“Cuatro millones de golpes” de Eric Jiménez, memorias de un enorme batería

7:51 p. m. Conx Moya 0 Comments



Cada vez son más los músicos de rock que deciden publicar sus autobiografías. Una profesión tan fascinante, loca y extrema es perfecta para generar delirantes andanzas e historias tremendas, repletas además de personajes de fama y relumbrón. Algunas autobiografías son divertidas, otras megalómanas, las hay que no añaden nada nuevo y otras que son deliciosa literatura de calidad. Me vienen a la mente las memorias, escritas por ellos mismos, de Pete Townshend, Morrissey o la maravillosa Viv Albertine, tres músicos que tienen buena mano para la escritura. En España también tenemos a nuestros rockeros que cuentan su vida. Es el caso de Eric Jiménez, batería que yo calificaría de mítico por las bandas y los álbumes en los que ha puesto su talento. “Oscuro”, “insólito”, “tragicómico”, son algunos de los adjetivos que la prensa ha dedicado al libro.
Disfrutamos el miércoles 15 de noviembre de una animada presentación en la fnac de “Cuatro millones de golpes”, un relato de vida en el que se recogen “aventuras” del batería granaíno, con mucha melancolía, una crónica vital bastante negra y a la vez con mucho sentido del humor, con momentos “muy divertidos, algunos incluso ridículos”. Eric se muestra orgulloso de tener el calor y el cariño de un público que nunca le ha abandonado y le ha hecho ganar confianza en sí mismo. El libro es un canto a una profesión, la de músico, que Eric califica de “profesión de riesgo”, porque “aunque te vaya bien no sabes cómo vas acabar”. Se declara un “romántico”, que quiere estar en proyectos “con alma”. Y vaya si lo ha conseguido.
Eric ha prestado sus recuerdos, hablados porque él no es escritor, a Holden Centeno, nombre bajo el que se esconde el autor de la novela “La chica de Los Planetas”. Él ha ordenado y dado forma a esos recuerdos de vida, para los que el batería se ha “abierto en canal”. El libro es “Eric cien por cien”, aunque algunas historia se hayan suavizado, para no acabar literalmente “en la cárcel”.
El ex político socialista Eduardo Madina, fue el encargado de presentar el libro. Amante de la música, también de la de Los Planetas, Madina recomendó el libro a los seguidores de Lagartija Nick “porque les va a ayudar a entender la magnitud de esta banda”; también a los incondicionales de esa “catedral de sonido que es el Omega” (el mítico álbum de punk rock de Enrique Morente y Lagartija Nick) para entender mejor “una obra única en la historia de la música de España”; el libro de Eric también complacerá a los seguidores de Los Planetas porque ofrece claves de las cosas más conocidas de la banda y de otras que no lo son tanto.  Y por último lo recomendó a las personas que sean amantes de Granada, uno de los principales focos de producción musical de este país, porque gracias al libro se puede conocer “el pentagrama que ha ido construyendo esta ciudad a lo largo de los años gracias a los grupos que han salido de ella”. Es el caso de tres de las bandas en las que ha militado Eric como KGB, Lagartija Nick, Los Planetas y grupos como 091, Niños Mutantes, Lori Meyers, Napoleon Solo, entre otros. Madina destacó que el libro es de alguna manera un “manual de autoayuda”, si tenemos en cuenta que su protagonista es alguien que, teniéndolo todo en contra, se ha convertido en el mejor batería de este país y ha formado parte de grupos que han marcado a varias generaciones. En el testimonio que ofrece “Cuatro millones de golpes” asistimos, en definitiva, a la construcción de una persona.
Eric Jiménez explicó se había animado a emprender este proyecto tras pasarse años contando “muchísimas anécdotas en muchísimos sitios”, que mucha gente le animaba a plasmar en un libro. Llegó con las grabaciones de sus vivencias escritas por Holden Centeno. El batería reconoce que uno de los capítulos más emocionantes es el de la pensión Penibética, donde vivió con su madre y sus hermanos. Su infancia, dura, estuvo marcada por ser hijo de madre soltera, algo “mal visto” por la sociedad de la época. “A diferencia de lo que sucede con el libro Instrumental de James Rhodes, a mí la música un poco más y me mata. Yo escuchaba una música que me podía llevar a la tumba de cabeza”. Empezó a tocar el tambor en la OJE y pronto se metió en el punk, “Salgo de la sartén y me meto en el fuego”, concluyó.
Su gran descubrimiento fue su facilidad para tocar la batería y por fin se sintió aceptado al entrar en una banda. “La batería es mi zona de confort, la burbuja donde me abstraigo, donde no pienso en nada”. Eric confesó su necesidad de llamar la atención porque en su infancia “había pasado desapercibido” y se había sentido “muy solo”. Eric se desnuda en el libro, donde se presente también como alguien con mucho sentido de la responsabilidad, “siempre he compaginado varias bandas para no quedarme sin trabajo”, sobre todo tras nacer hace cinco años su hija, “antes quería dejar un cadáver bonito, ahora quiero vivir hasta dejarlo horrible”. Afirmó no haber hecho el libro desde el rencor, a pesar de la mala follá granadina, por eso ha preferido sacarlo con cincuenta años, para evitar esas memorias llenas de bilis, escritas con más edad.
Para finalizar, el batería atendió a las preguntas del público, lamentando las nulas facilidades que tienen los grupos nuevos para hacer música en este país. Alimentando su personaje de enfant terrible, reconoció que “con este libro ahora mismo estoy jodiendo a muchísima gente cosa que me complace”. Reconoció que, después de grabar y producir sus discos prefiere dejar pasar un tiempo antes de volver a escucharlos y, hablando de su bellísima ciudad, recomendó su bar (El bar de Eric) o cualquier rincón del Albaicín o del Sacromonte, como la terraza de Casa Juanillo. Tomamos nota para la próxima visita.
Genio y figura.

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