Crónicas murcianas. De literatura, Belzunce, Rocio Márquez, tiendas y gastronomía
Nuevo viaje a Murcia para presentar mi
novela ‘Sin pedir permiso' y para participar en el III Congreso Internacional de Música y Cultura Audiovisual MUCA, por lo
que he dispuesto de varios días para disfrutar de una ciudad que ofrece muchísimo
pero sigue siendo una gran desconocida. En gran parte por culpa de los
murcianos que no saben (o no quieren) vender sus encantos al exterior. Muy
recomendable su movida gastronómica, musical, artística, literaria, además de
la amplia oferta para turistear a vuestro aire. Hay que combatir pero ya esa
pregunta que te hacen cuando vas allí: "¿Pero que hay en Murcia?".
Caldo con pelota de Por Herencia |
Por ejemplo, en Murcia se pueden comer
muchas cosas ricas. Confieso mi predilección por las marineras (ensaladilla
rusa sobre un rosquillo de pan crujiente y alargado con una anchoa encima) y
por el caldo con pelota, un caldo acompañado por una albóndiga de carne
suavemente especiada y con piñones. En este viaje me han descubierto una
preciosa taberna junto a la céntrica Plaza de las Flores, el Mini de
Tiquismiquis. El local, que huye para la noche de esa iluminación en penumbra
tan molesta, está decorado con mucho gusto, mezclando lo murciano, lo retro y
lo moderno. Delicioso y suave el vermut, riquísimas las marineras y
espectacular el atún marinado, todo a buen precio.
También he conocido el Por Herencia, Calle
Cánovas del Castillo 9, cerquita de la Plaza de la Catedral. Comí de maravilla
y a buen precio a base de tapas muy ricas como el canelón de rabo de toro. Disfruté,
entre otras cosas, de la marinera, el caldo con pelotas y una alcachofa a la
murciana con una suave salsa especiada con piñones y pimentón, imagino que de
la tierra. El trato amabilísimo además.
Las surtidas estanterías de Educania Librería (foto de su facebook) |
La presentación de ‘Sin pedir permiso’ me
llevó a contactar con Educania Librería, Calle Sociedad 10, y con Antonio J
Ubero. Educania es una librería que apuesta por las actividades culturales, por
la literatura que tiene más recorrido que las estanterías de un centro
comercial y por los autores murcianos, en un momento en que la literatura de la
Región vive un momento muy dulce. Cuando llegué a la bonita librería, estuve
paseando un rato por el salón de arriba, donde tendría lugar el encuentro con
los lectores. Allí, en un lugar destacado Educania tiene expuestas obras de
escritores murcianos. Allí encontré ejemplares de la Editorial Balduque, que
tiene su sede en Cartagena, como la novela negra ambientada en Murcia ‘Mirando
al suelo' de Francisco Béjar, o ‘Presente continuo (Diario de una novela)’ de
Miguel Ángel Hernández, autor de la magnífica ‘Intento de escapada’ y actual
finalista del premio Herralde con ‘El instante de peligro’. Precisamente en
Educania compré ‘Presente continuo’ un diario que Miguel Angel llevó mientras
escribía su última novela. Otro de los autores murcianos destacados en Educania
es Ginés Sanchez, autor de la magnífica ‘Entre los vivos’, editada el año
pasado por Tusquets. A Ginés y a Cristina Morano debo agradecerles su ayuda
para la presentación de ‘Sin pedir permiso’. Agradecimientos también para
Basilio Pujante, quien que me ha descubierto la literatura murciana por sus
reseñas en la Tribuna del Noroeste dirigida por Jaime Parra, los dos presentes
en este más que agradable encuentro literario en Educania.
Durante mi viaje también visité dos tiendas
murcianas preferidas: Titis Clothing y Julieta sin Romeo. La tienda de ropa de
las hermanas Irene, Minuca y Mª Angeles Carreño, Calle Azucaque 3, es un ejemplo
de diseño de interiores. Su ropa es muy original y con clase, lejos del aburrimiento
al que muchas veces va a asociada esa palabra. Durante mi viaje estaban en
rebajas, así que mejor que mejor. También disponen de complementos, zapatos y
cosas para la casa.
Y qué decir de Julieta sin Romeo, la
preciosa “tiendecita”, como dicen ellas, en la Calle Torreta 3. Julieta acaba
de quedarse sin Ana, que ha iniciado un proyecto en solitario Gatetes. En mi
visita al a tienda pude saludar a Cris y hacer alguna compra. Ropa, preciosas
láminas, tarjetas e invitaciones diseñadas por ellas, objetos de papelería,
complementos… Propuestas preciosas y a buen precio.
Foto: Diego Montana. Piso 28 |
La suerte de estar en Murcia y que mis queridos
amigos Paco Frutos, Laura y Clara me descubran a la gran Rocío Márquez. La cantaora de Huelva actuaba en
el Teatro Circo Murcia, junto con el Niño de Elche y allí nos fuimos. No
entiendo sobre flamenco pero, hablando sin ninguna propiedad, disfruté de la
actuación de una mujer de cante finísimo, muy bella y elegante, en un precioso
teatro al que espero volver en alguna otra ocasión. He de decir que también me
gustó mucho la parte de “ruidismo” con el alucinante Niño de Elche y los
rockeros. Me chivan algunos de los cantes que ofreció la onubense: una petenera,
un fandango minero, unos tangos, acompañada por la guitarra flamenca de Manuel
Herrera y las palmas y voces de los Mellis. Completaban el grupo Raúl Cantizano
a la guitarra eléctrica y Antonio Montiel con la batería y percusiones. Y
gracias al concierto y a la generosidad de Rufo Martínez Cobacho, ya amigo,
regreso a Madrid con un libro sobre cante minero escrito por él, ‘El Flamenco
en la Unión’.
Por “error” fui a ver la exposición Cabaret
Sauvage, compuesta por collages inéditos del artista murciano Manolo Belzunce,
(Lorca, 1944). Me explico, Paco Paños me recomendaba por facebook visitar una exposición
que se inauguraba durante mi estancia en la ciudad. En uno de mis paseos vi en
el Palacio Almudí la inauguración de Belzunce y pensé que era el evento
recomendado. En realidad me había mencionado la del también murciano Miguel
Fructuoso en el Centro Párraga, que finalmente me he quedado sin visitar. Paco
me explica la estrecha amistad de ambos artistas y que las dos exposiciones
inauguradas el mismo día son totalmente recomendables.
Sobre Belzunce, el artista realiza para
esta exposición una meticulosa y paciente labor de trapero, se convierte en un
Diógenes a la caza de tesoros en desuso. Inspirado por la Biblia, las
tentaciones de San Antonio y Adán y Eva, en sus collages aparecen mujeres
orientales y africanas, tapicerías sucias, cerraduras, telas, trozos de
facturas, antiguos patrones de costura, trozos de matrículas, páginas de
novelas, latas, maderas apolilladas, puertas de muebles, hojalatas retorcidas,
botones, cartones, alambres, cuerdas de periódico, un armario, etiquetas de
queso, oleo, papel, circuitos de computador, arpillera, un cráneo de animal,
balas de cazador. Objetos y pinturas que conforman unas alucinantes composiciones.
El artista afirma en una entrevista a Ana Guardiola en La opinión de Murcia que
son “obras hechas desde el silencio y la tranquilidad”, creadas en su día sin
intención de ser vendidas por un Belzunce que, a sus 71 años, lo que está es “loco
por seguir pintando”. Genio y figura.
Rematé mi estancia en la ciudad con una
visita al rastrillo de cosas usadas que se monta los domingos en el malecón al
lado de la pasarela Manterola, donde se ven cosas realmente curiosas y se
enciende la nostalgia. Concluí con un paseo por esos jardines de Floridablanca,
en el barrio de El Carmen, que tanto me gustan. Y de ahí a la estación del tren.
Hasta la próxima.
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