Patricio Pron y ‘No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles’. El autor de títulos imposibles
Foto: JORDI SOTERAS, El Mundo |
Patricio Pron (Rosario, 1975), el autor de
novelas de títulos imposibles, “sobre esto mis editores tendrían mucho que
decir” nos visitaba el pasado martes en una nueva sesión del Gabinete de Lectura
de Jesús Casals en La Central de Callao. Debo confesar que me siento incapaz de
hacer una reseña de un libro de la envergadura de ‘No derrames tus lágrimas por
nadie que viva en estas calles’. Las veces que he escrito sobre las sesiones
del Gabinete combino la parte más “periodística”, lo que nos cuenta el autor
que nos visita sobre su obra (debo decir que es un lujo poder escucharlos), con
opiniones sobre el libro. Esta vez no va a ser así. Pero la sesión con Patricio
fue muy placentera y le escuché comentarios tan interesantes sobre el proceso
creador, y también lector, que no me puedo resistir a compartirlo.
Es Patricio Pron un hombre de torrencial
charla, creo que es el Gabinete donde menos hemos participado. Delgado, con una
corona de pelo rizado rapado a los lados en el que apuntan las primeras canas,
con gafas de pasta y jersey fino gris remangado hasta los codos, nos regaló muchas frases y reflexiones para recordar.
“Los libros que no gustan no tienen una
segunda oportunidad, no tienen redención. Y muchas veces tampoco la tiene el
autor”, así empezaba Patricio Pron su disertación sobre su última novela, ‘No
derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles’. La trama central de
la novela es un supuesto “Congreso de Escritores Fascistas Europeos” celebrado
en Italia tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
‘No derrames tus lágrimas por nadie que
viva en estas calles’ tiene “una relación ambigua con la verdad”, en palabras
de su autor. No importa “ya que el lector ha sido testigo de un hecho
literario”. Reflexionó sobre la eterna cuestión de qué hay de verdad o de real
en lo que escribe; según Pron el hecho de crear unos personajes y que les
sucedan cosas y que pasen un tiempo con él ya se convierten de alguna manera en
algo que existe, en algo real. Como es el caso de su protagonista Luca
Borrello.
La novela se compone de varios libros que
se pueden leer de forma autónoma, “conectados de manera azarosa pero con una
cierta lógica”. Un libro en el que no se sabe donde acaba la ficción y empieza
la “verdad” histórica, aunque la Historia sea tan relativa porque, como es
sabido, cada pueblo (o más bien sus dirigentes) inventa su Historia. “En
literatura el lector suspende su incredulidad”, sentenció Pron.
En el libro Pron ha realizado un exhaustivo
proceso de documentación. “Hay autores que desprecian este proceso”. Pero para
él es necesario porque muchas veces no habla sobre épocas o temas que ha vivido
o conoce; explicó también que en ocasiones el proceso de documentación va
incluso paralelo al de escritura. En esta novela el proceso de documentación se
vio afectado muy positivamente por la estancia de Patricio en una residencia
para escritores situada en un castillo a las afueras de Perugia. “Allí el
proceso de documentación se convirtió en algo natural”. Me da la impresión de
que Patricio es obsesivo a la hora de documentarse y de trabajar sus libros,
nos llegó a explicar que para él mientras escribía era importante incluso saber
qué comerían sus personajes en aquella azarosa época. “A veces los escritores necesitamos saber cosas
acerca de nuestros personajes que ni siquiera aparecerán en el libro”, confesó.
A partir del trabajo realizado para su ensayo
‘El libro tachado’ el autor se interesó por aquellos escritores que se
“agarraron” a regímenes que pensaron que eran una esperanza, y que con el
tiempo se revelaron como un espanto. Muchos de aquellos escritores fueron
“desaparecidos” del interés de crítica y público en un exceso de moralidad mal
entendida. “Yo quería reivindicar a algunos de ellos”, nos confesó. Aunque su
reivindicación sea “meramente literaria”. Pron reflexionó sobre las
contradicciones que plantea una visión moral de la literatura, por juzgar a
autores por sus ideas, cuando muchos autores con ideas “moralmente reprobables”
fueron muy brillantes y “rompedores” a la hora de escribir. Los prejuicios que
afectan a la lectura “y cada vez hay más”, recalcó, deben ser puestos a prueba
en palabras de Pron. En el libro tienen gran presencia los futuristas, vanguardia
liderada por Marinetti, profundamente revolucionaria en la forma y que
integraba el arte y la vida. “Fue el vanguardismo por excelencia”. A pesar de
ello, abrazaron el fascismo.
“En las vueltas que da la Historia, los escritores, los artistas, siempre pierden”. Puso como ejemplo el convulso siglo XX, con una
Europa envuelta en guerras mundiales, fascismos, cambios de régimen, tantos acontecimientos que marcaron la literatura y los escritores de aquel periodo.
A la hora de enfrentarnos a nuestra vida
debemos de valernos de herramientas para dejar de ser espectadores y
convertirnos en actores. Pron reivindica esa máxima para la lectura. Aboga por
unos libros que hagan participar al lector, que no le den todo masticado.
Piensa en un lector interesado en una literatura más allá de la comercial. “Los
libros son juegos, cuyo manual de instrucciones es el propio libro. Esta novela
requiere una participación muy activa del lector”. Según Pron “no puede suceder
nada peor que leer un libro que no haga reflexionar, que no amplíe el horizonte
de posibilidades, que no haga volver a él”.
“Mis libros se pueden leer de formas muy
diferentes, tantas como lectores. También se puede leer apuntando nombres,
hechos, volviendo hacia atrás, buscando”. Para Pron “es muy fácil identificarse
con el que está buscando porque a su vez el lector está buscando algo”. Según el autor
hay dos tipos de autores: los que consideran que lo saben todo sobre su libro,
y por tanto su comunicación con el lector es “vertical”, y otros que tienen una
comunicación “horizontal” con sus lectores. “A veces pienso que la única
ventaja de publicar libros y ser un autor expuesto al público es que los
lectores me digan de qué trata el libro y saber a través de ellos si he logrado
expresar lo que quería”.
Pron también nos hizo unas interesantes
reflexiones sobre el pasado; afirmó que generalmente los autores esperan
escribir libros contemporáneos. Mientras escribía ‘No derrames tus lágrimas por
nadie que viva en estas calles’, creía estar escribiendo un libro sobre el
pasado, pero los acontecimientos que rodearon a su creación (los atentados del
Charlie Hebdo y París, el drama de los refugiados o el recrudecimiento del
racismo en Estados Unidos) “me hicieron darme cuenta de que estaba escribiendo
un libro muy cercano al presente”.
Contra lo que se afirma habitualmente Pron cree
que el pasado no termina. “Somos porque hubo algunos que fueron”. Su escritura
es también fruto de su pasado como lector, reconoció.
“El estilo es el resultado del
reconocimiento de las limitaciones propias”, reflexionó el autor. Siguiendo con
el estilo, Jesús Casals destacó que Pron hace un uso heterodoxo de la sintaxis.
El autor reconoció haber intentado en este libro ser fiel a los dictados de los
futuristas, aunque no haya narrativa futurista por la dificultad de escribir
así. También le preguntó sobre la falta de diálogos en sus libros. “Me salen
fatal”, reconoció, realizando un símil con una frase de Jorge Valdano “El mejor
futbolista es el que no hace lo que no sabe hacer”. Pero no tira la toalla al
respecto.
Sobre sus influencias, la crítica apunta a
escritores como Roberto Bolaño. Pron lo confirmó pero con precisiones. “Es cierta
mi conexión con Bolaño pero también la tengo con otros autores de los que a su
vez bebió Bolaño”.
Patricio Pron, un autor generoso pero que no
nos lo pone nada fácil.
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