Al final siempre ganan los monstruos, presentación en Madrid de la primera novela de Juarma
Es un genio. Juarma (Deifontes, Granada.
1981) es conocido como uno de los mejores dibujantes de su generación, poseedor
de un personalísimo estilo. Curtido en fanzines y autoedición, acumula decenas
de tebeos, viñetas, ilustraciones sobre música y en la actualidad vuelve a
colaborar en la revista El Jueves. Además de esta frenética actividad en el
dibujo, Juarma se ha destapado en los últimos tiempos como escritor, una faceta
que se toma realmente en serio y en la que quiere avanzar. Así, hace un tiempo publicó
una pequeña tirada, que literalmente voló, de sus “Poemas escritos a
navajazos”, en la que recogía casi toda su producción poética escrita hace más
de veinte años. Y como culminación el pasado mes de abril Camping Motel
Ediciones publicaba su primera novela, “Al final siempre ganan los monstruos”,
con una tirada mayor que prácticamente se ha agotado en un mes. En ambos libros
ha contado para la portada con la ilustradora granadina Ana Müshell, de quien
el autor dice que espera que le ilustre toda su obra literaria.
Dos años después de conocerle en su
anterior visita a la librería Molar, volvemos a encontrarnos con el artista que
recibe más “Piropos y Puñaladas” en las redes. Tarda un poco en aparecer, nos
cuentan que está firmando algunos libros en el piso de arriba. Se nota que el público que llenamos la sala estamos expectantes por
la entrada del autor, y parece sentirse una descarga eléctrica cuando por fin
entra y se sienta. Juarma aparece con el pelo rapado a los lados, camiseta
estampada (no le gusta llevar las de sus dibujos), y sonrisa entre tímida y
traviesa.
Flanqueado por el editor Enrique J.
Rodríguez y el periodista Iván Romero, ambos granadinos, espera con calma a que
le presenten. Enrique, editor de Camping Motel, destaca que con esta novela
Juarma se abre a un nuevo público. “Aprecio al público que tengo y me alegra, pero me gustaría
llegar a más gente”, explica el artista. “Estoy un poco quemado con el dibujo y
me ha servido para despejarme. Escribir me resulta más fácil que dibujar”,
reconoce.
El periodista Iván Romero explica que
descubrió a este “tipo entrañable” hace siete años, cuando estaba metido en el
mundo del fanzine. Admite que al principio “tal vez es complicado acceder al
universo Juarma”, un artista con una serie de claves estilísticas y temáticas
muy reconocibles. Viene de Deifontes, un pueblo en los Montes Orientales de
Granada, rodeado de olivos, aislado y donde sólo apenas hay media docena de autobuses al día a la
capital. “Es importante tener todo esto en cuenta, porque explica muchas cosas
de su universo creativo”, aprecia Iván.
Juarma reconoce la influencia del escritor
estadounidense Donald Ray Pollock. No he leído a este autor, pero la
descripción que se hace de la literatura de este empleado de un matadero y de
una fábrica de papel que sitúa sus relatos en su pueblo, un lugar lleno de
violencia en el sur profundo de Estados Unidos, me lleva a encontrar
similitudes con ese Villa de la Fuente, situado en el sur del sur de Europa,
que es donde transcurre “Al final siempre ganan los monstruos”. Si a Pollok se
le califica de “audaz y divertido”, lo mismo podemos decir de esta novela en la
que Juarma cuenta situaciones muy duras y tremendas pero siempre desde un punto
de vista muy particular, marca de la casa. Como indica Iván, “se trata de una
novela dura pero salpicada con el humor de Juarma, que actúa como un ácido que
ayuda a digerir la historia”. Él está de acuerdo con que el humor sirve para
“digerir la dureza de la vida”. Efectivamente la novela mantiene de alguna
manera el estilo Juarma. Los lectores que conozcan la particular visión del
autor y quienes de alguna manera reconozcan lo que se cuenta, serán quienes
mejor la valoren y entiendan.
La forma de construir esta novela, que
comenzó siendo una serie de relatos cortos, también ha sido curiosa. Juarma
abrió un grupo de Facebook para la novela al que se unieron una serie de personas para acompañarle. “Me animaban los comentarios del grupo. No
había guion y la historia iba saliendo, resultó divertido. Ha sido una experiencia
chula”. Según explica, la narración en ocasiones se iba desarrollando a partir
de comentarios del grupo, de manera un tanto improvisada. “Lo que ha costado
más ha sido enlazar las diferentes historias”. Desde el inicio la gente se
enganchó a la propuesta. Se siente complacido por la acogida que está recibiendo
la novela. “Los comentarios de los lectores coinciden con que es adictiva, que
una vez que se empieza resulta difícil parar”. Yo, que la acabo de terminar, me
sumo a esta opinión.
Juarma no parece estar muy conforme con las
referencias que le hacemos. No acepta definir su novela ni como la “Fariña del sur”
que apunta Iván, ni como una suerte de “Trainspotting granadino”, como señalo yo.
Juarma es un escritor que se muestra seguro de su nueva criatura. Si resulta
auténtico e inclasificable en todo lo referido a sus dibujos, también es
consciente de que lo es a la hora de escribir. Pero con su obra no se anda con
bromas. Hace bien.
En “Al final siempre ganan los monstruos”
la cocaína marca la vida de los protagonistas. Explica que en un principio el
libro se centraba en la marihuana, el consumo y la plantación en los pueblos,
pero luego la historia tomó otro rumbo. La motivación del autor no parece ser
exactamente reflejar la vida de personajes con problemas de drogadicción. “En
realidad quiero mostrar cómo se busca la vida la gente en los pueblos ante la
falta de oportunidades y la obligación de arreglárselas solos”, aclara. En
opinión de Iván el libro supone “una fotografía muy interesante sobre cómo es
la vida en ciertas zonas de Andalucía”, y por extensión yo creo que en casi
toda la olvidada España rural. Con un alto índice de fracaso escolar, sin
salidas laborales, parte de la juventud no encuentra más forma de tirar para
adelante que trapichear con la droga. “No es una lección moral, pero sí una
forma de mostrar los monstruos que produce la droga”, reflexiona Iván.
El talentoso Juarma genera tal entusiasmo
que la editorial Camping Motel se ha creado para editar esta novela, un libro
“editado sin ningún tipo de apoyo”, como explica Enrique Rodríguez. Para un
escritor que no se mueve en los círculos literarios hay múltiples quebraderos
de cabeza a la hora de publicar. “Nosotros le convencimos de que sacara la novela porque pensamos que era necesario”. Enrique encuentra similitudes en el estilo
de Juarma con Chirbes, un escritor muy valorado por la crítica. “Juarma puede
sin duda dar el salto a otras editoriales.
La cultura no es sólo la que aparece en el primer puesto del escalafón”.
Lucidez y verdades como puños. “Me gustaría
seguir dibujando y escribiendo”, nos dice Juarma. Parece que nuestro artista ya
tiene una nueva novela en proceso. Y que no dude que muchos estamos deseando
leerla.
Su cercanía y la calidez con la que
consiguió que sintiéramos que nos conocíamos de toda la vida, la dejamos para
nuestra historia personal. Siempre gracias, Juarma.
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