#SinPedirPermisoNovela Con nuestro palique suburbial. Vallekas 83
En diciembre de 1983, hace ahora “nada más” que treinta y dos años, mi abuela abandonaba su casa baja de Palomeras, que
había levantado en los años 50 junto a sus hijos, para habitar sus pisos de
nueva construcción en otra zona de Vallecas. Tengo grabado a fuego en mi memoria
infantil el tiempo transcurrido desde que los vecinos supieron que les
expropiaban sus terrenos y les mandaban a un barrio nuevo; el dolor por tener
que abandonar de esa manera aquellas
casas levantadas con tantísimo esfuerzo; la negativa a irse de algunos
resistentes numantinos; la pena por dejar la cantidad de vivencias, dolorosas,
alegres, fatigosas y vecinales que habían transcurrido en aquel barrio de
Palomeras, de casas bajas y encaladas, calles de adoquines y con minúsculas
aceras, descampados y barro.
En aquella casa baja de aquel barrio había
vivido yo hasta los tres años, y nunca me desligué de ella. Los niños pasábamos
muchos fines de semana con mi abuela. Allí estaban las vecinas, que ejercían también
de tías y abuelas conmigo. Conocía a sus nietos, a sus hijos, a sus perros,
gatos, canarios, periquitos y tortugas. Jugaba en sus patios. Algunos días me
invitaban a comer. Me iba con ellas a comprar el pan, a comprar sifón a la
bodega o a por pipas en la tienda de la Reme (una habitación de su casa). Era el
barrio de los Salazar (los hermanos fundadores de los Chunguitos) y el barrio
de tantos jóvenes que cayeron en adicciones varias, lleno de paro, precariedad,
y problemas. Recuerdo a los Julis y a los Tomys, aquellos chicos mayores que yo,
los adorables macarras y quinquis de barrio a los que mirábamos con admiración
y un puntito de miedo.
Todas aquellas vivencias, grabadas a fuego
en mi mente infantil, inolvidables pese a las décadas pasadas, están reflejadas
en mi novela ‘Sin pedir permiso’, a través de los amigos de infancia, Marcos y
Germán, vecinos de Vallecas, integrantes de Cierre por impago, y autores de ‘Con
nuestro palique suburbial’, una de las letras que me he atrevido a componer
para el libro.
El destino (en forma del ilustrador Marino
Masazucra) me ha puesto en contacto con un músico joven, estiloso, encantador y
en mi onda. Migüel me ha entendido perfectamente, a pesar de no conocernos en
persona, y ha sacado una poderosa canción a partir de mi letra. Si me conociera
más y supiera lo que es la música para mí (yo se lo estoy contando) sabría el
impagable regalo que me ha hecho. A ver hasta dónde somos capaces de llegar. Así ha quedado la maqueta de nuestra canción adolescente y vallecana.
Y así aparece esta locura recogida en el
libro…
‘Con
nuestro palique suburbial’ está compuesta en el libro por Germán, guitarrista y
segundo cantante de la Cierre por impago. Se refiere al barrio de los dos
amigos, Vallecas.
Con
nuestro palique suburbial nos protegíamos del mal / Las vías del tren eran
nuestra muralla / El metro nuestra nave espacial / Los billares la tierra
prometida / Las pijas territorio a conquistar / Con nuestro palique suburbial /
Las primeras birras y cigarros / Las calles sin asfaltar / Nuestras nenas nunca
eran princesas / Las camelamos con nuestro palique suburbial / Macarras, quinquis
de barrio, la chapa y el rock and roll / El rollo, chupas, vaqueros, nuestro
primer colocón / Nunca seremos héroes / Ya lo deberíais saber / Barrio, humo,
rabia y prisa. Vallekas, 83.
Marina
reconocía todo aquello porque Marcos le había contado al detalle muchas de sus
historias.
–
La canción se refiere a nuestra adolescencia. En realidad en el 83 éramos unos
enanos, pero poco después llegó el momento en que empezamos a dejar de ser
niños – le había explicado el chico –. Cuando dejamos de pensar solo en jugar y
descubrimos que existía otro mundo. Apareció la música como algo muy grande.
Nos hicimos más serios. Bueno, Germán, yo no. Yo soy de otro carácter. Las
niñas dejaron de ser un asco. Ya no las empujábamos por ser unas pelmazas, sino
porque un extraño fuego, que no entendíamos aún, nos conducía a ello. Dejamos
de ver el tabaco y la bebida como algo exclusivo de los mayores. Yo qué sé, nos
entró la curiosidad por un montón de cosas...
*Fotos de Vallecas en los años 80 cogidas de
la red
Migüel |
Comprar 'Sin pedir permiso'. La novela, llena de referencias musicales, radiofónicas y de cultura juvenil, también narra una historia de amor y amistad.
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