Her, ¿y por qué no?

6:47 a. m. Conx Moya 0 Comments


Comienzo esta reflexión sobre una película que tenía muchas ganas de ver y que no me ha defraudado en absoluto, con una frase que utilizo en mi libro en construcción, “que las emociones no nos limiten”, para darle la vuelta y convertirla en algo así como “no pongamos límites a las emociones”.
Quienes estén o hayan estado en las pérfidas redes sociales y hayan sentido simpatía, afecto, cariño, conexión, con personas que están al otro lado de la pantalla y a las que no conocen en la llamada “vida real”, pueden hacerse una idea de lo que surge entre los protagonistas de Her, Theodore y Samantha, llámenle amor o cualquier otro tipo de sentimiento tal vez aún por inventar.
A estas alturas todo el mundo conoce de qué va Her, una historia de amor con mayúsculas entre un hombre y su sistema operativo. Theodore, el protagonista, se nos presenta como un hombre tierno, amable, apocado, sumido en una enorme crisis afectiva y una gran tristeza tras la ruptura de su matrimonio. Este estado anímico sin duda influye en su acercamiento a Samantha, un avanzado sistema operativo en pruebas y a su servicio. Theodore se encuentra necesitado de compañía y cariño y es por ello tremendamente vulnerable. En ese estado de cosas, la calidez, amabilidad, atenciones, dulzura y chispa de Samantha le hacen sentirse irremediablemente atraído por ella. Y ella, que no tiene cuerpo, ni pasado, ni supuestamente sentimientos, le corresponde. “Eres hermosa”, le dice él en un momento de la película, y ciertamente así nos lo hace sentir.
A pesar de la tecnología que todo lo invade, Theodore es un hombre que sigue cultivando las palabras, cree en el poder de la expresión. Ejerce con sentimiento el oficio de escritor, en un tiempo futuro en el que se ha erradicado el papel; premonitorio de lo que nos espera es la editorial que “aún edita libros en papel”, como una auténtica rareza. Jonze nos presenta un futuro en el que ni siquiera se teclea, si no que los propios ordenadores escriben al dictado. Merece una mención especial la cuidada escenografía futurista, esa oficina donde hasta daría gusto trabajar, o el espacioso apartamento de Theodore.
Spike Jonze, director y guionista de Her, ha construido la historia a la perfección, logrando que nos creamos a esa pareja formada por un hombre con tendencia antisocial y un dispositivo móvil, sin sentirnos incómodos ni troncharnos de risa. Y a ello contribuye, con enorme delicadeza, la pareja protagonista. Joaquin Phoenix está inmenso como el deprimido y frágil Theodore, en un papel difícil que el actor reviste de una enorme dignidad y ternura. Scarlett Johansson realiza una inolvidable actuación apoyándose sólo en su voz, ligeramente ronca, cálida y tremendamente sensual. En cierto sentido Theodore se enamora de esa voz.
Intentando no caer en esa cosa llamada spoiler, opino que Jonze resuelve muy bien la peliaguda cuestión del desenlace de una historia de amor diferente, apostando por los sentimientos y por las personas, con una enorme nobleza y elegancia por parte de Theodore, lo que le convierte en un personaje de una adorable humanidad.
Quiero destacar también la banda sonora, interpretada por el grupo canadiense Arcade Fire y compuesta por Will Butler – hermano del vocalista de Arcade Fire, Win Butler – y Owen Pallett. La banda sonora de Her estaba nominada a los Oscars, pero la película finalmente sólo recibió el Oscar al mejor guión original para Spike Jonze. Según el director la banda estaba trabajando al mismo tiempo en ‘Reflektor’ (su último disco de estudio hasta la fecha). El trabajo de Arcade Fire para la película está compuesto por trece canciones de gran belleza y delicadeza, minimalistas y un tanto futuristas, acorde con la ambientación de la película. Todas han sido compuestas expresamente para Her, excepto ‘Supersymmetry’, que se escribió para la película, pero luego fue incluida en el disco ‘Reflektor’, y que está incluida en los títulos de crédito. Y destacar, claro, la canción ‘The Moon Song‘ a cargo de Karen O de Yeah Yeah Yeahs, compuesta por la propia ni Karen O y Spike Jonze, y que también estaba nominada a un Oscar a la mejor canción original. En la película la cantan Theodore, que toca el ukelele, y Samantha.
En definitiva, una película bonita, altamente inspiradora, que habla sobre las infinitas variantes del amor; y que reflexiona sobre las relaciones humanas, la empatía, el consuelo, la amistad, la química entre los seres (humanos o no tanto), la soledad, las emociones, el perdón, la irremediable necesidad de compañía y afecto. Como leí en una de las críticas sobre la película “¿Y por qué no?”


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