“La edad media” de Leonardo Cano. Las ilusiones incumplidas de una generación
Como siempre sucede, una cosa lleva a la
otra. Descubrí a Leonardo Cano (Murcia, 1977) a través del libro de Miguel
Ángel Hernández “Presente continuo”. Él resultó ser ese Leo, amigo del autor,
tan presente en los diarios de mahn. En “Presente continuo” sabemos de la
búsqueda de editorial para una novela de Leonardo. Aquella novela resulta ser “La
edad media”, libro adquirido en el Bookstock del CICUS en Sevilla, y que acabo
de leer con sumo gusto.
No es “La edad media” un libro para
subrayar esas citas y pensamientos a las que soy tan aficionada. De hecho no he
tomado ninguna nota mientras lo leía, limitándome a disfrutar una narración muy
fluida y con una estructura bien trabajada. La novela cuenta la historia, desde
el colegio hasta la treintena, esa “edad media” del título, de un grupo de
chicos y chicas de un colegio privado. Para contar esta historia de desencanto
la novela combina tres narraciones: el chat de uno de los personajes con su
novia; una narración en tercera persona del día a día de otro de los personajes
en unos juzgados y un narrador en primera persona del plural que cuenta la
infancia y adolescencia de todos ellos. Los temas que toca “La edad media” son
las aspiraciones desbaratadas y los sueños rotos, algo con lo que todos nos
sentimos identificados de alguna manera.
Según el autor, tal y como planteó la historia
“necesitaba de los tres narradores y de una estructura compleja”. ¿Se trata de
una estructura ambiciosa para una primera novela? Leonardo desvelaba en el
CICUS de Sevilla que varios de sus amigos habían publicado sus respectivos
libros y él debía por fin enfrentarse a escribir el suyo. “Además, para
conseguir que me publicaran la novela debía ser buena”, afirmaba. Sabía que no
le serviría algo “fácil”.
Los protagonistas principales son tres
amigos de infancia, Moya, Fauro y el hijodelRana, carne de acoso en la infancia
y convertidos en la madurez en un abogado de éxito cuyos mayores logros juveniles
fueron esconderse mientras forzaban a la chica de la que estaba enamorado y
copiar poemas de otros para hacerse el interesante; un trabajador de la
justicia quien, a pesar de su brillantez sólo tiene arrojo para
distraer todo el dinero que puede; o un trabajador de banca que languidece en
su empleo sin muchas más aspiraciones. La escritora Rebeca García Nieto destaca
que la novela refleja muy bien el “círculo de la violencia”, cómo se pasa de
ser agredido a ser agresor. A través de estos tres personajes conoceremos al
resto de compañeros de estudios, con la novedad de la llegada a sus vidas de las
chicas que entran al colegio en BUP. Una de esas reuniones de antiguos alumnos
será el hilo conductor de la novela, que transita por diferentes tiempos y
planos narrativos.
Frases cortas, poco “colegueo” del autor
con sus personajes, que son mostrados tal y como son, con sus miserias y sus
grandezas (pocas). Como autora novel opino que lograr ser tan objetivo con sus protagonistas
es sin duda un ejercicio bastante complicado porque es fácil caer en la
tentación de “enamorarnos” de nuestros hijos literarios y mostrar una cierta “antipatía”
por nuestros antihéroes. Leonardo ha conseguido evitarlo y exponer, incluso con
frialdad, los fallos y mezquindades de los personajes, muchos, que pueblan la
novela.
Porque ciertamente durante la lectura se
hace difícil identificarse con alguno de ellos, la mirada que muestra la novela
es en gran medida desencantada. ¿Fue, es así nuestra generación? Yo soy seis
años mayor que el autor, algo que ahora apenas se nota pero que en la
adolescencia y primera juventud resulta un abismo. Los colegios privados
verdaderamente caros, los vaqueros de marca, coches como recompensa por las
notas o un buen empleo aguardando en la empresa familiar son asuntos que me son
por completo ajenos. Tuve la suerte de verme libre de bullying o cualquier otro
tipo de acoso en el colegio y en el instituto. No me identifico con esos hijos
de la clase media, sin conciencia social y apenas intereses artísticos y
culturales. A pesar de todo ello me he sumergido con gran gusto en la historia gracias
al buen hacer de Leonardo.
Codicia, adicción al trabajo, cobardía,
mezquindad, clasismo. Esos jóvenes de ciudad de provincias, que se mueven por
Madrid, Barcelona, Italia, Francia o EEUU con relativa facilidad, entran en la
madurez, en esa “edad media”, sumidos en una vida mediocre y aburrida. Sufriendo
las ilusiones incumplidas. Si es que alguna vez les ilusionó algo.
“La edad media” habla de las ilusiones
incumplidas de una generación; al menos Leonardo Cano, integrante de la misma, sí
está logrando materializar su gran ilusión gracias a esta más que notable
novela editada por Candaya.
Leonardo Cano con Rebeca García Nieto y Miguel Ángel Hernández |
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