‘Peligrosamente juntas’: cuando amábamos la televisión
*A Marisol Galdón, la extrañamos en esa
tele que cada día encendemos menos
En esta triste época para la televisión en
España, casposa y cutre la programación de las cadenas privadas, casposa, cutre
y manipulada la programación de la televisión pública, no podemos decir otra
cosa que (en la tele) cualquier tiempo pasado fue mejor. Vivimos tiempos de
inevitable revival y nostalgia, con programas como Ochéntame otra vez o
Cachitos de hierro y cromo, que han tenido gran éxito de audiencia y han petado
en las redes sociales. ¿Y por qué? Porque lo que se hace ahora es pura bazofia
comparado con aquellos programas culturales y musicales más que dignos que
disfrutábamos en los ochenta y primeros noventa. Ver la tele es, hoy más que
nunca, para llorar.
La otra noche, en medio del partido de
Champions del Barça me encontré en twitter con Marisol Galdón (“musa de los
indies catalanes” llegaron a llamarla), futbolera y culé, y una de las
presentadoras más frescas y chispeantes que conoció la tele de los 90.
Enfrascadas en harina nostálgica me comprometí a hacer una reseña de uno de mis
programas de juventud más adorados, en los que Marisol ejercía, y muy bien, de
presentadora. Se trataba de ‘Peligrosamente juntas’, me temo que poco o nada
recordado por la mayoría, pero que nos dejó un sabor muy dulce a quienes lo
seguíamos.
Sus dos presentadoras estaban muy de
actualidad cuando comenzó ‘Peligrosamente juntas’. Inka Martí había hecho un
gran papel en ‘La tarde’ de Manuel Hidalgo, otro programa que me encantaba y
gracias al que me enamoré de The Smiths y The Who; al loro con los programas
que se veían en aquellas tardes de finales de los ochenta, nada que ver con el
frenopático de Sálvame y similares. Con anterioridad Marisol Galdón había
presentado otro gran programa de los 90, Plastic, que comenzó a emitirse en la
2 en 1989. Junto a ella estaban dos jovencitos irreverentes, Tinet Rubira y
David, el punkie con cresta, chupa de cuero y Dr. Martens (David Bàges se
llamaba). El plató era una especie de garaje-okupa al que llegaban para ser
entrevistados y tocar magníficas bandas españolas e internacionales en un
ambiente desenfadado y enrollao. Plastic merece en sí mismo un escrito de
recuerdo; de hecho lo tengo pendiente desde hace tiempo.
En 1992, ese año en que pasó todo en España,
comenzó a emitirse ‘Peligrosamente Juntas’, en concreto un 6 de enero. Se
trataba de un magazine cultural, diario y en riguroso directo, que se hacía
desde Barcelona. Dos espléndidas mujeres lo presentaban, las ya mencionadas Inka
Martí y Marisol Galdón; espléndidas y muy diferentes entre sí. Inka era el buen
gusto, la mesura, la belleza serena (perdón por la cursilada) y Marisol
(nuestra querida MariSoul de Plastic) era más gamberra, chispeante, provocativa
y alocada. Ambas proyectaban una imagen de mujeres modernas, independientes,
decididas, inteligentes y cultas, cada una en su estilo, ese tipo de mujeres
que las demás agradecemos que anden por los medios.
En los escasos meses de vida del programa
(yo tenía idea de que había durado más tiempo pero he encontrado que acabó en
el mes de junio de 1992) tuvieron un plantel de colaboradores de campanillas. A
saber: Luis Carandell, Alaska, Luis García Berlanga, lan Gibson, Pedro Costa,
Baltasar Porcel, Néstor Luján, Antonio Albert, Javíer Tomeo, Carles Fissás,
Javier Rioyo, Marius Serra, Margarita Rivière, Jorge Wagensberg, entre otros,
que hablaban sobre cultura, libros, música, cine. Además se cultivaba, y muy
bien, la entrevista. Por allí pasaron muchos invitados , Martirio, Pepe
Navarro, Cristina Almeida, Sole de Presuntos Implicados, una jovencísima
Rosario, Pilar Miró, Javier Sardá, Luz Casal, Concha García Campoy, yo qué sé, todo
el que más petaba entonces por su trabajo, no por petardeo.
Recuerdo que ‘Peligrosamente juntas’ era sobre
todo un programa muy estiloso. Chula sintonía y chula cabecera. Decorado geométrico en
tonos fuertes, predominaban el rojo y el morado, sofás de líneas rectas, monitores
de TV. Y estilosas eran las presentadoras, la preciosa melena ondulada, la voz
susurrante y aquellos ojos increíbles de Inka, los pelos locos de Marisol, su
simpatía y sus divertidos estilismos. Labios pintados de rojo, ambas bellas,
resueltas y capaces.
Andaba yo por entonces estrenando mis
veinte años, estaba en la Facultad cursando tercero de Imagen y Sonido y si la
memoria no me falla, coincidió la emisión de Peligrosamente juntas con mis
lecturas de André Gide para un trabajo de Literatura que disfruté muchísimo. Tengo asociados ambos recuerdos,
programa y libros, como asuntos gratos y de lo más placenteros, programas,
lecturas, un café, los refinados complementos de la Martí (siempre me he fijado
mucho en todo eso), las minifaldas de vértigo de la Galdón.
Finalizo este rato de lo más agradable, con un fragmento de una crítica de Eduardo Haro
Tecglen sobre el programa en su blog El niño republicano (¿¿qué pensaría Haro de la tele de
ahora??).
“Es una hora muy visible: no atontara a
nadie verla, y quizá se aprenda algo. De entre las dos chicas, yo prefiero a
Inka, los ojos de Inka, las largas piernas de Inka, la seriedad un poco sosa de
Inka. Debe ser injusto. Es solamente una costumbre de monógamo ante la
televisión y en la vida misma: la costumbre de elegir, o preferir. Debe ser un
hábito crítico. No sienta desdoro la señorita Galdón, un poco alocada, un poco
niña terrible y como mal educada --/como/, no verdaderamente-- que infantiliza
mas el programa: un posfeminismo muy estudiado y con pocos escrúpulos. Del
tiempo de /vale todo/”.
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En el tuitere con MariSoul @MarisolGaldon |
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