‘Recetas para astronautas’ de Basilio Pujante, disfrutada narración breve
En mis “correrías artísticas” murcianas, tras
disfrutar del trabajo de mucha gente que hace muchas cosas interesantes, llevo
un tiempo descubriendo la literatura de la Región. Después de leer a Miguel
Angel Hernández Navarro y Ginés Sanchez, y a la espera de encontrarme con
‘Pantanosa’ del desaparecido Francisco Miranda y ‘Mirando al suelo’ de Fran
Béjar, el libro de relatos ‘Recetas para astronautas’ de Basilio Pujante me ha
dejado muy buen sabor de boca.
Basilio Pujante (1982) es doctor en
literatura, profesor de secundaria, agitador cultural, miembro del Colectivo
Iletrados, autor del blog Lecturas Iletradas y además publica sus críticas
literarias en La Tribuna del Noroeste. Precisamente tuve el honor de que
Basilio reseñara mi novela ‘Sin pedir permiso’ en el mencionado digital
murciano, dirigido por Jaime Parra. Tras muchas publicaciones en blogs,
revistas y fanzines y su habitual presencia en numerosos recitales, Basilio ha publicado
al fin su primer libro. Y lo hace con Balduque, una editorial murciana relativamente
nueva que en sus dos escasos años de vida tiene en su haber un número
considerable de libros de cuidada edición, donde priman los autores inéditos,
muchos de ellos jóvenes.
Con una tesis como “El microrrelato
hispánico. (1988-2008): teoría y análisis” parece evidente que Basilio
publicaría un libro como éste. Evidente pero no tanto; este ‘Recetas para
astronautas’ comienza efectivamente con un microrrelato de una frase, pero la
extensión de los textos va aumentando según se avanza en el libro hasta llegar
al último, ‘El tema del doble’, que ocupa las 30 páginas finales. Basilio
demuestra en su libro que domina la técnica del relato en sus diferentes
extensiones, logrando en todo momento que funcionen con la precisión de un
reloj, sin que ello les reste vida ni frescura.
El libro está compuesto por 27 relatos de
extensión creciente. ‘Un cartel con su nombre’, ‘Follar, verbo transitivo’,
‘Miss Pedanía’, ‘Dios’, o los tristes ‘Siempre saludaba’ y ‘Cadáveres
sociales’. O ‘15 de agosto’, ‘El amor a los seis años’… Es difícil dejar de
nombrar alguno, los relatos de Basilio son deliciosos, provocan reflexión y más
de una sonrisa. Porque sobre todos ellos planea un soterrado humor. Muestra del
socarrón humor murciano (si se me permite la expresión) es ‘Comunión’, sobre
las desventuras de una niña a la que una madre beata y un padre borrachín se empeñan
en arruinarle el que debería haber sido “el día más feliz” de su infancia. El
autor juega con diferentes voces, narrando en una lograda primera persona en
algunos relatos, adoptando con acierto una voz femenina en otros.
Magnífico el relato final, el más extenso,
sobre escritores, congresos, identidades, universidades y todas las imposturas
y pedorreces que rodean la literatura y el mundo académico. Se lee del tirón,
con ganas de saber en qué quedará una historia trufada de una ironía un punto
gamberra, sobre un mundo que Basilio probablemente conoce bien. También literarios
son ‘El ladrón de libros’, en el que el autor mantiene perfectamente la tensión
narrativa, o ‘Una pinta en Haworth’, que transcurre en uno de esos pueblos
ingleses con historia y escritores (Haworth y las Brontë en este caso).
El autor, un gran narrador y un espléndido
contador de historias, se muestra a través de diferentes claves como hijo de la
década de los ochenta (nació 11 años después que yo), por lo que tenemos
referentes comunes, aunque no tantos. Basilio forma parte de aquella generación
de becas Erasmus que permitió a muchos jóvenes completar sus estudios en el
extranjero, a las que no llegamos los que nacimos una década atrás. Funciona
esa mezcla de vivencias pegadas a la tierra murciana que tienen a la vez el
poso de haber viajado bastante.
‘Relatos para astronautas’ es en definitiva
un libro que te hace disfrutar de verdad con su lectura, con unos textos condensados
y muy pulidos en los que no sobra ni falta nada. Yo al menos me quedo con ganas
de que Basilio publique algo más largo; sin duda oficio, actitud y gusto no le
faltan.
Foto: EUROPAPRESS |
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