Mr. Reed, el adiós del poeta eléctrico
El pasado 27 de octubre, en mi etapa en el
congelador, de cuasi desconexión de la red, y de cierto relax informativo, fallecía
Lou Reed. En la Wikipedia rellenaron la fecha del deceso desde el minuto uno, y
las redes sociales esparcieron en segundo el adiós a diestro y sobre todo a siniestro.
Hoy Lou Reed habría cumplido 72 años. No es
uno de mis cantantes favoritos, ni de mis imprescindibles, pero ahí está, y sin
duda hace mucho que pasó a la Historia del rock con letras bien grandes. En los
obituarios, comentarios y reseñas posteriores a su muerte, se la calificaba de
“poeta eléctrico”, la “voz salvaje del rock” o el “amante de la belleza
venenosa”. Palabras. Parece que fue alguien que hizo lo que le dio la gana, sin
importarle un pimiento lo que dijeran los demás y eso siempre es digno de
alabar. Malditismo, independencia, actitud, toda una leyenda. Respeto.
Superviviente, corajudo, tozudo, fuerte, salvaje, creativo, trabajador, independiente,
libre, directo, huraño, lúcido. “No tengo interés en que me queráis por mi
trabajo ni en ser vuestro rey”, decía en Madrid en noviembre de 2012.
No puedo añadir nada nuevo. A estos seres
que han proporcionado intenso placer y felicidad musical a millones de personas
en este feo mundo, sólo nos queda decirles ¡gracias! Por su actitud, sus letras,
la Velvet, su mítica relación con Warhol y tantas y tantas historias que le han
rodeado, siga descasando en paz Mr. Reed.
Elijo dos canciones Heroine (bien podía
haber puesto Sweet Jane, que me gusta especialmente) y Dirty Boulevard, de mi
año de COU, aquel 1989 tan musical, especial e inolvidable para mí...
Recomendable. Los que pueblan sus canciones
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