DAVID BOWIE is. Para quedarse a vivir en ella
¡Impresionante!
Para quedarse a vivir dentro de ella... SIMPLEMENTE DAVID BOWIE (Kike
Tenza)
La estancia en Barcelona de la exposición “DAVID BOWIE is” va llegando a su fin, aunque hay tiempo hasta el 25 de septiembre para
visitarla. Nosotros lo hicimos a primeros de junio, como estupenda excusa para volver
a la ciudad. Como afirma la cita del amigo Kike Tenza con la que empiezo la
crónica, se trata de una exposición para ver más de una vez y que deja atrapado
sin remedio al visitante. Una retrospectiva espectacular sobre Bowie, su figura,
su música, su vestuario y su influencia en la cultura del siglo XX.
La forma en la que está montada la
exposición es tremendamente sensitiva y envolvente. Como afirman desde la
organización, “supone una experiencia audiovisual completa gracias al uso de la
más avanzada tecnología multimedia”. Divida en diferentes espacios temáticos,
aporta ingente material relacionado con el músico: fotos, collages, libros,
posters, letras manuscritas, cuadros, ilustraciones, portadas de discos, diseños
de escenarios, objetos personales. Cómo será de minuciosa la exposición, que se
llega a exhibir una pequeña cucharilla de plata que Bowie usaba en una de sus
épocas de mayor adicción a la cocaína, o el enorme llavero de la casa que
compartía en Berlín con Iggy Pop. Gracias a los cascos que se recogen en la
entrada, los visitantes nos sumergimos en el universo Bowie. La música va
cambiando según nos movemos, disparando los estímulos que ofrece la exposición.
Confieso que en algún momento tuve que parar y respirar hondo, felizmente embotada
de información y sensaciones.
Y entre música, emoción e imágenes, estas
son las historias que me llamaron más la atención de “DAVID BOWIE is” en el que el
artista se muestra, en mil encarnaciones, personajes y formas, ante nosotros.
Comienza la exposición con el Bowie niño, vecino
de Brixton, al sur de Londres, amante de la música desde muy joven. Así vemos
un saxofón blanco que le regaló su padre y los libros y discos que le rodeaban
en su casa. Estudió arte, música y diseño, facetas que enriquecerían su
fascinante carrera. Hacia 1963 comienza su carrera musical, siguiendo los
ritmos y estética beat que predominaba en la época. Pero aquello se
quedaba muy corto para una mente tan inquieta como la de Bowie. Buscando un
concepto que englobara música, vestuario y con cierto toque teatral, en 1969
consigue su primer gran éxito con “Space Oddity”, (Ground Control to Major
Tom, Take your protein pills and put your helmet on). En una enorme
pantalla vemos a un escuálido Bowie de pelo de punta color zanahoria, sin cejas
y con zapatos de enorme plataforma, tocando una guitarra acústica, que también
está en la exposición y con la que grabó alguna de sus canciones de la década
de los 70. En 1972 se sumerge de lleno en el glam y podemos verle en la
famosa actuación en el programa de la BBC Top of the Pops. Hace así aparición Ziggy Stardust, el
personaje que Bowie encarna en el mítico “The Rise and Fall of Ziggy Stardust
and the Spiders from Mars”. Actuación con guitarra acústica, vestido con
un futurista traje guateado de colores que también se puede ver en la
exposición.
Porque una de las grandes bazas de “DAVID BOWIE is” es el vestuario. Como el psicodélico traje de brillante plástico
negro y enormes perneras del Tour Aladdin Sane, diseñado por Yamamoto; el abrigo
fabricado con una enorme Union Jack de Alexander McQueen; o el traje de
chaqueta azul hielo diseñado por Burretti, que se puede contemplar completo
(camisa, corbata ancha y botines con plataforma y tacón en blanco y negro)
mientras se visualiza el vídeo de la maravillosa “Life On Mars?”, una de las
imágenes más poderosas del rock, que en la exposición emociona hasta las
lágrimas.
La Etapa de Berlín, para mí fascinante,
tiene una importante presencia en la exposición. Bowie llegó a Alemania muy enganchado
a las drogas, huyendo de la vida de dinero, lujo y desenfreno que había llevado
en California. Se encontraba hastiado y falto de inspiración pero Berlín consiguió curar muchas cosas. Sus salidas y entradas con Iggy Pop le
devolvieron la inspiración, también para escribir y pintar. El colorido y el
exceso habituales en él mudaron a una elegancia depurada, un blanco y negro
inspirado en el expresionismo alemán. De aquellos días nacieron joyas como
“China girl”, años más tarde contó en televisión que fue fruto de una noche con
La Iguana y un grupo de punks alemanes, o la monumental “Heroes”, la historia
de amor de tintes épicos entre la que se interpone el Muro de Berlín, entonces
aún en pie. “En Berlín me despojé de todo y me preocupé en reconstruirme, libre
de las ataduras de la fama”, explicaría más tarde.
Bowie fue pionero también en usar la imagen
como medio de expresión y promoción de sus canciones. Ya se servía de
videoclips a inicios de los 70, en una época muy anterior al despegue ochentero
que la MTV ofreció a este formato. A los maravillosos y precursores videos de “Space
Oddity” o “Life On Mars?”, le sucedieron auténticas obras de arte como “Let’s
dance” (mi canción preferida de David Bowie), rodado en Australia por el
director David Mallet; o “Ashes to ashes”, para el que recuperó el personaje
del Mayor Tom de “Spacy Odity”, un video de ingente presupuesto, dirigido por
el propio Bowie y de nuevo David Mallet, que además contó con Steve Strange (líder
de los neorrománticos Visage) y otros miembros de la galaxia que surgió
alrededor del Blitz, mítico club del Soho londinense de los ochenta.
En “David Bowis is” sorprende la recreación
de espacios. Es el caso de una sala de grabación, en la que escuchamos
carraspeos y pruebas de sonido con diferentes instrumentos, mientras que las
imágenes que aparecen en pantalla remiten a las salas de grabación que utilizó
el artista. Otro espacio interesante es la
sala de cine donde se proyectan las películas en las que actuó, entre otras, “Dentro
del laberinto”, “Feliz Navidad, Mr. Lawrence” o “Absolute Beginners”, en el
papel de publicista que aparece bailando claqué sobre una gran máquina de
escribir y escalando una montaña que conduce a unas cajas de cereales. Si en
cine no consiguió ningún gran éxito, sí obtuvo excelentes críticas en el
teatro, gracias a su actuación en “El hombre elefante” entre 1980 y 1981. Bowie
se formó como actor en teatro con Lindsay Kemp.
La traca final la pone un enorme espacio
lleno de pantallas de vídeo donde se pasan constantemente imágenes de Bowie en
directo, en diferentes etapas de su vida. En cada pared hay unas vitrinas donde
se recogen icónicos trajes del artista, entre los que destaco una casaca preciosamente
bordada de Alexander McQueen, un traje de malla asimétrico o la ropa que
vestían en Tin Machine, la banda que fundó en 1988.
Finalizada la exposición, ya sólo nos
quedaba pasar por las enormes fotos de Bowie, perfectas para hacernos retratos
al lado de nuestro ídolo y por la completa tienda de la muestra, donde adquirí
un colgante, como no, del rayo de Bowie, referente de la cultura pop, ese “rayo
que se comió al disco” Aladdin Sane. Curiosamente, a pesar de ser una de
sus imágenes más icónicas David Bowie nunca actuó con la pintura del rayo en la
cara.
DAVID BOWIE is se inauguró en el Victoria
& Albert Museum de Londres en 2013. Ha viajado a varios países como Canadá,
Francia, Alemania, Holanda, Australia o Brasil. Tras su paso por Tokio, recaló
el pasado 25 de mayo en el Museu del Disseny de Barcelona.
Bello, visionario, extravagante, poderoso,
artista, experimental, estrella de masas, cambiante, rebelde, inolvidable e
inmortal. David Bowie.
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