'Dos días, una noche’, fiel retrato de lo que tenemos encima
¿Renunciarías a una
prima de 1000€ al mes para que no echaran a una compañera? Esa
pregunta plantea la magnífica película 'Dos días, una noche’, en
cartel actualmente. Nosotros en concreto la hemos visto en el Renoir
de Madrid.
Cualquier persona que
tenga un ápice de conciencia social, que trabaje, que tenga
problemas para llegar a fin de mes, pagar el agua, la luz, el gas, el
transporte, cualquiera que pase gran parte de de su día en un
trabajo alienante y en un ambiente muchas veces tóxico, compartiendo
el tiempo con compañeros poco o nada afines, que sepa lo que es
fichar, aguantar a los mandos intermedios que hacen la vida
imposible, entenderá muy bien lo que plantea este film belga.
Cualquiera de nosotros, que podamos sentir pánico a coger una baja
por no saber si nuestro puesto de trabajo seguirá allí cuando
volvamos, nos podremos sentir identificados con el planteamiento de
la necesaria y real 'Dos días, una noche’.
Sin duda se trata de una
gran película europea, que habla de las condiciones laborales de
nuestro continente, una vez abandonado aquello que se llamaba estado
del bienestar, sumidos en una crisis económica, inventada o no, que
ataca a los desfavorecidos, pero también a lo que un día fuera
clase media. Una situación que muerde sin piedad a los ciudadanos,
que rebaña la humanidad de las personas, sacando a relucir un
egoísmo fatal, el peligroso individualismo del divide y vencerás. Y
esto se recoge sin artificios en esta película de formato casi
documental, sin música, ni maquillaje, ni efectos, con
interpretaciones muy realistas y una cámara que recoge de forma
eficaz y sin adornos las peripecias por las que pasa la protagonista
para intentar mantener su trabajo.
Magnífica la descarnada
interpretación de Marion Cotillard, alejada de todo glamour,
verdadera hasta conmover, real hasta el dolor. Cotillard interpreta
su personaje con una rica a la vez que contenida gestualidad,
acompañándose con la voz y sobre todo con el cuerpo, encogida,
ahogada, titubeante, siempre a punto de tirar la toalla... La actriz
interpreta a Sandra, una joven madre trabajadora, conmovedoramente
frágil y doliente quien, tras finalizar una baja por depresión de
la que se recupera lentamente, recibe una desagradable sorpresa al
volver al trabajo: mantendrá su puesto si el resto de compañeros
renuncia a una prima mensual de 1000€. La protagonista omienza un
rosario de visitas para tratar de convencer a sus compañeros de que
voten porque se quede. Sandra debe sacar las fuerzas que no tiene
para luchar, no por un trabajo que realiza, entretiene, llena o
compra caprichos, pero que supone un soporte vital para el
mantenimiento de su familia.
Sandra no quiere
mendigar, no quiere implorar a sus compañeros, no quiere ponerles
entre la espada y la pared, no quiere generar incomodidad y
violencia. Sólo el empuje y apoyo de su marido le hace seguir. Él
le hace ver la realidad, tiene que luchar contra la injusticia, por
lo que es suyo. La lucha será difícil y encontrará a Sandra sin
ánimos, con la autoestima por los suelos; aún así plantará cara
apoyada por su marido y por algunos compañeros. El camino, un fin de
semana, dos días y una noche, será muy duro. Tocará fondo pero
Sandra resurgirá, porque al fin y al cabo la vida es mucho más.
"Dimos la pelea.
Estoy feliz", dice la protagonista en el lúcido final. Os la
recomiendo encarecidamente. No permitamos que nos quiten nuestra
condición de personas.
*Ficha: Fotogramas
Dirección: Luc Dardenne
y Jean-Pierre Dardenne
Reparto:
Marion Cotillard, Fabrizio Rongione, Olivier Gourmet, Christelle
Cornil y Catherine Salée
Título en V.O.: Deux
jours, une nuit
Nacionalidades: Bélgica
Año: 2014 Fecha de estreno: 24-10-2014
Duración: 95 min.
Género: Drama
Color o en B/N: Color
Guión: Jean-Pierre
Dardenne y Luc Dardenne
Fotografía: Alain
Marcoen
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