'Control', de Anton Corbijn. Desorden y aislamiento de Ian Curtis
Un joven anda por una calle residencial de
Manchester, su ciudad, vestido con un chaquetón negro con el cuello subido,
camisa blanca y corbata también negra. La cámara le sigue de frente. Pensativo,
se detiene y enciende un cigarro mientras suena, machacona, una guitarra; la
cámara se sitúa detrás de él y vemos algo que dinamita su formal atuendo, la
palabra HATE escrita en mayúsculas y en blanco a su espalda. Es Ian Curtis en
una impactante escena de la película del holandés Anton Corbijn, fotógrafo y
director de videos musicales, que se lanzó a la gran pantalla con esa película
sobre el líder de la banda post punk Joy Divison. Se trata de ‘Control’, título
que rememora uno de los grandes éxitos de la banda.
La película recrea la vida de Curtis desde
los inicios de la joven banda, sus primeros pasos en Manchester, su encuentro
con Rob Gretton, que se convertiría en su manager y su relación decisiva con
Tony Wilson, empresario, presentador de programas musicales y fundador del
sello musical Factory, donde ficharía el grupo de Ian Curtis, Bernard Sumner, Peter
Hook y Stephen Morris, quien por cierto no fue el primer batería de la banda. La
leyenda dice que Wilson firmó con su sangre el contrato con Joy Division.
Rodada con una magnífica fotografía en
blanco y negro y con una lograda ambientación de la época, la película está
llena de presencias musicales: los Bowie y Reed a los que idolatraba Curtis en
su adolescencia, los Sex Pistols y The Clash que triunfaban cuando Joy Division
daban sus primeros pasos, o sus contemporáneos Buzzcocks (“el nombre no estaría
mal si quitaran “cocks”). Y como curiosidad, la aparición de John Cooper Clarke,
“el poeta punk”, que participó en giras de bandas como los mencionados Sex
Pistols y Buzzcocks, además de Joe Strummer & The Mescaleros, The Fall o
Siouxsie and the Banshees. En ‘Control aparece instantes antes de una actuación
de Joy Division, interpretando su poema ‘Evidently Chickentown’, “the bloody
pubs are bloody dull /the bloody clubs are bloody full /of bloody girls and bloody
guys /with bloody murder in their eyes /a bloody bloke is bloody stabbed
/waiting for a bloody cab /you bloody stay at bloody home /the bloody neighbors
bloody moan /keep the bloody racket down /this is bloody chicken town”.
Aunque le falten los inquietantes
ojos azul hielo de Curtis, ‘Control’ está protagonizada con solvencia por el
actor y músico Sam Riley, líder de la efímera banda 10,000 Things. Una de las
bazas de la película son los directos y grabaciones de la banda que aparecen en
la cinta, que están interpretados por los propios actores, consiguiendo
transmitir toda la electricidad de Joy Division, el punzante bajo de Hook, la
potente batería de Morris, los poderosos riffs de guitarra de Sumner y la
desesperación y angustia de un Curtis aquejado por graves problemas. Enfermedad,
depresión, una situación familiar asfixiante, un matrimonio y paternidad que
llegaron demasiado pronto, cuando estaba empezando a despuntar el grupo y como
remate su relación con una joven belga seguidora de toda aquella efervescente
escena musical.
Basada en el libro ‘Touching from a
Distance’, las memorias de Deborah, viuda de Curtis, la película intenta
mantener el equilibrio entre la parte musical, resuelta con brillantez, y la
oscuridad y la angustia que atenazaban la vida personal del sombrío cantante.
En la historia ocupa un lugar destacado la relación con Annik Honoré,
secretaria de la Embajada de Bélgica, promotora de conciertos y realizadora de
un fanzine, quien conoció al cantante cuando le entrevistó para su revista. Sofisticada,
moderna, libre de ataduras, amante de la música, se rindió ante aquel joven
talentoso y problemático. El drama estaba servido. Annik, fallecida en 2014 y
según se cuenta inspiradora de ‘Love Will Tear Us Apart’, consiguió mantenerse
en la sombra hasta que la película de Corbijn la puso de nuevo en el punto de
mira. Concedió alguna entrevista para explicar aquella relación, tal vez
inconsciente teniendo en cuenta la situación del cantante, y que ella calificó
de platónica. “Fue una relación completamente pura y platónica, muy infantil,
muy casta... Yo no tuve una relación sexual con Ian, que estaba medicado. Fue
una relación no-física”. Como curiosidad Sam Riley y Alexandra Maria Lara, la
actriz que interpretaba en la película a Annik Honoré, son pareja y viven
actualmente en Berlín.
La falta de decisión del cantante ante su
complicada situación personal, la intensidad de sus actuaciones, su
descontrolada forma de vida y su confusión mental desembocaron en suicidio en
su casa, días antes de iniciar una gira por Estados Unidos, “No llegues tarde”,
le advertían por teléfono en la película. Era mayo de 1980, tan solo tenía 23
años y una breve carrera de dos discos, ‘Unknown Pleasures’ de mítica portada y
el sombrío ‘Closer’, lanzado dos meses después de su muerte.
Tras la desaparición
de Curtis sus compañeros fundarían New Order, pero esa ya es otra historia.
El 26 de mayo se proyecta ‘Control’ en los
cines Renoir Plaza de España, dentro de la programación del Mad Cool Festival,
el macrofestival con The Who y Neil Young como cabezas de cartel. Al ciclo sólo
pueden acudir quienes tengan abono para los tres días. Como nosotros sólo
estaremos el 16 de junio viendo a The Who, no tendremos el gusto de poder ver en
los Renoir las pelis que componen tan excluyente ciclo.
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