Mil Violines y otras crónicas sobre pop y humanos; Kiko Amat
“La música es el perfecto medio por el que acceder a la empatía, el entendimiento y la comunicación entre humanos y culturas. La música es la gran fuerza de verdadera democratización popular a nivel global” (Kiko Amat)
A mí me gusta lo que
hace Kiko Amat. Así lo digo de entrada. Me gustan sus artículos sobre música
(bandas, discos, conciertos), me gustan también sus libros, ya sean novela
o ensayo, como este Mil violines, que acabo de terminar.
Lo curioso es que el
hombre despierta adhesiones, pero también odios furibundos. Es raro encontrar
algún artículo suyo o sobre él, en el que los comentarios estén abiertos, donde
no haya alguien que le ponga a parir o directamente le quiera partir la boca.
Por la red anda un ejemplo de hordas de heavies cabreados como monas que
quieren hacerle fosfatina por una crítica burlona sobre un concierto de Saxon.
Menudo mal rollo…
Sin ir más lejos, este blog,
retomado en reciente fecha y que no visita ni Peter, excepto alguna que otra
entrada sobre el Sahara, y donde aún menos gente comenta (gracias a mi adorada Pilar Adón), un fiel detractor de
Kiko Amat nos dejó varios comentarios sobre lo que opina de él, en una entrada
que metí sobre Rompepistas, que por otra parte es un libro que me gusta mucho.
Viene Kiko de nuevo a
esta modesta bitácora por mi lectura de Mil violines, una recopilación de
ensayos con mucho de autobiografía sobre canciones, bandas, discos, fanatismo
musical, escritura, pinchadiscos, juventud, modas y unas cuantas cosas más… En
palabras del propio autor “es un libro sobre música pop. Sobre cómo entra en
nuestras vidas, alterándolas para siempre, a veces dotándolas de un paisaje por
donde transcurrir, otras subrayando momentos, regalándonos la promesa de su
belleza y emoción, clavando a base de notas aquel instante crucial (o banal) en
nuestro subconsciente, desenterrándolo de manera mnemónica con las mismas
notas, cada vez que suenan. Haciendo nuestra vida mejor, aunque suene a anuncio
de lavavajillas. Este es un libro sobre canciones pop, y sobre los discos que
las contienen, y sobre los artistas que las grabaron. Pero este no es un libro
musical: no contiene biografías de artistas, la cronología es un desastre, no
hay árboles genealógicos de grupos de rock ni se pormenorizan crossovers entre
estilos. ¿Por qué? Porque este es un libro sobre música pop y la gente que la
escucha. Es un libro sobre cómo el pop influye en la vida de la gente. Es un
libro sobre una vida, una educación, basada en la música pop; la mía, la del
autor. El escritor como humano enamorado de sus canciones favoritas”.
Después de terminarlo
saco una conclusión, ni soy ni aspiro a ser erudita, sólo quiero pasármelo
bien. Aunque, ya se sabe, a las chicas no nos gusta la música (todo lo más la
que hace bailar, pop blandito, flamenquito o aflamencados varios, baladas del
guapo de turno y tóxica música latina). Pues yo me niego, a mí me chifla la
música, la que yo considero buena música, la necesito cada día como respirar;
eso sí, según la definición del libro, no soy connoisseur, no llevo tan
lejos mi pasión, me gusta la música para disfrutar, no para sufrir. Así que me
quedo en aficionada, espero que al menos digna.
El Amat se define como
nostálgico y emocional, y la música es combustible para ambas enfermedades que
yo también padezco ¿Será cosa de la cosecha del 71 a la que ambos
pertenecemos? En cierta forma creo que Kiko Amat se ha creado un personaje, con
sus neuras, sus filias y sus fobias, sus actuaciones desastrosas, su sapiencia
musical que llega en ocasiones al repipismo, su puntito friki, su intención de ser el más bruto del lugar, el más duro de su barrio, más bocazas que ninguno. Como
bazas positivas me gusta su descaro al escribir, su indiscutible gracia en
muchas ocasiones, la pasión que pone en lo que le gusta y cómo sabe transmitirlo.
Se puede tal vez pensar que entre quienes tienen tanta querencia por los discos, rayana en la
patología, se esconden muchas horas de soledad, de acné juvenil, de falta de amigos y
de popularidad, de adolescencia sufriente. Puede ser, seguro que es así en muchos casos. ¿Y qué? La música es
uno de los más maravillosos salvavidas que existen. Puede ser que en gran parte
por eso la necesitemos tanto...
I always thought that I was in control
I always thought I could reach my goal
Now I’m staring at my empty cup
Will the real me please stand up
I’m smashed
Hello there operator
Crashed
You have to try me later
Just between me and you
I’ll feel much better in a day or
two.
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