, en pantalla grande además, gracias al ciclo dedicado a su director, Jim Jarmusch, en el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes. Y desde luego no me defraudó, todo lo contrario. Como curiosidad, me encantó ir descubriendo a lo largo de la película las canciones que había escuchado tantas veces.
Broken Flowers es una peli de viaje, por los Estados Unidos y por el interior del protagonista; es una road movie como sólo saben filmar los directores estadounidenses, que en ese género son únicos. Se trata de un viaje que marcará a un trasnochado donjuán, que parte en busca de un posible hijo del que desconocía su existencia, nacido veinte años atrás, fruto de las relaciones del protagonista con alguna de sus varias novias de entonces.
Bill Murray es Don Johnston, un trasunto entre don Juan y “Don Johnson” (en la peli se hacen una cuantas coñas con el nombre); un hombre de mediana edad, solitario, apagado, con la vida más o menos resuelta y pocas ambiciones y alegrías, un don Juan “en chándal, caduco y nostálgico, casi incrédulo con respecto a su pasado”, que se ve embarcado en esta aventura por su vecino y amigo, Winston, de origen africano, con una extensa familia y una luminosa casa donde hay una bella mujer, niños revoloteando, música, y el mejor café etíope.
Hay varios buenos guiños al cine clásico, como las imágenes que el protagonista ve en la tele de su salón de la película Don Juan, del año 1926, dirigida por Alan Crosland y protagonizada por John Barrymore, que como curiosidad fue la primera película comercial de la historia con una banda sonora completa y efectos de sonido sincronizados. O la aparición de la inquietante Lolita, hija de una de sus novias, una pequeña depredadora sexual, que sigue la estela del celebérrimo personaje de Nabokov llevado a la gran pantalla por Kubrick.
A la pareja protagonista se les equipara con las figuras de Quijote y Sancho. Murray un moderno don Quijote que quiere deshacer los entuertos vitales resultado de una juventud de seductor. Su vecino Winston es un Sancho, compañero desde la distancia y cómplice de su periplo y búsqueda.
Don se presenta en las casas de sus antiguos amores armado con ramos de flores rosas, del color de la carta donde se le informa de la existencia de su hijo, y que parece ser el preferido de la supuesta madre. Las flores rotas de la película son aquellas relaciones frustradas, todas y cada una de aquellas mujeres que va a visitar; tal vez excluyendo al personaje de Sharon Stone y a la novia a la que sólo puede ver en el cementerio, ninguna de las mujeres que pasaron por su vida guardan un buen recuerdo del don Juan protagonista. ¿Cómo las trató durante su relación?, ¿fue amoroso, fue cariñoso con ellas?, ¿les fue fiel?, ¿las comprendió como mujeres?, ¿fueron algo más que simples conquistas, meros nombres de una lista interminable?
La condición de conquistador de Don resulta triste; el mito de don Juan, como el de Peter Pan, tienen sentido en la juventud. El donjuán debe morir joven, en todo su esplendor de seducción y abandono. La madurez de don Juan no puede más que ser triste, árida, solitaria y penosa.
El final de Flores rotas, con la cámara rodeando al caduco donjuán protagonista, solo una vez más, es difícil de olvidar. Ese plano circular sobre la “cara de palo” keatoniana de Bill Murray deja un final abierto e inquietante, para mí no desesperanzado sino incluso luminoso. Don por fin se ha movido, se ha embarcado en ese viaje por alguien, ha hecho algo por alguien más allá de sí mismo. Ha vivido aquella aventura por ese hijo, exista o no, sea el muchacho al que invita un sándwich o no lo sea. Y sólo por eso toda la historia sin duda ha merecido la pena.
Como decía, la grandiosa banda sonora es muy importante en la película, el propio Jarmusch también se dedica a la música, fue el teclista de una banda de punk en los años 80, además toca la guitarra y su último disco hasta la fecha fue publicado en 2012. Sin duda la música es uno de los alicientes de la película, que no sería la misma sin esos temas y los músicos que los interpretan. Vamos a darnos una vuelta por ella.
Denge Fever es una banda de seis miembros de Los Angeles, influida por el rock camboyano de los años 60 y el rock psicodélico. *Last fm: La banda se formó en 2001 por Ethan Holtzman y su hermano Zac a partir de un inspirador viaje de Ethan a Camboya. A la cantante solista Chhom Nimol la descubrieron en un club nocturno en Little Phnom Penh de Long Beach cuando Ethan y Zac estaban buscando un vocalista que cantara en Khmer (idioma camboyano). La formación del grupo se completa con el bajista Senon Williams, el batería Paul Smith y el saxofonista David Ralicke.
Mulatu Astatke es un músico etíope al que se considera padre del Ethio-jazz. Nació en 1943 en Etiopía y su formación musical la realizó en Londres, Nueva York y Boston. Sus composiciones destacan por la mezcla de jazz, música latina y música tradicional etíope. La música de Mulatu Astatke es la que acompaña al protagonista en sus viajes en coche por la geografía estadounidense, a través del cd que le graba Wilson, su vecino etíope.
Holly Golightly es una cantante inglesa que compone hermosas canciones a caballo entre el R&B, el country y el rock sesentero. Se dice que es una intérprete que le va muy bien a las road movies, tal vez por su presencia en la BSO de Broken Flowers. Según afirma, no sigue la música actual y su mayor influencia son The Kinks. Sus canciones suenan a tristeza, melancolía y sutileza, nos llevan a otra época y nos hablan de amores perdidos y adioses.
Holly Golightly aparece con The Greenhornes interpretando la preciosa There Is An End. The Greenhornes son una banda de garage rock de Cincinnati, Ohio, con Craig Fox en la voz y la guitarra, Patrick Keeler a la batería y Jack Lawrence en el bajo. Su música es canelita, la verdad; llena de pasión, desgarro, amores mal finalizados, melancolía e insoportable dolor…
The Brian Jonestown Massacre (BJM) es una banda de rock neopsicodélico, liderada por Anton Newcombe, un multiinstrumentista que toca decenas de instrumentos. El grupo fue fundado por Newcombe, Matt Hollywood, Ricky Rene Maymi, Patrick Straczek y Travis Threlkel a principios de los años '90 en San Francisco, California, y ha sufrido varios cambios en la formación a lo largo de los años. El nombre de la banda hace alusión a Brian Jones, el difunto guitarrista de The Rolling Stones, y a la Tragedia de Jonestown, en Guyana donde el culto a una secta acabó con la vida de más de 900 fieles. Su sonido es descrito como una amalgama entre el rock psicodélico de los años '60 y los sonidos más actuales de los '90.
No pudo ser mejor la tarde; antes de entrar en el cine, pasamos por la bellísima cafetería del Círculo de Bellas Artes, con esas lámparas, frescos y estatuas que son un regalo para los sentidos. Tomarse algo en el Círculo es un gustazo, que no podemos darnos muy a menudo debido a los precios que se gastan. La mejor antesala para ver luego Flores Rotas en pantalla grande y con toda la sala llenos de fans de Jarmusch y de la peli. En fin, una forma inolvidable de disfrutar de este film que teníamos tantas ganas de ver.
Acabo con una cita del Sr Jarmusch, ese con aspecto de eterno adolescente, sobre la creación y las influencias del artista:
«Nada es original. Roba de cualquier lado que resuene con inspiración o que impulse tu imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones aleatorias, arquitectura, puentes, señales de tránsito, árboles, nubes, masas de agua, luces y sombras. Selecciona sólo cosas para robar que hablen directamente a tu alma. Si haces esto, tu trabajo (y robo) será auténtico. La autenticidad es incalculable; la originalidad es inexistente. Y no te molestes en ocultar tu robo, celébralo si tienes ganas. En cualquier caso, siempre recuerda lo que dijo Jean-Luc Godard: “No es de donde sacas las cosas, es en donde las pones.”» —Jim Jarmusch, The Golden Rules of Filming.
Una cosa lleva a la otra. A primeros del pasado mes de diciembre me encontré en la parada de autobús frente a mi casa el cartel de una peli que se ha estrenada este puente de diciembre, “Le Weekend”. El guionista es Hanif Kureishi, autor de una novela que me encanta “El buda de los suburbios” y guionista de un montón de títulos. Lo traigo al Jukebox porque durante la peli, el hijo de uno de los personajes escucha esta canción que quiero recordar hoy, mientras se pone ciego a whisky y porros, en su habitación de la casa paterna en un pijísimo barrio de Paris. Al escucharla me sonó pero no supe ubicarla. Los títulos de crédito de la peli vuelven a esta delicada canción folk y en ellos descubrimos que se trataba de “Pink Moon”.
Recordé que en primavera de 2013 se pudo presenciar el fenómeno de la “súper luna”; buscando en Internet di con el día exacto, el 25 de abril. Ese día encontré la foto que ilustra esta entrada y descubrí la canción de Nick Drake, Pink Moon. Me sorprendió entonces la historia de este cantante, casi olvidado, una historia dura, triste y bien jodida.
Dice la Wikipedia que Nicholas Rodney Drake (19 de junio de 1948 - 25 de noviembre de 1974), más conocido como Nick Drake, fue un cantautor y músico inglés, nacido en Birmania, conocido “por sus canciones acústicas y otoñales”. ¿Qué otra información recurrente se conoce sobre un músico que no dio conciertos, apenas grabó discos, de quien no se conservan imágenes de actuaciones en televisión, en fin, de quién apenas se sabe nada?
A pesar de que tuvo poco éxito comercial durante su corta vida, sus canciones son hoy muy apreciadas los críticos y por otros músicos. Así se dice que ha sido una gran influencia de gente como Robert Smith (de The Cure), Peter Buck (de R.E.M.), Kate Bush, Paul Weller y The Black Crowes.
Más Wikipedia: El instrumento principal de Drake era la guitarra, pero también sabía tocar el piano, el clarinete y el saxofón. Drake firmó un contrato con Island Records cuando tenía 20 años, y durante 1969 editó su primer álbum, Five Leaves Left. Antes de su muerte, Drake editó otros dos LP, aunque inicialmente ninguno vendió una cantidad significativa de copias, en parte debido a que Drake rehusaba realizar presentaciones en vivo y ser entrevistado. Drake luchó contra la depresión y el insomnio durante su vida, lo cual se reflejó en sus letras. Tras completar su tercer álbum, Pink Moon (editado en 1972), dejó de tocar y grabar y se fue a vivir a casa de sus padres en Warwickshire.
Drake estudió Literatura Inglesa en la universidad de Cambridge. Nueve meses antes de finalizar sus estudios los abandonó para lanzarse a su carrera musical. Murió el 25 de noviembre de 1974 a los 26 años, como resultado de una sobredosis de los antidepresivos, que tomaba para poder dormir. Lo cierto es que Nick pasó los últimos años de su vida sumido en una honda depresión, llegando a ser hospitalizado.
La canción a la que me refiero hoy forma parte del álbum del mismo título, “Pink Moon” (1972), definido como “uno de los trabajos más cautivadores y austeros del folk británico”. El disco, una apuesta de Drake por la sencillez, fracasó comercialmente para, con el paso de los años, convertirse en leyenda. Grabado sin ningún músico de acompañamiento, con menos de media hora de duración (28 minutos), con un sonido simple, y unas canciones muy breves. La misma Pink Moon dura apenas 2 minutos, en ella a la voz de Drake y a la guitarra se une un piano, tocado también por Drake.
Sobre la feroz depresión de Drake, se dice que cuando grabó el disco, él se encontraba en buen momento. “Nick era incapaz de escribir y grabar cuando sufría períodos de depresión. Cuando grabó ‘Pink Moon’ no estaba deprimido, y además estaba muy orgulloso del disco, como testifican algunas cartas que escribió a su padre al respecto”, según el exdirector creativo de la oficina londinense de Island Records.
La lápida del cantante contiene como epitafio una frase de la letra de "From the Morning", la última canción de su último álbum ("Now we rise / And we are everywhere").
Y para finalizar la letra de esta bellísima canción:
Comienzo esta reflexión
sobre una película que tenía muchas ganas de ver y que no me ha defraudado en
absoluto, con una frase que utilizo en mi libro en construcción, “que las
emociones no nos limiten”, para darle la vuelta y convertirla en algo así como
“no pongamos límites a las emociones”.
Quienes estén o hayan
estado en las pérfidas redes sociales y hayan sentido simpatía, afecto, cariño,
conexión, con personas que están al otro lado de la pantalla y a las que no
conocen en la llamada “vida real”, pueden hacerse una idea de lo que surge
entre los protagonistas de Her, Theodore y Samantha, llámenle amor o cualquier
otro tipo de sentimiento tal vez aún por inventar.
A estas alturas todo el
mundo conoce de qué va Her, una historia de amor con mayúsculas entre un hombre
y su sistema operativo. Theodore, el protagonista, se nos presenta como un hombre
tierno, amable, apocado, sumido en una enorme crisis afectiva y una gran
tristeza tras la ruptura de su matrimonio. Este estado anímico sin duda influye
en su acercamiento a Samantha, un avanzado sistema operativo en pruebas y a su
servicio. Theodore se encuentra necesitado de compañía y cariño y es por ello
tremendamente vulnerable. En ese estado de cosas, la calidez, amabilidad,
atenciones, dulzura y chispa de Samantha le hacen sentirse irremediablemente
atraído por ella. Y ella, que no tiene cuerpo, ni pasado, ni supuestamente sentimientos,
le corresponde. “Eres hermosa”, le dice él en un momento de la película, y
ciertamente así nos lo hace sentir.
A pesar de la tecnología
que todo lo invade, Theodore es un hombre que sigue cultivando las palabras,
cree en el poder de la expresión. Ejerce con sentimiento el oficio de escritor,
en un tiempo futuro en el que se ha erradicado el papel; premonitorio de lo que
nos espera es la editorial que “aún edita libros en papel”, como una auténtica
rareza. Jonze nos presenta un futuro en el que ni siquiera se teclea, si no que
los propios ordenadores escriben al dictado. Merece una mención especial la cuidada
escenografía futurista, esa oficina donde hasta daría gusto trabajar, o el espacioso
apartamento de Theodore.
Spike Jonze, director y
guionista de Her, ha construido la historia a la perfección, logrando que nos
creamos a esa pareja formada por un hombre con tendencia antisocial y un dispositivo
móvil, sin sentirnos incómodos ni troncharnos de risa. Y a ello contribuye, con
enorme delicadeza, la pareja protagonista. Joaquin Phoenix está inmenso como el
deprimido y frágil Theodore, en un papel difícil que el actor reviste de una
enorme dignidad y ternura. Scarlett Johansson realiza una inolvidable actuación
apoyándose sólo en su voz, ligeramente ronca, cálida y tremendamente sensual. En
cierto sentido Theodore se enamora de esa voz.
Intentando no caer en esa
cosa llamada spoiler, opino que Jonze resuelve muy bien la peliaguda cuestión del
desenlace de una historia de amor diferente, apostando por los sentimientos y
por las personas, con una enorme nobleza y elegancia por parte de Theodore, lo
que le convierte en un personaje de una adorable humanidad.
Quiero destacar también
la banda sonora, interpretada por el grupo canadiense Arcade Fire y compuesta
por Will Butler – hermano del vocalista de Arcade Fire, Win Butler – y Owen
Pallett. La banda sonora de Her estaba nominada a los Oscars, pero la película
finalmente sólo recibió el Oscar al mejor guión original para Spike Jonze.
Según el director la banda estaba trabajando al mismo tiempo en ‘Reflektor’ (su
último disco de estudio hasta la fecha). El trabajo de Arcade Fire para la
película está compuesto por trece canciones de gran belleza y delicadeza,
minimalistas y un tanto futuristas, acorde con la ambientación de la película.
Todas han sido compuestas expresamente para Her, excepto ‘Supersymmetry’, que
se escribió para la película, pero luego fue incluida en el disco ‘Reflektor’,
y que está incluida en los títulos de crédito. Y destacar, claro, la canción
‘The Moon Song‘ a cargo de Karen O de Yeah Yeah Yeahs, compuesta por la propia ni
Karen O y Spike Jonze, y que también estaba nominada a un Oscar a la mejor
canción original. En la película la cantan Theodore, que toca el ukelele, y
Samantha.
En definitiva, una
película bonita, altamente inspiradora, que habla sobre las infinitas variantes
del amor; y que reflexiona sobre las relaciones humanas, la empatía, el
consuelo, la amistad, la química entre los seres (humanos o no tanto), la
soledad, las emociones, el perdón, la irremediable necesidad de compañía y
afecto. Como leí en una de las críticas sobre la película “¿Y por qué no?”
VER PROGRAMA AQUI. Tras petición de día libre y viaje en transporte público, incluido mi odiado metro ligero, llegamos la mañana del martes 25 de febrero a Prado del Rey. Mucho quejarme del juguetito de la Espe, pero lo cierto es que nos deja en la misma puerta, sólo tenemos que cruzar y nos adentramos en los terrenos de la radiodifusión pública. Recuerdo cómo en mis tiempos de becaria en Radio Nacional cogía un bus de Alcorcón a Prado del Rey que me dejaba de puerta a puerta; entonces no había ni metro ligero, ni ampliación de la línea 10, ni... la prehistoria del transporte, vamos. Aquellos andurriales me traen muchos y gratos recuerdos de hace ahora veinte años. Pasamos al control y allí nos hacen esperar un rato, somos pocos; luego podremos ver en el estudio donde se graba que apenas hay espacio para el público, poco bulto haremos.
Después de estar un rato en los pasillos, tomando algo en las máquinas y mirando aburridos los paneles de corcho, vemos aparecer a Inma, guapísima y muy maqueada para la tele. Cálida como siempre, nos cuenta que han llegado muy justos por pinchazo en el camino. Entra en el estudio de grabación, mientras nosotros seguimos dando vueltas un rato más.
Por fin entramos en el plató, bastante oscuro, y en el que predominan las luces rojas y azules. Nos sientan sobre unas enormes figuras geométricas, al ladico del escenario; saludamos a los artistas, que ya están en posición, y con total docilidad por nuestra parte somos movidos y colocados por la estricta regidora, todo medido al milímetro. Nos avisan que no se pueden hacer fotos durante la grabación, y nos quedamos quietos como palos, por miedo a meter la pata y que tengan que parar la grabación por nuestra culpa.
Y nos sumergimos en un nuevo concierto de los Pimento. Esta vez más milimétrico, menos espontáneo, menos crudo dirán después, con un Raúl muy comedido para lo que acostumbra… recuerdo para el asesinado guitarrista de Pantera, Diamond Darrell, cuernos heavy en alto, y su característica camiseta de Burzum. La steadycam les recorre de arriba a abajo, se pega a Inma, quien, inmutable, toca sus percusiones con la majestuosidad de siempre. La complejidad del cambio de instrumentos y de sitio durante los conciertos no casa bien con la televisión. Aún así el directo se hace de un tirón, con tan solo un corte, que ellos aprovechan para cambiar de emplazamiento en el escenario y acometer el final del concierto, con Raúl en muchos palos a la vez: guitarra eléctrica tocada a su bola, percusiones y la marímbula pimentonera.
Aplausos finales y se acabó lo que se daba. El público va saliendo tranquilamente y nos subimos al escenario a saludar y cotillear a placer esa gozada de instrumentos; una chulada ver tan cerca, ya en reposo, el ukelele eléctrico y lleno de cinta americana, la lata de pimentón de la purísima, santo y seña de identidad del grupo, y sobre todo el famoso palo, que pude incluso tener entre mis manos.
No iba a la grabación de un programa de la tele desde que estuve con seis o siete año de público con mi cole en un programa de aquellos de Torrebruno, en nuestra infancia un tanto cafre de los años 70. En los 80 me perdí ir con el instituto a un Tocata o un Rockopop, no recuerdo bien, como no recuerdo el motivo para quedarme fuera. Ya no sigo la tele. Hace siglos que dejaron de echar mis programas preferidos, Peligrosamente juntas y Plastic, cuando en la tele pública se emitían aún cosas decentes. Apenas sigo programas ni veo pelis o series en la bien llamada caja tonta. Sin embargo cuando nos enteramos de que ellos, uno de nuestros grupos murcianos de cabecera, Crudo Pimento, iban a estar en los Conciertos de Radio 3 (a pesar de los pesares el programa tiene nivel, oigan) nos apeteció de inmediato estar. Les hemos visto en sala y en recinto ferial, tocando para jóvenes y tocando para niños, y nos han maravillado siempre. Hasta que no saquen nuevo disco ya no esperamos sorpresas, sino sentir ese estado de bendita felicidad musical que siempre nos proporcionan sus directos. Es muy fácil engancharse a lo bueno, ser adictos a propuestas como la suya.
Así que, como siempre, queridos, ¡gracias por la música!
Ellos, varios ellos, han formado
parte de nuestra vida... algunos ¿malditos sean?, tal vez mejor ignorados sean.
Nos han hecho felices, desgraciadas, nos han roto el corazón, nos han apoyado, nos
han hundido, nos han amado, nos han rechazado, han estado dentro de nosotras, nos
han olvidado, nos tienen presentes, nunca nos han conocido realmente, nos han
engañado, nos han respetado, han sido valientes, no nos han respondido, se han
escondido, nos han transformado, nos han puteado...
Presentación de El sueño de volver de Bahia Mahmud Awah en Cantabria
8:40 a. m.
Conx Moya
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Viernes, 7 de marzo de 2014; 19:30 - 21:30
Librería La Vorágine, C/Cisneros 15, Santander
Dentro de las jornadas SÁHARA OCCIDENTAL: CUESTIÓN
DE DERECHOS. PRESENTACIÓN DE “EL SUEÑO DE VOLVER”
Encuentro con su autor, el escritor
saharaui Bahia Awah en la librería La Vorágine / Cultura Crítica
Con motivo del 38 aniversario de la
proclamación de la República Árabe Saharui Democrática ((Bir Lehlu, Sáhara
Occidental, 27 de febrero de 1976), Cantabria por el Sáhara, con la
colaboración de la librería La Vorágine, ha programado una serie de actividades
bajo el título genérico de ‘Sáhara Occidental: una cuestión de derechos’.
Una de estas actividades es la presentación
del último libro de Bahia Awah El sueño de volver (CantArabia, 2012). En sus
páginas “contrasta la añoranza de una infancia idílica con la dureza de la
guerra; la mirada de un adolescente que goza con la contemplación de los valles
de Ayahfun, con los tiempos duros de la separación de la tierra y la familia; las
imágenes del estanque y la torre del patio del colegio, con la añoranza de los
amigos muertos en combate. Pero por encima de todo, resalta el homenaje que
Bahia hace a aquellos saharauis desaparecidos, que forman por derecho propio
parte de la historia reciente de su pueblo. Es el caso de los estudiantes que
constituyeron la Generación del 68 saharaui, jóvenes a los que el autor les
pone nombre y rostro”, en palabras de Luis Leante.
El sueño de volver . Editorial CantArabia .
Precio 15€ . Autor Bahia Mahmud Awah . Prólogo Luis Leante . Epilogo Gonzalo
Moure Trenor . Paginas 253 . ISBN 978-84-86514-89-1 . info@cantarabia.org
Prometía no ser el más maravilloso de los
años. De hecho, todo parecía predestinado a que fuera un año deprimente, ocioso
y muy aburrido, la carrera terminada y sin perspectivas de trabajo. Sin embargo,
se convirtió en uno de los mejores años de mi vida. A veces es bueno dejar
pasar un tiempo para ver las cosas claras y con objetividad. Pero en este caso,
cuanto más tiempo pasa, más nostalgia y agradecimiento siento, más me acuerdo
de los buenos ratos que pasé allí.
No es que fuera nada del otro mundo. Se encontraba en un
edificio feúcho en un barrio que dejaba alucinado a cualquiera y que se quedaba
a mitad de todo. No era una emisora bien montada, ni tampoco tenía el encanto
de las emisoras piratas que habíamos visto. La impresión: no muy buena. Pero
como es muy difícil desanimarme, decidí apostar ciegamente por aquella
aventura. Era el mes de noviembre y unas sesenta personas nos preparábamos para
comenzar un reto que resultó ser alucinante.
Aquel era un sitio en mitad de cualquier
sitio. Imaginad un lugar donde estás todo el día ocupado en cosas que te gustan,
y por lo tanto no se puede considerar trabajo, donde te sientes útil, donde
estás rodeado de gente joven, chicos y chicas, animados, divertidos y con ideas.
Ese lugar no es el Paraíso, pero casi. Claro que no todo fue de color de rosa, afortunadamente,
y también hubo cosas malas. Y no precisamente pocas, pero lo realmente
increíble es que todas las cosas malas, que desgraciadamente suelen salir a
flote y suelen ser recordadas machaconamente, se olvidaron casi al instante. Las
considerábamos una tontería, nada grave, y rápidamente nos montábamos otra vez
en la rueda del día a día, apacible y excitante, agradable, pero también
agotador.
En este punto tal vez sería bueno decir que
“aquello” era una escuela de radio. Que emitíamos en una frecuencia de muy
poquito alcance (pero salíamos al aire). Que éramos treinta locutores y
veintitantos técnicos, cuatro monitores y diez becarios o precarios como se
definían a sí mismos. Casi setenta personas haciendo que “la máquina se
moviera”, y vaya si lo hicimos, aunque nos costó lo nuestro.
Y para mí no sólo hubo buenas cosas
alrededor del curso. Una maravillosa buena suerte, o una buena disposición para
que me ocurrieran cosas bonitas, me rodeó todo el tiempo.
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