“Presente continuo” de Miguel Ángel Hernández, el enorme desafío de la escritura
Es este Presente continuo, libro lleno de
literatura, lecturas y escritores, una suerte de diario realizado durante la
escritura de “El instante de peligro”, novela que le valió a Miguel Ángel
Hernández ser finalista del Premio Herralde de novela que concede Anagrama. Desde
septiembre de 2013 el periódico La Opinión de Murcia recogió los domingos las
entradas de aquel diario, escrito en segunda persona, que sería publicado en
2015 por la editorial murciana Balduque con el título “Presente continuo”. Como
curiosidad, mi ejemplar lo compré en la Librería Educania de Murcia, que tuve
el enorme gusto de visitar en enero de 2016 para presentar “Sin pedir permiso”.
Con frases cortas y un estilo directo y
rotundo, Miguel Ángel escribe sobre los dos mundos que habita: el del arte, su
profesión, y el de la literatura, su pasión, pero de la que difícilmente podría
vivir. En el libro la literatura gana por goleada al arte. El autor vive la
eterna pugna entre las obligaciones y la pasión por escribir.
El contenido del libro descansa en infinitivos
como leer, escribir, comer, beber, amar, follar, conjugados con encanto, oficio
y pasión por un autor al que se agradece su intención de ser lo contrario a un
“hater”, esos seres que pululan por Internet y que sólo comentan sobre lo que
no les gusta, sobre lo que odian. El autor lo obvia, sólo recoge aquello que le
llena y le aprovecha, lo que disfruta y lo que le hace aprender.
LITERATURA
Es la verdadera y casi única protagonista
de un diario en el que todo gira en torno a ella. El libro está lleno de
deliciosas declaraciones de amor a algo que es mucho más que un oficio. El
autor está enamorado de la literatura como escritor y sobre todo como lector
“al otro lado de la barrera”. La literatura está entendida como arte completo “Hay un lugar al que llega la literatura y
al que jamás podrá aproximarse el cine: la conciencia”. En este “Presente
continuo” Miguel Ángel ejerce la crítica literaria lleno de amor por los libros
porque como escritor sabe lo que cuesta sacar adelante uno: sangre (y sudor y
lágrimas). Y es que la literatura “Te
transforma. Te hace mejor persona. Para eso sirven los buenos libros. Y quizá
esa sea la única y verdadera función del arte, hacer del mundo un lugar mejor”.
LECTURA
Miguel Ángel Hernández es un voraz lector. “Presente
continuo” puede ser utilizado también como una perfecta guía de títulos
recomendables para leer, en una especie de guía gourmet de literatura. Echo de
menos un glosario de nombres, aunque entiendo que supondría un trabajo ingente
por la enorme cantidad de personas, personajes y autores que aparecen en este
libro.
Destaca la belleza de una lectura “que emociona hasta las lágrimas”, lo
que se dice sufrir un Stendhal literario. Y una reflexión con la que nos
identificamos los que hemos intentado escribir algo con mínima enjundia, “Ya no puedo leer un libro sin activar la
mirada de escritor. El lector inocente hace tiempo que desapareció”, un
lector que no puede evitar ver “las costuras a las novelas”.
Hablo de voraz lector porque él mismo hace
numerosas alusiones a “La bestia lectora
que habita” en él. Así, el libro recoge incontables lecturas de numerosos
autores, muchos de ellos hispanos. En eso Miguel Ángel es generoso, no tiene
reparos en decir si algo le gusta o incluso la entusiasma. Recoge libros de
Ricardo Menéndez Salmón, Vila-Matas (su autor español preferido), Don DeLillo,
Doménico Chiappe, Elvira Navarro, Miguel Serrano, Edmundo Paz Soldán, Jenn
Díaz, Marina San Martín, Sergi Bellver, Marta Sanz, Alberto Olmos, Knausgard,
Charlotte Roche, Mercedes Cebrián, Sergio del Molino, Kundera, Paul Auster,
Vargas Llosa, entre muchos otros.
También se refiere los escritores murcianos
Pedro Pujante, Rafael Balanza, Juan Soto Ivars o Ginés Sánchez, refiriéndose al
momento dulce que vive la literatura de la Región. “Quizá sea cierto eso de que Murcia es un lugar de escritores. Si algo
no está en crisis en esta región, eso es, sin duda, la literatura”. Sobre
Ginés Sánchez, autor murciano preferido para este blog, afirma: “Es un escritor de verdad. Se lo toma en
serio. Te hace sentir más escritor”.
Como curiosidad no le acaba de convencer
“Los lanzallamas” de Rachel Kushner, una de mis lecturas de 2016, pendiente de
reseñar y que a mí sí me gustó. El libro se le “atraganta”, no sabe muy bien hacia
dónde va la narración.
ESCRITURA
El apasionado amante de la escritura que es
Miguel Hernández se atrevió hace años a dar el gran paso a la escritura, lo que
supone un gran desafío. Es autor de varios ensayos, poemas y novelas, y la
escritura le produce una enorme satisfacción, “quien lo probó lo sabe”. Así se refiere al momento, difícil de
describir, en el que fluye la escritura, “Das
gracias al mundo por tener la suerte de experimentar esos momentos”. Pero
al mismo tiempo es fuente de sufrimiento, de eterna insatisfacción, “Pocos textos has terminado de los que te
sientas absolutamente orgulloso. Si por ti fuera estarías siempre dándole
vueltas y buscando más lecturas hasta completar lo que falta. Sería el texto
infinito”, porque “Uno nunca escribe
el libro que quiere, sino el que puede. Entre el escritor que uno imagina y
quisiera ser y el escritor que al final es hay una distancia”.
En “Presente continuo” Miguel Ángel
describe la dificultad de encontrar el tono y la voz, se puede tener muy clara
la historia pero hasta que no se encuentra la voz la novela no funciona. Todo empieza
a fluir cuando el que narra, personaje o voz,
posee al escritor. “Poco a poco
los personajes te van poseyendo. Es como un virus que se adueña de tu organismo”.
La novela en construcción es “un organismo vivo”, se parte de “un material
sobre el que ir construyendo el edificio”. Como escritor dedicado a otros
menesteres encontrar un tiempo para escribir es oro, “Estos días vives en la novela”, la novela se convierte entonces en
un todo, pasa a ser la prioridad “es como
si se hubiera adueñado de ti. No existe otra cosa. No hay otro lugar ahora. Te
embriaga esa sensación. Bendito virus de la literatura”.
Miguel Angel refleja en el libro la
intensidad brutal de la escritura, cómo se siente poseído por ella, sobre todo
cuando se acerca el final; la intensidad de la creación es tal vez parecida a
la de dar a luz, “Tienes la historia en
los dedos. La sientes salir (…) La intensidad del trabajo es brutal. Casi ni
respiras (…) Estás absolutamente inspirado, drogado por la literatura. Casi en
trance (…) Es como si una fuerza sobrehumana te hubiera poseído y tuvieras que
sacártela de encima (…) Notas que la historia está saliendo de ti. Imaginas el
proceso casi como un exorcismo”. Deseo de acabar la novela pero al mismo
tiempo pena porque se termine el proceso. “(…)
al dejarla ir pierdes un poco. Escribir, piensas, es perder la intimidad con
las historias (…) al ser compartidas pierdes (…) esa secreta solidaridad que
comparten con el escritor”. Hasta llegar a ese momento de alivio y vacío cuando
pone FIN, “El momento bello e
inexplicable es el del último párrafo, la última frase, el último momento de
intimidad absoluta con algo que has llevado dentro de ti prácticamente un año y
medio”
POLÍTICA/ ACTUALIDAD / SOCIAL
Miguel Ángel Hernández no es uno de esos
escritores aislados en su torre de marfil; por el contrario, sigue el pulso de
lo social y la actualidad, opina, se moja en aquellos temas que le tocan. Como
la terrible crisis económica que lo ha trastocado todo, “Fin de fiesta. Reconoces que eres un afortunado habiendo nacido unos
años antes, cuando había oportunidades (...) Es el final de una fiesta. Es el día después, es el momento en que todo
ha comenzado a resquebrajarse”. Está al tanto de la actualidad
internacional y la de su país: los inmigrantes, la Constitución intocable, la
irrupción de Podemos… En el libro se hace referencia a sus buenos resultados en
las elecciones europeas de 2014. “Te
alegras por el toque de atención al bipartidismo. Es un paso importante para
que las cosas empiecen a cambiar”. Se muestra crítico con la monarquía al
hablar de la abdicación del rey Juan Carlos I, “Nada va a cambiar. Todo va a seguir en el mismo lugar. Cambio de
muñeco, nada más”.
Durante el verano de 2014, se produjeron
los terribles bombardeos sobre Gaza. Miguel Ángel los recoge, sobrecogido. “El silencio internacional y la pasividad de
los gobiernos te asquean”. También fue 2014 el año del ébola y Miguel Ángel
habla de la angustia y la indignación producidas por una enfermedad que llegó
hasta nuestras puertas, por desgracia por eso mismo tuvo tanto impacto. “Aquellos muertos duelen menos. O
simplemente no duelen nada. Están lejos. Son invisibles. Sólo importan si nos
afectan. Si son peligrosos. Si se acercan y trastocan el equilibrio perfecto de
nuestro palacio de cristal”.
UNIVERSIDAD
Profesor de Arte Contemporáneo en la
Universidad de Murcia, se muestra crítico con el engranaje de la universidad,
su lugar de trabajo, allí donde la burocracia es infinita. “Quizá todo tenga
que ver con la idea de tener entretenida a la gente, convertirles en obreros de
la administración, no dejar espacio ni tiempo para el pensamiento”.
MURCIA
Su ciudad es el auténtico escenario del
libro. Por circunstancias de trabajo seguimos sus viajes a Madrid, Alemania,
Finlandia, China o Venezuela. Pero Murcia está siempre presente: sus bares, la
universidad, la casa, el centro con la calle Trapería como lugar para mirar y
ser mirado. Y en especial, la huerta. Lugar de infancia del autor, lleno de
recuerdos de los padres ausentes, lugar de encuentro con los hermanos. La
huerta, con su idiosincrasia y su habla particular, corre el peligro de
desaparecer. En el libro hay una reivindicación para que siga viva. En ella, en
muchos aspectos, late una honda murcianidad, “La sabiduría [de la huerta] que no se aprende en los libros”. La
nostalgia de la huerta de su infancia es la nostalgia “del Paraíso”. “Las
cosas son más grandes en los recuerdos. La memoria aumenta la escala del mundo”,
afirma. Ya no habita allí, aunque siempre regresa a la huerta.
Miguel Ángel es de salir mucho y bien.
Junto a él recorremos muchos locales de la noche murciana: La vie en rose (que
sale en su anterior novela ‘Intento de escapada’), el Trémolo, la 12 y medio,
el Pura Vida, el Bizzart, la Yesería. También recorremos con el autor lugares
para la cultura: La Azotea o el Espacio Pático y conocemos a colectivos como La
mano robada. Asistimos gracias a Miguel Ángel a la presentación del libro de
relatos “La montaña azul”, de editorial murciana La Fea Burguesía, en el que
participan autores murcianos contemporáneos. Participa en su ciudad de
diferentes actividades culturales: “pool talk”, festivales, recitales, leer sus
textos escritos sobre un cuerpo desnudo… Acumula “experiencias para su catálogo”.
Importantes convocatorias murcianas tienen
cabida en este “Presente continuo”, que al fin y al cabo es vida. Como el Lemon
Pop, que se celebra en la ciudad a principios de septiembre, “la vuelta al
cole de los modernos”. O la popular fiesta murciana de El Bando de la
Huerta, que compara con “el apocalipsis zombi”; el Bando es puro desfase, “Murcia era una fiesta pero toda fiesta
tiene su vomitorio”.
FÚTBOL
El “deporte rey” también tiene su hueco en
el libro, al ser el autor un entregado seguidor del Real Madrid y del Real
Murcia. El Murcia es el equipo de sus amores, “Tu Murcia querido. El equipo de tu vida”. Porque un equipo de
fútbol “es mucho más que una empresa. Es memoria, historia, emociones”.
El libro hace referencia aquella temporada
en que el Real Murcia estuvo a punto de subir a Primera pero acabó descendiendo
a Segunda B por deudas con Hacienda. A menudo sigue los partidos de su equipo,
pero recuerda los encuentros vistos con su hermano en el estadio antiguo, la
Condomina, que tras varios años de abandono en el centro de la ciudad ahora es
ocupado por el gran rival del Murcia, el UCAM (historia, por cierto que da para
una buena novela de un escritor murciano, ahí lo dejo). Sin embargo del fútbol
no le gusta “la irracionalidad, la falta de sentido común, la violencia”.
Se queda con “la afectividad, el sentido de comunidad, lo sublime de algunos
momentos”. Porque el fútbol proporciona felicidad, “Es una pasión
irracional, efímera (…) Es memoria, pasión, infancia, sueño, paraíso. Con esto
es con lo que te quedas”.
AMISTAD
La amistad ocupa un lugar predominante en “Presente
continuo”, muchos amigos y conocidos pasan por sus páginas. Con ellos comparte
gustos, intereses, viajes, trabajo y vida. Es el caso del omnipresente Leo, entiendo
que se trata del abogado y escritor murciano Leonardo Cano, autor de la novela “La
edad media”. Miguel Ángel es el primero en leerla “un privilegio y una responsabilidad”, también se refiere a su
búsqueda de editorial.
Gracias al arte y a la literatura Miguel
Ángel tiene ocasión de conocer a mucha gente interesante, algunos sólo de paso,
otros dejarán huella. “A veces uno encuentra almas gemelas de modo fugaz. Y
es consciente de que esas personas si vivieran cerca, seguramente estarían
entre tus mejores amigos”.
AMOR
El amor, la pareja, el sexo, tienen cabida
en el diario. El autor reflexiona sobre las relaciones, el amor romántico, el
poliamor, los sentimientos… “La
imaginación moderna – primero a través de la novela y luego de la cultura de
masas – ha creado unas expectativas, las del amor romántico, que no pueden ser
satisfechas y que producen frustración y dolor”. También se refiere a la placidez
de la feliz convivencia con su pareja, “El
cuerpo de la persona que amas es un refugio, un abrigo blando, suave,
esponjoso, dúctil y maleable”. Sobre el sexo, el autor opina que importa en
la narrativa “cuando significa”.
REDES SOCIALES
Las redes sociales, que llegaron para
quedarse, también ocupan su espacio en “Presente continuo”. El autor sabe de lo
que habla ya que tiene cuentas en varias. En el libro aparecen reflexiones
interesantes sobre lo que suponen estos insólitos mundos virtuales. “Es extraño. Más que conocer, parece que
ahora la gente se reconoce. El primer contacto no es exactamente el primero. Es
una suerte de déjà vu siniestro”. Las redes han supuesto nuevas formas de
amistad que aún estamos asimilando, “La
amistad digital no es como la corporal, pero no por eso deja de ser amistad (…)
muchos son tan cercanos que se han convertido en personajes importantes para
ti”. Confiesa que desconecta la wifi cuando tiene presión para escribir y
que de vez en cuando la desconexión de las redes es positiva. “Las redes sociales son un peligro con el
tiempo libre. Y desconectar de vez en cuando es garantía de salud”, porque
las redes no siempre son fáciles de manejar. Se refiere la nostalgia de los
viejos tiempos, cuando “nadie sabía nada
de nadie, en los que apenas conocías dos o tres cosas acerca de la gente con la
que encontrabas, esos tiempos en los que todos eráis anónimos y desconocidos”.
Las redes han cambiado nuestra forma de relacionarnos, de contar nuestras
cosas, “Las experiencias ahora se recuerdan
una sola vez, en público, y nunca más”.
Es “Presente continuo” un disfrute
continuo, en especial para los enamorados de la lectura y la escritura, un libro
en definitiva que recoge la actividad frenética del autor, obsesionado por
recuperar un tiempo que no volverá, viviendo una “segunda juventud” mucho más intensa que la verdadera. “Estás haciendo las cosas que no hiciste en
el pasado – porque no pudiste, porque no supiste o porque no quisiste – como si
el tiempo no hubiera pasado (…) ya no eres tan joven, tu mundo está en otro lugar,
tu segunda juventud también tiene fecha de caducidad. Es hora de retomar
también una segunda madurez”. Pero sin dejar de escribir, por favor.
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