“Factbook. El libro de los hechos” de Diego Sánchez Aguilar. Los hechos de un presente distópico
Hace unos meses que estoy detrás de
“Factbook. El libro de los hechos”, la última novela de Diego Sánchez Aguilar
(Cartagena, 1974), un escritor al que sigo la pista a través de mis amigos
murcianos. Así que no me podía perder la presentación de la novela en la
librería Sin Tarima de Madrid, donde echamos de menos la presencia de mi amigo
el murciano Paco Paños, que fue quien me descubrió a Diego y la novela.
El encargado de presentar a Diego Sánchez
Aguilar en Madrid fue el escritor Manuel Vilas, de absoluta actualidad por su
novela “Ordesa”, que ha acaparado premios, menciones y se ha convertido en un
éxito de ventas en este proceloso mundo de la literatura. Vilas destacó que
Candaya, la editorial que publica “Factbook”, apuesta por la literatura “con un
entusiasmo maravilloso”, de otra forma es imposible. Vilas reflexiona que la
literatura siempre ha estado amenazada, especialmente en estos tiempos en los que
se busca “la interacción de los productos comerciales con la literatura, que
siempre se lleva la peor parte”.
La novela “golpea desde el título”, plantea
una visión distópica de España, un país que da para mucho. Novela sobre un
malestar político y social que Diego ha narrado a través de dos personajes. La
impactante portada muestra a tres personas colgadas de un toro de Osborne, son
el director del FMI, el presidente de la CEOE y la Ministra de Trabajo.
“Factbook” tiene, según Vilas, un toque
apocalíptico, muestra la visión de una generación, la de Diego, con una
carencia importante de valores, lastrada por el egoísmo, culta y universitaria
pero sin referente moral. En el libro también se introducen elementos musicales
y fantásticos. Hay un sentimiento poético en la prosa de Diego, que alcanza una
enorme calidad literaria.
Diego destacó el honor de ser presentado
por Manuel Vilas, uno de sus referentes literarios. Explicó que no es realmente
un libro distópico, ya que no cuenta un futuro, sino que cuenta el presente.
Sin embargo, admitió jugar con el género de la distopía, “miro el presente con
gafas distópicas” y “me invento cosas que no han pasado aún pero que pueden
llegar a pasar”. Esta última década, del 2008 al 2018, ha resultado distópica,
en el sentido de que “creíamos que una cierta democracia y justicia social
estaban asentadas pero en realidad ha resultado una farsa”.
A continuación comenzó una apasionante
charla sobre la novela entre Manuel Vilas y Diego Sánchez Aguilar.
MANUEL VILAS: La imagen inicial, la de los
ahorcados en el Toro de Osborne, es una representación literaria de España
diferente, relevante y necesaria.
DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR: La forma de contar
España en 2019 a través de un realismo costumbrista a mí ya no me interesa.
MV: Los dos protagonistas me parecen muy
inquietantes y también su relación.
DSA: Se trata de una expareja que encarnan
dos actitudes ante el problema ético que plantea la novela. Rosa es profesora
de secundaria, con un pasado muy reivindicativo pero que, cuando se inicia la
novela, está muy desencantada y resignada. Se despierta de su apatía cuando ve
colgado al Director del FMI. Ahí empieza su primer dilema, con el que arranca
la novela. Gustavo encarna por su parte el egoísmo, el elitismo cultural y el
concepto de estar encerrado en una burbuja, vive entregado a su mundo cultural
y su adicción a la marihuana. Pero al mismo tiempo es un personaje
autoconsciente, con una voz muy auténtica, con el bien y el mal muy mezclados.
La voz de Gustavo entra en su vida y sus conflictos morales. Es una novela que
lanza preguntas constantemente.
MV: La culpabilidad es un tema central.
DSA: La culpa define al ser humano
occidental del siglo XXI. Nuestra sociedad se levanta sobre la explotación del
resto del mundo y el problema es que tampoco podemos hacer mucho para
resolverlo.
MV: En la novela aparece la idea del mal.
¿Quiénes son los malos de este mundo?, ¿me puedo alegrar de su desaparición?
Pero el mal es más complejo que todo eso.
DSA: El mal está en cada uno de nosotros.
Pero luego está el mal objetivo, la persona que tiene el poder y toma las
decisiones. Esa es la gente señalada y colgada. En la novela surge una red
social clandestina, Factbook, un reverso de Facebook que es aspiracional, cómo
la gente quiere que sean las cosas, cómo quieren ser vistos. Factbook es una
red donde sólo se retratan hechos objetivos. Esa red social también señala
culpables.
MV: La necesidad de un Factbook es
evidente, pero no triunfaría en un mundo que detesta la verdad.
DSA: Hay una necesidad de poner los hechos
delante, sobre todo en esta época de posverdad. A la gente ya le dan igual los
hechos.
MV: La novela incide en la desorientación
colectiva y el malestar, en el panorama político español pero también en el
global.
DSA: El origen está en la crisis de 2008
puso la alerta sobre ese malestar, la crisis quitó la máscara a lo que estaba
pasando, un contraataque financiero contra la democracia y el bienestar social.
Ese malestar provocó una reacción interesante, el 15M, que canzalizó el
malestar contra la impotencia. Los residuos que han quedado de aquella fuerte
contestación que estalló son las cadenas del change.org. Ahora sólo lucha una
clase, los ricos, el resto estamos paralizados.
MV: En la novela hay muchas referencias
musicales y cinematográficas.
DSA: En el recorrido autorreferencial de
Gustavo la cultura tiene mucho que ver, al que le he prestado muchas
referencias culturales propias, excepto el heavy, que son referencias
culturales que definen a mi generación: el grunge, la música electrónica, el
cine independiente norteamericano… El conflicto con sus referentes culturales
es que no son españoles.
MV: ¿Y la referencia a Ávila?
DSA: La elegí porque es una ciudad cerrada,
muy española, amurallada…
MV: ¿Te ha costado meterte en el personaje
femenino?
DSA: Nada, no encuentro diferencias
psicológicas importantes entre hombres y mujeres. No creo que haya un
pensamiento femenino y otro masculino. No respeto esos arquetipos.
MV: La maquinaria política aplasta la
realidad de género. La novela acaba sin que se abra una puerta, sin que haya
una salida. Hay un toque de pesimismo final, cuando la novela se cierra sobre
sí misma. Encuentro influencias de Lars von Trier, en especial de su película
“Melancolía”.
En el tiempo de preguntas del público se
habló también de una tercera voz que aparece en la novela. Se trata de una
entrevista donde se han eliminado las preguntas, realizada a un investigador
que rastrea pistas de la rebelión en redes sociales, correos electrónicos. “Es
la voz del orden”, explica Diego. Vilas reflexiona sobre que no seamos ya
capaces de “crear un futuro utópico”. “Eso es un tema que me preocupa como
individuo”, confiesa. “Nos han arrebatado la idea de futuro y de progreso”.
Ante otra de las preguntas del público, el
autor explicó que en el libro no hay una interpelación directa al periodismo
contemporáneo, que está “de capa caída, renunciando a los hechos y al
análisis”.
Sólo me resta recomendaros comprar la
novela, la mejor forma de apoyar al autor y a la editorial, como bien decía
Vilas; a ser posible haceros con esta primera edición, la de la portada de los
tres ahorcados en el Toro de Osborne. Y destacar la estupenda labor de la gente
de Sin Tarima para que todos los que abarrotábamos la librería pudiéramos estar
sentados, así da gusto.
Factbook. El libro de los hechos. Género:
Narrativa. Autor: Diego Sánchez Aguilar. Candaya Narrativa 54. Diseño de la colección: Francesc
Fernández. Primera edición: noviembre de 2018. ISBN:
978-84-15934-57-8. 21×14 cm; 352 páginas.
1 comentarios:
He llegado hasta aquí porque me encontré la portada del libro Factbook de pura casualidad y me pareció magistral. Personalmente las portadas son muy importantes para mi a la hora de elegir un libro. En fin, me ha parecido realmente interesante la descripción de este artículo, así que me haré con el libro, muchas gracias!
Publicar un comentario