Un tipo arrojó un pato de plástico a un escenario...
Igual que el aleteo de una mariposa provoca
un huracán a miles de kilómetros de distancia, un tipo que lanza un pato de
plástico al escenario de un concierto desencadena un aluvión de creatividades.
Sin ser consciente de ello, aquel espectador me dio la clave para un nuevo relato
rock, “Un pato de plástico”, que plantea un dilema personal “sobre si volver
sobre nuestros pasos...o no” (Screamin' J). Porque como cantaba Eskorbuto El
pasado ha pasado y por el nada hay que hacer; el presente es un fracaso y el
futuro no se ve.
El relato parte de una historia
ficticia, aunque alguno entreverá cosas familiares, guiño, guiño..., vertebrada
entre dos conciertos punks en los primeros ochenta y en la actualidad (José
Luis Salcines), y revive un concierto del 83 en el Rock-Ola. Cejas pintadas,
camisetas de leopardo y otros recuerdos, dulces y amargos (Ángel Alda). En
mi historia se habla de es@s madurit@s que vivieron los primeros 80 en Madrid
con crestas y chupas de cuero petadas de tachuelas. En un cocktail
“ultratemporal” donde se combinan patitos de goma con pogos y efectos
secundarios de la movida madrileña (Marino Masazucra).
Ha tenido un efecto catalizador en muchos
lectores, que se han visto identificados con la historia. Hablas de un caso en el que,
por edad me siento un poco reflejado. También me he reencontrado con viejos
amores por las redes sociales. También he visto que mis grupos favoritos, no
han dejado un joven y bonito cadáver (WinslowLeach). Incluso el relato
remite a algún concierto muy cercano en el tiempo Me ha encantado, me ha
recordado mucho a mi revival de Rezillos hace un par de semanas (aunque sin
antecedente Rock-Ola). Fiel a tu estilo. Me vestí con las mismas sensaciones, y
al llegar al Gruta77 me sentí aliviado al ver un montón de puretas como yo.
Dentro fue todo igual, con locura del respetable incluida, estuvimos a punto de
vernos en medio de varias peleas y había un zumbado con el pelo a dos colores
que parecía poseído por el demonio, eso sí, no tiró patos de goma
(Stewart).
Es una sensación maravillosa cuando se consigue
llegar a los lectores No sé cómo lo haces pero siempre me veo reflejado en
los personajes que escribes (Black Murcia), a través de una de esas Historias
de una Historia no oficial. No la verás en la tele, pero es nuestra
(Mariano Pinós). “Un pato de plástico” compone uno de mis relatos rock
habituales, bien cargado de descripciones y sensaciones Cierras los ojos y
¡¡lo ves!! Me encanta cuando la lectura te hace revivir con todos los sentidos
(Belén Almonacid).
He pasado dos meses compartiendo deliciosos
momentos con Coco, Roque y la banda, buscando historias del Rock-Ola,
documentándome sobre aquellos lejanos ochenta, viviendo en el año 1983. Envuelta
en el perfume de Coco, imaginaba su ilusión adolescente al escapar de su rígida
familia para vivir el concierto aquella lejana noche de primavera. He
disfrutado recreando la excitación de la banda adolescente al conseguir tocar
en el local más conocido en el Madrid de aquella época.
Y, sin ser al principio muy consciente de
ello, fui reflejando las imágenes que tenía en la cabeza sobre un cartón,
armada de papel, tijeras, rotuladores, pinturas y pegamento. Logré componer un
collage que sirvió de fondo para una ilustración de Marino, de nuevo
imprescindible. Una vez más Conx lo ha vuelto a hacer y yo, que me declaro
fan de sus historias, su pasión y su curiosidad, no he podido evitar
seguirla... que sean cientos y cada una de ellas, mejor. (Marino Masazucra).
Una ilustración con tintes punks muy identificables.
El #sorteopato del collage y la ilustración
en redes sociales ha ayudado a dar a conocer el cuento. A mi me ha tocado, aunque no me toque (Jesús Herrera Flores). El generador aleatorio
de números dio dos ganadoras, Valeria y Elena, que se llevan el resultado
gráfico de una historia loca, hecha con muchas ganas. Gracias lectores y
gracias a José Luis por la ayuda y la inspiración.
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