“Nunca quise ser como tú”. César Strawberry. ¿En que nos hemos convertido?

2:58 p. m. Conx Moya 0 Comments


Foto: EFE, marzo 2010
Dentro de mi paseo por ese género denominado #narrativarock me parece interesante todo lo referido a los músicos escritores. No son pocos los músicos de diferentes épocas, estilos y nacionalidades que se han lanzado al ruedo literario con desigual fortuna. En muchos de los casos, aunque no siempre, la música tiene destacada presencia en la narración.
Uno de los músicos españoles que también han sido prolíficos en la escritura es César Strawberry, el líder de Def Con Dos, banda española de rap metal muy popular en los años 90, y que aún sigue en activo y dando guerra, como prueban los problemas con la justicia de su líder, que le llevaron incluso a ser detenido en mayo de 2015 dentro de la llamada Operación Araña. A los detenidos en esa operación policial se les acusaba de “enaltecimiento del terrorismo en las redes sociales”. En tiempos de Ley Mordaza es lo que parece que toca a personajes contestarios como Strawberry. Nacido César Montaña, se licenció en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando y ha probado suerte a lo largo de su dilatada carrera artística en diferentes disciplinas. Su mayor éxito es su carrera de músico al frente de los ya mencionados Def Con Dos, pero también es autor de varias bandas sonoras para exitosas películas como Acción Mutante o El día de la bestia, colaborador en prensa y contertulio en televisión.
El título, ‘Nunca quise ser como tú’, ya avanza con lo que nos vamos a encontrar. La novela recoge una historia de personajes que han superado la treintena y a los que la vida parece irles bastante bien, pero que en realidad sufren un gran desencanto. Fernando, un ilustrador de éxito, es el protagonista. Joven en apariencia contestatario, vivió sus veinte años en una okupa de Madrid e incluso fue bajista de un grupo que alcanzó cierto reconocimiento en los ambientes underground de la época, una “banda de trinchera”, como se les denomina en el libro. Pero Fernando es en realidad un oportunista, una persona que siempre ha sabido estar en el sitio correcto en el mejor momento, que se va arrimando a diferentes grupos según sus intereses. Así, su entrada en la okupa de La Cafetera obedece a su deseo de enrollarse con Ripley, una guapa grafitera que vive allí, y de paso le sirve para desarrollar su faceta de ilustrador, que será finalmente con la que se gane, muy bien, la vida. Fernando no es un hombre, ni fue un joven, con ideales ni objetivos. No creo que con su vida burguesa traicionara sus ideales porque nunca los tuvo. El protagonista vive una vida cómoda y regalada que observa con “la sorpresa del que vive algo que no cree merecer”. Sufre además de ramalazos de locura salpicados de coca, que le llevan a imaginar todo tipo de barbaridades sangrientas o de una sexualidad “bruta” y despiadada.
La novela de Strawberry destila una irreverencia marca de la casa y no deja “títere con cabeza”. Sus dardos, más bien cañonazos, van dirigidos al estado, el matrimonio, la sacrosanta institución familiar, los poderes económicos, el marketing, los empresarios del pelotazo fácil. ‘Nunca quise ser como tú’ supura cinismo, nihilismo, desencanto; habla de individualismo, protagonizada por personajes egoístas que no creen en el colectivo; aparece salpicada de un humor salvaje. La desesperanza está narrada de manera cruda y radical, sin un ápice de fe en el género humano.
La novela, en sus flashback a los años 90, recoge de manera bastante acertada la vida en la okupa La Cafetera, trasunto de aquellos centros sociales que tan en boga estuvieron en aquella época. Strawberry sabe de lo que habla, al igual que cuando narra las actuaciones de la banda imaginada que aparece en la novela, los Expresidentes, un grupo de punk hardcore que tocaban con caretas, “como en la peli de Patrick Swayze”, de los diferentes presidentes de la democracia: Suarez, Calvo Sotelo, Felipe y Aznar.
Fernando, desencantado, ya cínico desde su juventud, ataca patriotismos, nacionalismos y tradiciones. Se ríe de aquellos que buscan “la sombra del fervor patriótico para sentirse algo más que un puñado de partículas perdidas en la inmensidad del universo”. Argumenta que “La exaltación del nacionalismo nace del aburrimiento y suele ser la proyección de los complejos de líderes políticos mayoritariamente bajitos”. De alguna forma sus opiniones muestran la del propio Strawberry, azote de “sacrosantas” instituciones e ideas.
La novela también arrea a los artistas, a los modernos, a los críticos engreídos, a la prensa, incluso la gente que pululaba en los noventa alrededor de lo que se consideró contracultura. "Por mucho que hubiésemos odiado esos ambientes en nuestra juventud" habían acabado formando parte de ellos. “En ese caldo de cultivo de vanidad y mamoneo, pasamos de ser jóvenes soñadores a adultos acomodados”. El confort y la seguridad pudieron más que sueños, utopías e ideales. Algo que por otra parte tampoco se percibe en los personajes, oportunistas y aprovechados, ni siquiera en algún momento de su juventud. Tan sólo es fiel a sus ideas uno de los miembros de la banda, independentista extremeño, que sí cree en la causa por la que lucha, por más que se pinte como un disparate y él aparezca como un ingenuo: “Un honesto idealista tarado y yonqui, sí, pero con metas propias en la vida, algo que muy poca gente puede decir ahora que hasta el alma la compramos en eBay”. Porque la novela es tremendamente escéptica también con las causas: “Cuando uno no es capaz de marcarse metas individuales para darle sentido a su existencia, se refugia en la socorrida causa colectiva”. Creo que más que tratar sobre sueños o ideales perdidos la novela es un alegato contra el conformismo. Así se expresa en diferentes momentos del libro: “¿Existen más opciones de vida? ¿Es nuestro deber perseguir los sueños o una impertinencia pretender aspirar a ellos?”.
Sobre su experiencia literaria Strawberry explicaba en una entrevista a la Factoría del ritmo en mayo de 2010: “Sin duda, salir en los papeles, o como le llaman, "ser alguien", ayuda mucho a que alguna editorial se preste a publicarte un libro. El debutante desconocido creo que lo tiene más jodido aún en el campo literario que el musical, que ya es decir”. A pesar de sus palabras César Strawberry, nunca conformista, además de este ‘Nunca quise ser como tú’ (2010) ha publicado otros libros, como la colección de relatos ‘Destino zoquete’ (2009), o las novelas ‘Besando la lona’ (2005), y ‘Margen de maniobra’ (2015).
‘Nunca quise ser como tú’, de César Strawberry. Ediciones B. Barcelona, 2010.



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Resonancia Magazine, México, se hace eco de nuestro crowdfunding para editar el CD de Cierre x Impago

12:32 p. m. Conx Moya 0 Comments

Anuncian crowdfunding para musicalizar la novela Sin pedir Permiso de Conchi Moya
Para quienes aman la música, no hay nada mejor que leer una historia en la que ésta es un protagonista importante. Y es que la literatura es un ejercicio de imaginación, pero cuando la narrativa de la historia deja rastros sonoros en su trama, la experiencia se vuelve sensorial y exquisita.
En “Sin pedir permiso”(2015), novela editada por Libros.com, la escritora madrileña Conchi Moya plantea una línea argumental enfocada al tema de las radios libres y los grupos musicales independientes en España. La novela, llena de referencias musicales, radiofónicas y de cultura juvenil, también narra una historia de amor y amistad. Se trata de una novela inscrita en el fenómeno de la narrativa rock, que trata el tema de la radio, poco frecuente en la literatura española.
Aunque en los últimos años, han aparecido muchos trabajos alrededor de la música, tomando a las canciones y los artistas como personajes, la novela “Sin pedir permiso” ha despertado un interés a la inversa, ya que en esta ocasión la historia de Conchi Moya inspiró a el guitarrista ciudarrealeño Miguel Bastante a escribir la banda sonora de “Sin pedir permiso” y a darle un sonido real a Cierre x Impago, la banda imaginaria que aparece en un libro lleno de música y la emoción de la juventud.

La maqueta fue grabada en tiempo récord, en ella Miguel ejecutó todos los instrumentos excepto la batería, que fue una colaboración de Cristian Chilo. ‘Hecatombe vacacional’ (furia punk sobre una ruptura amorosa en la playa), ‘Empática y diplomática’ (dedicada a la protagonista de la novela) ‘Vallecas 83’ (rock urbano en homenaje a aquel Vallecas de los primeros años 80) e ‘Ira del dios menor’ (sobre la pelea de dos amigos de infancia) son las canciones que conforman un proyecto.


Con el propósito de editar en formato físico las canciones que forman parte de la banda sonora de la novela, la escritora madrileña y el músico Miguel Bastante han iniciado una campaña de crowdfunding para la edición de un cd con cuatro canciones escritas para la novela ‘Sin pedir permiso’.

Las aportaciones se pueden hacer desde 5 € vía crowdfunding y otorgan diversos beneficios según la aportación. El fondeo puede llevarse a cabo en el siguiente link:

Juarma, un ilustrador muy conocido en el underground español también se ha sumado a esta iniciativa creando un sensacional arte de portada siguiendo las pautas de la maqueta que aparecen en el libro.

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Onoffree. Al son del pirata que nos hizo gozar con la música más rebelde #Radio

12:10 p. m. Conx Moya 0 Comments


Mis surfeos por mi alegre juventud y pasado radiofónico durante la escritura de la novela ‘Sin pedir permiso’ me han unido de nuevo a varios compañeros de aquella efervescente época. Un proyecto llegado desde México que voy a ligar a un episodio de ‘Sin pedir permiso’ me ha reencontrado con mi querido compadre Onoffree, a quien volví a ver el pasado diciembre en la presentación de la novela en Madrid, después de varios años sin saber de él. El CD de apoyo a Radio Resistencia que hizo (creemos que hacia 1998 pero la memoria nos patina) bajo el título ‘Goza de estos sones rebeldes’ va a ser el punto de partida de esta nueva historia para la que he pedido a Onoffree que me preste algunos de sus recuerdos.
Jose Onoffree se incorporó a la radio cuando ya llevábamos algún tiempo de emisión. Le recuerdo como un ser siempre sonriente y de buen rollo pero del de verdad, lleno de color, con eternas camisas caribeñas y cargando siempre con discos. Era conocido por hacer sesiones musicales y por ser una enciclopedia andante en lo referido a las cálidas músicas “de los mares del sur”. Como curiosidad, Jose fue el primer técnico que tuvo Poemario por un Sahara Libre, el programa de radio que inició Bahia Awah en Radio Resistencia a finales del año 2000. “Yo quería hacer un programa pero el rollo de la radio que conocía y en la que colaboraba puntualmente no me iba mucho”, recuerda, “Juan Antonio Vázquez, con quien coincidía en aquella emisora, me propuso unirme a Radio Resistencia. Su concepto cuadraba más con mi forma de ser y de entender este medio”.
Su programa en nuestra emisora se llamó El son del pirata. “Siempre me ha fascinado la figura de bucaneros, piratas y filibusteros”, aclara Jose. Me recuerda cuándo pinchó por primera vez para Radio Resistencia: “Fue en una fiesta en el KRA.  Se me propuso hacer una sesión para la siguiente fiesta, que fue la que hicimos en la Lavandería de Vallecas. Allí hubo una anécdota curiosa cuando se subieron a cantar los de La Excepción, no sé si entonces ya se llamaban así, el Langui y el Gitano Antón”. Se trata de una historia que confieso desconocer. Recuerdo que al escenario de la Lavandería se subieron unos raperos pero no tenía ni idea de que fueran ellos. La de historias que generó nuestra radio…
Jose, experto pinchadiscos de vibrantes sesiones desde hace ya más de veinte años (cómo ha pasado el tiempo) nos cuenta cómo empezó en lo de los recopilatorios, algo tan habitual para la juventud de los 90: “Empecé a hacerlos desde muy joven. Primero eran grabaciones en cassette. Suponían coleccionar en cajitas lo que me gustaba. También los hacía para regalar música. Luego con el CD se hizo más fácil. Pasé de simplemente pinchar canciones a mezclar en sesiones exclusivas. Resultaba más creativo”.
En la radio se hicieron varios CDs recopilatorios de apoyo. Normalmente estaban en la línea de la música más combativa que nos gustaba escuchar y pinchar entonces: punk, ska, rock, hardcore, con bandas como La Polla, Habeas Corpus, Eskorbuto, Koma, Zach de la Rocha o Rage Against de Machine, entre otros. Pero el recopilatorio de Onoffree, aquel ‘Goza de estos sones rebeldes’, fue diferente. En sus recopilatorios dejaba bien claras sus preferencias. “Yo diría que mis gustos son 60% reggae, 40% caribeña”, reconoce. Entonces se vivía la primera época del mestizaje, la más auténtica, luego ya se mezcló de todo y se hicieron cosas no siempre de la debida calidad. “En el disco traté además de explorar territorios nuevos con actitud punk y contundente, cogiendo lo mejor de los dos mundos”. A partir de canciones de ese “primer mestizaje” del que Onofree es tan buen conocedor, intentó adaptar el recopilatorio al carácter más combativo de nuestra emisora. “Cuando preparé el CD llevaba poco tiempo en la radio. Intenté buscar canciones de los palos que más me gustaban y que fueran guerrilleros, contundentes y tocapelotas”.
Y ya que mi nuevo proyecto, que de alguna manera ha propiciado la conversación con Onoffree, tiene mucho que ver con México, hablamos con él sobre música de este país. “Me alucina el jarocho, una música con influencia negra de la zona de Veracruz”. En este punto le hablo del dúo murciano Crudo Pimento que Jose no conoce; es algo que se va a resolver de inmediato, estoy convencida de que le van a encantar. La presencia mexicana en aquel recopilatorio de Radio Resistencia vino de la mano de ‘El gran circo’, de Maldita Vecindad, una canción emblemática de aquella época. “Escogí Maldita Vecindad por la sencillez de su propuesta, su apuesta por el “menos es más”, por lo crudo de su sonido. Ellos meten más guitarras, son más punkarras, el resto de las canciones que compilé son algo más acústicas”.
“De la música de entonces me gustaba mucho lo que hacía Pablo Molina con Todos tus muertos”, me cuenta, aunque curiosamente esta banda no aparece en el recopilatorio de la radio. Siempre es buen momento recordar un disco como Dale aborigen, que marcó tanto aquella época. Bola de nieve, Aterciopelados, Ray Barretto, Muñequitos de Matazas, Lenine, los mencionados Maldita Vecindad, Burning Spear, Fermin Muguruza, Planet Hemp, entre otros, conforman un disco que estoy recordando con mucho gusto casi veinte años después de que Onoffree nos lo ofreciera. Un gusto enorme recuperarlos a ambos.


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#CosasDelMetro Hagamos que algo suceda; un viernes cualquiera en el Metro de Madrid

6:50 p. m. Conx Moya 0 Comments



Cosas del Metro. Entra un payo de mi edad (vale, pasados ​​los cuarenta) con una brillante guitarra acústica negra. Empieza un rasgarla, vacilante. De esto que da como vergüenza ajena; así que nos sumergimos en los libros o disimulamos.
De repente empieza a tocar, suena bien. Pero cuando canta, ay, cuando canta. Su voz poderosa recuerda a la de Eddie Vedder, el de Pearl Jam. Nos ofrece una preciosa canción en inglés. "Hagamos que algo suceda". El plato que ha puesto en el suelo del vagón se llena de monedas. Yo también le dejo algo. Un viernes cualquiera en el Metro de Madrid.

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Sin Pedir Permiso. El Madrid de los noventa y las radios libres. Reseña desde Perú

8:37 a. m. Conx Moya 0 Comments


AUTOR: CONCHI MOYA (ESPAÑA)
El Madrid de los noventa y las radios libres son el pretexto para esta historia juvenil de amores melifluos no correspondidos, buena música, camaradería e ilusiones. El amplio uso de localismos no son impedimento para disfrutar y entender lo que nos ofrece la autora, a pesar de algunas intromisiones suyas en situaciones que le exigen ser omnipresente e invisible a la vez. En “Sin Pedir Permiso” llaman la atención dos aspectos: primero, uno nota que por momentos no hay una debida distancia de la autora con el pasado que le permita construir personajes cien por ciento autónomos, pero que a la vez le sirve para hacer una buena radiografía de una ciudad que ya no existe más, la foto del momento. Y segundo, lo mejor de esta novela: Conchi nos ha regalado un antagonista, “El Tule”, un chico del montón, sin rumbo, el típico noventero alpinchista, el díscolo, el que parece un genio cuando en realidad es solo un charlatán. Tan intrascendente e inofensivo. Todos nos damos cuenta de ello, menos Mariana, cuyo obnubilado amor por el muchacho le hace aromatizar su mediocridad, verlo como un príncipe y aceptar el sufrimiento que acarrea el enamorarse sin pedir permiso”. ¿A quién no le ha pasado? HENRY A. FLORES

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Juarma (por fin) en Madrid: “El dibujo pone orden en mi vida”

10:21 p. m. Conx Moya 0 Comments



En cuanto nos enteramos de que Juarma venía a Madrid, tuvimos claro que no podíamos dejar pasar la visita a la capital del dibujante de Deifontes (Granada). Juarma, que no se prodiga en eventos y giras, no venía a Madrid desde hacía cinco años (y a saber cuándo habrá una próxima vez). Además su magnífica colaboración en un proyecto que nos traemos entre manos hacía aún más obligado acercarnos a saludarle.
La presencia de Juarma en Madrid se debía a la presentación de su nuevo tebeo ‘Romance Neanderthal’, editado por Ultrarradio, y definido por su autor como “sesenta y tantas páginas con chistes e historietas para pasar un buen rato y reírte un poco de este desastre de sociedad en la que vivimos”.
La cita era en la librería Molar (que mola desde el magnífico logotipo hasta la completa variedad de títulos que ofrece), en pleno barrio de La Latina. Así que allí nos plantamos, yo recién llegada de Ciudad Real con maleta y todo, a disfrutar de una presentación abarrotadísima y sumamente divertida e irreverente, como es Juarma.
El dibujante de Graná estuvo presentado por Davín de Ultrarradio y Edu Bravo, de la revista Mongolia, quien comenzó afirmando que conocía a Juarma por sus tebeos, que “son un ejemplo de libertad”. Destacó su estilo, “muy personal” y su libertad a la hora de contar cosas, lo que choca en estos tiempos de censura y Ley mordaza. Edu Bravo afirmó que su intención de escandalizar no va más allá de “contar lo que quiere como quiere”. Añadió que “la corrección política y paternalista viene desde quienes dañan a las minorías. Esconde en realidad represión”. “Nosotros no tenemos que tener corrección política porque somos los que sufrimos las injusticias”, concluyó.
“En mi corazón no entra cualquiera”
Juarma es incorrecto y deslenguado como sus viñetas. Nervioso y gesticulante, es además agradable y educado, como he podido comprobar en persona y por como resuelve todo tipo de comentarios impertinentes en las redes. Huyendo de mitificaciones y halagos, pero sin falsa modestia, no paró de soltar, como una metralleta, frases que son magníficos titulares. Juarma es en definitiva un chollo para un periodista.
“Nuestro ADN está modelado a base de injusticias”
Juarma no quiere dar con sus obras ninguna chapa, pero tampoco que se la den a él. Bajo unas viñetas salvajes y muy punk se esconden pensamientos muy profundos y verdades como puños, “reflejo del mundo donde vivimos, de las desigualdades que nos afectan a todos”.
“Ser pobre incita al odio”.
Sus dibujos están inspirados en lo que ve a su alrededor. “Son cosas de mi vida real. La responsabilidad en mi entorno en realidad no sirve para nada”, afirma. “El humor desahoga del sentimiento de rabia”, reconoce Juarma sobre su trabajo. “Hago viñetas sobre no futuro, la muerte y la droga. También sobre odio a la gente, aunque yo no odie a la gente”. Resumió ese “no future” tan punk como lo es él, con esta frase: “Haber hecho una carrera me avergüenza mucho, con perdón de quien tenga estudios”.
“El dibujo pone orden en mi vida”, reconoció, aunque “no es un trabajo”. “Me alegro de que haya gente a la que no le gusten mis dibujos, no lo hago para gustar a todo el mundo. Me gusta no gustar”. El remedio es bien sencillo: “Al que no le guste mi obra que no me lea. Al fin y al cabo no es más que un tebeo, lo que hago es inofensivo (aunque espero que no me lean los jueces)”. También tiene otra solución más expeditiva: su “te pago un Alsa” para solucionarlo cara a cara.
Reconoció que hay más gente que le sigue “de la que en realidad te esperas, aunque la mayoría de ellos estén callados”. Sus dibujos le han traído anécdotas graciosas, como recibir un libro de Fernando Savater dedicado en respuesta a una viñeta sobre él. O la reacción a una viñeta sobre un jugador de fútbol de Granada, que le supuso un reportaje y acabar en el palco del club. Sin embargo las experiencias no siempre son amables. Recordó su paso por El Jueves, “una experiencia amarga” y se lamentó de que al irse nadie afirmara eso de “Je suis Juarma”.
“Mi hígado tiene síndrome de Peter Pan”.
A la pregunta dirigida desde el público sobre su técnica, en especial la de su serie del Universo ("Universo eres un hijo de puta", "No tengo fe en las personas, la tengo en los asteroides" o "El Sistema Solar es demasiado pequeño para nosotros dos"), el dibujante explicó que pinta sobre papel, con rotulador, luego escanea y retoca con photoshop.
Sobre el uso de las redes sociales, Juarma está en Facebook y Twitter y de vez en cuando cierra sus perfiles y abre nuevas cuentas, empezando de cero. El dibujante desmitificó las redes por completo: “Las redes sociales son un juego. No son la vida real. Aunque tengas diez mil seguidores en Twitter te vas a tapar tú solo por la noche”. Explicó que las usa porque le suponen pedidos. “Internet me viene bien para darme a conocer: ¿quién me va a leer a mí en mi pueblo? En mi pueblo vas con un libro por la calle y te apedrean”, ironizó.
Otro de los logros de Juarma son sus títulos, muy inspirados. Sobre los dos tebeos que presentaba explicó que ‘Romance Neanderthal’, está basado en “el Romancero gitano de Lorca, el primitivismo y los monos tirando piedras”. ‘Carita de gitano con SIDA’ se lo debe a “un anónimo en el que me decían que tengo cara de gitano con SIDA, me encantó como título”.
Juarma habló de sus gustos. Sus dibujantes preferidos son José Tomás, Puño, Ibáñez. “Me gustan muchos fanzines”. Directo y sin casarse con nadie, a pesar de que hubiera varios ilustradores entre el público: “La mayoría de dibujantes españoles no me gustan nada. Prefiero darle dinero a un yonqui que a un dibujante español”. Reconoció que de fuera le gusta mucho Simon Hanselmann.
De momento Juarma sigue con sus dibujos, sus tebeos, su nueva web y sus redes sociales (aunque nuestros cerebros “anden desaparecidos desde el día en que abrimos cuenta en las redes”). Su tendencia va a ser los chistes de una viñeta, que es lo que más le atrae actualmente.
Una tarde divertidísima que compartimos con mi compañero Migüel Bastante y dos colegas de Twitter, Elena y Chema, a los que por fin pusimos cara y cuerpo real. Desde aquí, agradecer a Juarma su implicación en la parte gráfica de la maqueta de ‘Cierre x Impago’, la banda imaginada de mi novela ‘Sin pedir permiso’; para su edición hemos comenzado un crowdfunding del que ya hablaremos. Y animaros a comprar sus tebeos, auténticas obras de arte punk.
Juarma nos firma la portada de 'Cierre x Impago"

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#SinPedirPermisoNovela De Madrid y ciudadrealeña. Presentación en Ciudad Real

12:22 a. m. Conx Moya 0 Comments

Foto: miciudadreal.es
Conchi Moya presentó el libro y el 'crowdfunding' para editar su banda sonora
A. R. Ciudad Real 9 de abril de 2016
El también ciudarrealeño Migüel Bastante ha puesto música a las canciones que aparecen en la novela y, con la colaboración a la batería de Christian Chilo, ha grabado la maqueta, con portada del ilustrador granadino Juarma, para cuya edición se puso ayer en marcha una campaña de crowdfunding en la plataforma Verkami.
La librería Serendipia acogió la puesta de largo de ‘Sin pedir permiso’, una novela de narrativa rock en torno a la energía de un grupo de jóvenes en los años 90 que sacan adelante, de manera asamblearia y con escasísimos medios, una radio libre. Estructurada la novela en diferentes escenas, en cada una de ellas aparece un trozo de canción que tiene que ver con lo que se cuenta, indicó Moya, que resaltó que la relevancia de la música en la novela también se percibe en la recreación de conciertos de los 90’ y las fiestas y directos que organizan los protagonistas para la financiación de la radio, además de los avatares del grupo musical que crean de rock y rock urbano con toques punk y ska. ‘Vallecas 83’, ‘Ira del dios menor’, ‘Empática y diplomática’ y ‘Hecatombe vacacional’ son las cuatro canciones del grupo Cierre por Impago que conforman la banda sonora de una novela para conocer o recordar la emoción de los años 90 de la mano de jóvenes de veinte años “con ganas de hacer cosas aunque carecieran de recursos”, mostrando una realidad, en la que no falta el arte urbano, con “muchas cosas diferentes a las actuales y otras muchas muy similares”. Autora de una literatura a pie de calle, pegada a lo social y la realidad menos difundida y con una visión femenina, Moya está inmersa en la creación de una nueva novela en la que también la música tendrá gran importancia y que mostrará cómo aquéllos que tenían 20 años en los noventa viven ahora la actual crisis que hace que personas con cuarenta y tantos pierdan su trabajo y se encuentren sin perspectivas laborales, pareja ni hijos, en definitiva, “sin haber hecho nada de lo que se supone que tenías que hacer”.
Lanza, 9 de abril de 2016
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La Tribuna de Ciudad Real. Diego Farto / Ciudad Real - sábado, 9 de abril de 2016
La escritora madrileña acude a la librería Serendipia para presentar, junto al diseñador de la portada, el ciudadrealeño Marino Masazucra, su primera incursión en el género de ficción
La escritora madrileña Conchi Moya señaló ayer que la novela Sin pedir permiso es una obra coral que muestra la situación de los jóvenes de hace 20 años. Sus protagonistas «son personas que están terminando sus estudios, que no saben muy bien cómo sacar las inquietudes que tienen y a partir de ahí surge la trama. Son sobre todo gente que quiere hacer cosas pero no quiere esperar a pedir permiso para hacerlo», señaló.
Moya presentó ayer en la librería Serendipia esta obra de la mano del autor de su portada, el diseñador gráfico ciudadrealeño Marino Masazucra. En unas declaraciones ante los medios de comunicación, la escritora recordó que esta novela se basa en su historia personal en una emisora de radio independiente en un barrio de Madrid, en La Ventilla, una experiencia que, a su juicio «era complicarse la vida», pero también un modo de «contactar con muchísima gente de colectivos sociales, ocupas, gente que hacía fanzines, periódicos de contrainformación y a partir de ahí de su pude descubrir un mundo de personajes muy diversos y muy amplios».
Moya reconoció que la mayoría de los personajes que pueblan Sin pedir permiso son una fusión de las características de distintas personas a las que conoció durante los siete años que duró su experiencia radiofónica, pero también hay algún amigo que se ha sentido plenamente identificado con el personaje que le representa.
Por su parte, Masazucra señaló  que sus contactos con Conchi Moya son muy anteriores la publicación de este obra y fue la propia autora la que «me invitó a hacer la portada de esta obra».
El artista manchego confiesa que la lectura del texto le causó un fuerte impacto, «de modo que cuando me pasó el primer borrador del libro para hacer la portada, tuve un flashback, porque de alguna manera, lo que ella cuenta a través de la radio, yo lo viví a través de los fanzines, de la prensa amateur, que fue mi introducción en este mundo», aunque matizó que hay una pequeña diferencia cronológica, puesto que sus inicios están en los primeros años 90 en Ciudad Real, mientras que la referencia de la novela es de un lustro posterior. Así, «según iba leyendo, incluso con la historia de amor, me iban surgiendo las analogías», de modo que la portada fue «una forma de hacer la obra también mía».
La Tribuna de Ciudad Real, 9 de abril de 2016
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miciudadreal - 8 abril, 2016
LMSS.- ‘Sin pedir permiso’ es una apasionante novela que habla sobre días de radio, sobre la magia transformadora de la música, sobre sueños de libertad, sobre arte urbano y subterráneo y sobre el amor vivido con total entrega y entusiasmo, como sólo se puede sentir a los veinte años. Conchi Moya construye una historia inspirada en sus vivencias de juventud ligadas a la radio libre. Esta tarde ha presentado su obra en Ciudad Real.
Se trata de una historia de juventud, que puede ser disfrutada por distintas generaciones. Porque más allá de ocurrir durante esa etapa convulsa que fue la extraña y creativa década de los 90, entra de lleno en raíces culturales, desde las sentimentales a las más incendiarias, que en pleno 2016 resultan también familiares a las generaciones nacidas a partir de ese mismo decenio.
Sin pedir permiso cuenta con la estrecha colaboración de dos ciudadrealeños: Marino Masazucra, que ilustra y diseña la portada, y Migüel Bastante, encargado de musicalizar las canciones que Conchi Moya ha compuesto para un grupo musical ficticio, parte del elenco de personajes que conforman el núcleo principal de la novela.
‘Sin pedir permiso’ es, en definitiva, una obra de estilo sencillo y directo, delicadamente escrita, que nos acerca al Madrid de los 90 y a la energía creativa y asamblearia de muchos jóvenes de aquella época.
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El Crisol de Ciudad Real. Por Ramón Ruiz Ruiz -  9 abril, 2016
La escritora madrileña Conchi Moya presentó ayer en Ciudad Real su novela ‘Sin pedir permiso’, un retrato literario del Madrid de los años 90 desde el universo de las radios pirata y la música rock, que marca el ritmo de sus palabras.
Una novela que cuenta con una doble presencia ciudadrealeña. Además de la librería Serendipia, que acogía ayer la presentación del libro; la portada de ‘Sin pedir permiso’ está realizada por el ilustrador ciudadrealeño Marino Masazucra y cuenta también con el trabajo del músico Migüel Bastante, que ha sido el encargado de realizar su banda sonora.
Precisamente, para la edición de esta parte musical de esta parte musical de la novela, ayer ponían en marcha un crowfunding para poder grabar los cuatro temas (‘Vallecas 83’, ‘Ira del dios menor’, ‘Empática y diplomática’ y ‘Hecatombe vacacional’) que forman esta banda sonora, y que han sido musicalizados por Migüel Bastante, sobre las letras elaboradas por la propia escritora.
Durante la presentación, Conchi Moya explicó que la novela tiene un importante contenido social y se basa en una experiencia autobiográfica, la puesta en marcha de una radio pirata. A través de este prisma, en el que la música tiene una presencia destacada, narra la historia de “un grupo de jóvenes que se juntan para hacer una radio libre, donde surge la amistad, el amor, las peleas… todo girando en torno a la radio y también a la música”, señalaba.
En este sentido, la autora subraya que “es un libro musical”, recordando que en torno a la radio también surgió un grupo de música que está muy presente en el discurrir de la trama. Además, como resalta Conchi, la mayoría de los capítulos comienzan con fragmentos de temas vinculados con la historia.
Fiel a la realidad que buscaba reflejar, la autora destaca que los personajes son “normales”, gente de barrio que se muestra sin ningún tipo de artificio literario. “Me gusta reflejar los barrios de Madrid. Sale mucho Vallecas y también Ventilla, que era un barrio casi chabolista que estaba al lado de plaza Castilla”.
Foto: Tomás Fernández de Moya. La Tribuna de Ciudad Real
Foto: miciudadreal.es
Foto: Elena Rosa / Lanza Digital

Entrevista en Ciudad Real en la Onda (Onda Cero), con Consoli Romero (Viernes, 9 de abril de 2016)

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«Es literatura con rock» #SinPedirPermisoNovela en Ciudad Real

9:55 a. m. Conx Moya 0 Comments



Librería Serendipia, 8 de abril, 19.30h Ciudad Real
¿Cómo fue contar su experiencia en la radio independiente a través de una novela?
Esto se remonta a la época en que estudiaba radio, que era a mediados de los años 90. Las experiencias que recojo en la novela están tomadas de una emisora que surgió en Madrid, Radio Resistencia. Yo soy una de las personas que la fundó en 1997, aunque también surgen algunas experiencias de la Escuela de Radio. Casi después de 20 años y de haber estado durante diez años dedicada al activismo de la causa saharaui, hace unos cinco empecé a escribir sobre todo esto. Al menos, la parte de radio sí que es prácticamente como sucedió, con las preocupaciones de no tener presupuesto ni subvenciones de nadie. Además de eso, hay una historia de amor, de amistad, que sí que es inventada; para ello me basé un poco en los veinteañeros en Madrid de los años 90, una situación que es extrapolable a casi cualquier lugar del mundo. Las inquietudes y las iniciativas que se tienen a los 20 años son muy parecidas en todas partes.
En esos tiempos en que era difícil conseguir medios, ¿cómo empezaba a surgir una emisora?
Yo estuve desde la segunda asamblea de fundación. Surgió a partir de un grupo de personas de un sindicato que veían la necesidad de desarrollar una serie de actividades en Madrid similares a las que ya hacía Radio Vallekas o Onda Latina. Con esa idea se desarrolló un proceso asambleario. Estuvimos dos o tres años nada más que haciendo conciertos y fiestas para conseguir el dinero. De todos modos, en el libro no lo cuento así exactamente, porque la protagonista llega acompañando a un grupo musical a una radio libre que ya está montada.
¿Qué fue lo más difícil a la hora de escribir la novela?
Lo que más que costó fue encontrar el tono. Me basé mucho en los escritos de nuestras fiestas, de nuestros actos y de nuestros escritos para la radio. La verdad es que para reflejar aquella época no me tenía que inventar cosas porque la conocía perfectamente. Lo difícil era darle un tono, escribir correctamente, quizá la parte más técnica. Luego lo que si fue más complicado fue editarla.
La novela tiene un peso importante de la música, ¿cómo es posible incorporarla a la literatura?
Si en el libro hablo sobre la radio había que plasmar todas esas cuestiones, que, además, tenía mucho contenido social. La parte musical en una radio libre era importantísima, además de los conciertos que organizábamos. En Estados Unidos y también en los países latinoamericanos hay una tradición bastante larga de literatura con rock. Creo que es algo que se puede combinar muy bien. La protagonista es una chica que va con un grupo de música y eso también lo he recreado. Además, he escrito la letra de cuatro canciones para la novela. Eso lo hemos llevado a extremo y un chico de Ciudad Real, Miguel Bastante, ha puesto música para que suene, ya están grabadas y vamos a intentar editar una maqueta con las canciones.
Además la novela tiene la portada del ciudadrealeño Marino Masazucra, ¿cómo es esa portada?
Es fundamental. Edité la obra mediante crowdfunding a través de una editorial que se llama Libros.com. En principio, ellos aportan todo que hace falta para editar y también tienen diseñadores que hacen las portadas, pero desde que estaba escribiendo el libro sabía que quería una cubierta especial, que fuera importante. Conocía a Marino de otros trabajos y quedamos en que sí lo aceptaba la editorial se lo encargaría a él. Y cuando me llevó la portada vi que es que no podía haber otra, había captado perfectamente todo lo que yo quería decir con el libro.
¿Tiene otros trabajos de ficción a la vista?
Estoy escribiendo otra cosa, pero no sé cuándo estará porque tardo mucho. Es un poco continuación de la otra, pero es distinta.

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Principiantes. Absolute Begginers, de Colin MacInnes. El poder divino de la juventud

5:58 p. m. Conx Moya 0 Comments


«Los movimientos juveniles que cambiaron la cara de Londres fueron afortunados al contar con un cronista tan sagaz (y un padrino tan combativo) como Colin MacInnes». Diego Manrique
Siguiendo el camino de buscar y leer todos los títulos posibles de ese género que denomino #narrativarock, no sé si con acierto, decidí que mi siguiente parada sería ‘Principiantes’, la mítica ‘Absolute Begginers’ de Colin MacInnes.
Mis primeras referencias de la novela se remontan a los años 80, cuando se estrenó la película del mismo nombre. Me volví a topar con el libro décadas después buscando información para mi ponencia en el MUCA de Murcia donde el pasado mes de enero hablé de literatura y rock. El libro fue publicado en Gran Bretaña en 1959 y la edición española corrió a cargo de Anagrama en 1986, aprovechando precisamente el tirón de la mencionada, y de alguna manera fallida película, recordada en gran medida por la canción de David Bowie del mismo título. Volveremos a ella. Al empezar a buscar el libro me encontré con que actualmente está descatalogado en Anagrama pero salvé la situación gracias a las siempre maravillosas bibliotecas públicas. Ya con el ejemplar en casa pude disfrutar de una obra escrita por y para ensalzar lo juvenil. “La juventud posee un poder divino que viene de la madre naturaleza”, llega a afirmar en el libro un MacInnes que sin embargo lo escribió con cuarenta y cuatro años.
La novela es la segunda de la conocida como Trilogía de Londres, tras ‘Ciudad de ébano’ (1958) y anterior a ‘Mr. Love and Justice’ (1960). Las tres novelas son independientes entre sí y contienen personajes diferentes, pero ninguna alcanzó la trascendencia y fama de estos “principiantes absolutos”, una obra a la que se conoce como la “biblia de los mods” y que valió a su autor el apodo de “Kerouac del swinging London”, será por etiquetas…
El protagonista y narrador de la novela en primera persona es uno de esos “principiantes” o “absolute begginers”, jóvenes desclasados, hedonistas, con empleos bien remunerados, menores de edad legalmente y por tanto libres de cargas y responsabilidades que disfrutaban a tope el Londres de finales de los 50, cuando tras la triste postguerra se empezaban a vivir años de relativa bonanza económica. Aquellos jóvenes que habían nacido durante la guerra o eran niños durante la contienda, no querían saber nada sobre aquel conflicto que había marcado a fuego la vida de sus padres y abuelos. Una era de prosperidad que estos “principiantes” aprovechaban y disfrutaban a su manera, viviendo el comienzo de un cambio que estaba llegando y que pondría Gran Bretaña patas arriba. Aquellos jóvenes hedonistas basaban su independencia en disponer de dinero con el que pagarse su ropa, sus libros y sus discos. Nuestro protagonista es fotógrafo “de calle, de parque, de poses artísticas e incluso pornográfico”. Su consigna es trabajar las horas que a uno le dé la gana y no las que imponga otro, tener una profesión que le dé libertad y a la vez que permita ganar sumas elevadas, al menos de vez en cuando. 
La novela está dividida en cuatro partes, cada una correspondiente a un mes, de junio a septiembre de 1958. Cada parte recoge diferentes “escenas” de la vida diaria del narrador. Son escenas de alguna manera incompletas, que no acabamos de ver concluir ni tienen un final claro, aunque eso le da de alguna manera más frescura y encanto a una historia en la que no conocemos en ningún momento el nombre del narrador. Los múltiples personajes que le rodean aparecen con motes o apodos, tampoco conocemos su nombre real. Algunos de ellos son Crêpe Suzette, la ex novia del protagonista, de la que aún está enamorado, una dulzura de diecisiete años promiscua y “loca por los negros”, diseñadora de ropa, cuya ambición le lleva a comprometerse con Henley, un homosexual mucho mayor que ella, para ascender en la escala social; el Brujo, joven amigo del protagonista, de dieciséis años, un auténtico buscavidas a pesar de su juventud, que se unirá en los disturbios a las bandas de extrema derecha; el Hoplita, prostituto ocasional; Mr. Cool, un joven negro, vecino del narrador, amenazado en los disturbios raciales; Ed “el Ted”, un Teddy Boy que se convierte en integrante de las bandas racistas que sacuden la ciudad; la ex Deb (ex-Debutante-del-Año-Pasado), una joven de clase alta que sale con Call-me-Cobber, un célebre presentador australiano que presenta un programa de entrevistas en televisión; Mannie Katz, un poeta judío, amigo del narrador, cercano al grupo de los Angry Young Men. La familia del narrador también ocupa un lugar importante en la novela; mantiene muy buenas relaciones con su padre, un hombre poco valorado por la madre, con quien el narrador tiene una relación muy problemática; la madre regenta una casa de huéspedes, manteniendo con ellos unas relaciones un tanto turbias; en la casa de sus padres también vive su medio hermano, Vernon, fruto de una relación anterior de la madre.
MacInnes se convierte en un cronista entusiasta de los movimientos juveniles a través de los ojos de su protagonista sin nombre, loco por la música, la literatura y la moda. “Agradezco al Señor el haber nacido en la era del jazz: ¿cómo diablos sería cuando todo lo que la gente podía escuchar eran baladas y valses? (…) Porque la música de jazz es una cosa que (…) hace pensar que haber nacido animal humano no es una cosa tan estúpida”. En el libro se hace una descripción pormenorizada de la estética de esos “principiantes”, que marcaría el elegante estilo de los mods. Vestían pantalones y chaquetas entalladas, cinturones de remaches, buen calzado; tampoco era cuestión de broma para ellos el corte de pelo.
Precisamente ‘Principiantes’ guarda estrecha relación con el músico Paul Weller, quien nació precisamente en el año en que transcurre la acción, 1958. El líder de The Jam (grupo abanderado del movimiento mod) y de The Style Council considera la obra de MacInnes como libro de cabecera. Weller lanzó con The Jam una canción del mismo título ‘Absolute Beginners’ en 1981. Con The Style Council grabó una canción para la banda sonora de la película. 
Inglaterra recibía en la época en que transcurre la acción todas las influencias del rock que llegaba de EEUU. En las calles de Londres se veían teddy boys. El país se preparaba para el contraataque de los grupos ingleses que arrasarían poco después EEUU. En tres años surgirá el terremoto: The Beatles y la posterior eclosión de magníficas bandas. Durante unos años las bandas salidas de las Islas se “comerán” a las bandas americanas. La música es fundamental en la novela, se describe pormenorizadamente los efectos de esa música, jazz para nuestro protagonista, que “levanta notablemente los ánimos, y es como un baño turco con masaje para sus nervios (…) Lo mejor que se me ocurre decir es que, simplemente, hace que uno se sienta feliz”. La música es un remedio infalible contra el cansancio y la desdicha. Una música que es criticada por los mayores, como sucede, por otra parte, en todas las épocas: “Algunos creen que el jazz no es más que ruido y balanceo y sonido dirigidos a los genitales de uno, no a su inteligencia”.
Londres es el gran escenario de la novela, el libro arranca desde la terraza de unos grandes almacenes desde donde se contempla, majestuosa, la ciudad. El protagonista establece una relación de amor odio con su país: “Qué horrible es este país, qué aburrido y qué falto de vida”, y con su ciudad “(…) Cuánto amo a esta ciudad, por horrible que pueda ser (...) Pues aunque parezca tan sucia, tan indiferente, tan guarda las distancias conmigo, si uno puede conocerla lo suficiente (...) la ciudad siempre está de su parte”. El protagonista vive en un suburbio bullicioso y estancado del oeste de Londres, que él llama Napoli. Un reducto que habitan gentes marginales: drogadictos, homosexuales, negros, caribeños… En las páginas de ‘Principiantes’ hay un recorrido sentimental por Londres y sus barrios. La City, el río Támesis, las afueras, o barrios “finos” como Pimlico, con sus majestuosos edificios y residencias. Hay una mirada especialmente cariñosa hacia El Soho, “el más auténtico de todos los barrios de Londres”. El Soho “es como dicen de él que es”, en él se encuentra “el vicio con todos sus caprichos”. “Uno no va al Soho a ver una película, pues el Soho es en sí mismo un peliculón”, concluye.
En la novela también hay una referencia a aquel movimiento de jóvenes escritores airados y rebeldes de los años 50, los Angry Young Men, o “angries” como les denomina el protagonista. Aparecen de la mano de Mannie Katz, un escritor judío. “En Inglaterra no le sobornan a uno con dinero, sino que le hacen polvo a fuerza de honores (...) La lisonja y la respetabilidad son más dulces que las libras”, afirma con desencanto. Los Angry Young Men, los jóvenes airados, lo formaron un grupo de jóvenes escritores británicos de mediados del siglo XX, que recogían en sus obras la amargura de la clase obrera con respecto a la realidad sociopolítica de su país, con una ácida crítica contra las clases media y alta, hipócritas y de una “bienpensante” mediocridad. Entre sus integrantes destacan John Osborne, Alan Sillitoe o  Kingsley Amis.
‘Principiantes’ es una crónica viva del Londres multirracial, donde conviven anglosajones, negros, caribeños, judíos, pakistaníes, de manera para nada ejemplar, como demostrarán los graves desórdenes raciales del verano de 1958 en Notting Hill, que se recogen en la novela. Unos sucesos racistas y un problema con la inmigración, tan actuales, por desgracia. El protagonista se posiciona furibundamente contra el racismo, al que considera mezquino y horrible. A través de la mirada del protagonista vemos como desde la prensa y parte de la opinión pública se desdeña la cultura de los inmigrantes, en especial la de los negros y caribeños, se les tacha de incivilizados, la cultura anglosajona se considera “de orden superior” y a los inmigrantes holgazanes y se alega que viven de la asistencia social, sus costumbres no son respetables, el resultado de los “en absoluto deseables” matrimonios mixtos es una raza “mestiza, física y mentalmente inferior”, llegando a hablarse de “contaminación”. Surgen las llamadas al fin de la inmigración sin restricciones, “la solidaridad con la Commonwealth era una cosa, y la inmigración sin restricciones otra muy distinta”. Se apela a la posibilidad de despojar de la nacionalidad británica a los inmigrantes que la tuvieran y a recurrir a las repatriaciones forzosas. ¿Les suenan estos argumentos? Realmente no hemos avanzado nada en esta esclerótica y egoísta Europa. El racismo sembrará un amargo desencanto en el protagonista, quien decidirá incluso abandonar el país y la ciudad que tanto ama.
Como mencionábamos al principio de esta crónica, en 1986 se estrenó la película basada en el libro de Colin MacInnes, dirigida por Julian Temple. La película, a pesar de los medios y los artistas que estuvieron involucrados en ella, resultó decepcionante por, de alguna manera, traicionar el espíritu de la película. Lo que era un retrato interesante y realista del Londres de finales de los cincuenta, se convirtió en un largo videoclip de corte ochentero, lleno de colorines y coreografías. También se rebajó bastante el tono crítico y desinhibido del libro, primando lo “políticamente correcto”. Así Crepe Suzette, que en la novela es una joven promiscua que acumula relaciones con negros, pasa a ser una azucarada jovencita un poco “suelta”, los personajes y sus conflictos son esquemáticos, se pasa sólo por encima por los conflictos raciales… Cabe destacar la presencia en la película y su banda sonora de figuras míticas de la música británica como David Bowie o Ray Davies (The Kinks) lo que sin duda le hace ganar muchos puntos.

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