El extraño imán del desierto

12:13 p. m. Conx Moya 0 Comments



"¿Qué extraño imán tiene el desierto?, tan vacío pero tan lleno de magia."

En la 2, Documenta 2 ofrece un bello documental, "Caravana". Me impacta la historia del niño Rabdoulah, de un pueblo tuareg de Níger, que hace un viaje de miles de kilómetros por el desierto del Teneré, uno de los más bellos en inhóspitos del planeta. Los tuareg son hombres del desierto, cultivan la ceremonia del té, el camello es su animal mágico y tienen sus similitudes con otros nómadas, los Hijos de la Nube, los habitantes del actual Sahara Occidental.

En el tiempo en el que no recorren el desierto viven en casas de adobe recubiertas de alfombras y esteras de vivos colores. El turbante es mucho más que una prenda. Los suyos son de vivos colores, cuando un joven lo viste por primera vez, a los dieciséis años, entra en la edad adulta. El turbante salvador en el desierto sirve para proteger el rostro del sol inclemente, para dar sombra mientras se duerme la siesta, para limpiarse, para filtrar el aire durante las tormentas de arena, para crear un cierto frescor al contacto con la respiración y mil cosas más que a los occidentales se nos escapan.

Durante el viaje de la caravana, uno de los camellos enferma. El hombre sabio escribe unos versículos del Corán en el louh (la tablilla de madera). Luego lo limpia con agua y la da de beber al camello enfermo para que cure. Cuanto me recordó a "los versos de la madera", los versos de nuestro amigo el poeta saharaui Limam Boicha "Un caudal de versos descendía. Tómatelo todo-dijo-para que fecunde tu mente. En mi infancia yo bebí los versos de la madera. Un almurabit me enseñó a fundirlos en el alma".

La vida tradicional en el desierto del Teneré está a punto de extinguirse, el niño Rabdoulah es carne de patera, en pocos años escapará para intentar dar el salto a Europa en alguna de los cientos de pateras que hacen el terrorífico recorrido por el Atlántico, el cementerio azul, como ya le llaman. Los nómadas saharauis tienen más suerte. La badia no es tan inhóspita como el Teneré y, aunque la vida tradicional también va cambiando, aún quedan muchos frig saharauis instaladados en las tierras liberadas, adaptándose a los nuevos tiempos que corren.

Es curiosa la hermandad entre pueblos del desierto, tan alejados pero tan parecidos al mismo tiempo.

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