De escritura, creación y caminos
La otra tarde durante un recital de poesía que
disfrutamos en La Central de Callao con mi amiga, la escritora Pilar Adón, se
habló de creación y surgieron ideas bien interesantes. Como esponjas que somos
las recogimos y las pensamos.
Es cierto que, como afirmó alguien,
escribir es peligroso, pero escribir engancha, y sin duda es un riesgo que
debemos, que necesitamos correr. También alguien advirtió que nos cuidemos de
quien sabe escribir, otro riesgo al que resulta imposible resistirse.
A esto añado yo que muchas veces escribir
hiere, incluso puede dejar profundas cicatrices. Por suerte muchas otras veces cura. Y
en ocasiones la escritura crea escalofriantes piruetas con la vida, y se cruza
y entrecruza con nuestro día a día. Yo que intento ser racional, no quiero
afirmarlo. Pero ahí está, a veces de manera incontestable. Y nada podemos
hacer.
Pilar hizo alusión a que existe una diferente
forma de crear entre hombres y mujeres. “El hombre cuando crea mira hacia
adelante y avanza, la mujer mientras crea mira hacia los lados”. Las miles de
cosas que tiene pendientes, “los hijos que tiene o los hijos que ha dejado de
tener”, lo que tiene pendiente, lo que no ha podido hacer, lo que le queda por
hacer, lo que nunca hará…
“El escritor (yo diría que todo artista,
pintor, músico, actor…) cuando escribe no está, no está para nadie”, afirmó
Pilar. “El escritor es egoísta, está tan sólo para crear”. Recordó las palabras
de Margaret Atwood: «Los escritores, tanto los hombres como las mujeres, han de
ser egoístas para tener tiempo de escribir, pero las mujeres no están
entrenadas para ser egoístas...». Ese tipo de mujeres siguen siendo mal vistas.
Muchas otras no se atreverán, y algunas no querrán seguir ese camino absoluto,
y seguirán creando mientras miran hacia los lados.
Y yo, modestísima creadora, que agacho la
cabeza cuando me definen como escritora y periodista, pienso que lo interesante
también está en los lados, me encantan los recovecos, tirar de un hilo, y de
otro, desenredar madejas, dejarme llevar por un descubrimiento, enfrentarme a
lo que modestamente hago con predisposición a la aventura, a que de todo pueda
pasar. Y en esos caminos en que nos perdemos muchas las mujeres que de una
forma u otra intentamos crear, también hay interesantes inspiraciones,
sensaciones e ideas. Y qué demonios, tampoco la creación debe ser todo. Pero no
soy yo quién para juzgar... No hay duda de que la pasión, la entrega, el fuego
creador da los mejores frutos, pero para según qué tipo de vidas hay que ser
muy valiente.
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