Por fin Quadrophenia en pantalla grande
Si me preguntan cómo conocí a los Who,
podría responder sin dudar que fue a través de una maravillosa canción, “Love,
Reign o'er Me”, lo recuerdo perfectamente. Con esfuerzo, eran los primeros
noventa y no existía internet ni nada parecido, fui recopilando información
sobre la banda, conociendo sus discos y sus diferentes etapas y sabiendo más
sobre su carrera. Así descubrí que aquel tema pertenecía a Quadrophenia, la
segunda incursión de The Who en un álbum conceptual, lo que entonces se llamaba
ópera rock. Compré el vinilo (nosotros decíamos disco) en El Corte Inglés; 2600
pesetas me costó. La portada en blanco y negra era muy pintona. Un mod subido
en una scooter en cuyos espejos se reflejan las caras de los miembros del
grupo, arropado por una parka con el nombre de los Who pintado en blanco. En el
interior, una serie de fotos en blanco y negro ilustran la historia. Siempre
tuve la idea de hacerme una camiseta con la foto del horrendo desayuno
compuesto de garbanzos, pan de molde, huevo, café y unas colillas de cigarro
pero nunca la llevé a la práctica.
Completamente loca por el disco, grabado en
1973, mi siguiente descubrimiento fue que en el año 1979 se había estrenado una
película a partir de la ópera rock escrita por Pete Townshend. Entonces no
disponíamos apenas de medios y la mayor parte de mi información provenía de un
libro de Ediciones Júcar sobre la banda, además de lo que podía leer en alguna
que otra revista musical. En aquellos días aún vivían tres de sus miembros,
sólo faltaba Keith Moon, fallecido en 1978, y el grupo había vuelto a la
carretera en una gira donde tocaban Tommy y otros grandes éxitos. La grabación
de uno de aquellos shows de 1989, que en España emitió Telemadrid, se convirtió
en una de mis cintas más preciadas.
La suerte se puso de mi lado cuando programaron
“Quadrophenia” en lo que aún se llamaba segunda cadena. Por supuesto la grabé
en video, en una cinta Maxell de 180 minutos para la que hice su
correspondiente ficha, que guardé en el interior de la funda. Le dimos mucha
tralla a aquella cinta. Recuerdo verla en casa con mi hermano y amigas del
colegio y también la pusimos en el pueblo, de nuevo con mi hermano y mis amigas
de allí, en un improvisado cineclub que montamos en nuestra casa. Aquel verano ya
teníamos video en el pueblo y recuerdo que también vimos, entre otras películas,
“El sentido de la vida” de los Monty Python.
Cuando descubrí “The kids are alright”,
documental sobre The Who estrenado en Cannes en 1979, leí que las dos películas
se estrenaron en su día en cines de Madrid. Aquello me llamó la atención,
pensando en que debió ser una gozada asistir a alguna de aquellas proyecciones
con la música a toda mecha, rodeados de un público tan fanático como yo misma.
Pero entonces se quedó en un deseo incumplido.
Hasta que veinte años después el Matadero
de Madrid me ayudó a cumplir aquel deseo. “Quadrophenia” era una de las
películas programadas dentro del ciclo “Sonido, subcultura y cine” sobre “las
fascinantes relaciones que existen entre la escena underground, la música y la
delincuencia”. Bien por el Matadero, que está ofreciendo una excelente
programación a un precio muy asequible y en ocasiones incluso de manera
gratuita. Como esperaba, resultó muy emocionante el visionado en pantalla
grande y una experiencia maravillosa escuchar en cine la banda sonora, que no
hace sino ganar con los años. También es un punto a favor verla en versión original,
aunque yo era fan del doblaje del desaparecido actor catalán Enric Arredondo.
El guión de la película desarrolla la idea del
disco de Pete Townshend sobre un joven de clase obrera llamado Jimmy con una
“personalidad dividida en cuatro facetas distintas”, en un “estado avanzado de
esquizofrenia”, desdoblado en cuatro personalidades: “Un tipo duro, un bailarín
indefenso. Un romántico, ¿soy yo por un momento? Un maldito lunático, te
llevaré el equipaje. Un mendigo, un hipócrita, el amor reina sobre mí”, como
aparece en el disco. Con pocas perspectivas en la vida, lo que le hace sentirse
diferente es su pertenencia a la corriente mod. Vacío, su único respiro lo
encuentra en su ropa, sus amigos, su música y su moto.
Ambientada en los años 60, la película
recoge todo el dolor de vivir, la desorientación y la falta de expectativas que
caracterizan a la juventud de cualquier época. Los protagonistas son jóvenes
escasamente cualificados, con empleos basura, disparados el fin de semana
“gracias” a las anfetas y cantidades ingentes de alcohol. Individualistas,
egocéntricos, hedonistas, vanidosos, superficiales… y autodestructivos.
Dirigido por Franc Roddam en 1979, el film cuenta
con Phil Daniels, inolvidable en su papel de Jimmy; como curiosidad a Daniels
se le pudo ver años después en el video de la canción “Parklife” de Blur. Leslie
Ash interpreta a Steph, la chica de la que está enamorado y un joven Sting rubio
platino es el mod “Ace Face” (As de Oros). El film recoge una de aquellas
batallas campales que tuvieron lugar a mediados de los 60 en Inglaterra, en
concreto la de 1964 en Brighton, localidad costera del sur, que por cierto inspiró
el nombre de una gran banda barcelonesa de los ochenta. Los mod con sus Levi’s
ajustados, sus trajes de doble botón a medida, sus peinados lamidos, las
scooters “secadores de pelo” llenas de espejos, frente a las chupas de cuero,
los zapatos de puntera afilada, la gomina y las motos de mayor cilindrada de
los rockers. Cada uno con sus músicas. Enemigos irreconciliables.
En España “Quadrophenia” se estrenó en el
Cine Urquijo, en Argüelles, y míticas fueron sus proyecciones en el Cine
Covadonga, situado en la calle López de Hoyos-161 y al que apodaban el
“Covacha”. Yo ya intuía que los pases de la película a inicios de los ochenta
debían ser la pera pero no es nada comparado con lo cuentan numerosas crónicas sobre
un cine muy peculiar donde se fumaba de todo, se bebían litronas, se comían
pipas y de vez en cuando se alborotaba el gallinero más de la cuenta. Por
supuesto guardan su propia leyenda urbana, que hablan de un mod saltando desde
el palco del cine a la manera de Jimmy en el “ballroom” de Brighton cuando
intenta llamar la atención de una Steph deslumbrada por el bello y lacónico Ace
Face. Otros cuentan que en realidad el que salió volando fue un rocker,
“ayudado” por unos mods, en un delirante programa doble donde juntaron “Quadrophenia”
con una peli de Elvis. A saber…
La película no tuvo muy buenas críticas en
su día. Se la definió como una mezcla no del todo lograda entre el free cinema
inglés de los 60, el cine musical y un pretencioso ejercicio de nostalgia. Más
allá de apreciaciones, Quadrophenia se ha convertido con los años en un
clásico, con momentos inolvidables como los del callejón, los bailes de Ace
Face, la turba que vocifera aquel “We are the mods, we are the mods, we are, we
are, we are the mods”, cuando Jimmy descubre al “bell boy” llevando las maletas
y por supuesto la cabalgada en moto rozando el precipicio. Una película
iniciática que está entre los mejores recuerdos de mi juventud.
Sábado 14 de julio de 2018. QUADROPHENIA. Ciclo “Sonido,
subcultura y cine”. Cineteca del Matadero de Madrid.
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