‘La canción donde ella vive’, de Daniel Ruiz García. Recuerdos hechos canción
“En España, a diferencia de lo que sucede en el mundo anglosajón, la narrativa pop / rock no existe”, así se expresaba el escritor cordobés Salvador Gutierrez Solís en una de las entrevistas que ha concedido tras la publicación de su última novela, precisamente de temática musical, ‘Biografía autorizada’.
Maticemos. Soy seguidora (y me atrevo a
decir que buscadora) de las novelas con un trasunto rockero, de lo que se
podría llamar narrativa rock y, tras haber leído varias obras de este estilo
publicadas en países anglosajones, ando a la búsqueda de estas literaturas en
español. Sin quitarle razón a Salvador Gutierrez, sí hay obras en español (aún
pocas), aunque la buena noticia es que cada vez se editan más. Una de esas
novelas es ‘La canción donde ella vive’, publicada por el escritor sevillano Daniel
Ruiz García en 2009.
No me atrevo en tan breve espacio a hablar de
características comunes de esta clase de obras, ni a afirmar que formen un
género literario. A Daniel lo nombran como uno de esos autores que han
transitado por los caminos del rock y el pop en sus novelas. Como en esta
recomendable ‘La canción donde ella vive’, repleta de canciones clásicas,
anglosajonas principalmente, de gran calidad y elegidas con enorme gusto. No en
vano el protagonista es un dj que pincha en un bar, el Honky Tonk (de nuevo
reminiscencias musicales), escenario de diferentes sucesos de la novela.
“Con este libro pretendí construir una
historia con un estilo que fuera muy musical, que no sólo hablara de canciones
sino que toda ella fuera una canción”, nos explica Daniel. “De hecho, el estilo
arrebatado estaba consagrado a que fuera algo así como una confesión hecha
canción, o hecha disco, a través de distintos capítulos que pretendían
funcionar como canciones”.
“Ella
estaba en mis canciones. Ella formaba parte de mi banda sonora”, la música irrumpe
en la novela como territorio de encuentro y felicidad. Daniel se sirve de
canciones llenas de emoción y sentimiento para expresar el deseo amoroso,
encadenado a tantas melodías. Esos temas eternos reflejan los estados de ánimo
que atraviesan los personajes.
Evocación, recuerdos, amor, sufrimiento y
dolor, a través de Beatles, Rolling Stones, Love, The Who, Jimi Hendrix y de
los músicos poetas Bob Dylan, Tom Waits, Lou Reed o Leonard Cohen. Y en
especial los Beach Boys y su Surf's Up como tema recurrente y en cierta forma
desencadenante del final: “Todo el libro viene de una obsesión personal, la mía
con Brian Wilson, centrada en su obra maestra, el Surf's Up. Una canción densa
y llena de insinuaciones, también literarias, que me dieron el tono de la
novela y que me hicieron plantearme su trama, acercándola a otra de mis
obsesiones: el vampirismo, el género de terror y todo lo que representa. Quise,
pues, crear una historia luminosa en torno a un personaje muy oscuro, a través
de los Beach Boys y su universo de playas californianas y crepúsculos
juveniles”. Así responde el autor a nuestra pregunta sobre por qué usó el
recurso de las canciones en la novela y si quería crear con ellas algún efecto
determinado.
En la novela Daniel Ruiz García se ocupa
del inevitable desastre causado por un amor que vampiriza, que irrumpe
arrasando, que hace que el protagonista, Mario, lo abandone todo detrás de
Lucía, una misteriosa mujer que le enamora bailando una canción de Jimi Hendrix.
Nocturna, excesiva, salvaje, Lucía le lleva al abismo; ella lame sus heridas
pero no de forma figurada si no completamente literal. El autor refleja a
través de una historia con tinte fantástico el desvarío de la obsesión amorosa,
la bipolaridad del amor, el apocalipsis vital causado por un amor loco y
excesivo, “Todo lo que nos aleja de
nuestra seguridad de seres juiciosos y razonables”. La novela aborda el
eterno tema del amor, irremediablemente trágico, entre diferentes; un amor, que
no es aceptado por los que mandan, por los que imponen su condición de más
fuertes, por los que hacen imperar su ley.
A través de una prosa salvaje y en
ocasiones desbordada de lirismo, sin diálogos, la historia está contada como
una atropellada colección de intensos recuerdos, en forma de una larguísima
carta escrita a un amigo durante toda una noche, o de una canción, como nos explicaba
el autor. Imágenes que Mario, el protagonista y narrador, denomina postales o
fragmentos de un espejo.
Un libro de contrastes y claroscuros, lleno
de pasión; una historia musical y arrebatada, sobre el terremoto de la pasión
amorosa, una destrucción tamizada por la luminosidad de las canciones que
componen su banda sonora.
La canción donde ella vive. Daniel Ruiz
García; Calambur Narrativa, 42; Madrid, 2009; 200 páginas; ISBN:
978-84-8359-131-4
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