Sin pedir permiso en La Tribuna del Noroeste, Murcia. Por Basilio Pujante
La Tribuna del Noroeste, por Basilio Pujante, Lecturas Iletradas, 15 de febrero de 2016
Sin pedir permiso, Conchi Moya, Libros.com,
2016, 230 págs., 16€.
Hay algunas noticias que no salen en los
grandes medios de comunicación ni, con el paso del tiempo, ocupan los libros de
Historia. Sucesos importantes para un número pequeño de personas, pero que son
fundamentales para la biografía colectiva de toda ciudad. Conchi Moya ha
contado en su primera novela una de esas historias aparentemente menores que
marcaron la vida de mucha gente hace unas décadas: la de las radios libres.
Por supuesto, Sin pedir permiso está lejos
de ser un ensayo profundo y amplio sobre este fenómeno, pero retrata
perfectamente un medio de comunicación importantísimo en los barrios españoles
de los años noventa. En aquella época en la que Internet andaba aún dando sus
primeros pasos, todo aquel que quisiera informarse sin acudir a las fuentes
viciadas de los grandes medios de comunicación, tenía en las radios libres un
forma directa de escuchar una voz cercana y alternativa a las cadenas
generalistas. En la novela de Conchi Moya, un entusiasta grupo de jóvenes saca
adelante, con poco dinero pero mucha ilusión, Radio Akra, una emisora que da
voz a los movimientos culturales y políticos alternativos, las asociaciones
vecinales y los grupos musicales menos comerciales.
La sede de esta radio está situada en el
barrio madrileño de Ventilla, que, en aquella segunda mitad de los noventa,
sufría una acelerada metamorfosis de zona popular a residencial bajo la sombra
de las Torres Kio. La novela sigue a los jóvenes locutores de Radio Akra por
casas okupas, manifestaciones, salas de conciertos y otras emisoras
alternativas situadas a lo largo y ancho de Madrid. Somos testigos de las
dificultades a las que se enfrentan estos veinteañeros en una época en la que
la precariedad laboral, apoyada por la amenaza del paro, se parecía más a la de
nuestra época que a aquel espejismo que vivió España durante los años de la
burbuja inmobiliaria.
Sin embargo, Sin pedir permiso relata,
además de esos sucesos colectivos y esa vindicación de las radios libres de los
noventa, una historia de amor: la de Marina y Marcos. Ambos son miembros
activos de Radio Akra y, en cuanto se conocen, ella cae enamorada del chico
gracias a su mezcla de chulería y desparpajo. Marina sigue a Marcos en todos
sus proyectos, la radio, el grupo que forma junto a su amigo Germán, y no es
capaz de aceptar que él no sienta lo mismo por ella. Es esta historia de amor
imposible la que sirve como eje del libro, ya que asistimos a todas sus fases a
lo largo de las páginas de Sin pedir permiso: la amistad, el amor, la pasión,
el rechazo…
Otro elemento importante en las páginas de
la novela es la música. Además de los conciertos a los que asisten los
protagonistas (Anni DiFranco, Jorge Pardo, Def con Dos), de los encuentros y
desencuentros del grupo de Marcos y Germán y de los pequeños festivales
organizados por Radio Akra, la autora integra en el texto citas relacionadas
con la trama. Crea así una banda sonora en la que leemos fragmentos de
canciones de Hank Williams, 091, Los Marañones y de grupos inventados.
Una novela honesta, con un estilo sencillo
y directo, que nos ayuda a conocer una parte importante del Madrid de los años
noventa.
Reseña publicada en El Noroeste.
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