“El autor”, una película sobre creación y soledad
¿Hasta dónde sería capaz de llegar por escribir? ¿Qué estaría dispuesto a hacer para conseguir un buen argumento? Animados por una historia sobre escritura y
creación, nos decidimosa ver en los cines Golem de Plaza de España “El autor”,
una película que deja un buen sabor de boca y multitud de detalles y reflexiones a los que dar vueltas una vez finalizada la películas. Dirigida por Manuel Martín Cuenca, está basada en “El móvil”,
primer libro del escritor Javier Cercas. El protagonista de “El autor”,
interpretado por el magnífico Javier Gutiérrez, es un hombre atrapado en una
asfixiante notaría que desempeña sin brillantez su aburrido trabajo. Sin
embargo, sus aspiraciones son otras. Casado con una exitosa autora de best
sellers, él desea escribir un gran libro de literatura con mayúsculas. Sus años
de asistencia a un taller literario no parecen dar fruto, sólo es capaz de escribir
textos mediocres. Su profesor, encarnado por Antonio de la Torre, le da la
clave para escribir: escuchar, observar y vivir. Porque Álvaro no vive,
transita con apatía por su plana vida, no sabe disfrutar, buscar la inspiración
o encontrar lecturas de las que aprender.
El protagonista, un hombre de aspecto
anodino, será capaz de cualquier cosa con tal de lograr una obsesión para la
que no tiene ningún talento. Incapaz de escribir, todo se pondrá en marcha
cuando la casualidad le lleve a escuchar una conversación en el patio interior
del edificio al que se muda tras romper con su mujer. A partir de ahí el
aspirante a escritor desarrolla un plan. La realidad de su entorno más cercano,
su comunidad de vecinos, será la fuente de inspiración para su trabajo. Pero no
le bastará con reproducirla. Como un caprichoso dios menor la manipulará hasta
extremos patológicos para que su novela avance. Sus manejos, inevitablemente se
le irán de las manos, hasta conducirle a un inesperado final.
“El autor” tiene un guion construido con
exactitud y plagado de detalles. Como el protagonista escribiendo en el
ordenador con dos dedos, a pesar de su trabajo de oficina y sus aspiraciones
literarias, detalle que dice mucho sobre la mediocridad del sujeto; o esa casa vacía que habita, donde apenas hay una mesa, un portátil y una impresora, como toda decoración. Otro logro
son los personajes. La película ofrece una estupenda descripción costumbrista
de la comunidad de vecinos, ese microcosmos que quiere reflejar Álvaro en su
novela, incapaz de trascender más allá de su portal. Lo componen la portera (Adelfa
Calvo), una cincuentona que ha visto pasar la vida sin disfrutar, con un marido
aburrido y bruto y un trabajo que no le aporta ninguna satisfacción; el militar
retirado (Rafael Téllez), un fascista con una buena posición económica pero
terriblemente solo; y la pareja de inmigrantes mexicanos (Adriana Paz, Tenoch Huerta), que padecen las dificultades
de una vida dura a miles de kilómetros del país de origen, zarandeados por la
crisis económica y también muy solos. Porque, más allá de una película sobre la
creación, “El autor” es una historia de soledades, de seres que no se atreven o
no pueden disfrutar, salir de una “zona de confort” que en realidad no tiene
nada de cómoda.
Quiero destacar la importancia de aspectos
técnicos como el sonido, con el que el director da protagonismo a muchas
acciones fuera de campo, que son determinantes para la historia. También la
música de un recuperado José Luis Perales, que ha compuesto dos temas para el
para el inicio y el final de la película, en la que Perales alcanza un gran
nivel interpretativo. Sevilla, ciudad donde transcurre la historia, aparece
retratada fuera de la típica postal. Tan sólo el bello Puente de Triana,
próximo al bloque de unos personajes que apenas se mueven de su barrio, es el
único monumento que se permite enseñar el director.
Recomendable y negrísima historia de
creación y soledades, que retrata la loca ambición de un ser plano que en
realidad esconde un gusano manipulador y despreciable.
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