Zanón, Villalobos, Savage y Pernice. Literatura, música y cultura popular en Primera Persona
Después de llevar tiempo con ganas de participar en el Festival Primera Persona este año por fin lo hemos conseguido. No se puede desaprovechar ver y escuchar a escritores y artistas tan interesantes en un formato directo, fresco y cercano. Con edición paralela en Barcelona y Madrid, el Primera Persona de Kiko Amat y Miqui Otero cuenta este año con Carlos Zanón, Juan Pablo Villalobos, Jon Savage, Joe Pernice, Jonathan Coe, Mercedes Cebrián, Kate Bolick, Silvia Nanclares, Ana Curra y Alicia Kopf, a través de lecturas, charlas y actuaciones en directo.
Esto es lo que dio de sí la sesión del viernes
12 de mayo en la Casa Encendida de Madrid, a la que acudimos nosotros.
“Toda semejanza entre los personajes de
este libro y personas de la vida real es intencionada y malévola”. La cita
de inicio ya daba pistas sobre por dónde iba a transitar la charla a dos voces
de los escritores Carlos Zanón y Juan Pablo Villalobos, quienes reflexionaron
sobre “el saqueo de la memoria personal y mutación de la realidad a la ficción”.
Para ambos autores, los escritores practican el saqueo, también de la memoria
familiar, “Lo peor que le puede pasar a una familia es tener un miembro
escritor”, ironizaron.
Juan Pablo Villalobos es el actual Premio
Herralde de novela (Anagrama) con “No voy a pedirle a nadie que me crea”, una
parodia de los géneros autobiográficos en la que usa su propio nombre, “Quería
invertir lo que se hace cuando se usa el alter ego y sólo funcionaría usando mi
nombre. Aunque la narración es muy hiperbólica entendí que podía enfadar a mi
madre. Así que, después de muchos años, le pedí permiso”. Carlos Zanón, poeta,
novelista, amante de la música y autor de títulos como “Nadie ama un hombre
bueno”, “Tarde, mal y nunca”, “No llames a casa” o “Yo fui Johnny Thunders” le
respondió con un contundente “En la familia nadie se lee nuestros libros. Si
no, no nos invitarían a casa”.
La charla transcurrió dentro del contexto
de la inspiración de los autores a partir de lo que les rodea, familia, amistades,
conversaciones, recreación de la memoria familiar, la exageración, el uso de
personajes populares disimulados. Una experiencia “depredadora, también con lo
que te cuentan los demás”, en palabras de Villalobos. Y es que el trabajo del
escritor es conseguir armar una historia que valga la pena, muchas veces sin
pararse a pensar el estropicio que se puede causar con ello. Villalobos afirmó
que el escritor lo hace por un “motivo egoísta, porque quieres escribir un buen
libro”. Zanón se mostró de acuerdo, “Me da igual lo que pase si hago un buen
libro. Te conviertes un poco en un monstruo. De experiencias terribles quieres
sacar un buen material”. El escritor se vuelve implacable, “Si tienes una buena
historia, te da igual que se enfaden”, insistió Zanón.
A través de la literatura los escritores
también aspiran a saber más cosas sobre sí mismos. En palabras de Villalobos, “Al
final no podemos salir de nosotros mismos para narrar. Queremos quitarnos esa responsabilidad
de haber sido bocazas, porque es su culpa habernos traumatizado y así
convertirnos en escritores”. Las familias, eterna fuente de inspiración de los
escritores, que usan sus historias haciendo el trabajo de lograr algo que valga
la pena. “Se necesita de la hipérbole, la exageración o una mirada particular”.
Las familias dicen que no hay problema, aunque siempre suelen poner algún pero.
“Es difícil que expongan sinceramente lo que han sentido al leer”, reconoció
Villalobos.
Y al final los escritores acaban soltando
inadvertidamente cosas que no querían contar, “Escribes de manera consciente
pero hay cosas que se escapan inconscientemente”, admitió Zanón, a lo que
Villalobos le respondió que en muchos aspectos los escritores no saben lo que
escriben. La exposición a la que se somete el escritor le convierte en realidad
en “el más desprotegido y vulnerable”, en opinión de Zanón.
“He conocido a un personaje que podría
salir en tus libros”. “Tu personaje XXXX eres tú”. Los conocidos o familiares
que no quieren reconocerse en los personajes creados por el escritor o los
famosos que los lectores quieren ver escondidos entre los protagonistas. “No
hay que avisar a nadie sobre las historias que vas a utilizar”, convinieron,
después de que Zanón confesase que va a usar en su próxima novela una tremenda
historia familiar, el “asesinato” de su abuelo a manos de su abuela.
Y es que, en el fondo “No sabemos nada del
otro, nos comunicamos fatal, de ahí que no te reconozcas ni te reconozcan”.
Nunca subestimen el poder de un escritor, en especial si lo tienen cerca.
A continuación apareció en el escenario Jon
Savage, el conocido como “historiador del punk”, autor de la “biblia” de
este estilo musical y forma de vida, el libro “England’s Dreaming”, escrito en
1991. Autor de varios libros sobre música y cultura juvenil: el mencionado “England’s
dreaming”, “Teenage” y “1966”, entre otros, Savage habló sobre los tres en su
participación en el Primera Persona.
“England’s dreaming”, su libro sobre los
Sex Pistols, el punk y la cultura inglesa de finales de los años setenta, acaba
de ser editado en español por Reservoir Books. “Conocer a los Sex Pistols, The
Clash y The Damned me hizo implicarme en el punk”. Así comenzó a escribir en
revistas musicales de aquella época, un momento “muy emocionante para ser
periodista”. Savage explicó la diferencia entre los tres grupos, pilares del
punk inglés, “The Clash y The Damned eran magníficos pero más fáciles de
entender, como The Who o The Kinks acelerados”. Pero los Sex Pistols eran otra
cosa. “Te atraían, querías seguirlos y a la vez repelían, eran amenazantes en
aquella época”. El clímax fue el recorrido que hizo la banda en un pequeño
barco por el Támesis hasta el parlamento británico, durante las celebraciones
por el 25 aniversario de la reina Isabel II en el trono. Jon Savage estaba allí
y fue testigo de la represión policial que se desató. Sin embargo, no se
muestra nostálgico, “Fue emocionante pero ¿por qué tendría que volver a suceder
ahora?, han pasado más de cuarenta años”. Para Savage, Trump y el Brexit son el
final de la época; tras la victoria de EEUU y Reino Unido en la Segunda Guerra
Mundial, asistimos al “final de una era”. No sabemos qué vendrá en el futuro,
los recursos naturales son finitos, “¿qué se va a ser del mundo en los próximos
cincuenta años?”, se preguntó.
Su libro “Teenage” investiga sobre la creación de la cultura juvenil,
recorriendo los orígenes de esta cultura que no había tenido lugar en ningún
otro momento de la historia, “Antes eras niño y después adulto, no existía la
adolescencia ni la juventud”, esa etapa que se suele situar entre los trece y
los veinticuatro años. El libro de Savage trata un periodo definido, entre 1875
y 1945, recuerda el fenómeno de “flappers” y “zootsuiters”, el grupo de los “Bright
Young Things”, grupo de aristócratas bohemios londinenses en los años 20, los
parados de los años 30 y la generación perdida que luchó en la Segunda Guerra
Mundial. Ropas, peinados, música, los teddy boys, Rimbaud, Peter Pan. El libro se
convirtió en documental bajo la dirección de Matt Wolf. Fascinante.
“1966”, libro editado en 2015, es un
homenaje a su amor por la música. “Veo el mundo a través de la música y así
construí mi identidad”. Eligió ese año por ser un momento decisivo en muchos
aspectos, “El libro debe habitar el tiempo sobre el que habla, y 1966 fue un
año maravilloso, no sólo por la música, sino una época de lucha por el
feminismo, el antibelicismo y los derechos civiles”. El libro está estructurado
en doce capítulos con doce canciones, una por cada mes del año. Savage hizo un
repaso por The Kinks “los jóvenes se vestían como pavos, coloridos, con pelo
largo, algo sorprendente en aquella época”; Brian Jones “fantástico, andrógino,
me parecía enormemente atractivo”; Lou Reed, la Velvet y Andy Warhol; la
revista Life; el fenómeno fan; los movimientos norteamericanos pro derechos
civiles; los Beatles, cuando John Lennon afirmó que eran “más famosos que
Jesucristo”, lo que generó una enorme polémica, “La gente se volvió contra sus
ídolos y se volvieron a quemar productos culturales como en la época nazi”. El
pop, que hasta entonces era “inocente” empezó a ser mirado con desconfianza por
los mayores, algunos jóvenes y por las autoridades. Las drogas, en especial el
LSD, “lo cambiaron todo”, dando un toque mesiánico a algunas bandas. Muchos
músicos empezaron a meterse en política “con p minúscula”, lo que tampoco gustó
a la autoridad. “Es un libro sobre la libertad”, concluyó un encantador Savage.
“El historiador del punk”, con aspecto de profesor despistado, vestido con polo
a rayas horizontales, chaqueta con rayas a la contra y chinos color mostaza,
bolsa de tela al hombro, escuchó cómodamente tumbado en los cojines que
ocupaban la parte delantera de la sala, el concierto acústico del último participante,
el músico y escritor Joe Pernice.
“Esta canción me recuerda a mí” es
el nombre de la novela del músico Joe Pernice, que acaba de editar en
España Blackie Books. Calificada como “una canción pop perfecta: triste,
sentimental, divertida y tremendamente pegadiza, para perdedores y corazones
rotos”, cuenta la historia de un joven músico sin futuro que, tras su fugaz
matrimonio, se refugia en una casa familiar en la costa de Cape Cod”, lugar de
veraneo de lo más deprimente en invierno. La novela ha sido alabada por Nick
Hornby quien, como afirman en la promoción, siente “envidia por el talento que
hay en esta novela”.
El músico, nacido en Massachusetts, ha sido
integrante de las bandas Scud Mountain Boys y Pernice Brothers, su banda más
conocida. Ha colaborado también con Norman Blacke, de The Teenage Fanclub, bajo
el nombre The New Mendicants. Debo confesar que no le conocía pero me ha
llamado la atención la novela, que espero leer para incluir en mi proyecto
sobre narrativa rock, al ser el protagonista un músico.
Pernice interpretó en directo, tan solo
acompañado por una guitarra, las canciones de su disco en solitario “It Feels
So Good When I Stop” (título original del libro), la “banda sonora” de la
novela que incluye las versiones de algunas de sus canciones favoritas que
aparecen en ella. Escuchamos canciones como “Amazing Glow” o “Tell me when it’s
over”, versión de los maravillosos The Dream Syndicate, ofrecidas con la
voz limpia y cristalina, regada por buen vino tinto español, que Pernice alabó
entre canción y canción.
Vestido con una camiseta que reproducía la
portada del “Meat is murder” de The Smiths, álbum sobre el que escribió en la
serie “331/3”, explicó que “Esta canción me recuerda a mí” habla sobre
alguien que sigue la ruta de sus propios problemas, “No me gustan los héroes ni
las epifanías, mi personaje está jodido de verdad y al final del libro sigue
igual”.
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