Conversación con el escritor africano Ngugi wa Thiong’o en Madrid. Una cita largamente esperada
Teníamos una cita pendiente con Ngugi wa
Thiong’o desde 2007. En abril de ese año los escritores saharauis Zahra Hasnaui
y Bahia Awah recalaban en la universidad californiana de Irvine para impartir
una serie de conferencias. Tenían previsto un encuentro con el escritor y
académico africano Ngugi wa Thiong’o, profesor de aquella universidad. Sin
embargo, Ngugi se encontraba de viaje aquellos días y el encuentro no se pudo
celebrar finalmente. Los escritores saharauis le dejaron unos libros y algunos
detalles de artesanía saharaui y desde entonces hemos esperado poder acudir a
algún encuentro con Ngugi. Por fin pudimos cumplir nuestro deseo el pasado martes
14 de mayo gracias al encuentro con el escritor celebrado en el Museo Reina
Sofía. Bajo el título “Desplazar el centro” se desarrolló la conversación con
el escritor, pensador y profesor de Literatura Inglesa y Comparada, nacido en
Kenia, de la mano del periodista Chema Caballero.
Ngugi, de 81 años, aún vive la literatura
con enorme intensidad. Afirma que su mejor libro es el que aún no ha escrito y,
en una entrevista reciente con el blog “Africa no es un país” asegura que
quiere competir con genios como Cervantes. Él es desde luego una leyenda viva
de las letras africanas y eterno aspirante al Nobel, premio que parece que
nunca llega. Exiliado en Estados Unidos desde los años 80, ha vivido una
intensa vida llena de éxitos, pero también de sinsabores, como su
encarcelamiento en 1977 por el régimen surgido tras la independencia de Kenia,
por la que él también luchó. En la cárcel, el escritor decidió abandonar el
inglés como idioma de sus libros y escribir en su lengua materna, el gikuyo
“como ejemplo de resistencia”, según sus palabras. Escribió en la cárcel su
primera novela, “El diablo en la cruz”, en papel higiénico. Estos años se ha
convertido una costumbre en casa estar pendientes de la confirmación por parte
de la Academia Sueca del nombre del Premio Nobel de Literatura, deseando que se
anuncie que es Ngugi.
El escritor comenzó su intervención
reflexionando como el saber es excesivamente teórico y no se preocupa de otros
imaginarios, realizando su habitual defensa de “las lenguas minorizadas”. Así
reivindicó que le gusta que le llamen “escritor africano, es importante porque
hubo un tiempo en que la gente pensaba que no había escritura en África”. Recalcó
la importancia de que los escritores africanos “escribamos en nuestras lenguas
africanas, que son vibrantes y potentes”. Ngugi se quejó, con fina ironía de
que a los escritores africanos se les pregunte por qué escriben en sus lenguas
africanas o maternas. Defendió que los idiomas de África son “tremendamente
expresivos” y pensar que en estas lenguas no se puede realizar una producción
intelectual tiene que ver “con una visión colonial”. “Las lenguas son como
instrumentos musicales. No hay una lengua más lengua que la otra. Cada una
tiene su musicalidad”.
Su madre, que no sabía leer ni escribir pero
se empeñó en que Ngugi fuera a la escuela, tuvo una presencia importante
durante la charla. El escritor africano habló sobre la promesa que le hizo de continuar
con sus estudios a pesar de las adversidades y su compromiso con ella de dar
siempre más del cien por cien en todas las tareas que acometiera.
Chema Caballero recordó que Ngugi es un eterno
candidato al Premio Nobel. El escritor se lo tomó con buen humor. “No me lo han
dado, no”. Valora como positivo que sus obran gusten, “pero mi verdadero
desafío es lograr la novela perfecta”. Tanto en forma, lengua, carácter,
personajes. “Es un sueño que siempre está ahí, es una posibilidad real, es como
respirar. Soñar con la novela perfecta me impulsa a seguir intentándolo”. Ngugi
escribe sus libros como parte de ese proceso de intentar escribir esa novela
perfecta. “La búsqueda de la belleza impulsa el movimiento”, reflexionó. En
realidad, “que un lector te diga que tu libro le ha gustado es el verdadero
Nobel”, afirmó. El periodista recalcó que llevamos varias décadas sin que un
autor africano negro reciba el Premio Nobel, “tal vez sea hora de descolonizar
el Nobel”, comentó. Ante esta cuestión Ngugi señaló que “parece que los
escritores africanos deben ponerse la máscara de las lenguas europeas para ser
visibles”. Por el contrario animó a “conseguir la visibilidad con nuestras
lenguas maternas”
Las preguntas no eludieron el tema
político. “¿La independencia de Kenia fue una decepción para ti?”, inquirió
Chema Caballero. Ngugi explicó que estuvo encarcelado por sus ideas. “La experiencia
de la cárcel fue muy desafiante para mí como escritor”. Explicó que las enseñanzas
de su madre fueron fundamentales en la cárcel para no quejarse y aceptar una situación
de la que no podía escapar. Buscó la manera de sacar algo positivo de aquella
situación. “Me escapa de la cárcel a través de mi imaginación, no podían
encarcelar mi imaginación”. Ngugi salió adelante en la cárcel gracias a la imaginación,
q
ue le dio poder para seguir escribiendo, en aquel momento con lo único que tenía a mano, el papel higiénico.
ue le dio poder para seguir escribiendo, en aquel momento con lo único que tenía a mano, el papel higiénico.
Ngugi, que fue uno de los líderes del
movimiento anticolonialista en Kenia, reconoció que “el problema surgió después
de la independencia”. Lanzó una pertinente pregunta ¿quién controla hoy en día
en África el sistema bancario y los recursos naturales? “África construyó la
Europa moderna, el comercio de esclavos y los recursos generaron tanta riqueza
en las antiguas metrópolis. Reflexionó sobre la importancia de conseguir “una independencia
económica para que haya una independencia real”. Abogó por “cambiar en posición
de igualdad”.
“Sin la imaginación no somos humanos”, afirmó.
“Las artes alimentan la imaginación y nos permiten visualizar el futuro”. Por
eso el autoritarismo lo primero que intenta es limitar la imaginación de la
gente. Y “al primero que se persigue es al artista”.
A la pregunta del escritor saharaui Bahía
Awah sobre el culturicidio que sufre el pueblo saharaui debido a la invasión
colonial marroquí y de qué forman debe actuar el intelectual desde el exilio,
Ngugi afirmó que “el colonialismo, en la forma que sea, debe ser resistido”, ya
que se trata de un “sistema económico, político y social de sometimiento a una comunidad”.
El escritor keniata aboga por “la igualdad, no hay un ser humano más humano que
otro, ni hay una nación más nación que otra”. Definió el exilio, él tuvo que
exiliarse a Inglaterra y en la actualidad reside en California, como “encontrarse
en otro lugar fuera de la tierra de uno”. Calificó el exilio como algo que ha
sucedido a lo largo de la historia”. Consideró que “es positivo que un país acoja
a gente que huye de la desolación”. Con enorme sencillez y lucidez, explicó que
“el exilio no se elige, fue el exilio el que me eligió a mí”. Como tampoco se
elige el lugar donde se es acogido. “Eres un náufrago y te quedas dónde te
acogen”. Según Ngugi “lo importante qué haces con el exilio. Yo he tenido la
suerte de poder escribir”.
A la pregunta lanzada desde el público
sobre qué consejo podía dar a los escritores, Ngugi respondió un tajante:
“Write, write, write, and you will get it right”, “Escribe, escribe, escribe y
lo conseguirás”. Según el escritor “Hay que hacerlo. Es un trabajo duro y el
trabajo duro siempre funciona. Es duro pero merece la pena. Debes seguir ese
impulso, volver a él y serle fiel”. Ngugi reconoció que la publicación tiene
que ver con “ensayo / error”, ya que no siempre los editores aceptan los manuscritos,
aunque destacó que ahora también se puede autoeditar, hay más posibilidades y hoy
en día ya no es necesario exclusivamente ser respaldado por una editorial. El
escritor nos dio un estupendo consejo que él mismo ha aplicado a su vida,
azarosa y complicada en muchos momentos. “Intento, y no siempre es fácil,
encontrar lo positivo de todas las situaciones. Lo negativo puede generar
energía creativa”.
También hubo momento para hablar de las
mujeres. Ngugi confesó que las mujeres son parte muy importante de su vida.
Desde esa madre que le animó a estudiar hasta su esposa y sus hijas. Reconoció
la importancia de la mujer en la historia de Kenia y en la historia de África “las
mujeres están en todas partes y ellas han mantenido a la gente unida”. También
habló sobre las letras africanas, con un panorama actual muy vivo y emergente.
Destacó la importancia de las escritoras africanas, “muy poderosas”. “En el
continente la historia de las mujeres africanas ha sido invisibilizada”,
concluyó.
Bahia Awah pudo saludar en persona al
entrañable, lúcido y divertido Ngugi, posando a su lado en la “foto de familia”
con los asistentes y haciéndole entrega del libro de poesía saharaui en español
con traducción al inglés “Thirty One” editado hace varios años en la
Universidad de Leeds.
Una tarde inolvidable en la que, como dicen
nuestros amigos de LiterAfricas, el gran Ngugi wa Thiong´o “Llegó, vio y nos ganó”.
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