“Ropa Música Chicos” de Viv Albertine. Un ejemplo de deliciosas memorias rock
Contado en primera persona, con tan buena
mano narrativa que en ocasiones parece que se está leyendo una novela, “Ropa
Música Chicos” supone un ejemplo sobre cómo escribir un libro de memorias rock.
Su autora es Viv Albertine, quien fuera guitarrista de The Slits, banda
femenina de punk, que habló de tú a tú con los Sex Pistols, The Clash o Johnny
Thunders. Al igual que hoy se reivindica a centenares de artistas, escritoras,
cineastas, pensadoras o pintoras que en su día fueron silenciadas por ser
mujeres, pienso en el caso de Las Sinsombrero en España o las mujeres de la
Generación Beat, Viv Albertine consigue con este libro reivindicar a las
mujeres punk, ocultadas por el machista mundo del rock.
Viv Albertine no intenta con su libro
complacer a nadie ni tampoco dar lecciones. Es “Ropa Música Chicos” un libro que
rezume honestidad, delicioso, feminista, de reivindicación de la mujer, contado
desde una historia personal, irónico sin ser cruel, nunca autocomplaciente,
divertidísimo a pesar de narrar momentos muy duros, y una magnífica crónica de
lo que fueron los años del punk inglés desde sus inicios, contado en la primera
parte de estas memorias, que la autora denomina la Cara A de su vida.
Viv Albertine es una narradora divertida,
tierna, de una candorosa sinceridad, chispeante, lo que cuenta, muy jugoso en
varias ocasiones, jamás resulta sórdido o patético. Por las 528 páginas de esta
crónica de vida y de una época, pasan todas las luminarias del punk inglés y
estadounidense. Mick Jones de The Clash, novio de Viv en aquella época, tiene
un papel destacado y lleno de cariño, porque Mick es la única persona además de
su hija a quien la autora preocupa que estas memorias le puedan dañar. Además
de él, desfilan entre otros Joe Strummer y Paul Simonon de los Clash; los Sex
Pistols, en especial Sid Vicious, con quien mantuvo una estrecha amistad, a
pesar de que él la expulsara de su banda The Flowers of Romance; Malcolm
McLaren y Vivienne Westwood, propietarios de la mítica tienda de ropa y
complementos SEX, donde se vestían nuestros héroes, o no tanto porque aquella
ropa costaba una pasta; o el gran Johnny Thunders, con quien Viv tuvo sus más y
sus manos, limitados por la adicción del músico neoyorkino, “Johnny Thunders
no puede amar. Tiene el corazón lleno de heroína”.
La Cara A de “Ropa Música Chicos” recorre
aquellos vertiginosos años, de los que Viv no quiso ser mera espectadora o musa
como “le correspondería por su condición de mujer”. Viv quiso ser protagonista,
decir y hacer, y así, tras pasar por la escuela de arte, vivir en casas
okupadas y conocer a gente con sus mismas inquietudes, formó parte de las
míticas The Slits, la banda de Ari Up, Tessa Polit, la malagueña Palmolive y la
propia Viv Albertine a la guitarra. Querían hacer una banda de chicas para
conseguir “que los chicos quieran ser nosotras”. Y no era fácil, los
hombres no se sienten cómodos acompañando a una mujer que está en una banda de
rock, “muy pocos se sienten cómodos en un rol de apoyo”. Sufrieron por
su ambición musical, las pegaron, las escupieron, las ningunearon, pero ellas
estaban decididas. Fueron aprendiendo a ser músicas sobre la marcha.
Aunque haya trascendido la impresión de que
a aquellas bandas les daba igual cómo sonaban, Viv refleja claramente en el
libro su interés por aprender, por encontrar un sonido propio, por hacer las
cosas lo mejor posible. Así, las letras de The Slits estaban muy meditadas, “Escribe
sobre lo que conoces y haz que la gente piense”; fueron escrupulosas con su
producción e imagen; apostaron por una música que sirviera para algo, que
tuviera una finalidad, “La música de rodeó mi infancia y adolescencia era
revolucionaria y puesto que crecí escuchando una música que intentaba cambiar
el mundo eso es lo que sigo esperando de ella”. En su crónica de aquellos
años Viv nos deja muchas pistas sobre su técnica con la guitarra, aprendida
sobre la marcha con enorme esfuerzo y de manera autodidacta, e interesantes
anécdotas sobre la grabación de sus discos, conciertos, giras y promoción.
Y entonces las Slits se separan. Viv, con
sólo 27 años, se queda sin aquello con lo que tanto había soñado y por lo que
tanto había peleado, toda aquella maravillosa gente se esfuma. “Todo se ha
torcido, nada sale como había planeado”. El fin de las Slits rompe la vida
de Viv, “Siento como si una parte importante de mí hubiera muerto, como si
hubieran desaparecido dos tercios de mi ser (...) No tengo adónde ir, no tengo
nada que hacer. Estoy acabada y tengo el corazón roto. (...) No soporto
escuchar música, me recuerda a aquello que he perdido”.
Toda la Cara A de la vida de Viv se sucedió
de manera vertiginosa, así comienza la Cara B pensando que debe esperar a que
le sucedan las cosas. Pero ella no es de ese tipo de personas, ella debe
provocar que las cosas sucedan. Tras un tiempo deprimida y perdida, Viv se
interesa por el cine. Tras haberse metido en la música sin tener formación,
cuando decide dedicarse al cine se promete que no emprenderá ninguna disciplina
“sin haber estudiado el tema a fondo”. Se suceden unos años de éxito
profesional y de ganar dinero, aunque eso tampoco acaba de llenarle, Viv no
busca en el arte “fama y fortuna” sino “expresión personal”. Cuando ha logrado
una cierta posición y ser una mujer independiente, el amor vendrá a joderle la
vida, aunque ella entonces no lo sepa.
Comienza una etapa negra y familiar. Ella,
como tantos de sus compañeros, venía de un entorno desestructurado, “Nosotros
somos los hijos de la primera oleada de padres divorciados de la década de
1950”. Fueron adolescentes que vieron y sufrieron desmoronarse el sueño del
hogar familiar, “Bajo la consigna de paz y amor de los 60 lo único que
descubrimos es que había guerras por todos lados y que el amor y el romance son
un timo”. Su deseo de formar la familia perfecta que nunca tuvo, de ser
esposa y madre, le costará muy caro: ostracismo, depresión, anulación de su
inquietud por el arte y la música. Un desastre. “No estoy loca. No estoy
equivocada. Lo único que sucede es que no estoy en el entorno correcto”. Vivir
alejada del mundo la vuelve “estrecha de miras” y llena de prejuicios.
Pero sobre todo la hace tremendamente infeliz, “Puedes engañar una parte de
tu ser durante un rato pero no puedes mantener a todo tu ser engañado durante
mucho tiempo”.
Nuestra protagonista vive en su matrimonio
la anulación, esa idea de que la mujer sólo puede ser madre y ser considerada y
comportarse como tal, “Tú ya has tenido tu propia vida, ahora es el turno de
nuestra hija”, le llegar a decir su marido. Su marido se fijó en ella
atraído por la mujer artista pero al mismo tiempo tiene miedo de esa mujer que
no podría domesticar y trata durante su matrimonio de anularla. “Yo no me considero nada en absoluto”,
afirma Viv. Ni su padre ni su marido valoraron positivamente su etapa en las
Slits. Esa minusvaloración acaba haciendo mella en ella. Es un error que las
mujeres andemos buscando la aprobación masculina.
La fuerza vital (y artística) de Viv
Albertine, reprimida durante su matrimonio, se libera de una manera inesperada.
La irrupción en su vida del actor, director y músico Vicent Gallo, un tipo “evasivo”, será un revulsivo que en
realidad enseñará a Viv que la solución nunca está en un hombre, sino en ella
misma. Vincent,” supone la locura, el impulso que puede acabar con esa vida
segura y perfecta que Viv ha intentado construir al fundar su propia familia. Los
dos inician una relación telefónica y por internet, una “llamada a la
acción” que supondrá “volver a abrir una puerta secreta que comunica con
un mundo” que había abandonado para convertirse en una esposa y madre
perfectas. “Me he anulado a mí misma. Controlo todo lo que digo y hago”
por el bien de una paz familiar y una estabilidad para su hija, que ella nunca
tuvo. Viv se siente “emocionalmente infiel”, debido a su relación
telefónica con Vicent Gallo, “Es lo que Vincent me hace sentir por mí lo que
me tiene obnubilada y no lo que siento por él”. Una relación que la lleva a
sentirse “aterrada, avergonzada y sobreexcitada”, pero que ayuda a Viv a
“regar y alimentar mi propio yo para que vuelva a crecer”.
Su viaje a Nueva York para reencontrarse
con sus compañeras de The Slits y con Vincent Gallo, con quien mantiene una
especie de romance telefónico, hace que abandone su rol de esposa y madre a
tiempo completo. En unas horas se siente “más viva” que en años. Vincent es “un hombre que camina solo” y Viv se da
cuenta de que “no va a ayudarme en mi
recuperación”. Pero al mismo tiempo surge la revelación, no debe apoyarse
en ningún hombre. “Los hombres son
espejos que sólo pueden devolverme el reflejo de mi ansiedad, mi confusión y mi
inseguridad. Tengo que reconstruirme yo sola”. Por fin.
Viv encara de nuevo sola su vuelta al arte
y a la música con cincuenta años y con una fórmula “compatible con nuestra edad
adulta”. Y no le sale nada mal la apuesta. Graba un disco” The Vermillion
Border”, muy bien recibido por la crítica, participa en una película y Penguin
publica su autobiografía, este inspirador “Ropa Música Chicos”, seleccionado
como uno de los libros de 2014 por The Sunday Times, The Guardian, LA Times,
Mojo, NME y Rough Trade. Nada menos.
Agradezco como mujer (loca por la música y
la literatura) este libro, adictivo y maravilloso, magníficamente escrito, que
se lee en un suspiro y que nos hace amar apasionadamente a una mujer talentosa,
amable y accesible, como podemos confirmar tras verla y charlar con ella en la
presentación del libro en La Central de Barcelona. Sin filtros de prensa,
managers o editorial, Viv firmó el libro a los que allí estábamos, toda
amabilidad de la verdadera y sonrisas, departió con nosotros (ay, mi inglés),
nos abrazó y se dejó hacer todas las fotos del mundo. “Es parte del espíritu
general del punk qué afirma que nadie es mejor que los demás, nunca alentamos
la existencia de los fans y yo continuo en esa línea”. LOVE Viv.
“Ropa Música Chicos”. Viv Albertine. Editorial
Anagrama. ISBN: 978-84-339-2615-9. NÚM. DE PÁGINAS: 528. TRADUCCIÓN:
Cecilia Ceriani. PUBLICACIÓN: 12/04/2017
Añadiendo el nombre de mujeres punk en un panel. "(What about the women!!)" |
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