Recordando nuestros tiempos de #Radio ‘Sin pedir permiso’. Entrevista en Radio Almenara (Ventilla, 106.7)
La cita había sido pospuesta con
anterioridad. No pude acudir a la radio el día que me había propuesto Ramón Ferrer
para una entrevista muy especial para mí. Iba a hablar de mi novela ‘Sin pedir
permiso’, una historia sobre radios libres en los años 90. El lugar, una radio
libre, Radio Almenara, que se encuentra precisamente en la Ventilla, el barrio
donde se sitúa Radio Akra, la radio imaginada donde se conocen e interactúan
los protagonistas de mi libro, trasunto de otras radios donde tuve la suerte de
participar.
Al final quedamos el lunes 12 de octubre en
el Parque de la Vaguada y en plenas Fiestas del Barrio del Pilar. Nos situamos
en una carpa, con micro de mano, en dos sillas frente al público que decidiera
quedarse a escucharnos. Seríamos además “teloneros” de Guillermo Zapata,
concejal de Fuencarral-El Pardo, que se acercaría también a los micrófonos de
Radio Almenara.
Durante la charla Ramón y yo reflexionamos
sobre la escasez de novelas ambientadas en el fascinante mundo de la radio, y
mucho menos que tengan que ver con las radios libres. Fuera de antena comento
con Ramón que llevo casi diez años alejada de este medio y hablamos sobre las
diferentes emisoras que yo conocía en mis tiempos: Radio Vallekas, Onda Latina,
Radio Enlace, la propia Radio Almenara o Radio ELO. Las magníficas
instalaciones de esta radio libre de Orcasitas, de las que yo fui asidua a
finales de los 90, sirvieron de inspiración para una Radio Akra bastante bien
equipada técnicamente. No era esa la realidad de la mayoría de radios libres
que conocí.
No escogí el tema del libro pensando en que
fuera algo novedoso y poco explorado. En realidad fue la historia la que me
escogió a mí, me atrapó en un momento en que echaba mucho de menos la radio, en
un momento de cambio y tal vez de nostalgia, de mirar atrás sin ira, con mucho
agradecimiento por todo lo que en su día me ofreció el medio. Ni siquiera pensé
al principio que esta historia llegaría a editarse. Eso vino mucho después.
La ocasión llegó después de muchas
negativas de editoriales pequeñas, con las grandes ni me atrevía a contactar.
Encontré Libros.com, y ellos apostaron por el proyecto. Comenzamos el
crowdfunding (juntaperras)a finales de enero, confieso que me daba mucho miedo.
Pero pasamos bien el trance y varios meses después vemos cada vez más cerca el
nacimiento del libro. También hemos puesto cara a nuestra gente de la
editorial, que acaban de abrir sede en Madrid. Quiero pensar que un libro sobre
hacer radio “a pelo y sin dinero”, apelando al Do It Yourself, tenía que ver la
luz así, haciéndolo por nuestra cuenta, con el amable apoyo de los micromecenas.
Como sucede en la novela con Radio Akra, salimos adelante con la pequeña gran
ayuda de los amigos.
Ahora estoy dando vueltas a cómo hacer la
primera presentación, a la posibilidad de llevar el libro a algunas plazas
fuera de Madrid, y a que ‘Sin pedir permiso’ encuentre a sus lectores (y
viceversa). “Público objetivo” tiene que haber, espero tener la habilidad de
encontrarlo e interesarlo.
Respondo a Ramón con la rapidez de un
cohete que no me siento escritora. No vivo ni viviré de la literatura,
imposible en los mundos subterráneos donde nos movemos. Con esto, como con
tantas cosas siento una especie de esquizofrenia, me encojo ante las palabras
“periodista y escritora” a continuación de mi nombre, aunque ya va habiendo
publicaciones y he dado un impulso al blog personal para satisfacer ese
gusanillo que me recuerda a la periodista que un día fui. ¿Qué es lo que le
convierte a uno en escritor? Difícil pregunta.
En estos tiempos de “narrativas
vivenciales” y de autores que bajo el formato de novela presentan su vida sin
disimulos, resulta evidente la pregunta de cuánto tiene de autobiográfico ‘Sin
pedir permiso’. Es cierto que tiene mucho de personal, de vivencias
individuales y colectivas pasadas junto a mis compañeros de escuela de radio y
de radio libre. Pero por encima de las historias que pudieran haber acontecido
a unos jóvenes que hace veinte años tenían veinte años, quería reflejar cómo
era el Madrid de esos chicos de clase trabajadora en los años 90, y sobre todo
recordar aquellas iniciativas nacidas alrededor de la contrainformación y los
medios alternativos, en este caso radio pero también agencias de noticias,
fanzines y periódicos, en aquellos tiempos en que no había apenas internet y no
existía nada parecido a las redes sociales.
Tras media hora de charla y preguntas del
público presente, nos despedimos de la gente de Radio Almenara. Ya ha llegado
el concejal de distrito Fuencarral-El Pardo, Guillermo Zapata. En vaqueros,
cazadora y playeras, con el pelo bastante más corto, el concejal se sienta en
la silla de plástico de la que yo me he levantado. Se somete entonces, sin
ningún tipo de filtro, a las preguntas de los numerosos vecinos que quieren
aprovechar el contacto directo con un político con mando; quién sabe cuándo se
encontrarán en otra igual.
Y yo pienso que aquellos chicos madrileños que
tenían veinte años en los 90, que participaban en asambleas, okupas, que eran
objetores o insumisos, que tocaban en grupos, que creaban fanzines, que optaban
a un trabajo precario, que tenían un futuro de lo más incierto, están ahora
ocupando importantes cargos en el ayuntamiento de la capital. Y quiero creer
que esta ciudad vieja y maltratada puede tener, aún, remedio.
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