Seis grados de separación. “El guateque” y los Rolling Stones
Inauguro una nueva sección en #Hzlqdbs No
sé si dará para mucho o se quedará en nada, pero lo vamos a intentar. La idea
es contar nexos de unión entre diferentes historias que me llamen la atención.
Nos estrenamos con una pirueta que relaciona la delirante película de Blake
Edwards y Peter Sellers El guateque (The party) con la canción Claudine de los
Rolling Stones.
El cine de verano de Cibeles nos ha
permitido ver en pantalla grande y en versión original una de las mejores
comedias de la historia. Estrenada en 1968, muchos tenemos en la retina
diferentes escenas de la película, como el pollo volador que se inserta en la
tiara de una invitada o la entrada del pequeño elefante pintado con consignas
hippies. La historia habla de una gran fiesta de un magnate de Hollywood
saboteada inconscientemente por el peor invitado que se podría imaginar.
Peter Sellers está espléndido en un papel a
su medida, el desastroso actor indio Hrundi V. Bakshi (“¿Habla usted
indostaní?”), que lleva el caos y la desgracia de manera inconsciente allá por
donde pasa. Su presencia completamente fortuita en la fiesta de un productor de
cine, al que ha reventado previamente el rodaje de una de sus producciones,
desencadena una serie de divertidísimos incidentes que acaban como el rosario
de la aurora. Un elefante hippie, un camarero borracho, una orquesta rusa, un
loro parlanchín (birdy nam nam), una piscina llena de espuma, una casa con
suelos que se mueven peligrosamente, un baño atascado, un pollo volador que
acaba pinchado en una tiara y mil locuras más, caracterizan una comedia de impecable
ritmo, con un Sellers disfrutando al máximo de su increíble capacidad de imitar
acentos.
“El guateque” es una obra coral, a pesar del
indudable protagonismo de Sellers, llena de tramas y detalles que necesitan más
de un visionado. Pura filigrana para una película que tuvo mucho, al parecer,
de improvisada. Según se cuenta el rodaje tuvo mucha miga, con tiranteces y problemas
entre el director y la estrella, un hombre tan talentoso como complejo. Tras
esta película, la primera que rodó Sellers en Hollywood, ambos estuvieron un
tiempo sin hablarse y pasaron varios años hasta que volvieron a trabajar
juntos. Algo que no afectó en absoluto a la calidad de la película.
El indiscutible protagonista es el cómico
inglés nacido en 1925 en el seno de una familia de artistas de variedades. Edwards
le rodeó de una serie de fantásticos secundarios entre los que destacan Steve
Franken como el hilarante mayordomo borrachín, Gavin MacLeod (el capitán de Vacaciones
en el mar) en el papel de uno de los tipos gordos de la productora, Fay
McKenzie, como la atribulada dueña de la casa y organizadora de la fiesta, Herb
Ellis interpretando al director de la película que malogra Hrundi, Denny Miller
como la estrella de serie B “Wyoming Bill” Kelso admirado por Hrundi y que solo
piensa en agenciarse a la bella Conchita, J. Edward McKinley el magnate
cinematográfico dueño de la casa… todos brillantemente ajustados a sus respectivos
papeles.
El desastroso Hrundi es, sin embargo, un
ser tierno y amable. La única que parece entenderlo es la francesa Michele
Monet, que está en la fiesta para intentar le hagan una prueba como actriz.
Interpretada por la actriz y cantante Claudine Longet, suya es la almibarada interpretación
de “Nothing to Lose” una de las canciones de la película, cuya banda sonora
corre a cargo del gran Henry Mancini. Y atención que aquí llega la relación con
los Rolling Stones, no perdáis detalle.
Si la vida de Peter Sellers tuvo mucho de
agitada, el maravilloso actor ha pasado a la historia del cine como un ser
insoportable, despreciativo, obsesivo, tormentoso e imprevisible, la de la
dulce Claudine Longet no se queda atrás. Esposa del músico Andy Williams saltó
a la crónica negra, y a una canción de los Rolling, por un caso que llenó
páginas de cotilleos y sucesos e hizo relamerse a la prensa amarilla de todo el
mundo. Claudine se enamoró perdidamente de una famosa estrella del esquí, el
bello Vladimir “Spider” Sabich. En 1975 ella y los tres hijos que había tenido
con Andy Williams se trasladaron a vivir a la casa que el esquiador ruso tenía
en Aspen, Colorado, estación de esquí frecuentada por millonarios y famosos de
todo el mundo. Lo que empezó como una arrebatadora historia de amor, se fue
deteriorando hasta que Sabich invitó a la actriz a abandonar su casa. El caso
fue que el 21 de marzo de 1976 el esquiador murió de un tiro en el abdomen.
Falleció desangrado. Longet fue responsable de lo que sus abogados describieron
como un “accidente” cuando estaba aprendiendo a usar la pistola. Se inició un
juicio muy mediático y finalmente se la absolvió de homicidio pero fue declarada
culpable del cargo de negligencia criminal, un delito menor. Cumplió treinta
días de cárcel, que el juez le permitió distribuir como prefiriera para que
afectara lo menos posible a sus hijos. La instrucción al parecer estuvo plagada
de irregularidades, con pruebas obtenidas sin orden judicial y una incorrecta
manipulación del arma.
Poco después el abogado de Claudine, Ron
Austin, abandonó a su mujer e hijos y se fue con su defendida. Según cuentan
las crónicas ambos siguen viviendo en Aspen. La actriz, de ochenta años, nunca
más volvió a actuar. La familia del esquiador inició una demanda civil que
quedó resuelta tras un acuerdo económico y la promesa de no hablar nunca sobre
el tema.
Esta desgraciada historia inspiró una
canción a los Rolling Stones, “Claudine”. Se grabó durante las sesiones del
Some Girls (1978). Se hicieron varias versiones que han circulado en varios
piratas, lo que los entendidos llaman bootlegs,
a lo largo de los años. Por fin en 2011, la canción se incluyó oficialmente en
la reedición de Some Girls, formando parte del disco de bonus tracks. La letra
es explícita, aunque al parecer sólo hubo un tiro y no fue ni en la cabeza ni
en el pecho.
Claudine's back in jail again
She only does it at weekends
Claudine
Now only Spider knows for sure
But he ain't talkin' about it any more
Isn't, Claudine?
There's blood in the chalet
And blood in the snow
She washed her hands of the whole damn show
Claudine
She shot him once right through the head
She shot him twice right through the chest
The judge says ruled it was an accident Claudine
Accidents will happen
Y hasta aquí la historia de la relación, ciertamente
truculenta, de “El guateque” con los Rolling Stones.
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