“Londres, ciudad okupada” de Richard Dudanski. Historia del rock, huyendo de la mitomanía
(20/01/2018) Hace unos meses me avisaban desde la
editorial Libros.com (donde edité Sin pedir permiso) que iniciaban el
crowdfunding de “Londres, ciudad okupada”, la traducción al español de “Squat
city rocks”, un libro de memorias que recoge la fructífera vida de Richard
Dudanski un músico que ha tenido la suerte o el buen tino de formar parte de
una cantidad increíble de historias que hacen suspirar a seguidores del rock de
todo el mundo. La librería Molar en La Latina, que se encontraba a reventar,
acogió la presentación del libro la tarde del jueves 18 de enero.
Richard Nother, su verdadero nombre,
conoció a Joe Strummer cuando aún era Woody, un joven con quien compartió
varias casas okupadas en el centro de Londres y banda, los 101ers, en
referencia a una de las casas donde vivieron. Richard conservaría una estrecha
amistad con el líder de The Clash hasta su muerte, aunque con un periodo de dos
años de “disgusto” que coincidió con el vertiginoso despegue de “the only band
that matters”. Richard se toma su historia con la pasmosa tranquilidad de quien
sabe que lo que está contando son sus propias vivencias, sin trampa ni cartón,
dejando incluso escapar una ligera incomodidad en algunos momentos en los que
sube la idealización. Pero, como afirma Servando, “parte del juego de la
cultura pop es engrandecer esa mitomanía”. Y no es fácil resistirse a ello.
El título de libro hace alusión a los años
que Richard vivió como okupa en Londres, explicado en la primera mitad del
libro. En 1973, cuando Richard empezó a okupar, existían muchas viviendas
vacías en Londres, destrozadas de manera intencionada por las autoridades para
que no fueran habitadas. “Vivíamos dentro de una cierta organización, haciendo
nuestros proyectos artísticos. Pero nos encontrábamos con problemas con la
policía y el Ayuntamiento”, recuerda Richard.
Dudanski y Strummer formaron parte los
101ers, banda en la que empezaron haciendo versiones de clásicos del rock,
aunque luego firmarían sus propias canciones. En un momento en que el panorama
musical “estaba estancado”, los 101ers se vieron inscritos en el fenómeno que
se denominó pub rock, encajado entre el glam y el punk, se les consideró una
community band. “Teníamos bastante sentido de formar comunidad. Todo ello
respondía a nuestra necesidad de compartir”, explica Richard. Dr. Feelgod fue
para ellos una inspiración. “Joe se inspiró para montar los 101ers viendo tocar
a Wilko Johnson en los pubs”. Confiesa Richard que empezaron a tocar “sin
pensar en lo que hacíamos, creo que porque no éramos capaces de hacer otra
cosa”.
“Londres, ciudad okupada” es Richard
Dudanski pero también es la artista Esperanza Romero, su compañera de vida
desde hace más de cuarenta años y la autora de las ilustraciones del libro. Los
dos estuvieron en el ojo del huracán de lo que fueron los inicios del punk
británico, trataron a todas las luminarias de aquella escena y acumulan decenas
de anécdotas. Esperanza es hermana de Paloma, pareja de Strummer en los años de
las okupas y batería de The Slits y de las Raincoats, bautizada como Palmolive
por el bajista de los Clash, Paul Simonon. Resulta una delicia escuchar de la
boca de un Richard que trata de sacudirse las alabanzas mitómanas, su pelea con
Steve Jones de los Sex Pistols la noche de la primera actuación de The Clash
que vio rebotado y bebido; su amistad con un joven Lemmy Kilmister; la historia
de la última felicitación navideña que recibieron de Joe dos días antes de su
repentino fallecimiento o la última vez que le vieron, en la celebración de su
50 cumpleaños.
Servando Rocha inscribe el libro de Richard
dentro del auge de literatura rock que se está viviendo en los últimos años,
aunque muchos de estos libros sean “autorreferenciales y laudatorios”. No es el
caso de “Londres, ciudad okupada”, libro que define como apasionado, lleno de
aventuras y “tremendamente honesto”. Como honesta es su forma de hablar sobre
su relación ambivalente con el punk, un movimiento que considera positivo por
la revolución musical y social que supuso. “Pero sus formas no me convencieron
porque fue muy controlado y manipulado por los managers”, en referencia a
Malcolm McLaren de Sex Pistols y Bernie Rhodes de The Clash.
No podía dejar de contar Richard el
delicado momento en que Joe Strummer dejó los 101ers. “Nuestra relación era muy
cercana, era mi mejor amigo y lo perdí, también a mi grupo”. Richard explica
que Joe cambió mucho durante los dos primeros años de la formación de The
Clash, vivió una lucha contra su propio personaje. “Para él fue complicado, se
había lanzado al 100% y después de dos años extenuantes”. Luego todo empezó a
calmarse, incluso en 1980 grabamos el disco de los 101ers, que sacamos en un
sello creado por nosotros, Andalucía Records.
Más allá de los 101ers, grupo al que
considero que Richard guarda un mayor cariño, Dudanski fue durante un tiempo
batería de conocidas bandas como The Raincoats, banda de chicas reivindicada en
los años 90 por Kurt Cobain. “No tenían batería y me uní a ellas durante su
primera etapa. Nos llevábamos muy bien y disfrutaba mucho con ellas”, aunque el
final de su relación no fuera precisamente agradable. Dudanski también tocó en
un álbum de PiL (Public Image Ltd), la banda que montó John Lydon, quien fue
líder de los Sex Pistols, otro músico que luchaba “contra su propio personaje”.
Lo define como “un hombre muy inteligente, independiente, que hacía música
interesante”. John también intentaba recuperar su propia identidad, “se hartó
de la dominación de Malcolm McLaren”, concluye Richard. Brasil.
Dudanski es mucho más que rock. Recuerda su
relación de aquellos años con la música española a través de los discos de Paco
Ibañez y de flamenco que llevaron Paloma y Esperanza a Inglaterra y que fue el
primer contacto de Strummer con España. Pero además el autor es amante de la
música clásica y de la música negra, reggae, blues, jazz, y de la entonces
incipiente world music. Con el dinero ganado en PiL, Esperanza y Richard se
marcharon nueve meses a Brasil, un país que le fascinaba desde niño, y que
ocupa un interesante espacio en el libro. En esa época tan anterior a Internet
el autor buscaba libros de antropología en la biblioteca para conocer sobre la
cultura y la música brasileñas.
Podríamos pasar horas escuchando a esta
deliciosa pareja, que forma parte de la historia de la música con mayúsculas. Y
no sólo por lo vivido hace décadas, ellos no son pasado, son presente ya que,
como recuerda Servando, Dudanski compagina en la actualidad tres proyectos
musicales. La clave de la autenticidad que rebosa Richard la tiene Antonio,
chileno, uno de sus compañeros en aquellas okupas a inicios de los 70. “Nunca
se ha inventado un personaje, Richard ha sido una persona”.
0 comentarios:
Publicar un comentario