#CosasDelMetro Pasarela Cibeles en el metro de Madrid
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Foto: ABC |
Se nota, se nota quién va a la Mercedes
Benz Fashion Week Madrid, vamos la Pasarela Cibeles de toda la vida. Cada temporada
coincido en el metro con mujeres de diferentes edades que van a la cita del
evento que reúne lo mejorcito (se supone) de la moda española mainstream.
Como curiosidad un año coincidí en el metro
con la diseñadora cordobesa Juana Martín, aunque yo entonces no sabía quién
era, conocida por sus trajes vaqueros de
flamenca, cómo decir, ¿trajes denim de faralaes?, no estoy muy puesta. La
diseñadora iba con familiares, al menos a unas señoras muy guapetonas y
arregladas las llamaba “tía”. Se entendía por su conversación que ella
presentaba sus trajes en la pasarela, iban cargadas de bolsas y maletines, muy
excitadas y alegres, y su animada charla puso un toque divertido al
aburrimiento habitual del transporte público. Debió ser aquel su primer
Cibeles. Por la noche la vi en la tele y la reconocí…
No es habitual ni mucho menos, encontrarse
a uno de los diseñadores en el metro. Normalmente se distingue a periodistas,
becarias, bloggeras, fashion victims, gente de prensa o amantes de la moda que
han conseguido un pase para alguno de los desfiles.
La gente que se traslada a la Pasarela
Cibeles es diferente. Viste distinto a las ropas que se pueden ver en nuestra
línea por las mañanas en un día laborable: ropa de oficina, uniformes de
empleados de mantenimiento del aeropuerto, azafatas de vuelo, o gente vestida “para
viajar”… nada original normalmente, salvo cuando entran los ruidosos skaters.
Estas chicas rompen, con sus bonitas joyas
de diseño, la monotonía imperante. Pelos de colores, cortes a la última, ropa
superchula, manicura francesa de color amarillo, terminales de móvil de
ultimísima generación. Tatuajes coloridos en los brazos, piercing a la moda,
maravillosas gafas de sol, maquillaje atrevido y aplicado a la perfección… Las chicas
parlotean y comentan. Se mueven con elegancia y rapidez, se las ve eficaces,
destilan encanto y algunas postureo, un chorro de chispeante frivolidad.
Todos los años se repite. Yo paso de ese
mundo, aunque deseé fervientemente en mi interior poder presenciar al menos una
vez uno de los desfiles.