Musa Décima de José María Merino. Todo está en el libro
Escritura dentro de la escritura,
metaliteratura, la creación femenina, historia y ficción, la crisis económica actual,
las relaciones familiares y amorosas, la apropiación indebida… Todos ellos y algunos
más son algunos de los temas que aparecen en la última novela de José María
Merino (La Coruña, 1941), “Musa Décima”.
El origen de la historia es el libro “La
Nueva Filosofía de la naturaleza del hombre” de Oliva Sabuco (1562-1622). He de
reconocer que nada sabía de Doña Oliva y su tratado, escrito y publicado en el
siglo XVI y que es el eje en torno al que gira la novela. El libro fue
publicado en 1587 bajo el título “Nueva filosofía de la naturaleza del hombre,
no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos antiguos; la cual mejora la
vida y la salud humana”. Se trata de una obra adelantada a su tiempo en la que
la autora, sin estudios de medicina pero sí una vasta cultura, critica
diferentes aspectos de la medicina de su época y en el que aborda otros temas
como la libertad del individuo o la dignidad humana.
“Musa Décima” ha sido el segundo título
propuesto para una nueva edición del Club de Lectura de la Central en el que
participo, así que el martes 11 de octubre nos reunimos con el autor para
hablar sobre su novela. Merino confesó que conoce el libro desde hace más de
sesenta años a través de una edición de 1728 que pertenecía a su padre y que él
conserva. “Mi padre se gastaba todo el dinero en libros, tenía una gran
biblioteca. Me gustaba especialmente la dedicatoria a Felipe II”. Nos contó que
años más tarde pudo comprar en la Cuesta de Moyano una edición del libro
editada por Aguilar en los años 30 (Biblioteca Cultural Española, Florentino
Torner).
A principios del siglo XX se descubrió un
supuesto testamento de Miguel Sabuco, su padre, en el que afirmaba que él era
el autor de la obra de Oliva. Así se inició un encendido debate sobre los
defensores de una y de otra teoría. Sobre la polémica de la autoría Merino no
quiso pronunciarse de manera tajante. En “Musa Décima” se explican todas estas
circunstancias. El novelista quiso destacar que el libro se vendió muy bien, se
tradujo a muchas lenguas y fue considerado incluso un precedente en su época.
Merino explicó que con “Musa Décima” ha querido
hacer un experimento, un libro diferente y la historia de Doña Oliva le ofrecía
“la posibilidad de escribir el libro que quería”. El enigma sobre el libro
ayuda además a crear curiosidad lectora. El tratado de Oliva es moderno, con
sus teorías “higienistas” sobre la vida sana. Nos confesó que se dedicó a
investigar para escribir la novela, porque cree que es importante que al leer
se hagan también descubrimientos.
“La musa es Oliva, tenía que ver con qué
personaje ponerla en contacto”. Fue con Berta, lo que le permitió jugar con dos
tiempos, el siglo XVI y el XXI. Hay momentos en que los dos relatos, el de Doña
Oliva y el de Berta, se entremezclan. Berta padece un cáncer y la investigación
sobre Doña Oliva y el libro que quiere escribir le impulsan y le sirven de
estímulo. La enfermedad terminal de Berta le sirve al autor para “anclarla a
Oliva”; también para introducir al fantasma de Doña Oliva, una presencia con la
que se juega, que no es real ni es mentira, también sentida por el gato. Otros
personajes principales, de alguna manera la novela es coral, son Rai, hijo de
Berta, un joven treintañero, enamorado del dibujo y lo que ahora se llama
“novela gráfica”, con problemas de inserción en el mercado laboral por culpa de
la crisis; su novia por un tiempo, Marina, novelista, se gana la confianza de
Berta y escribirá la novela sobre Doña Oliva a partir del trabajo de la
profesora; Raimundo, el padre de Rai y ex marido de Berta, profesor de
Universidad, que dejó a su familia por una alumna joven; Olga, la nueva pareja
de Raimundo, detonante para que el padre les abandonara, algo que Rai no le ha
perdonado; Euterpe, joven panameña que Rai conoce en uno de sus viajes de
trabajo y que será la puerta para una nueva vida. Los personajes interactúan a
través de relaciones marcadas en la mayoría de las ocasiones por la traición y
la apropiación indebida.
El libro también habla sobre la
magnanimidad, de la que trata Doña Oliva en su libro y practica con
convencimiento Berta, y la venganza, que Rai utilizará en varias ocasiones de
manera bastante satisfactoria para él. El autor no juzga ninguna de las
actuaciones, al igual que no juzga a sus personajes. Merino también ha dejado
patentes sus reflexiones sobre la literatura de la mano de dos personajes, escritores
ambos, Marina y Andrés. Así se habla de novela literaria frente a la tan actual
autoficción, las novelas históricas muy vendidas pero casi todas cortadas por
el mismo patrón, la buena y la mala literatura, el plagio, las peleas entre
escritores, el “fraude” de los premios literarios, la obsesión por vender y
publicar, la crisis del sector editorial. Literatura dentro de la literatura.
La propia novela según la escribía, “le iba
regalando cosas, le iba llevando por sitios”. Con este libro el autor pretendía
jugar con el tiempo. Es el gran tema del ser humano, el tiempo, “somos tiempo,
ya que estamos destinados a desaparecer”. “Todos estamos en el libro”, dice
Berta en la novela. “Todo está en el libro”, afirma el autor. “Musa Décima”
está llena de pinceladas personales, vivencias del propio autor que se
entremezclan en la narración. Así, el libro está lleno de viñetas dibujadas por
él, de grabados del libro de Doña Oliva y de fotos (de Alcaraz, de Panamá),
tomas por el propio Merino. Preguntado sobre por qué ha introducido estos
dibujos, viñetas que el personaje de Rai pinta para llevar una especie de
diario gráfico de su vida, Merino explicó que ha utilizado dibujos suyos en
varias de sus obras. “En este libro quería meterlo, me gusta mucho la novela gráfica
y los tebeos. En el libro caben muchas cosas”. Explicó que las viñetas cumplen
la función de definir a uno de los personajes, Rai. Además Merino ha
introducido en el libro anécdotas personales, temas que le preocupan. Como los
mendigos en los que se fija Rai durante sus paseos por Madrid, o la extraña y
desorientada mujer que aparece al final de la novela y que el propio autor vio
en una visita a Alcaraz, o la indignación de Rai por la “colonización” del
idioma inglés en muchos rótulos de su barrio. Todo ello con la pretensión de
“reflejar la vida misma”.
Durante nuestro encuentro Merino transmitió
con gran entusiasmo el oficio de escritor, el placer de la lectura, lo que él
entiende por literatura. “La literatura es tiempo”, afirmó, nos permite viajar
en el tiempo y con esta novela quería “romper el tiempo”. Según el autor “la
literatura me ha ido enseñando a escribir”. “No me interesa una novela
donde no hay sensación de tiempo”, nos confesó. “En la literatura siempre tiene
que haber un conflicto. Para entender la realidad el ser humano inventó la
ficción”.
La última palabra sobre el libro nos la
cede José María Merino a los lectores. “El lector es el que completa la novela
con su lectura”. Por mi parte no dudo en recomendar una novela compuesta por un
juego de piezas muy bien ensamblado, en diferentes tiempos y con diferentes
puntos de vista, uniendo pasado y presente, épocas tan diferentes, o no tanto,
porque al fin y al cabo las pasiones humanas, lo que mueve el mundo, siguen
siendo las mismas. La lectura es ágil, se lee con ganas de avanzar y saber más,
lo que demuestra que lo que se cuenta es interesante y está bien contado. Con
“Musa Décima” se aprende y se disfruta la cuidada ambientación de lo que debió
ser aquella España del siglo XVI. La novela muy bien escrita, es propia de un
autor con oficio y larga carrera. Merino ha logrado unos personajes femeninos
logrados y poderosos. La juiciosa, decidida e inteligente Oliva; la magnánima,
amorosa y justa Berta, un personaje lleno de vida a pesar de su terrible
enfermedad; o Marina, la joven escritora ambiciosa e insegura conforman un
grupo de mujeres sobre las que descansa lo mejor de la novela. Particularmente encuentro
menos conseguido a Rai como personaje joven, en mi opinión el autor le ha
prestado intereses e inquietudes propios a Rai. Tampoco me acaban de convencer las viñetas que
salpican la novela. Pero si el autor ha decidido meterlas, sin duda bien
metidas están. Y es que a Merino le encanta el dibujo, como demuestran las
historiadas firmas que nos dedicó tras el club de lectura.
Una charla fluida y apasionante, con un
José María Merino encantador, cómodo ante las preguntas y opiniones de los
lectores, de desbordante cultura y libre ya a estas alturas, por edad y por
carrera, de las vanidades y servidumbres, “el beso de la mujer araña”, de la
fama, que nos confesó que lo mejor de su profesión de escritor es precisamente
eso, escribir. ¿Acaso hay algo más?
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