Participación en el blog de El Pais ¿Y dónde queda el Sahara? Bunana Uld Buseif, poesía para curar el alma
Esta entrada ha sido escrita por la periodista y escritora Conchi Moya. 17 de enero de 2014
Creo
profunda e irremediablemente en el arte que sana, en el arte que cura, en el
arte que da paz, en los artistas llenos de delicadeza, empatía y de amor por
los demás. Hemos tenido la suerte de poder disfrutar durante un mes de alguien
así, un ser lleno de luz, llegado de nuestro amado Sahara, Bunana Abdelahay
Ahmed Uld Buseif, uno de los más destacados poetas saharauis de su generación
en lengua hasania. Bunana llegaba a Madrid, procedente de los campamentos de
refugiados saharauis, para participar en una serie de actividades con el grupo
Antropología en Acción, de la Universidad Autónoma de Madrid.
Bunana
terminó de ganarme por completo cuando le escuché en la presentación del libro
de Bahia M. Awah “El sueño de volver”, en el Día de las Librerías, apelar al
amor y a la amistad para dirigirse al público asistente. Eso sí que es
completamente revolucionario. Qué gusto perder de vista a tanto literato
engolado y sabiondo; qué maravilla abandonar por un momento el cinismo, el
pesimismo y el estar de vuelta de todo que nos invaden. El sabio poeta saharaui
apelaba a los mejores sentimientos, la amistad, el amor y la paz, como fuente y
motor de la creación.
Una de las
maravillosas experiencias vividas junto a Bunana sucedió la tarde del jueves 21
de noviembre de 2013, cuando tuvimos la suerte de disfrutar en la Casa
Encendida de Madrid de uno de esos momentos inolvidables, rebosantes de
emociones, de amor por una causa, de entrega a la creación. Los poetas de
Generación de la Amistad, creadores en español, se unieron a sus compatriotas
saharauis que componen en hasania; además de Bunana habían viajado a Madrid
Hasin Brahim y Mohamed Lamin Alal. Todos ellos nos hicieron vivir momentos en
los que afloró la nostalgia al ver las imágenes de Tiris, el escalofrío al
escuchar los poetas recitando en hasania, ayudados por los subtítulos con la
traducción. Aquella tarde imperaron los zgarit, los suspiros, las caras de
satisfacción y las sonrisas plenas. La Casa Encendida fue la jaima grande de la
poesía, y durante unas horas todos nos encontramos en el Sahara Occidental, en
una velada a la luz de la hoguera, rodeados del berrido de los camellos y
envueltos en el embriagador olor del té verde y el azúcar quemado.
Bunana,
durante su estancia entre nosotros, tuvo además encuentros con la juventud
saharaui, visitó ciudades como Granada y Toledo y participó en diferentes
actividades culturales. Después de un intenso mes de convivencia la noche antes
de su partida decidí tener una charla en profundidad con él sobre arte,
creación, sentimientos y amistad. Como aprendiz de escritora me interesaba
mucho conocer la opinión y sensaciones de un escritor saharaui de su
generación, que crea en hasania y cuya realidad en las últimas décadas son los
campamentos de refugiados saharauis. El poeta, mirándome fijamente, con sus
ojos tan profundos como un pozo de la badia, me dijo que él no puede obligarse
a componer, la inspiración le llega de repente, cuando menos lo espera, le sucede
muchas veces mientras camina, y no apunta en ese momento lo compuesto si no que
se esfuerza en memorizarlo. Me explicó que, al contrario de muchos escritores,
él no necesita aislarse de la gente para crear; puede encontrarse conversando
en una tertulia y empezar a componer sin necesidad de apartarse. Así es como le
visita la inspiración.
Antes de que
partiera a los campamentos me interesaba conocer la visión del poeta sobre lo
vivido los días que pasó entre nosotros. Bunana nos contó que nuestra sociedad
le ha parecido activa, volcada en su trabajo, ocupada todo el tiempo y educada
y respetuosa en la calle. También me explicó que le había llamado mucho la
atención la arquitectura de Madrid, pero al mismo tiempo humanamente le dolía
ver tanto desarrollo y a la vez gente tirada sin nada en la calle. La
soberanía, en palabras de Bunana, reside en la gente, no es propiedad de los
gobernantes, por eso hay que prestar especial atención a los más humildes y los
desfavorecidos. Bunana me quería dejar un mensaje, que el poeta no puede ni
debe estar al margen de su sociedad.
En nuestro
adiós también hizo un llamado por la paz: “En la paz prosperan los estados y
puede vivir la gente, en la paz prospera la sociedad. La guerra es maldita y
destructiva. La enemistad y la guerra no cosechan nada positivo”, afirmó
Bunana. Me dijo que por encima de todo quiere ser un hombre que transmita paz y
puedo asegurar que lo consigue. En el documental etnográfico “Hijos del verso”
que está realizando el grupo Antropología en Acción, Bunana uld Buseif explica
así las cualidades que debe tener un poeta: “El poeta debe reunir ciertos
valores: ser muy humano, sensible, sencillo, observador, inteligente. El poeta
debe saber captar lo que otros no pueden observar de la realidad”. Sin duda esas
palabras definen la forma de comportarse de Bunana en estos inolvidables días
que hemos compartido con él.
Y llegó el
momento de nuestra despedida. Emocionados, nos consideramos ya más que amigos,
hermanos de lucha, la de la resistencia saharaui a través de la literatura.
Creo que ha regresado contento a los campamentos. Esperamos verte pronto,
querido Bunana, ojala sea en el Sahara Libre.
*Dedicado,
de parte de Bunana, a Ana, Pascal y Mª Antonia, por sus atenciones, amistad y
cuidados al poeta.
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