#CosasdelMetro Chaqueta Harrington marrón
Chaqueta Harrington marrón. Es lo primero
que le llama la atención del chico que acaba de entrar en el vagón del metro. Chico,
hombre, ella siempre duda sobre cómo denominar a los tíos de treinta y tantos
para arriba. Este debe andar cerca de los cuarenta como delata su aspecto entre
juvenil y ajado. La Harrington, con sus dos ojales en el cuello y los dos
botoncicos, con su forro rojo de cuadros escoceses. En uno de los bolsillos
lleva una etiqueta amarilla “Merc”. Le presta atención; viste unos pantalones
azul marino y una camiseta también azul, con pequeñas anclas de color blanco
como estampado. Se nota que es ropa buena pero está desgastada, parece que ha
llevado mucho trote. La camiseta tiene un roto apenas perceptible. El pantalón se
ve muy arrugado, se le baja debido a una incipiente barriga y a que no lleva
cinturón. Es flaco pero se le marca tripa, es de imaginar que por la mala dieta
y por la peor vida.
El tipo ha captado su atención, guapo, con
ropa chula, pero marchito. Su piel, cenicienta, denota que no lleva una vida
muy saludable. Tiene una piel de bebérselo todo. De fumárselo todo. De meterse
bastante. Se muestra inquieto. Agarrado a la barra de arriba, cambia
constantemente de posición. Se sujeta con una mano, luego con la otra. Está frente
a ella, al momento le da la espalda y a continuación vuelve a darle la cara. Mira
el móvil, nervioso, lo guarda, lo vuelve a sacar; escribe algo, se sonríe. Una
mirada atenta permite apreciar varios agujeros en ambas orejas, aunque no lleva
pendientes. Ella le encuentra una cicatriz en una ceja, se notan las costuras. Tiene
otro costurón en la nariz. Curiosamente no le afea. Es un tipo guapo. Ha debido
ser guapísimo. Ahora le envuelve un halo de fatalidad y de inevitable cuesta abajo.
Se balancea agarrado a la barra. Se mesa el
pelo, claro, cortado al estilo de emperador romano para disimular las primeras
entradas. Consulta de nuevo el móvil. Chasquea los dedos. Se apoya sobre un
pie, luego sobre otro. Botas de cuero de buena calidad. Sus ojos cada vez se
muestran más inquietos.
Ella se baja en Sol. Él toma asiento.
1 comentarios:
Si en mis tiempos del metro me hubiera dedicado a observar quizá ahora tendría más que contar. Como siempre, me encanta como describes y lo transmites 😘
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