Amados hijos de El Luali
Veneráis el Sahara, sus gentes y sus paisajes; su flora y fauna, su identidad. Festejáis su cultura milenaria, sus tradiciones y su historia y habéis entregado vuestras vidas a proteger a los vivos y recordar a los muertos. Vuestra sangre es el precio con que pagáis los desvelos por los que vinieron y por los que están por venir. Como el santo de Asís, veláis por la foca monje de las costas La Güera, os lamentáis por la fina gacela que ya no recorre el Sahara, y protegéis la lehbara, exterminada por chacales en crueles partidas de caza. Denunciáis la destrucción concienzuda de la talha, auténtica dueña de las llanuras del Sahara, vigilantes de las pinturas rupestres y las tumbas prehistóricas ante el expolio marroquí.
Comprometidos contra el robo en vuestra patria, el saqueo de pesca, fosfatos, petróleo, arena, reveláis la política de tierra quemada del ocupante a quien quiera escucharlo. Sois conscientes de que Marruecos pretende que la amada tierra arrebatada quede convertida en un erial, no entiende el invasor en su ignorancia que quien crea vida en el infierno no se asusta ante nada. Recordáis, para que nunca se borre la memoria, a los desaparecidos. Luchasteis contra la destrucción del Fuerte de Dajla, vigiláis la tumba del camello y protegéis los sepulcros de los hilaliyin. Os torturaron por hablar el español y gracias a vuestra nobleza nunca faltaron flores en la sepultura de El Hafed.
Amados hijos de El Luali, bravos hombres y mujeres, activistas saharauis de derechos humanos, delicadas rocas, indomables rosas de piedra. Guardianes de la tierra, lucháis por la existencia encendidos de paz y revolución. Dejaste tu mensaje “Hablad de los saharauis, de nuestra lucha larga y difícil, acompañadnos en nuestra resistencia, nunca dejéis de mirarnos”.
Comprometidos contra el robo en vuestra patria, el saqueo de pesca, fosfatos, petróleo, arena, reveláis la política de tierra quemada del ocupante a quien quiera escucharlo. Sois conscientes de que Marruecos pretende que la amada tierra arrebatada quede convertida en un erial, no entiende el invasor en su ignorancia que quien crea vida en el infierno no se asusta ante nada. Recordáis, para que nunca se borre la memoria, a los desaparecidos. Luchasteis contra la destrucción del Fuerte de Dajla, vigiláis la tumba del camello y protegéis los sepulcros de los hilaliyin. Os torturaron por hablar el español y gracias a vuestra nobleza nunca faltaron flores en la sepultura de El Hafed.
Amados hijos de El Luali, bravos hombres y mujeres, activistas saharauis de derechos humanos, delicadas rocas, indomables rosas de piedra. Guardianes de la tierra, lucháis por la existencia encendidos de paz y revolución. Dejaste tu mensaje “Hablad de los saharauis, de nuestra lucha larga y difícil, acompañadnos en nuestra resistencia, nunca dejéis de mirarnos”.
1936, Luis Cernuda
Recuérdalo tú y recuérdalo a otros,
cuando asqueados de la bajeza humana,
cuando iracundos de la dureza humana:
Este hombre solo, este acto solo, esta fe sola.
Recuérdalo tú y recuérdalo a otros.
(…)
Gracias, compañero, gracias
por el ejemplo. Gracias por que me dices
que el hombre es noble.
Nada importa que tan pocos lo sean:
Uno, uno tan sólo basta
como testigo irrefutable
de toda la nobleza humana.
*A Sultana Jaya, Brahim Dahan, Brahim Numria, El Mami Aamar Salem, Hmad Hamad y todos los activistas de derechos humanos y población saharaui en las zonas ocupadas.
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