La curiosidad de Alberto Manguel, preguntas que abren puertas
Presentación en La Central de Callao
(Madrid) del libro 'Una historia natural de la curiosidad', de Alberto Manguel.
Alianza Editorial. Lunes 6 de abril de 2015.
Alberto Manguel (Buenos Aires, 1948) es un
escritor, traductor y editor argentino-canadiense que escribe generalmente en
inglés. Como curiosidad se cuenta que Manguel fue en su juventud lector de
Borges. Lo cierto es que leer y escuchar las cuestiones que el autor lanza sin
interrupción resulta muy interesantes por la cantidad de reflexiones que
plantea. Alberto Manguel pasaba a primeros de abril por España para presentar
su nuevo libro 'Una historia natural de la curiosidad', definido como una “guía
sobre el arte de hacerse preguntas” y según Manguel supone un intento de
desmarcarse de los temas recurrentes de sus otros libros, la lectura y las
biblioteca. El lunes 6 de abril el autor recalaba en La Central de Callao, en
un encuentro con los lectores donde se hizo un repaso a las preguntas, dudas y
cuestiones que plantean en este curioso (y nunca mejor dicho) libro
'La Divina Comedia' copó gran parte de la
conversación de Manguel, quien lee diariamente la inmortal obra de Dante desde
hace diez años según lo que he podido ver en prensa. Así lo cuenta, por
ejemplo, en una interesante entrevista en el diario argentino La Nación, en la
que habla de esas lecturas que realiza cada día a primera hora de la mañana.
Este “clásico” de la literatura ha sido de alguna manera el motor del libro.
Las cuestiones que le han ido surgiendo de la lectura diaria de ‘La Divina
Comedia' las ha agrupado en diecisiete preguntas que encabezan los diecisiete
capítulos que componen 'Una historia natural de la curiosidad': la condición
humana, la verdad, la belleza, nuestra relación con la naturaleza, las
consecuencias de nuestros actos, la organización del mundo, qué hay después de
la muerte…
Manguel es una enciclopedia andante de
citas. Como explicó en el encuentro, tiene mala memoria para caras, nombres,
números, pero memoriza citas literarias con toda facilidad. Y lo demostró a
cada momento, no había respuesta que no estuviera acompañada por su oportuna
cita, “citada” de memoria. Y al mismo tiempo Manguel es una máquina de provocar
cuestiones, de hacer pensar cuando se le escucha, de lanzar a su vez frases y
sentencias: “Las situaciones humanas no son nunca inocentes, la acción nos
contamina”.
El encuentro se planteó como una serie de
preguntas dirigidas a Manguel, que daban pie a la reflexión y el debate. Lo que
sigue a continuación es el reflejo de una jornada para pensar, lo que no está
nada mal para una tarde de lunes recién finalizada la Semana Santa.
Y es que si se habla de “la curiosidad” no
puede haber más que constantes preguntas; que a su vez generan (o no) respuestas
que también deben cuestionarse: “Quienes se contentan con las respuestas son
los muertos”, afirma Manguel. “Las preguntas abren puertas”. Así el pensador
diferencia entre la literatura que hace preguntas a las que no podemos dar
respuestas y la mala literatura, que sí da respuestas definitivas. La gran
literatura es la que continúa planteando preguntas a generaciones de lectores.
También se planteó en el encuentro con los
lectores el tema de la escuela, “el eterno escollo de la enseñanza”. De niños
nuestro primer impulso es hacer la pregunta “por qué”. “El mundo es una selva
de porqués. Las preguntas conducen al diálogo, mientras que las respuestas
acaban con el diálogo”, reflexionó Manguel. “Preguntar es dar forma a la
curiosidad y al deseo de hablar con otro ser humano y compartir con él ese
deseo de curiosidad. Eso se debe alentar en las escuelas y universidades. La
escuela debe ser un campo gratuito de juegos y de imaginación, que no debe ser
dirigida. La curiosidad gratuita es esencial pero lo gratuito no tiene lugar en
nuestra sociedad, cuyos valores son lo breve y lo fácil. La dificultad es la
que hace nacer las preguntas”, afirmó el autor.
Precisamente hablando de la dificultad, se
planteó la cuestión de que la lectura no es fácil pero la recompensa que se
obtiene al leer es extraordinaria. Manguel se muestra de acuerdo, ya que “la
dificultad otorga un placer inmenso”. Según el autor “Las palabras difíciles
son más interesantes, de alguna manera son mágicas”. Hay que huir de esa
obsesión actual de allanar el camino a los niños, intentando eliminarles
cualquier dificultad que se les pueda presentar. “¿Por qué pensar que un niño
no es una criatura inteligente? Los niños quieren también la dificultad”,
sentenció.
Ya que Dante es de alguna manera uno de los
impulsores de este libro, se planteó al autor la revisión del discurso de los
“clásicos, hacia los que parece existir una especie de terror” hoy en día. Para
Manguel “etiquetar algo es excluirlo de cualquier otra definición”. Según el
autor “cuando a un libro se le considera un clásico alejamos a la mayor parte
de los lectores porque vivimos en una sociedad que no quiere lectores
inteligentes”.
Lo cierto es que escuchamos constantemente
que no se lee y que la cultura está en decadencia. Yo, que ya tengo una edad,
recuerdo haberlo escuchado desde que tengo uso de razón. “En ninguna época de
la humanidad los lectores han sido mayoría. Si nuestra sociedad ha escogido un
modelo económico que se opone a los valores de la lectura, no debemos sorprendernos
de la situación actual. ¿Cómo convencer al que no lee? No conozco la fórmula
para hacer que alguien se enamore ni para hacer que alguien sea lector”.
Durante el encuentro también se hizo
referencia al eteno tema libro en papel versus libro electrónico, que Manguel
reconoce no usar. “La tecnología electrónica es muy útil”, afirmó, “pero hay
que ser responsable al utilizarla; tal vez nos equivocamos en algunos usos”,
concluyó. Se declara un completo enamorado del libro en soporte papel: “Un
libro puede ser el objeto perfecto, que nos dé todos los placeres intelectuales
y sensoriales. La imprenta produjo un objeto perfecto, absolutamente
interactivo”.
El libro está escrito en inglés, y la
traducción corre a cargo de Eduardo Hojman. Manguel hizo referencia a las
nuevas lecturas que la traducción ofrece, ya que al fin y al cabo se trata,
según el autor, de un nuevo texto.
En definitiva, una estimulante
reivindicación de la duda, la interrogación y la búsqueda perpetua. Al fin y al
cabo eso es lo interesante de la vida.
0 comentarios:
Publicar un comentario