Crudo Pimento, apisonadora metalera en Madrid
Crudo Pimento se han oscurecido. Así como
el luminoso fondo blanco de la portada de su primer disco se ha tornado en
confusión negra, el sonido del segundo álbum del dúo, Fania Helvete, es una
orgía de ruido y destrucción. Las hojas de tabaco, la huerta, el pimentón y el
son jarocho han mudado en metal frío, en guitarras afiladas como témpanos y una
pesada atmósfera de ruido brutal. El nuevo disco sugiere ovnis, tumbas,
fenómenos extraños, ocultismo, una vuelta de tuerca a la visceralidad y falta
de convenciones de la infancia, una huida de lo elaborado y la sofisticación. Música
y portada de Fania Helvete arrean sin piedad una patada en la boca (o en los
huevos) de quien se asoma.
A pesar de todo, en el nuevo disco de Crudo
Pimento aún queda un pequeño espacio para ritmos sureños y sonidos étnicos
pero, por lo visto anoche en su concierto madrileño en la Moby Dick, en los
directos de esta nueva gira el metal ha llegado para imponerse y arrasar con
todo. Marcianos, frío del norte, cuernos heavies, tumbas y demonios. La única
nota de color la puso ayer la camisa roja con que vimos a Raúl en nuestro
primer concierto de Crudo Pimento, hace ahora dos años, y el vestido de Inma.
Comenzaba la noche con Raúl Frutos e Inma
Gómez en el centro del escenario armados de
guitarra española y palo, en su revisitación del clásico “La hija de
Juan Simón”. “¡Viva Camarón!”, gritó alguien entre el público. Raúl tuvo que
acudir a solventar el error, la cosa iba de copla antigua, de artistas como
Antonio Molina, Juanito Valderrama o Angelillo.
Lo que nos esperaba a continuación era algo
diametralmente opuesto. Con los murcianos nunca hay que confiarse, con ellos
jamás puedes imaginar lo que te está esperando. Con un sonido a toda tralla,
haciendo retumbar los tímpanos y las luciérnagas que se hubieran acercado,
Crudo Pimento nos ofreció un recorrido atómico, brutal y sucio, donde la
guitarra eléctrica prácticamente borra del mapa a los crudos y caseros palo y
ukelele que les acompañaron durante toda la gira anterior. Inma pasó gran parte
del concierto golpeando y tocando una guitarra-contrabajo con un arco, mientras
Raúl tomaba el mando de percusiones y guitarra eléctrica.
“No quiero metrónomos ni afinadores”,
afirmó Raúl en un momento del concierto, mientras afinaba de oído su ukelele
eléctrico recubierto de cinta americana y cables. Toda una declaración de
intenciones de este genio murciano, que continúa siendo el increíble músico que
parece tener diez brazos, tocando la guitarra con una mano mientras que con
otra arrea a la batería con la fuerza de diez misiles. Inma recuperó sus
percusiones en la parte final del concierto, durante el repaso de algunos temas
del disco anterior. Crudo Pimento siguen sorprendiendo a quien se les acerca.
Solo que ahora de una forma diferente.
No podía ser más acertado el nombre que han
dado a la gira, “Los carriles del diablo”. El sábado en Madrid, en un averno
rojo, un demonio vestido de azul gritaba: “Viva las berenjenas de Murcia”.
Larga vida a Crudo Pimento. Y que Luis Marcano nos asista.
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