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Al final siempre ganan los monstruos, presentación en Madrid de la primera novela de Juarma


Es un genio. Juarma (Deifontes, Granada. 1981) es conocido como uno de los mejores dibujantes de su generación, poseedor de un personalísimo estilo. Curtido en fanzines y autoedición, acumula decenas de tebeos, viñetas, ilustraciones sobre música y en la actualidad vuelve a colaborar en la revista El Jueves. Además de esta frenética actividad en el dibujo, Juarma se ha destapado en los últimos tiempos como escritor, una faceta que se toma realmente en serio y en la que quiere avanzar. Así, hace un tiempo publicó una pequeña tirada, que literalmente voló, de sus “Poemas escritos a navajazos”, en la que recogía casi toda su producción poética escrita hace más de veinte años. Y como culminación el pasado mes de abril Camping Motel Ediciones publicaba su primera novela, “Al final siempre ganan los monstruos”, con una tirada mayor que prácticamente se ha agotado en un mes. En ambos libros ha contado para la portada con la ilustradora granadina Ana Müshell, de quien el autor dice que espera que le ilustre toda su obra literaria.
Dos años después de conocerle en su anterior visita a la librería Molar, volvemos a encontrarnos con el artista que recibe más “Piropos y Puñaladas” en las redes. Tarda un poco en aparecer, nos cuentan que está firmando algunos libros en el piso de arriba. Se nota que el público que llenamos la sala estamos expectantes por la entrada del autor, y parece sentirse una descarga eléctrica cuando por fin entra y se sienta. Juarma aparece con el pelo rapado a los lados, camiseta estampada (no le gusta llevar las de sus dibujos), y sonrisa entre tímida y traviesa.
Flanqueado por el editor Enrique J. Rodríguez y el periodista Iván Romero, ambos granadinos, espera con calma a que le presenten. Enrique, editor de Camping Motel, destaca que con esta novela Juarma se abre a un nuevo público. “Aprecio al público  que tengo y me alegra, pero me gustaría llegar a más gente”, explica el artista. “Estoy un poco quemado con el dibujo y me ha servido para despejarme. Escribir me resulta más fácil que dibujar”, reconoce.
El periodista Iván Romero explica que descubrió a este “tipo entrañable” hace siete años, cuando estaba metido en el mundo del fanzine. Admite que al principio “tal vez es complicado acceder al universo Juarma”, un artista con una serie de claves estilísticas y temáticas muy reconocibles. Viene de Deifontes, un pueblo en los Montes Orientales de Granada, rodeado de olivos, aislado y donde sólo apenas hay media docena de autobuses al día a la capital. “Es importante tener todo esto en cuenta, porque explica muchas cosas de su universo creativo”, aprecia Iván.
Juarma reconoce la influencia del escritor estadounidense Donald Ray Pollock. No he leído a este autor, pero la descripción que se hace de la literatura de este empleado de un matadero y de una fábrica de papel que sitúa sus relatos en su pueblo, un lugar lleno de violencia en el sur profundo de Estados Unidos, me lleva a encontrar similitudes con ese Villa de la Fuente, situado en el sur del sur de Europa, que es donde transcurre “Al final siempre ganan los monstruos”. Si a Pollok se le califica de “audaz y divertido”, lo mismo podemos decir de esta novela en la que Juarma cuenta situaciones muy duras y tremendas pero siempre desde un punto de vista muy particular, marca de la casa. Como indica Iván, “se trata de una novela dura pero salpicada con el humor de Juarma, que actúa como un ácido que ayuda a digerir la historia”. Él está de acuerdo con que el humor sirve para “digerir la dureza de la vida”. Efectivamente la novela mantiene de alguna manera el estilo Juarma. Los lectores que conozcan la particular visión del autor y quienes de alguna manera reconozcan lo que se cuenta, serán quienes mejor la valoren y entiendan.
La forma de construir esta novela, que comenzó siendo una serie de relatos cortos, también ha sido curiosa. Juarma abrió un grupo de Facebook para la novela al que se unieron una serie de personas para acompañarle. “Me animaban los comentarios del grupo. No había guion y la historia iba saliendo, resultó divertido. Ha sido una experiencia chula”. Según explica, la narración en ocasiones se iba desarrollando a partir de comentarios del grupo, de manera un tanto improvisada. “Lo que ha costado más ha sido enlazar las diferentes historias”. Desde el inicio la gente se enganchó a la propuesta. Se siente complacido por la acogida que está recibiendo la novela. “Los comentarios de los lectores coinciden con que es adictiva, que una vez que se empieza resulta difícil parar”. Yo, que la acabo de terminar, me sumo a esta opinión.
Juarma no parece estar muy conforme con las referencias que le hacemos. No acepta definir su novela ni como la “Fariña del sur” que apunta Iván, ni como una suerte de “Trainspotting granadino”, como señalo yo. Juarma es un escritor que se muestra seguro de su nueva criatura. Si resulta auténtico e inclasificable en todo lo referido a sus dibujos, también es consciente de que lo es a la hora de escribir. Pero con su obra no se anda con bromas. Hace bien.
En “Al final siempre ganan los monstruos” la cocaína marca la vida de los protagonistas. Explica que en un principio el libro se centraba en la marihuana, el consumo y la plantación en los pueblos, pero luego la historia tomó otro rumbo. La motivación del autor no parece ser exactamente reflejar la vida de personajes con problemas de drogadicción. “En realidad quiero mostrar cómo se busca la vida la gente en los pueblos ante la falta de oportunidades y la obligación de arreglárselas solos”, aclara. En opinión de Iván el libro supone “una fotografía muy interesante sobre cómo es la vida en ciertas zonas de Andalucía”, y por extensión yo creo que en casi toda la olvidada España rural. Con un alto índice de fracaso escolar, sin salidas laborales, parte de la juventud no encuentra más forma de tirar para adelante que trapichear con la droga. “No es una lección moral, pero sí una forma de mostrar los monstruos que produce la droga”, reflexiona Iván.
El talentoso Juarma genera tal entusiasmo que la editorial Camping Motel se ha creado para editar esta novela, un libro “editado sin ningún tipo de apoyo”, como explica Enrique Rodríguez. Para un escritor que no se mueve en los círculos literarios hay múltiples quebraderos de cabeza a la hora de publicar. “Nosotros le convencimos de que sacara la novela porque pensamos que era necesario”. Enrique encuentra similitudes en el estilo de Juarma con Chirbes, un escritor muy valorado por la crítica. “Juarma puede sin duda dar el salto a otras editoriales.  La cultura no es sólo la que aparece en el primer puesto del escalafón”.
Lucidez y verdades como puños. “Me gustaría seguir dibujando y escribiendo”, nos dice Juarma. Parece que nuestro artista ya tiene una nueva novela en proceso. Y que no dude que muchos estamos deseando leerla.
Su cercanía y la calidez con la que consiguió que sintiéramos que nos conocíamos de toda la vida, la dejamos para nuestra historia personal. Siempre gracias, Juarma.





La levedad de Catherine Meurisse. Una novela gráfica “para no perder nada de lo que ocurrió, porque lo perdí todo”


En la mañana del 7 de enero de 2015 dos hombres que portaban Kalashnikovs irrumpieron en la sede de la revista satírica Charlie Hebdo en París en el momento en que tenía lugar una reunión editorial. Dispararon hasta 50 tiros y mataron a doce personas, dos de ellas miembros de la Policía Nacional de Francia, e hirieron de gravedad a otras cuatro. Fueron asesinados en el ataque Stéphane Charbonnier (director de la revista desde 2009), los dibujantes Cabut, Tignous, Georges Wolinski, Honoré (intelectual y erudito de Historia del Arte) o el corrector de textos Mustapha Ourrad, entre otros. Catherine Meurisse, una las dibujantes de Charlie Hebdo, se durmió aquella mañana y escuchó la matanza cuando llegaba al edificio. Después de un tiempo en estado de shock, que le supuso pérdida de memoria, problemas en el lenguaje y le impedía dibujar, comenzó un proceso de curación a través del arte y la belleza. El resultado es su novela gráfica “La levedad”, editada en España por Impedimenta, donde habla sobre lo que pasó después de aquel amargo 7 de enero, fecha que repitió en varias ocasiones, “Una experiencia tan personal, estuve en el centro, por eso es muy difícil para mí tener una visión mundial. No sé si hay una mayor conciencia de la libertad de expresión, hay mucha hipocresía política al respecto”.
Meurisse, licenciada en Historia del Arte y Lenguas Modernas y autora de otras novelas gráficas como “La comedia literaria” (repaso a la historia de la literatura francesa), ha recalado en España para hablar de su trabajo. El Institut Français acogió en Madrid la presentación de “La levedad”, definida como un “álbum impactante y emocionante, una catarsis de gran calidad gráfica y emocional, en el que habla de forma brillante de sentimientos”. Allí pudimos ver a una autora cercana, sumamente agradable y certera, que nos brindó emociones y opiniones de lo más oportunas en estos convulsos días que vivimos. Sin sensiblerías ni dramatismos, llena de sentido común.
“A menudo los libros son más inteligentes que los propios autores”, según Meurisse, quien explicó que por ahora ha abandonado el dibujo de prensa, que “requiere una síntesis de asuntos de actualidad, es muy rápido, muy urgente” y prefiere centrarse en la novela gráfica que le permite “pensar y avanzar despacio”. Aquel 7 de enero se le paró el tiempo y cambió para siempre su vida y la forma de enfrentar su trabajo, “Los supervivientes necesitan dulzura, y eso me lo permite el cómic, un medio en el que me expreso más libremente”. Los atentados cambiaron también su mirada artística, ahora se interesa más por el arte contemporáneo y por sentir obras, separándose poco a poco del discurso de los historiadores del arte. Expresó su predilección por Goya, que por fin ha podido ver en el Museo del Prado, un pintor “muy moderno”, del que destaca “sus atrevimientos gráficos”. Sobre la creación de “La levedad” afirmó que se produjo en un momento lleno de “sensibilidad y emotividad”. La dibujante confesó que no pensaba en hacer un libro en aquellos momento, “solamente necesitaba dibujar”, que realizó en un cuaderno y no en hojas sueltas por miedo a que se perdieran. La selección de los dibujos se hizo de manera natural, “Fue la lógica. Me encontraba en un estado extraño pero sabía lo que tenía que decir”. Tan sólo dejó fuera del álbum el dibujo sobre una pesadilla donde aparecían los asesinos. “El desorden del principio también se ve en el aspecto gráfico del álbum, me vi envuelta en el pánico de no poder volver a dibujar”.
La presentación se realizó en formato entrevista. El encargado fue el periodista de El País Guillermo Altares, que definió “La levedad” como un “cómic extraordinario en el terreno personal para lidiar con aquella tragedia y en el artístico como puro retrato de aquellos momentos que cambiaron la vida de Europa”.
GUILLERMO ALTARES: Hay un cierto sentido de irrealidad en ocasiones en “La levedad”, como de seguir pensando que no ocurrió.
CATHERINE MEURISSE: Sí soy consciente. He hecho el álbum para que se sepa lo que ocurrió, todo lo que está ocurriendo. Sigue siendo un sinsentido irracional el acto de los asesinos, matar a unos dibujantes. Sigo sin entenderlo pero es real. Lo he hecho para no olvidar cómo ocurrió y lo qué ocurrió después. Para no perder nada porque lo perdí todo
G.A.: En algún momento el personaje es un espíritu libre que se ríe de todo. ¿Cómo construir una sociedad que no tenga miedo?
C.M.: Tal vez desarrollando el sentido del humor. En Charlie Hebdo se dibujaba para no temer a la muerte. Nuestro equipo eran humoristas, gente muy graciosa, sin miedo a decir lo que pensaban y a la vez muy sensibles. El fundador, François Cavanna, que murió en 2014, no soportaba la idea de la muerte. La mejor forma de olvidar que somos mortales es reírnos. Recibimos críticas cuando somos humoristas de actualidad pero en realidad de lo que nos burlamos es de la condición humana. No eran sólo humoristas, eran personas muy profundas incluso filósofos.
G.A.: No esperaba que hubiera tanto sentido del humor en este cómic.
C.M.: Si hubiera perdido el sentido del humor habría sido la muerte. En “La levedad” intenté recuperar mi condición de dibujante y también recuperar el humor para no volverme loca. Me sirve para no caer en algo demasiado dramático, presento un remedio para sanar. El humor es muy útil, no quería separarme de él.
G.A.: En “La levedad” hay muchas imágenes sin texto.
C.M.: Reflejan mi silencio interior después del atentado. No quiero contar lo que ocurrió después de los tiros, prefiero enseñar esta secuencia onírica. La cultura fue asesinada aquella mañana. En el álbum atravieso los muros en silencio y me topo con “El Grito” de Munch, que viene a romper el silencio poco a poco. Ese grito es el que no pude sacar el 7 de enero por el trauma y el abatimiento. El 2015 fue un año de silencio. Apelo a un pintor para que me ayude a expresar lo inexplicable. Tomo imágenes de los pintores y escultores a los que pido ayuda, es un SOS a los artistas. Lo importante después del 7 de enero era actuar y caminar.
G.A.: En el álbum aparece Rothko.
C.M.: Sí, siempre me ha gustado mucho. Me ayude a través de Rothko para reflejar una escena que viví poco después del atentado. La experiencia fue como un incendio, un rojo no de sangre sino un rojo de vida.
G.A.: También aparece Caravaggio, un pintor violento.
C.M.: A lo largo de 2015 tuve una cierta obsesión con la belleza. Me fui a Roma a buscarla. Daba largos paseos y necesitaba entrar en museos e iglesias. Caravaggio me atrajo especialmente. Es un pintor asesino y paradójico, de enorme potencia. Los claroscuros de Caravaggio frente a la oscuridad de los asesinos y la claridad de la luz. Atravieso la muerte y la violencia y Caravaggio me ayudaba a ver la muerte de la que yo me escapé y en la que murieron algunos de mis amigos. La sala de redacción se parecía al cuadro “La balsa de la medusa”, según me contó Sigolène Vinson, una de mis compañeras en la revista que sí estuvo presente aquella mañana. Fui con ella y con mi hermana a contemplar el cuadro, que tiene una connotación de esperanza.
G.A.: En la puerta de la sede de Charlie Hebdo había flores, mensajes, poesías, y ahora ya no queda nada.
C.M.: No me molesta que no haya ninguna huella. No soy muy partidaria de las conmemoraciones. Ya se hicieron y ahora la vida normal debe volver. No olvidamos aunque ya no haya flores. Allí están mis dibujos, los de mi compañera Sigolène Vinson, al lado de retratos de otros dibujantes anónimos. Nuestros compañeros están en nuestra mente y en nuestro corazón.
G.A.: Proust es la conexión entre tus libros y la literatura francesa.
C.M.: Sí, empecé a leerle tarde, con 29 años. En mi vida hay un antes y un después de Proust, no es un tópico. Proust es mi ayudante de vida. No soy una especialista en él pero me gusta todo lo que ocurre con Proust, aunque después del 7 de enero perdí la memoria de los textos. Un mes después del atentado fui con una amiga al Gran Hotel Cabourg, en el que estuvo Proust, allí nos comimos una magdalena y una infusión y mi amiga me leyó un texto de “En busca del tiempo perdido”. Pero yo no sentía nada, tenía la memoria bloqueada para la literatura. Al principio sólo me ayudaron las artes visuales, la literatura me ayudó pero tiempo después.
G.A.: Tienes gran simpatía por los escritores de la Edad Media, por su libertad para romper con los códigos de la época.
C.M.: Es así. La Edad Media queda muy lejos pero el arte producido entonces es maravilloso y enriquecedor para un dibujante. Como el Romance de Renart, un conjunto de poemas de los siglos XII y XIII de los que no conocemos exactamente a los autores. Ese uso de los animales como personajes se ha utilizado mucho posteriormente. Es de alguna manera como el Charlie Hebdo de la Edad Media.
G.A.: Tal vez ha habido una banalización del “Je suis Charlie”.
C.M.: No puedo criticarlo. Entiendo que la gente se haya agarrado a este lema igual que yo hacía yo lo hacía a la belleza. Cada uno ha hecho lo que ha podido. No cuestiono la sinceridad de la gente aunque es verdad que fue un poco surrealista, me sobrepasó. Charlie se convirtió en un símbolo cuando siempre odiamos desde la revista de los símbolos. La pregunta realmente debía ser ¿quién soy yo?, eso es lo que yo me preguntaba y lo que quiero decir está en el libro.
G.A.: En tu estancia en Roma sigues las huellas de Stendhal, pero encuentras la libertad y cierto orden a través del arte.
C.M.: El viaje Roma fue crucial, es donde mi álbum empieza a volar. Me encontraba en la Villa Médici, que acoge artistas franceses. Esta comunidad de artistas me permitió recobrar la sonrisa, me reencontré con los colores, con los detalles, la perspectiva. Es el lugar simbólico de mi reconstrucción.
G.A.: El personaje que más me impresionó es el corrector argelino, un personaje inolvidable.
C.M.: Se trata del corrector de textos, Mustapha Ourrad. Él fue asesinado con los demás y es cierto que tiene un papel importante en “La levedad”. Le veía todas las semanas, era muy discreto y hablábamos mucho sobre literatura. Él era un experto en lengua francesa, un hombre muy culto. Él representa el lenguaje, la palabra que nos faltó en su día para definir la matanza. El terrorismo es el enemigo del lenguaje, aniquiló mi capacidad, fue un transtorno. Me cuesta acordarme de un poema de Baudelaire que recitaba Mustapha, un fanático de la literatura. Pero poco a poco fueron volviendo las palabras. El poema elegido de Baudelaire fue finalmente “Elevación”, muy apropiado. Estoy feliz de haberle dado visibilidad a Mustapha. Los medios olvidaron a algunas víctimas de la matanza, como es el caso de Honoré y Mustapha.
Dejamos a Catherine firmando un montón de ejemplares de “La levedad”, tras haber recibido un cálido y largo aplauso del público. No ha recobrado la levedad, “Sólo con pronunciarlo temo que vuelva a irrumpir el 7 de enero. La melancolía y la tristeza siempre estarán presentes en mí. Actualmente estoy en plena creación de un álbum sobre mi niñez en el campo, sobre las raíces, aquello que no se va a derrumbar nunca, así que también está presente en este nuevo libro una cierta melancolía. Espero reencontrarme con el humor, la viveza y la rapidez pero de momento poco a poco”, concluyó.



Nuestro recorrido por el festival de arte urbano C.A.L.L.E. para dinamizar el barrio de Lavapiés



En los años 90, cuando en mi juventud descubrí Lavapiés, sus rincones y su inimitable encanto de la mano de mis amigos de la radio, al barrio le amenazaba un peligro. Los poderes públicos habían echado el ojo a ese castizo y maravilloso rincón del centro de Madrid, tomado por población envejecida y los primeros grandes grupos de inmigrantes que se instalaban en nuestra ciudad. Entonces la idea era desalojar aquella población para ser habitado por personas de mayor poder económico. De alguna forma aquello se frenó. Veinte años después el problema es otro, la gentrificación. El barrio se está convirtiendo, a la manera de otras ciudades europeas, en un centro para turistas. Muchos pisos se transforman en apartamentos lo que llevará, si no se frena, a la completa desaparición del barrio. Los que amamos Madrid y adoramos Lavapiés, no podemos permitirlo. Hay que presentar batalla desde la cultura y la imaginación.
Así, cuando supimos que la gente de C.A.L.L.E. Lavapiés (Convocatoria Artística Libre Lavapiés Emergente) organizaban recorridos por el barrio comentando las intervenciones artísticas que pueblan el barrio nos apuntamos sin dudarlo. Fue todo un acierto ya que pasamos una deliciosa mañana de domingo visitando las obras y viendo trabajar a algunos los artistas. Este año se celebra la cuarta edición de C.A.L.L.E., que nos lleva a (re)descubrir Lavapiés a través de 50 intervenciones artísticas realizadas en los comercios del barrio. Se trata de una iniciativa de la Asociación Comerciantes de Lavapiés, dirección artística de MADRID STREET ART PROJECT y con patrocinio de Cervezas Alhambra.
De la mano de Marta hemos realizado un recorrido bien interesante. Pintura, rotuladores, cuerdas, espejos, origami, cartón, papel pintado… caben diferentes materiales para unas obras estarán expuestas hasta el 28 de mayo, aunque algunas permanecerán en los comercios todo el año. Para alguno de los artistas es todo un reto intervenir en la calle, porque no forma parte de su cotidianeidad. No están todos los que son pero sí son todos los que están.

Comenzamos el recorrido por una tienda de la calle Ave María, La positiva. Allí el colectivo Escool, han hecho un marco de tela para la puerta, la tela ha sido plastificada y decorada con  dibujos que recuerdan al tatuaje old school, fotos vintage pintadas y alusiones a las redes sociales como #Nomesigas o #Soytufollower

La muralista Martín Corella ha pintado tres monstruos clásicos en la fachada del café cine Dr Steam. Pudimos charlar con la artista mientras terminaba el mural, y nos contó que lo más complicado era pintar desde la escalera, debido a la pendiente que tiene la calle del Olivar, una de las más empinadas del barrio.
Digodiego ha pintado el mural “Vacío” en El Perkal de Lavapiés. Se trata de una obra muy colorida y alegre que sin embargo denuncia la vida solitaria e individualista en las grandes ciudades a través de una figura pintada completamente de negro. Cómo la ciudad deshumaniza y se pierden los espacios comunitarios.

DosJotas ha empapelado las Bodegas Lo Máximo. Se trata de un artista que ve la ciudad “como un campo de acción e intervención artística”, un “terreno donde cuestionar y criticar nuestra sociedad, nuestros hábitos y nuestras ideas”. En el papel pintado ironiza sobre los hípsters, los turistas con sus trolley, las cámaras de vigilancia o los carros de los centros comerciales.

La fotógrafa Cynthia Estébanez nos invita a asomarnos por el visor de las antiguas cámaras de fotos , en su instalación del escaparate de Farmacia Lavapiés, en el edificio donde Isaac Albéniz compuso parte de la suite Iberia. Cynthia pretende “invitar a los vecinos a que exploren y jueguen con las cámaras y descubran lo que habita el edificio y en el barrio”, según nos explicó ella misma.

Erb Mon ha realizado un potente mural de brillantes colores en Decoraciones Acevedo, tienda situada en un edificio en chaflán en la calle La Fe. La pieza tiene que ver con Brasil, con el Amazonas y la Ayahuasca y sobre los estados alterados de conciencia que dan una visión distinta.

La gaditana Marta Nieto, Miss Grandson, ha realizado su trabajo justo enfrente, también en Decoraciones Acevedo. Su mural se articula alrededor de la frase “El mapa no es el territorio”. Mezcla el dato objetivo de la cuadrícula del mapa del barrio (situado del revés, como nos explicó) con las vivencias subjetivas de cada sujeto. Para ella misma, Madrid y Lavapiés son lugares de una enorme carga emocional. 

Maransay ha intervenido en Angatá Arte Africano - Asociación Cultural. Su proyecto habla sobre la identidad del barrio como lugar de encuentro de diferentes recorridos vitales. En Lavapiés convergen personas de origen diferente y con expectativas de futuro distintas. Bahia participó en la instalación, escribiendo en las cuadrículas que aún están vacías para que participe la gente, su lugar de origen, el Sahara Occidental y el lugar donde quiere verse en un futuro, el Sahara Occidental. Golondrinas e hilos de color amarillo que unen el origen y el futuro, convergiendo en el barrio.

Hemos visto uno de los anuncios del artista social Por Favor en la calle Argumosa, un cartel sobre la próxima apertura de un restaurante de comida rápida en el barrio. Sin embargo, sus intervenciones están por todo el barrio. Sus trabajos quieren concienciarnos sobre la intención de convertir Lavapiés en un parque temático, un barrio lleno de apartamentos para turistas. Así su trabajo denuncia el intento de gentrificación del barrio. En su proyecto Lavapiés se divide en varias reservas: la gitana, la musulmana, la africana o la india y se pide a los visitantes del parque temático que “no arrojen comida a los indígenas”.
En muchos de los bares y comercios de Argumosa hay intervenciones de artistas de C.A.L.L.E., como el colectivo Brochka en EL Automático (uno de mis bares de Lavapiés preferidos) con una pintura en la cristalera para concienciarnos sobre comprar en el pequeño comercio del barrio. 
Ampparito ha realizado una intervención en el Restaurante El Económico Soidemersol, su obra tiene que ver con las advertencias sobre cómo los artistas deben preparar los muros para que queden como estaban antes de realizar las intervenciones. A la advertencia de no pintar el zócalo de mármol él lo ha pintado sesenta veces sobre la pared.
Parsec ha intervenido en el escaparate de Muebles Magarcay, con una pintura en el escaparate referida a la relación que se establece entre los muebles y las personas. El dibujo corresponde a una mujer dormida sobre una mesa, en dos espacios temporales, el presente representado por el vapor que sale de la taza de café, y otro espacio temporal representado por su cara, que ha salido del cuerpo dormido y se observa a sí misma.
Casassola ha pintado un rostro de mujer sobre la pared de teselas de La Buga del Lobo. Realiza mudras: pinturas basadas en la posición de las manos del hinduismo. 
NULO en La playa de Lavapiés ha realizado un mural con colores arena en las paredes, manteniendo un dibujo sobre una de las puertas de una intervención de festivales anteriores.
Akesi Martinez Ilustracion ha realizado un maravilloso dibujo para la cristalera de Paréntesis de olvido - Magia y Té, “Los cosmonautas, comida espacial”. Forma parte de un trabajo llamado Antropoland y es precioso verlo en vivo, tan lleno de detalles. 

Durante el recorrido nos hemos encontrado a Aleix Font, conocido como Tremendamente, trabajando en la cristalera del enorme escaparate de Muebles Magarca. Nos ha comentado que estaba trabajando con unos rotuladores de pintura. Su obra “Lluvia nutritiva” tiene que ver con su actitud cuando viene a Madrid, donde se ve arrasado por una lluvia intensa de estímulos. Consiste en una cabeza abierta de enormes ojos (yo le encuentro parecido a él), en la que bullen multitud de ideas. La lluvia le nutre de ideas. 

Hamgeo, desde Cartagena, ha realizado un grafitti wildstyle en las persianas metálica del mexicano La Jalapeña. Trabaja con letras pero no le interesa el texto, sino las formas.

Al final de Argumosa encontramos la intervención del colectivo Petronza (Son3k, Juanito Ilógico, Demeseone), que han realizado una intervención con unos extraños objetos de colores, a mí me recuerdan a ovnis, en la fachada de La Libre, librería café. Un rincón por cierto bien bonito del barrio que lleva varios años funcionando. Marta nos comentó que a los tres artistas del colectivo les encanta trabajar juntos.

Terminamos el recorrido con el colorido mural que estaba finalizando la gente del estudio artístico barcelonés Cocolia, inspirado en la idea de que “Los curiosos no tienen prisa” deben tomarse su tiempo para observar las cosas
Desde Haz lo que debas apoyamos la iniciativa de C.A.L.L.E. porque NO queremos que Lavapiés se convierta en un parque temático para turistas.

Feria del disco y del libro de Radio Vallekas. En nuestra salsa



El sábado 3 de diciembre tuve la suerte, de la mano de la gran Valeria Surcis, de meterme de nuevo en harina radiofónica en la Feria músico-literaria que tuvo lugar en las instalaciones de Radio Vallekas. Tuve un hueco para llevar ejemplares de mi novela Sin pedir permiso y de la banda sonora del libro, el CD de Cierre x Impago grabado por el músico Migüel Bastante.
En la feria, muy animada, participó mucha gente interesante del mundo de la ilustración, la edición y los fanzines: Otra dimensión, Dinamita diminuta, Paralela cartonera, Polvo eres, fear zine desde Alicante; distribuidoras como Snap, Rumble Records, Chapamundi, Toallita y Latex Records. También se presentó el libro “Cervantes, su vida en canto”. Además, los protagonistas de los diferentes puestos de la feria desfilaron por los estudios de Radio Vallekas en un especial maratón radiofónico. El evento finalizó por todo lo alto con un concierto de la banda madrileña Sagrada Familia, presentando su primer disco, y Joan Mel pinchando para finalizar la jornada.
Particularmente fue un placer estar de nuevo en Radio Vallekas, respirando esa atmósfera cargada de radio libre y de gente inquieta que hace lo que le gusta por el mero placer de hacerlo. La inspiración y las ideas no surgen en casa, llegan en la calle, del contacto con personas interesantes, que sacan adelante con ahínco sus proyectos. De ese tipo de individuos sólo se nos pueden pegar buenas cosas.
Lo primero que hicimos al llegar fue dar una vuelta por los puestos colocados en la radio, repletos de fanzines, ilustraciones, pegatinas, libros, discos, chapas, marcapáginas… En el cuarto del fondo se encontraba montado ya el equipo de Sagrada Familia, y había bastante gente ya moviéndose por los pasillos, saludándose y entrando y saliendo del estudio de radio. Muy similar a esa energía que se sentía en las fiestas de nuestra Radio Resistencia en los 90. Una vez puestas mis cosillas en una de las mesas habilitadas como puesto, pasamos al estudio, donde Valeria estaba entrevistando a varias chicas fanzineras. Nos quedamos un rato más dentro del estudio escuchando a Alvaro Lorite, a quien conocí en la presentación en Vallecas del libro de Valeria Surcis, “Retazos de memoria”. Las opiniones de Alvaro sobre la cultura, la edición y la literatura que recogí entonces me han resultado inspiradoras para uno de los proyectos en el que estoy metida. Lo digo aquí.
Alvaro presentó Paralelas Cartoneras, que nace como hermana de la editorial Ediciones Paralelo. Definió la relación entre ambos proyectos como “un árbol que va echando raíces”. Ediciones Paralelo es una editorial independiente sin ánimo de lucro en la que entre todos los componentes distribuyen libros “por amor al arte” y buscando hacer frente a la presión y control sobre la creación literaria que ejercen las grandes corporaciones literarias. Paralela cartonera nace con la intención de “llevar literatura de calidad, según nuestro criterio, a precios muy bajos”. En este proyecto cuentan con la colaboración de escritores como la poeta Erika Martínez o Andrés Neuman. “Se trata de que estos autores lleguen a lugares donde no llegan normalmente con sus publicaciones en editoriales”, explicó Alvaro, quien destacó las ventajas de trabajar “a nuestro ritmo y por gusto”, conociendo a mucha gente interesante con estos proyectos. “Entiendo que la literatura debe ser algo más de andar por casa, buscamos hacer germinar esa pequeña semilla en la gente”, concluyó el editor.
Después nos dimos una vuelta para comprar algunas cosas en los puestos, me encantaron los fanzines de Dinamita Diminuta, los marcapáginas de Ana Capicúa (“Leer me hace fuerte”) y el minifanzine de Irene Calvo “Todo esto era campo”, que me trajo preciosos recuerdos de las casas bajas de Palomeras donde vivió mi abuela. Grabadora en mano hicimos sendas entrevistas a las autoras.
Hablamos con Paula Salcés, de Dinamita Diminuta, un fanzine colaborativo que incluye dibujos, fotografías, relatos, comic, collage, con una periodicidad de cada tres o cuatro meses. El fanzine cumple tres años y están preparando el número 10 para diciembre. “Lo hago porque me motiva que la gente tenga ilusión en participar en cosas, que puedan tener visibilidad de alguna forma. Aunque sea un fanzine pequeño, para empezar está bien”, nos explicó Paula, que nos dijo que se da a conocer a través de las redes sociales, como Facebook, y apuntándose a todas las ferias que puede. “Lo recomiendo, es muy enriquecedor, no sólo porque le pones ilusión, te obligas a una fecha de entrega, conoces a mucha gente, salen nuevos proyectos con otras personas”, concluyó.
También preguntamos a la dibujante Irene Calvo, colaboradora de Dinamita Diminuta y autora de sus propios fanzines, como “Las raíces de los cuentos” en el que trata de reflejar la verdadera historia de los cuentos, fanzines pequeñitos a partir de un folio que se corta y se dobla como el mencionado “Todo esto era campo” o una serie sobre mujeres en la historia, como Ada Lovelace, la primera persona en escribir un lenguaje de programación, o Mary Shelley. “Recomiendo la autoedición y la participación en ferias, con lo que me obligo a ponerme fechas para terminar mis trabajos. Me doy a conocer a través de ferias de fanzines, y por las redes sociales como Instagram, es muy importante el boca a boca”, nos contó. Según Irene “hay muchas chicas haciendo cosas”, en especial en la autoedición. A nuestra petición de recomendaciones nos habló de Rébecca Dautremer y Conxita Herrero, “que es muy visceral”.
Al escuchar un estruendo de batería y guitarras a toda tralla nos acercamos a la sala donde había empezado el concierto de Sagrada Familia. La banda de punk madrileña, compuesta por José Luis Salcines en la voz, Jehf guitarra y voz, Carlos a la batería y Arturo al bajo, tienen un primer disco recientemente publicado con el sello Potencial Hardcore. Valeria fue componente de Sagrada Familia en sus inicios y mantiene una relación muy especial con ellos, así que no podían faltar en este sarao para dinamizar Radio Vallekas.
Y como colofón a esta crónica de una estupenda jornada, destacar una curiosa casualidad de esas que no pueden faltar cuando hablamos de radio, de creación y de música. Leyendo sobre Manolo Uvi y Commando 9mm, descubrí a Larsen, una banda punk de inicios de los 80. La historia de Larsen, destroyer y atrayente, me ha hecho buscar y leer en estos últimos meses todo lo que he podido de aquella banda compuesta por un grupo de adolescentes, cuyas grabaciones son hoy en día objeto de culto. Una foto vista en Twitter de José Luis Salcines identificado como Monje de Larsen me encendió la luz. El cantante de Sagrada Familia fue el primer vocalista que tuvo la banda, cuyo “histrionismo en sus actuaciones” le llevó a ser calificado como un “alucinado Jello Biafra peninsular”. No voy a insistir en una relación que el propio cantante califica como “compleja” pero el encuentro con Sagrada Familia ha sido una grata sorpresa.
Y hasta aquí una crónica personal de un animado evento que esperamos que repitan en breve la inquieta Valeria Surcis y toda la banda de Radio Vallekas. Allí estaremos.
Algunos de los tesoros que nos trajimos


Paula Salcés, de Dinamita Diminuta


Sagrada Familia




Juarma (por fin) en Madrid: “El dibujo pone orden en mi vida”



En cuanto nos enteramos de que Juarma venía a Madrid, tuvimos claro que no podíamos dejar pasar la visita a la capital del dibujante de Deifontes (Granada). Juarma, que no se prodiga en eventos y giras, no venía a Madrid desde hacía cinco años (y a saber cuándo habrá una próxima vez). Además su magnífica colaboración en un proyecto que nos traemos entre manos hacía aún más obligado acercarnos a saludarle.
La presencia de Juarma en Madrid se debía a la presentación de su nuevo tebeo ‘Romance Neanderthal’, editado por Ultrarradio, y definido por su autor como “sesenta y tantas páginas con chistes e historietas para pasar un buen rato y reírte un poco de este desastre de sociedad en la que vivimos”.
La cita era en la librería Molar (que mola desde el magnífico logotipo hasta la completa variedad de títulos que ofrece), en pleno barrio de La Latina. Así que allí nos plantamos, yo recién llegada de Ciudad Real con maleta y todo, a disfrutar de una presentación abarrotadísima y sumamente divertida e irreverente, como es Juarma.
El dibujante de Graná estuvo presentado por Davín de Ultrarradio y Edu Bravo, de la revista Mongolia, quien comenzó afirmando que conocía a Juarma por sus tebeos, que “son un ejemplo de libertad”. Destacó su estilo, “muy personal” y su libertad a la hora de contar cosas, lo que choca en estos tiempos de censura y Ley mordaza. Edu Bravo afirmó que su intención de escandalizar no va más allá de “contar lo que quiere como quiere”. Añadió que “la corrección política y paternalista viene desde quienes dañan a las minorías. Esconde en realidad represión”. “Nosotros no tenemos que tener corrección política porque somos los que sufrimos las injusticias”, concluyó.
“En mi corazón no entra cualquiera”
Juarma es incorrecto y deslenguado como sus viñetas. Nervioso y gesticulante, es además agradable y educado, como he podido comprobar en persona y por como resuelve todo tipo de comentarios impertinentes en las redes. Huyendo de mitificaciones y halagos, pero sin falsa modestia, no paró de soltar, como una metralleta, frases que son magníficos titulares. Juarma es en definitiva un chollo para un periodista.
“Nuestro ADN está modelado a base de injusticias”
Juarma no quiere dar con sus obras ninguna chapa, pero tampoco que se la den a él. Bajo unas viñetas salvajes y muy punk se esconden pensamientos muy profundos y verdades como puños, “reflejo del mundo donde vivimos, de las desigualdades que nos afectan a todos”.
“Ser pobre incita al odio”.
Sus dibujos están inspirados en lo que ve a su alrededor. “Son cosas de mi vida real. La responsabilidad en mi entorno en realidad no sirve para nada”, afirma. “El humor desahoga del sentimiento de rabia”, reconoce Juarma sobre su trabajo. “Hago viñetas sobre no futuro, la muerte y la droga. También sobre odio a la gente, aunque yo no odie a la gente”. Resumió ese “no future” tan punk como lo es él, con esta frase: “Haber hecho una carrera me avergüenza mucho, con perdón de quien tenga estudios”.
“El dibujo pone orden en mi vida”, reconoció, aunque “no es un trabajo”. “Me alegro de que haya gente a la que no le gusten mis dibujos, no lo hago para gustar a todo el mundo. Me gusta no gustar”. El remedio es bien sencillo: “Al que no le guste mi obra que no me lea. Al fin y al cabo no es más que un tebeo, lo que hago es inofensivo (aunque espero que no me lean los jueces)”. También tiene otra solución más expeditiva: su “te pago un Alsa” para solucionarlo cara a cara.
Reconoció que hay más gente que le sigue “de la que en realidad te esperas, aunque la mayoría de ellos estén callados”. Sus dibujos le han traído anécdotas graciosas, como recibir un libro de Fernando Savater dedicado en respuesta a una viñeta sobre él. O la reacción a una viñeta sobre un jugador de fútbol de Granada, que le supuso un reportaje y acabar en el palco del club. Sin embargo las experiencias no siempre son amables. Recordó su paso por El Jueves, “una experiencia amarga” y se lamentó de que al irse nadie afirmara eso de “Je suis Juarma”.
“Mi hígado tiene síndrome de Peter Pan”.
A la pregunta dirigida desde el público sobre su técnica, en especial la de su serie del Universo ("Universo eres un hijo de puta", "No tengo fe en las personas, la tengo en los asteroides" o "El Sistema Solar es demasiado pequeño para nosotros dos"), el dibujante explicó que pinta sobre papel, con rotulador, luego escanea y retoca con photoshop.
Sobre el uso de las redes sociales, Juarma está en Facebook y Twitter y de vez en cuando cierra sus perfiles y abre nuevas cuentas, empezando de cero. El dibujante desmitificó las redes por completo: “Las redes sociales son un juego. No son la vida real. Aunque tengas diez mil seguidores en Twitter te vas a tapar tú solo por la noche”. Explicó que las usa porque le suponen pedidos. “Internet me viene bien para darme a conocer: ¿quién me va a leer a mí en mi pueblo? En mi pueblo vas con un libro por la calle y te apedrean”, ironizó.
Otro de los logros de Juarma son sus títulos, muy inspirados. Sobre los dos tebeos que presentaba explicó que ‘Romance Neanderthal’, está basado en “el Romancero gitano de Lorca, el primitivismo y los monos tirando piedras”. ‘Carita de gitano con SIDA’ se lo debe a “un anónimo en el que me decían que tengo cara de gitano con SIDA, me encantó como título”.
Juarma habló de sus gustos. Sus dibujantes preferidos son José Tomás, Puño, Ibáñez. “Me gustan muchos fanzines”. Directo y sin casarse con nadie, a pesar de que hubiera varios ilustradores entre el público: “La mayoría de dibujantes españoles no me gustan nada. Prefiero darle dinero a un yonqui que a un dibujante español”. Reconoció que de fuera le gusta mucho Simon Hanselmann.
De momento Juarma sigue con sus dibujos, sus tebeos, su nueva web y sus redes sociales (aunque nuestros cerebros “anden desaparecidos desde el día en que abrimos cuenta en las redes”). Su tendencia va a ser los chistes de una viñeta, que es lo que más le atrae actualmente.
Una tarde divertidísima que compartimos con mi compañero Migüel Bastante y dos colegas de Twitter, Elena y Chema, a los que por fin pusimos cara y cuerpo real. Desde aquí, agradecer a Juarma su implicación en la parte gráfica de la maqueta de ‘Cierre x Impago’, la banda imaginada de mi novela ‘Sin pedir permiso’; para su edición hemos comenzado un crowdfunding del que ya hablaremos. Y animaros a comprar sus tebeos, auténticas obras de arte punk.
Juarma nos firma la portada de 'Cierre x Impago"

Muelle, el mítico grafitero de Madrid


Los años 80, los de mi infancia y adolescencia, fueron años dorados para mi ciudad, Madrid. La capital del reino dejaba atrás décadas de dictadura política y mugre cultural. “Los 80 son nuestros” rezaba una obra de teatro muy popular en aquellos años; “Madrid me mata” era el eslogan de la movida, aquel movimiento artístico y cultural que puso a Madrid en el mundo. O al menos eso creímos los madrileños. A España todo llegaba tarde, si llegaba. El rock era un invento del diablo, la estética moderna era de sucios, las pintadas en las paredes, vandalismo. No vamos a engañarnos, las cosas no han cambiado tanto. Seguimos llevando décadas de retraso; la cultura es vilipendiada y maltratada. Así es España.
Aquellos años 80 Madrid pasaba, o lo intentaba, del blanco y negro al technicolor. Lo hacía de la mano de pintores, escritores, músicos, fotógrafos, diseñadores y artistas. Y si hablamos de colores, un joven de barrio sería el encargado de dar otro aire a las paredes de mi ciudad. Juan Carlos Argüello. Muelle, su nombre de guerra. El primer grafitero de Madrid. Un mito olvidado por las instituciones pero adorado por toda una generación. Su estilo, talante, valentía y misterio le hizo inmortal entre sus conciudadanos.
La batalla de Muelle en las calles comenzó en 1984. Loco por la batería y el punk, armado de sprays y a lomos de su inseparable moto, comenzó a dejar su firma, castiza y personal, en muchos muros de Madrid. No se consideró grafitero sino “escritor” o “flechero”. Su inconfundible creación estaba subrayada por una espiral y acabada en flecha. Imitada hasta la saciedad por muchos otros, marcó la edad de oro del grafiti madrileño. Adorado, mitificado, se ganó el respeto de la calle.
Él mismo marcó sus reglas: no pintar en cualquier sitio, ni en el metro ni en propiedad privada. Disfrutó mucho tiempo del anonimato, pero pronto su firma le trascendió. La leyenda cuenta que una marca de colchones le ofreció millones por su firma. Muelle decidió que su identidad valía más que el dinero y lo rechazó. Patentó su creación y siguió a lo suyo, perfeccionando su obra, estando en todas partes. Los medios de comunicación acabaron por fijarse en él. Alcanzó la fama, pero al final llegó el hastío, consideró que su discurso estaba agotado. Muelle colgó los sprays y se centró en otros proyectos. Dos años después de dejar la calle, en 1995, moría de una grave enfermedad. Sólo tenía 29 años.
Sobrevive una firma de Muelle en Madrid. En el muro de un edificio en litigio en la céntrica calle Montera. Espera tapada con mallas a que la administración decida si la convierte en Bien de Interés Cultural. Ese sería su indulto. Estos años de desidia y olvido político se compensan de alguna forma con la noticia de que en breve Muelle tendrá una calle en su, nuestro, Madrid,
Inmortal Muelle, maestro de “escritores”, protagonista de las memorias de tantos chicos de barrio, símbolo de toda una época. Muelle, ilustrador de una épica marginal y suburbial. Iremos a rendirte pleitesía a esa calle tuya, que ya es nuestra. Larga vida a Muelle.
“En la calamidad, hijos míos, no hay flechas de dirección / obligatoria. Por eso existió Muelle. / Y este mundo de las corazas diminutas hechas de poliéster. El cielo-periferia / color jean, / las redondas gafitas / de cien mil leguas de los niños que no pueden dibujar barcos”. (Del poemario Skinny Cap, Martha Asunción Alonso)


La firma de Muelle en la calle Montera

#AhoraManuela Manuela Carmena es SuperPOP




*Actualización 13 de junio, Manuela Carmena ya es alcaldesa de Madrid.

24 de mayo. Vagón ramal Opera-Príncipe Pío
De Ana Curra
ACTUALIZACION 24 de mayo. Nunca he sido de líderes ni mesías. Mi ídolos sólo en el rock. Peeeeero SI SE PUEDE. En tuiitere: gerardo tecé @gerardotc: "Los perroflautas, en vez de protestar, que se presenten a las elecciones". Alguien, ahora arrepentido, durante el 15M.
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Me encantan las ilustraciones, me chiflan, como pueden ver si bucean un poco por este blog. Admiro el talento y la chispa. Por eso me encanta esa explosión POP alrededor de una política atípica, no sé si decir candidata a alcaldesa casi por obligación, la de regenerar esta doliente ciudad. Efectivamente llevamos varias semanas sorprendidos con las ilustraciones, dibujos, montajes, diseños gráficos en torno a la figura de Manuela Carmena. Cientos de ilustradores, artistas y aficionados están inundando la red con carteles para apoyar a la candidata de Ahora Podemos para la alcaldía de Madrid. Tras el alcalde Risitas Álvarez del Manzano, Ruiz Faraón-Gallardón y Ani Bottle (la dama de vidrio) Madrid está exhausto.
Amigos madrileños, voten en conciencia, voten en responsabilidad. Madrid se merece algo muchísimo mejor. El bipartidismo mata y el PP aniquila por donde pasa. Fumiguemos por fin a esta casPPa. Aires limpios para nuestro Madrid.
Aquí se pueden ver muchos más carteles en apoyo a Carmena. Chulada.
http://madridconmanuela.tumblr.com/


















Algunos diseños son del Movimiento de Liberación Gráfico de Madrid