Libertad, de Jonathan Franzen
– Eso es porque probablemente eres una persona buena de verdad – comentó Patty –. Lo quieres tal como es, no por como te hace sentir. Esa es probablemente la diferencia entre tú y yo.
Jonathan Franzen. Libertad
El nuevo periodo de reposo de mi "Libro en construcción" y mi ausencia de facebook me están sirviendo entre otras cosas para leer más de lo acostumbrado. Estoy retomando la lectura en casa, y no sólo en el metro. Además, esta semana un viaje a Murcia en tren me ha permitido leer también con la tranquilidad y la paz que ofrece el “tracatrá del tren”. Terminé finalmente La berlina de Prim, de Ian Gibson, sobre la que espero escribir algo, una mezcla de Historia novelada sobre el asesinato del general y político llamado a modernizar ese erial anquilosado que era la España de 1870 (año en que murió asesinado), no muy diferente de la actual. Es curiosa la cantidad de citas y comentarios que he sacado que reflejan perfectamente la horrorosa España actual en la que tenemos la desgracia de estar viviendo…
Durante el viaje a Murcia, ciudad a la que dedicaré algún post porque sin duda lo merece, terminé un libro cortico y fácil de leer, Estaba en el aire, de Sergio Vila-Sanjuán, Premio Nadal 2013. Ambientado en la Barcelona burguesa de principios de los años 60 del pasado siglo, el boom económico del desarrollismo, la doble moral de las clases dominantes, los patrocinios radiofónicos, la caridad, las consecuencias de la guerra civil (la Cruzada Nacional, como la denominaba entonces el Régimen), mientras pesaba sobre aquel pacato país un sofocante aburrimiento. La ferocidad del aparato represor del dictador, no por empezar a esconderse y disfrazarse de cierta modernidad, estaba menos presente.
Empecé ayer un libro que me apetecía mucho Libertad, de Jonathan Franzen, el (no tan) niño mimado de las letras estadounidenses actuales. Considerada como “la primera gran novela norteamericana del siglo XXI”, de momento me está interesando y, a pesar de ser un tocho importante, presiento que me va a proporcionar muy buenos ratos.
En homenaje a uno de los personajes, Richard Katz, definido como “músico pospunk que prefiere ganarse el pan arreglando techos antes que comprometer su integridad artística, hombre caótico que interfiere de maneras imprevistas y calamitosas en el matrimonio Berglund”, cuyo grupo de juventud, The Traumatics, llegó a talonear a los Buzzcocks, nos echamos al coleto una cancioncilla de los mencionados, que nunca está de más… esta en concreto a mí me gusta un montón.
(Buzzcocks, banda de punk rock británica, formada a mediados de la década de los 70, época que vio nacer este movimiento musical que buscaba regresar el rock a sus orígenes básicos, dejando de lado el virtuosismo que caracterizaba a la mayor parte de los artistas y grupos del momento.Su combinación entre la energía instrumental, agresividad rítmica, cinismo lírico y querencia por la buena melodía pop colocaron a los Buzzcocks como uno de los primeros combos punk-pop de la historia (junto a los Ramones), influenciados tanto por los Sex Pistols como por Velvet Underground, The Who, The Stooges, The Troggs, a quienes versionaron “I can’t control myself”, o el garaje y el beat de los años 60. WIKIPEDIA)
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