Alberto Garzón: formación, pedagogía y liderazgo de izquierdas

1:04 a. m. Conx Moya 0 Comments





Política, economía, las políticas neoliberales que están destrozando en Europa a la clase trabajadora, la necesidad de formación, la empatía con los ciudadanos, la negativa a formar parte de una “clase política”, la izquierda, Podemos, la unidad popular, la universidad, el proceso constituyente… Estos y muchos otros temas nos esperaban el martes 20 de octubre cuando nos acercamos a La Central en Madrid para acudir a la presentación del libro de Alberto Garzón 'A pie de escaño. Las verdades ocultas de nuestra democracia representativa', editado por Península, y que hace el número tres de los libros escritos por este joven político, llamado, ojalá a unir a la dividida izquierda de este país.
Siempre me ha gustado Garzón, su forma de hablar, clara y directa, su autocrítica, su eterna animosidad y su alegría nunca impostada, su serenidad a pesar de insultos y ninguneos que le llegan desde la derecha, desde Podemos (con esa eterna relación amor-odio que vive ahora sus momentos más distantes) e incluso desde la propia formación de Garzón, Izquierda Unida.
Alberto Garzón es político y economista. Dice de él la Wikipedia que “fue investigador en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, así como miembro del colectivo Economía crítica y crítica de la economía”. Nacido en Logroño el 9 de octubre de 1985, sin embargo vivió en Málaga hasta su salto a la política nacional.
Precisamente destacando la juventud de Alberto Garzón fue como comenzó el periodista Isaac Rosa la presentación del libro. Señaló que hasta hace muy poco la política española sufría un “tapón generacional” de los que hicieron, “o les hicieron”, la Transición. Se ha vivido un salto generacional y por fin esta situación se ha normalizado. Fue una tarde de constantes alusiones a otro joven político, el mediático líder de Podemos Pablo Iglesias, con quien Alberto Garzón estaba llamado a entenderse. Iglesias, tras la reciente entrevista a dos bandas junto con Albert Rivera de Ciudadanos, se había confesado “cansado” y “falto de frescura”. A la pregunta de Isaac Rosa, Garzón afirmó no estar cansado. Lo cierto es que se le veía animoso y con muchas ganas.
Alberto Garzón llegó al Congreso en 2011, con 26 años, por lo que ha sido el diputado más joven de esta legislatura a punto de finalizar. Definido por Rosa como “un adelantado de las manifestaciones del cambio que se han sucedido en especial este año”, fue de los primeros en saltar del activismo a las instituciones. Es un adelantado a la hora de hablar de proceso constituyente. También a la hora de darse a conocer en programas de televisión, en su caso en ‘59 segundos’. Adelantado y precoz, ha vivido muy deprisa políticamente. Tan precoz es que este libro, ‘A pie de escaño’, es una suerte de memorias políticas. El presentador del acto afirmó que Garzón destaca por “su nivel de autocrítica, hacia él mismo, su formación política, la izquierda e incluso la ciudadanía. El libro es una rendición de cuentas ante los electores”.
Isaac Rosa escogió el formato de entrevista para hablar con Garzón. Por el interés de lo expuesto, reproduzco las notas que tomé durante la charla del candidato a las primarias de Unidad Popular con Isaac Rosa.
ISAAC ROSA. ¿Cuál es el balance de esta primera legislatura?
ALBERTO GARZÓN. El ámbito institucional absorbe, por eso es importante tener un espacio para reflexionar, por ejemplo la escritura del libro. El trabajo de estos cuatro años en el Congreso ha quedado muchas veces invisibilizado. Hemos formado parte del altavoz para gente que no tenía voz, como los afectados por los desahucios y otros colectivos. He aprendido la cultura del Congreso, que es deleznable y muchas veces basada en el insulto. Me han llamado de todo, jabalí o payaso entre otras cosas. Se trata de una cultura política basada en tener un rol o crearse un personaje.
IR. ¿Has sentido en algún momento ganas de arrojar un zapato a alguien? Como llegó a manifestar Ada Colau en aquella comparecencia en el Congreso en la Comisión de Vivienda en 2013.
AG. Ha habido muchos momentos duros, en especial la soberbia y la prepotencia con la que ha tratado el PP a todos los demás a pesar de tener mayoría absoluta. Eso sí, he tirado muchos zapatos dialécticos.
IR. En tu paso de la calle al Parlamento, ¿te has sentido un “infiltrado del activismo”?
AG. Sí, muchas veces sí.  Creían que iba a llegar la “kale borroka” a liarla, lo que ha creado situaciones un tanto extrañas como aquel 25-S de Rodea el Congreso, donde estábamos algunos diputados con los manifestantes y la policía, que supuestamente estaba para defendernos, iba a por nosotros. Pero poco a poco ese corporativismo del Parlamento se va desinflando.
IR. Alberto es un brillante economista de amplia formación académica. El espíritu del libro se puede reflejar en una pancarta que cuelga en la Facultad de Económicas: “La mejor razón para estudiar economía es que los economistas no te engañen”. Se trata de un libro muy pedagógico sobre estos años y sobre la crisis. Enfatiza la importancia de la formación, no sólo de los cargos sino también para los ciudadanos.
AG. Las batallas son también culturales. La economía se nos presenta como una ciencia “oscura” que la gente no vincula a su día a día. Sin embargo tiene enorme importancia para el ciudadano. Por eso el libro tiene un enfoque cultural y pedagógico. La sociedad no se cambia votando, hay que hacer una reflexión previa de lo que se va a votar. De ahí la importancia de tener unos ciudadanos formados.
IR. Pese a que al capitalismo pueda estar empezando a ir mal y los economistas heterodoxos hayan ido ganando terreno, en el ámbito académico el pensamiento único sigue siendo el dominante.
AG. En ese aspecto en realidad no han cambiado los que mandan en las instituciones. Quienes han gestionado la crisis económica son quienes la han creado, no ha cambiado quienes toman las decisiones. Las ciencias sociales son inexactas, el ser humano introduce todos los sesgos en sus investigaciones. Se consideran tecnócratas, como en el caso de Dragui, y nos imponen sus "políticas que nos benefician a todos". Siguiendo con el tema académico, mi formación ha sido algo caótica y bastante autodidacta. Por suerte encontré profesores y economistas críticos, como Juan Torres López, lo que me permitió tener un enfoque metodológico diferente. Estudié en plena burbuja inmobiliaria, cuando todo el mundo estudiaba esperando lograr un buen empleo y ganar mucho dinero.
IR. Es un tiempo en que muchos activistas están ascendiendo a la política. ¿Qué queda en ti del activista?, o como dices en el libro ¿cuánta moqueta se te ha pegado a los zapatos?
AG.  El ámbito institucional absorbe en tiempo, en formas y en perspectiva. Te quita tiempo de estar en el conflicto social, corres riesgo de ser menos empático, de irte desconectando. Pasa igual en la forma, hace mutar a la gente. Lo mejor es seguir viviendo como vivías antes. Hay que renunciar a esa parte del sueldo que te hace diferente al resto dela gente y te sitúa en un estrato social diferente. Tu percepción se ve nublada. Hay que hacer el camino de vuelta y no encerrarse en el espacio público, no abandonar el activismo social. Por desgracia ha triunfado el término "clase política", los políticos nunca deben formar una clase.
IR. Se viene hablando desde hace años del proceso constituyente. El régimen ya no se sostiene con la triada PP-PSOE-Monarquía. El sistema ya está haciendo su propio proceso. ¿Quién va a controlar los cambios que sin duda se van a hacer?
AG. Voy a enfocarlo con el optimismo de la voluntad y el pesimismo de la realidad. El proceso liderado por la economía ya ha comenzado. Se han destituido de la Constitución muchos derechos, como el derecho al trabajo o a la vivienda, que no se cumplen. Son destituidos por tratados de la Unión Europea que están por encima de nuestra Constitución. Se ha vaciado el estado social, con pérdida de derechos y la dinamización del derecho al trabajo. En esta legislatura el PP ha aprobado más de 60 Reales Decretos, a pesar de tener mayoría absoluta. Todo ello para instaurar un nuevo diseño, adaptado a un capitalismo en crisis y pretendiendo liquidar a la izquierda del país. Ese es el proceso que nos estamos jugando. Por eso hay que organizarse y señalar bien al enemigo. El bipartidismo que viene puede ser PSOE-PP- Ciudadanos. Por eso es necesaria una izquierda organizada e ideologizada. La oligarquía se está frotando las manos ante la paradoja de estar peor y que las encuestas den ganadores a quienes nos están llevando a esta situación.
IR. ¿Por qué la izquierda no ha sido capaz de organizarse? En el libro haces autocrítica de la propia IU, que por otra parte vienes haciendo desde antes de la aparición de Podemos. ¿Qué se hizo mal? ¿Tiene aún arreglo?
AG. Sí. Es una cuestión general de la izquierda de este país. Lo que se ha hecho mal es lo que no se ha hecho. Cuando llegó la crisis IU debería haber sido más ambiciosa. Todavía hay tiempo. El libro está escrito con sinceridad. Lo positivo es que la gente está ahora mucho más politizada y movilizada, más atenta. Hay mimbres para construir una izquierda bien organizada e ideologizada. La izquierda no debe prescindir de nadie y luchar sin arrogancia ni prepotencia.
IR. ¿Se puede abandonar el significante de izquierda?
AG. Un término equivalente puede ser arriba y abajo. No tengo ningún problema de identidad ni de significado de izquierda: nacionalización de sectores estratégicos, combatir la desigualdad.
IR. ¿Qué hay de la confluencia con Podemos? ¿Se ha cerrado la puerta a las conversaciones? ¿Te arrepientes de haberte jugado y dejado tanto?
AG. Pablo Iglesias es un brillante comunicador y político. No me arrepiento de nada. Ha sido la defensa de la coherencia. La unidad desde la colaboración y la cooperación es el mejor de los instrumentos. Por eso hemos arriesgado tanto. Seguiré defendiendo la unidad popular por encima de todas las siglas. Tengo la conciencia tranquila.
IR. La izquierda se encuentra finalmente en el peor de los escenarios posibles, teniendo que elegir entre dos papeletas. Ahora en común es una apuesta arriesgada.
AG. Lo que interesa en Ahora en común no es la sigla ni la marca, sino el fenómeno social que contiene, eso es lo interesante. Hay muchísima gente, muy valiosa, sumando a una causa. Lo importante es la gente participando en primarias y recuperando el espíritu del 15M. Dejarlo de lado sería un gran error.
IR. Hay una gran falta de imaginación política en la izquierda, ¿cómo andas tú de imaginación?
AG. Debe ser un ejercicio colectivo. Hemos interiorizado el capitalismo. Hay que desenmascararlo y decir que hay otras formas de organizarnos. La diferencia con Podemos es la tradición política, la mía es materialista, vinculada a la economía y a la lucha de clases. En Podemos predomina una versión postmoderna que renuncia a la perspectiva de clases y al papel de la economía. Hay que hacer economía política y no pensar sólo en el ciclo electoral, en el corto plazo. No hay que buscar en titular más acertado, o no solo, porque si no, no sales en los medios. Hay que luchar conjuntamente con el feminismo y contra un sistema económico que está destrozando el planeta, sin eso no hay perspectiva vital. En Podemos predominan los politólogos y sociólogos, buscan la batalla electoral.
"Yo lo que quiero es que me votéis", finalizaba Garzón entre risas y aplausos. Por mi parte acabo compartiendo estas palabras publicadas el 24 de octubre de 2015 por Alberto Garzón en su página de Facebook:
“(…) Al mismo tiempo, insisto en recordar que Podemos renunció a trabajar conjuntamente con Izquierda Unida. Nosotros hemos intentado hasta el último minuto colaborar juntos como se ha hecho en grandes ciudades que han echado al PP del Gobierno. Yo mismo asumo la responsabilidad de haberlo intentado. A partir del NO de Podemos a colaborar, no queda otra que seguir luchando por un mundo más justo cada uno con su estrategia.
A quienes consideréis que Podemos es la mejor alternativa, por motivos ideológicos o electorales, os respeto y os reconozco que no sois mis adversarios. Mi enemigo es el capitalismo y las políticas que nos recortan en sanidad, educación y pensiones. Pero os diré que estoy en desacuerdo con vuestra opción. El mejor proyecto para mi es la Unidad Popular, que Podemos ha rechazado, y mi organización es IU. Trabajaré codo con codo con todos vosotros que queráis colaborar, como hacemos en Ahora en Común. Pero lo haré siendo fiel a mis ideas, pues no están en venta. Que nadie pretenda subordinarme por un puñado de votos (…).



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