Sin Pedir Permiso en Lugo. El frío de Galicia y el calor de Uxía Castro
El Progreso, sábado 5 de marzo de 2016 |
Galicia es frío y lluvia y a la vez el
calor que desprende Uxía Castro; mi amiga y compañera estaba a mi lado el
viernes 4 de marzo en la presentación en Sarria (Lugo) de ‘Sin pedir permiso’.
Ella vio nacer la novela cuando aún no se llamaba así, y supo de mis sustos,
dudas y agobios en determinados momentos de su gestación. Si vio finalmente la
luz ella tuvo parte de culpa, porque siempre me animó a continuar.
A Uxía, inimitable, auténtica a rabiar y
peculiar como ella sola, la conocí por culpa del campamento saharaui de la
dignidad, Gdeim Izik, el activismo por el Sahara nos unió irremediablemente.
Involucrada por segundo año consecutivo en la organización del Esmorga Fest en
Sarria, me propuso la idea de celebrar una presentación del libro con motivo
del festival. No podía ofrecerme mejor plan, verla, presentar 'Sin pedir
permiso' y estar en un festival, que con sólo dos ediciones se va haciendo un
nombre en la escena indie gracias al nivel de las bandas que congrega.
El lugar elegido para la presentación fue
el Taller de López, una galería fotográfica regentada por el inquieto Toño
López, un hombre de mi edad, amante de la cultura, creyente en la juventud y
loco por la música, en quien vi un alter ego y que me acogió con enorme
amabilidad. El Taller de López es un bonito espacio donde predomina el blanco y
cuyas paredes están decoradas por las fotos llenas de alma de Toño. Esculturas
oxidadas y sillones estilosos, como el setentero sillón naranja en el que me
senté yo, completaban la decoración del local.
De música, cultura y activismo fue la
tarde. Sarria me reservaba una sorpresa, la presencia del periodista sevillano
Pepe Oropesa, un activista de la causa saharaui también en mayúsculas. Tras el
secuestro de los cooperantes españoles en los campamentos en octubre de 2011,
el gobierno español ordenó meses después evacuar a todos los españoles que se
encontraran en los campamentos, a pesar de las graves consecuencias para los
refugiados que esta orden conllevaba. Pepe decidió quedarse y el ministro
Margallo dijo que lo hacía “bajo su responsabilidad”. Tenerle también en la
presentación significó mucho para mí.
Uxía destacó en la presentación mi interés
por estar siempre buscando, inquieta, sobre música, libros, arte o películas;
me identifico plenamente con sus palabras sobre mí. Y así continuamos el
evento, hablando de música, literatura y radio. Me referí a cómo se refleja en
la novela ese ansia juvenil por buscar y crear, por tener ideas y llevarlas a
cabo, formando grupos de amigos y llevando a cabo sueños, un reflejo de lo que
iba a suceder al día siguiente en el Esmorga Fest, algunos de cuyos
organizadores (Eva, Josito y Pablo) vinieron a la presentación. Hablamos de
irreverencia juvenil; de hacer sin pedir permiso aquello que se desea o que se
considera justo; de los barrios de Madrid; de los años noventa; de la movida y
la postmovida; de las bandas de rock que vuelven a la carretera con setenta
años; de los Sex Pistols y de si veríamos hoy en día un concierto de Joe
Strummer si todavía viviera (yo sí); de La Vía Láctea o el Penta, bares a los
que fueron asiduos a finales de los setenta alguno de los asistentes...
‘Sin pedir permiso’ me ha llevado hasta
Lugo. Parece que tenía que escribir este libro para visitar al fin Galicia. He
contemplado estos días el malecón donde hace dos años activistas de Sarria
lucharon por el río y el puente viejo, donde se encadenaron a los árboles
pintados con corazones, hemos recordado la Illa y a Lola, la oca que la
habitaba; he visitado el Xarope (Jarabe), algo así como La Vía Láctea de
Sarria, cuyas paredes, llenas de posters y fotos, guardan centenares de
recuerdos de los jóvenes que han pasado por el local, y donde suenan Johnny
Thunders y Django Reinhardt, entre otros inmortales; recibí los expertos consejos
de Fuzz, un músico de Sarria, para editar la futura maqueta de Cierre por
impago y conocí al percusionista Django, camarero del Adarve.
Y como postre, asistir al Esmorga Fest, con
Juventud Juché, Disco Las Palmeras, Belako, el tremendo dúo Bala, dos chicas
que tocan la guitarra y la batería, se bastan y se sobran para hacer un
hipnótico ruido de mil demonios, y los murcianicos preferidos, Perro. Música,
ruido y furia, escalofrío y ansia. Lo que viene a ser juntarse para vivir esa
celebración del follón que es un festival de rock.
Juventud infinita.
Con Uxía Castro, Pepe Oropesa y el cartelico de Marino en el Xarope |
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