“Nunca quise ser como tú”. César Strawberry. ¿En que nos hemos convertido?
Foto: EFE, marzo 2010 |
Dentro de mi paseo por ese género denominado
#narrativarock me parece interesante todo lo referido a los músicos escritores.
No son pocos los músicos de diferentes épocas, estilos y nacionalidades que se
han lanzado al ruedo literario con desigual fortuna. En muchos de los casos, aunque
no siempre, la música tiene destacada presencia en la narración.
Uno de los músicos españoles que también han
sido prolíficos en la escritura es César Strawberry, el líder de Def Con Dos,
banda española de rap metal muy popular en los años 90, y que aún sigue en
activo y dando guerra, como prueban los problemas con la justicia de su líder, que
le llevaron incluso a ser detenido en mayo de 2015 dentro de la llamada Operación
Araña. A los detenidos en esa operación policial se les acusaba de “enaltecimiento
del terrorismo en las redes sociales”. En tiempos de Ley Mordaza es lo que parece
que toca a personajes contestarios como Strawberry. Nacido César Montaña, se
licenció en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando y ha probado suerte a
lo largo de su dilatada carrera artística en diferentes disciplinas. Su mayor
éxito es su carrera de músico al frente de los ya mencionados Def Con Dos, pero
también es autor de varias bandas sonoras para exitosas películas como Acción
Mutante o El día de la bestia, colaborador en prensa y contertulio en
televisión.
El título, ‘Nunca quise ser como tú’, ya
avanza con lo que nos vamos a encontrar. La novela recoge una historia de
personajes que han superado la treintena y a los que la vida parece irles bastante
bien, pero que en realidad sufren un gran desencanto. Fernando, un ilustrador
de éxito, es el protagonista. Joven en apariencia contestatario, vivió sus
veinte años en una okupa de Madrid e incluso fue bajista de un grupo que
alcanzó cierto reconocimiento en los ambientes underground de la época, una “banda de trinchera”, como se les
denomina en el libro. Pero Fernando es en realidad un oportunista, una persona
que siempre ha sabido estar en el sitio correcto en el mejor momento, que se va
arrimando a diferentes grupos según sus intereses. Así, su entrada en la okupa de
La Cafetera obedece a su deseo de enrollarse con Ripley, una guapa grafitera
que vive allí, y de paso le sirve para desarrollar su faceta de ilustrador, que
será finalmente con la que se gane, muy bien, la vida. Fernando no es un hombre,
ni fue un joven, con ideales ni objetivos. No creo que con su vida burguesa traicionara
sus ideales porque nunca los tuvo. El protagonista vive una vida cómoda y regalada
que observa con “la sorpresa del que vive
algo que no cree merecer”. Sufre además de ramalazos de locura salpicados
de coca, que le llevan a imaginar todo tipo de barbaridades sangrientas o de
una sexualidad “bruta” y despiadada.
La novela de Strawberry destila una irreverencia
marca de la casa y no deja “títere con cabeza”. Sus dardos, más bien cañonazos,
van dirigidos al estado, el matrimonio, la sacrosanta institución familiar, los
poderes económicos, el marketing, los empresarios del pelotazo fácil. ‘Nunca
quise ser como tú’ supura cinismo, nihilismo, desencanto; habla de
individualismo, protagonizada por personajes egoístas que no creen en el colectivo;
aparece salpicada de un humor salvaje. La desesperanza está narrada de manera
cruda y radical, sin un ápice de fe en el género humano.
La novela, en sus flashback a los años 90, recoge
de manera bastante acertada la vida en la okupa La Cafetera, trasunto de aquellos
centros sociales que tan en boga estuvieron en aquella época. Strawberry sabe
de lo que habla, al igual que cuando narra las actuaciones de la banda
imaginada que aparece en la novela, los Expresidentes, un grupo de punk hardcore
que tocaban con caretas, “como en la peli
de Patrick Swayze”, de los diferentes presidentes de la democracia: Suarez,
Calvo Sotelo, Felipe y Aznar.
Fernando, desencantado, ya cínico desde su
juventud, ataca patriotismos, nacionalismos y tradiciones. Se ríe de aquellos
que buscan “la sombra del fervor
patriótico para sentirse algo más que un puñado de partículas perdidas en la inmensidad
del universo”. Argumenta que “La
exaltación del nacionalismo nace del aburrimiento y suele ser la proyección de
los complejos de líderes políticos mayoritariamente bajitos”. De alguna
forma sus opiniones muestran la del propio Strawberry, azote de “sacrosantas”
instituciones e ideas.
La novela también arrea a los artistas, a los
modernos, a los críticos engreídos, a la prensa, incluso la gente que pululaba
en los noventa alrededor de lo que se consideró contracultura. "Por mucho que hubiésemos odiado esos
ambientes en nuestra juventud" habían acabado formando parte de ellos.
“En ese caldo de cultivo de vanidad y
mamoneo, pasamos de ser jóvenes soñadores a adultos acomodados”. El confort
y la seguridad pudieron más que sueños, utopías e ideales. Algo que por otra
parte tampoco se percibe en los personajes, oportunistas y aprovechados,
ni siquiera en algún momento de su juventud. Tan sólo es fiel a sus ideas uno
de los miembros de la banda, independentista extremeño, que sí cree en la causa
por la que lucha, por más que se pinte como un disparate y él aparezca como un
ingenuo: “Un honesto idealista tarado y
yonqui, sí, pero con metas propias en la vida, algo que muy poca gente puede
decir ahora que hasta el alma la compramos en eBay”. Porque la novela es
tremendamente escéptica también con las causas: “Cuando uno no es capaz de marcarse metas individuales para darle
sentido a su existencia, se refugia en la socorrida causa colectiva”. Creo que
más que tratar sobre sueños o ideales perdidos la novela es un alegato contra
el conformismo. Así se expresa en diferentes momentos del libro: “¿Existen más opciones de vida? ¿Es nuestro
deber perseguir los sueños o una impertinencia pretender aspirar a ellos?”.
Sobre su experiencia literaria Strawberry
explicaba en una entrevista a la Factoría del ritmo en mayo de 2010: “Sin duda, salir en los papeles, o como le llaman,
"ser alguien", ayuda mucho a que alguna editorial se preste a
publicarte un libro. El debutante desconocido creo que lo tiene más jodido aún
en el campo literario que el musical, que ya es decir”. A pesar de sus palabras
César Strawberry, nunca conformista, además de este ‘Nunca quise ser como tú’
(2010) ha publicado otros libros, como la colección de relatos ‘Destino
zoquete’ (2009), o las novelas ‘Besando la lona’ (2005), y ‘Margen de maniobra’
(2015).
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