Instrucciones para ser libre. El Sahara toma las calles de Madrid
Impresiones y palabras:
La universidad ha entrado en el Sahara y el Sahara ha entrado en la universidad. Los universitarios han conocido los campamentos saharauis, han convivido con las familias, gritado frente al muro de la vergüenza, respirado las ansias de volver a su tierra de los refugiados, y han acogido la causa saharaui como suya.
Los jóvenes atraviesan simbólicamente el muro defendido por “oficiales marroquíes”, “mujeres saharauis” se alzan en las farolas para denunciar el exterminio de su pueblo, caminamos por la Plaza de España en un silencioso recorrido y se reparte información a todos los paseantes que abarrotaban la zona.
El niño Gabriel, Gibril el saharaui, vestido con su pequeña darraa piensa y piensa cómo se puede destruir el muro. Cuando tiene la solución nos la explica. “Voy a escribirla en un cuento y se llamará Instrucciones para ser libre”.
Un anciano le explica a una mujer marroquí donde está el Sahara con un mapa enorme que los estudiantes han colocado al lado de la pancarta que simboliza el muro. Le cuenta que el muro de la vergüenza parte en dos el territorio, como una horrible cicatriz que separa familias, encierra a los nómadas “dueños del sol y el viento” y acaba a los animales que ahora permanecen “atados a la inmensidad”.
Ha llegado hace dos meses a Madrid desde las zonas ocupadas. “Esto es duro pero poco a poco me adaptaré”. Las lágrimas asoman a los tristes ojos del hombre azul del desierto, estoico como son los hombres saharauis. La solidaridad de esta marea universitaria le hará sin duda más llevadero el recién comenzado camino del exilio. España es mala madrastra pero estos jóvenes son flores de reconciliación, una muestra más de que los ciudadanos están a menudo muy por encima de sus gobiernos.
Hmad Hamad, un hombre de paz, explica a los jóvenes la situación de los derechos humanos en las zonas ocupadas, lo que están viviendo los saharauis al otro lado del muro. Hmad se pregunta "¿Qué ha hecho el pueblo saharaui a España para que ésta le siga condenando?". Ninguno podemos responderle. Los saharauis no han hecho más que luchar más de treinta años digna y pacíficamente por su libertad. A cambio viven con grandes penalidades en el refugio y oprimidos hasta límites insoportables en las zonas ocupadas. Su pregunta nos persigue, “¿qué ha hecho el pueblo saharaui?”
“Marruecos sabe que tendrán que salir del Sahara, que no es suyo, por eso saquea y expolia el territorio. No es sólo el petróleo, la pesca y los fosfatos. Son las salinas, la arena que se vende para las playas españolas, el cuero, los yacimientos arqueológicos… Se explota el turismo, Dajla es la perla del Sahara y están intentando convertirla en un centro turístico. En Canarias hay empresas que organizan turismo en el desierto, están ganando dinero con nuestra desgracia pero ellos dicen que aman el Sahara y a los saharauis. No se puede hacer comercio con Marruecos con recursos del Sahara Occidental, ni petróleo, ni turismo, ni pesca, nada, quien lo haga viola la legalidad internacional, quien lo hace es cómplice de Marruecos”.
“Todos somos saharauis”. “Marruecos me tortura con armas españolas”. “Sahara no se vende”. “Llevo 33 años fuera de mi casa, ¿hasta cuándo la espera?”. No son meros lemas, son esas verdades que no van a callar.
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